En 1839 se revolucionó para siempre la manera de retratar al mundo. Ese año se presentó en Francia el daguerrotipo, el resultado de una década de experimentación por parte de los franceses Nicéphore Niepce y Louis-Jacques-Mandé Daguerre por lograr fijar de forma permanente las imágenes. Con esa experiencia nacía entonces la fotografía.

Fue una serie de aventureros extranjeros quienes introdujeron este “espejo de la memoria” en Bolivia. El investigador Daniel Buck señala que entre los primeros en hacerlo están los hermanos Charles y Jacob Ward, dos estadounidenses que entre 1845 y 1848 transportaron su pesado equipo de daguerrotipia a lomo de mula tomando fotos de La Paz, Oruro y Cochabamba. “Estos aventureros llegaron al país con el objeto de descubrir una nueva tipología humana, costumbres y vestimentas que estaban en las antípodas de sus países”, señala Fernando Suárez Saavedra en su obra Historia de la fotografía en Bolivia.

Ya desde entonces, la fotografía era pensada más que como un simple elemento decorativo, como un documento de análisis social. Según escribe el sociólogo Wálter Sánchez Canedo en Miradas. Ensayo sobre fotógrafos, fotografías y mentalidades en Bolivia, el uso de las imágenes como herramientas dentro de la antropología y la arqueología se inicia en el país a principios del siglo XX con la llegada de la misión Crequi-Montfort y Senegal, quienes traen sus propias cámaras para realizar estudios craneométricos en indígenas bolivianos. Para la  década de 1940, Arthur Posnansky incorpora la fotografía como herramienta de documentación y de investigación.

La fotografía, a lo largo del tiempo, ha ido convirtiéndose no sólo relevante en el ámbito de la producción artística, sino más bien vital para la documentación y registro. “La multidimensionalidad del documento fotográfico es tan relevante que interpela en los individuos que los observan para comenzar a indagar sobre el papel que juegan las ideas y la agencia emotiva de las personas, no sólo en las acciones de la vida cotidiana sino en la construcción de la historia social”, resalta  Sánchez Canedo.

De esta forma desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX, diferentes colecciones fotográficas han logrado guardar importantes registros que salvaguardan la memoria colectiva de regiones y ciudades de toda Bolivia. Estos reservorios, muchos de ellos convertidos hoy en archivos, silenciosamente y a lo largo del tiempo buscan ordenar, catalogar y conservar las importantes imágenes que atesoran.

Establecer los archivos y sistematizarlos no es tarea fácil. Talleres de conservación y catalogación: Roles fotográficos ha sido un esfuerzo que se realizó en octubre. Se llevó adelante gracias al trabajo coordinado del Centro Cultural de España en La Paz (CCELP), la Fundacion Flavio Machicado Viscarra (FFMV), el Espacio Simón I. Patiño y la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Esas instituciones apoyaron la iniciativa de promover la llegada a La Paz de dos docentes del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico de la Universidad Diego Portales, de Chile, para impartir módulos teóricos y prácticos alrededor de temáticas de documentación, catalogación y conservación de materiales fotográficos.

Del 21 al 25 de octubre en el aula taller de las instalaciones del Centro Cultural de España (CCELP) se logró impartir los módulos a un grupo de 19 participantes entre instituciones públicas, archivos privados, museos y estudiantes. El objetivo principal fue desarrollar conocimientos y herramientas para los diversos proyectos de archivos fotográficos consiguiendo crear canales de diálogo y aprendizaje, al mismo tiempo se abrieron espacios de debate para socializar las experiencias de preservación fotográfica en los archivos bolivianos.

Reliquias y joyas
Una de las potencialidades importantes de los archivos fotográficos es la de desarrollar y consolidar la identidad junto a la memoria social, política y cultural.

Bolivia tiene todavía muchas historias que contar, como una invitación a explorar los caminos de la imagen y la fotografía están estos repositorios, seguramente en el tintero faltan archivos que nombrar.

Entre los repositorios que tuvieron representación en este taller estuvo el Archivo Fotográfico de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde se produce, reúne y sistematiza para su consulta fotografías en distintos soportes, cuya temática está relacionada con actividades que tiene la Biblioteca. Su objetivo es reflejar el área social. Entre las colección de imágenes resalta el fondo de Leopoldo Yelincic que se tiene por una donación realizada por su esposa, Norah García. Trabajo como fotógrafo profesional en el Servicio de Información de Estados Unidos en Bolivia (USIS).

Otro participante notable es el Archivo Fotográfico Rodolfo Torrico Z. Fundación Cultural Torrico Zamudio. El cochabambino Rodolfo Torrico fue un caminante, viajero y fotógrafo que reprodujo con luz y sombra el más notorio referente gráfico de la historia nacional en la primera mitad del siglo XX. La Fundación que lleva su nombre ha publicado varios libros que retratan los pasos de El turista Torrico.

El proyecto Tuja nació con una ambiciosa meta: construir en la web el archivo digital más completo de fotografías sobre Bolivia. Objetivo que comienza a tomar forma en la página Facebook del Proyecto Tuja. Allí se pueden apreciar imágenes que dan cuenta de la primera pileta de agua potable de Santa Cruz (1924), el primer sindicato de trabajadoras del hogar de Bolivia (1937) o la publicidad de la boite (night club) paceña “Ciros” (1953). Cada imagen documenta la historia que cada una de ellas atesora. Una foto no tiene sentido en sí misma, sino en las lecturas que a partir de ella podemos hilvanar.

El fondo fotográfico de la Fundación Flavio Machicado Viscarra es otro repositorio importante porque contiene joyas fotográficas del siglo XIX y XX. En la actualidad se ha logrado inventariar más de 5.000 imágenes, que incluyen diversas colecciones de tarjetas de visita y postales fotográficas editadas, entre las que resaltan las 64 tarjetas postales Viajes en los gomales, editadas por Félix Ripeau (1905), La Suiza Sudamericana. Colección Th. Schenck (Circa.1920). También se pueden apreciar una serie de álbumes familiares que cuentan la vida cotidiana, viajes y retratos con las firmas de los más importantes fotógrafos de las ciudades de La Paz y Oruro, en Bolivia, y Arequipa, en Perú.

El Archivo La Paz custodia las imágenes del fondo del periódico Última Hora, las que se inventariaron y enumeraron con más de ciento diez mil piezas. La base de fotografías digitalizadas contiene temas sociales, desastres naturales, movimientos sociales, casos policiales y otros más. De igual manera se conserva un fondo importante de fotografías del siglo XIX.

En un momento en el que La Paz anhelaba, y con premura, albergar la mayor cantidad de negocios y establecimientos comerciales de primer nivel, en 1907 Luis Domingo Gismondi, avispado y veloz como un lince, aprovecha el contexto para abrir el estudio fotográfico con la confianza de poseer un currículum vitae envidiable. Nadie más había fotografiado a tantos personajes de cuna y procedencia diferente y sólo él se podía jactar de haber recorrido Bolivia de arriba para abajo.

El estudio Gismondi ha participado en la construcción de la historia boliviana contemporánea acompañando los eventos más importantes en un siglo. Los retratos de los presidentes, las actividades de Senado y de la Cámara de Diputados, el centenario de la independencia, la llegada del automóvil, la evolución de las modas y de las costumbres son algunos de los episodios que nos regalan en imágenes.

Otro de los archivos que envió sus representantes fue el estudio Fotos Cordero, instituido por don Julio Cordero Castillo (1879-1961), y que dieron continuidad a la tradición su hijo Julio Cordero Ordóñez (1906-1963) y su nieto Julio Cordero Benavídez (1938), quien aún ejerce la profesión. Las tres generaciones realizaron una labor importante retratando las imágenes de la vida cotidiana de sede de gobierno. El repositorio “Julio Cordero” de ser una colección privada pasó a formar parte de las colecciones patrimoniales que resguarda la Unidad de Museos Municipales del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. Las valiosas imágenes serán la base para la creación de un nuevo museo de fotografías para que la población pueda recuperar y apreciar la historia que permanece muda en cada una de las placas.

Y  no podía estar ausente el Espacio Simón I. Patiño porque es un referente cultural y de formación, que incentiva la creatividad, la investigación, el estudio y la aplicación de nuevas tecnologías, junto a la preservación del patrimonio y la memoria. Durante muchos años colabora a diversos proyectos fotográficos en exposiciones y publicaciones. En la gestión 2012 gestionó, junto al Centro Eclesial de Documentación del Convento Franciscano de Tarija, una exposición itinerante denominada “Al encuentro de los bolivianos”, conformada por una selección de 120 ampliaciones de fotografías de los Archivos Franciscanos Bolivianos, que relataron los viajes por el territorio boliviano del primer Internuncio, monseñor Rodolfo Caroli (Roma 1869 – La Paz, 1921).