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Imágenes emergentes

Logran captar esa realidad poco visible para los ojos comunes, pues tienen una alta sensibilidad que los alimenta a denunciar los avatares de la sociedad en esas crudas imágenes. Organizada por Fotosíntesis, que busca apoyar y difundir la producción fotográfica en Bolivia, principalmente entre los más jóvenes, hace algunos meses se convocó al primer concurso de Fotografía Emergente que, a decir de sus creadores, ha logrado resultados para atesorar en retina.

“Lo que más ha llamado la atención al jurado calificador es la sensibilidad con la que los fotógrafos lograron captar esa realidad a veces desapercibida para el común de la gente”, explica Juan Carlos Usnayo, del grupo organizador, en referencia a los trabajos realizados por Marcos Vidal Quispe, Raúl Valda y Sergio Ribero, ganadores del certamen en ese orden.

Reforzar a la fotografía como herramienta de comunicación, ése es el lema de Fotosíntesis. “Las series ganadoras tratan temas muy urbanos, y es a través de pequeños elementos que se brindan señales acerca de lo que está pasando en nuestra sociedad”, indica Osvaldo Calatayud, otro miembro de la institución organizadora.

Lo suyo es denunciar mediante secuencias fotográficas que narren una historia. “No basta con una foto, que puede ser casual. La sucesión marca un seguimiento, un estudio de determinada situación, una línea narrativa que se hace incluso de manera exhaustiva y que se constituye en un aporte muy fuerte sobre la gente marginada, por ejemplo”, dice Usnayo.

Ganadores

“Viver”, la serie ganadora, surge cuando Marcos Vidal Quispe, viviendo en Sao Paulo, Brasil, se percató que distintas plantas hacían una aparición en medio del concreto, venciendo así a las estructuras y materiales de la ciudad. “Fue entonces cuando decidí retratar aquello con la fotografía y al momento de la impresión, jugar con los materiales, por lo que elegí el papel seda como plataforma de expresión por su fragilidad, similar a la fragilidad de una hoja en el asfalto”, expresa el fotógrafo.

“Stray” es el nombre de la segunda obra ganadora que, en palabras de su autor, trata sobre la vida de aquellos “nómadas a tiempo completo o callejeros por turno. Con dueños, abandonados o en proceso de ser olvidados. O también simplemente salvajes nacidos y criados en las calles. Ellos son los miles de perros que viven en las calles de la ciudad de La Paz y El Alto de Bolivia”, describe Raúl Valda.

Sergio Ribero ocupó el tercer lugar en el concurso con su serie “Náufragos”. Sobre ella señala: “La serie pretende hacer una metáfora visual entre nuestra idea estética general de un náufrago, que sobrevive en una isla, y las personas que por distintas razones se han ido aislando de la sociedad y sobreviven en la dura ciudad”.

Son imágenes que apuntan a lo lejos. Una mirada profunda en eso que conmueve y generalmente no se ve.