Tan grande debía de ser el síndrome de abstinencia de Luis Múzquiz, historiador que por azar terminó trabajando como informático durante un cuarto de su vida, que se ha pasado la última década bajo una montaña de documentos para programar, por su cuenta, una herramienta que se postula como el Google Maps de la Historia. Aunque todavía goza de una visibilidad relativamente pequeña, con una media de 3.000 visitas al día, GeaCron, disponible de forma gratuita en siete idiomas, se ha convertido en el mayor atlas histórico de internet.

El español oriundo de Madrid ha concebido el sistema desde una estancia de su casa a la que ha bautizado como “el garaje español”. Desde esta habitación, armado de paciencia, ha tejido durante miles de horas de trabajo la historia del mundo desde el 3.000 a. d. C., relacionando los hechos más significativos con los mapas de todas las épocas.

“En internet hay mucha información histórica, pero la mayoría es de tipo documental. Si uno quisiera saber qué países había en un momento histórico concreto, o cómo evolucionó el mundo a partir de un acontecimiento; o quiénes gobernaban, incluso cuál es la historia de la tecnología en una época determinada, entonces empezamos a perdernos. Nuestro intento es el de integrar toda la información”, expone. El resultado de su trabajo es tan exhaustivo que parece un milagro que haya podido hacerlo solo. De hecho, se ha convertido en su única ocupación; e incluso ha lanzado una startup para gestionar una plataforma que, en lo que se refiere a su estructura y usabilidad, guarda algunas similitudes con las herramientas de Google. Por ejemplo, la posibilidad de generar links de momentos concretos para enviar por correo. “Y desde el punto de vista técnico, he usado Mercator, el sistema de proyección que también usan Google y Bing”, revela.

Múzquiz se encerró para estudiar y contrastar, durante años, todos los mapas (muchos contradictorios) que se pusieron a su alcance. “Había gran cantidad de información online, pero muchos tuve que comprarlos o escanearlos. Y cuando alcancé los 5.000 años recopilados en mapas, me dediqué a incluir todos los datos necesarios para que resultase coherente”.