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Llajua, salsa picante con sazón alteña

La Primera Feria de la Llajua de El Alto se llevó a cabo a inicios de octubre en las afueras del teleférico Amarillo, en Ciudad Satélite.

/ 14 de noviembre de 2016 / 16:01

Cuando Pollos Copacabana había decidido prescindir de la tradicional llajua en su oferta gastronómica, para reemplazarla por una especie de salsa picante pasteurizada, usuarios de las redes sociales manifestaron, casi de inmediato, su disconformidad e iniciaron una movilización virtual para defender el color, sabor y aroma del aditamento andino. Como si se tratara de un asunto de vida o muerte, incluso se planteó la creación de un comité de defensa y la recolección de firmas para su reposición. Finalmente, después de unas semanas, venció el paladar de los comensales, pues la empresa repuso el típico picante que acompaña las comidas de la mayoría de los bolivianos.

Y es que en el platillo tradicional o, incluso, gourmet, no puede faltar el condimento hecho con locoto (acompañado por tomate, quirquiña, huacataya) o ají (con pedazos de cebolla o huevo). De acuerdo con un diagnóstico elaborado por el Gobierno Autónomo Municipal de El Alto (GAMEA), por cada 10 alteños siete consumen llajua, así que ese dato fue suficiente para que la municipalidad tome por un día las afueras del teleférico Amarillo en Ciudad Satélite y organice la Primera Feria de la Llajua.

Foto: José Lavayén, La Razón

En el centro de la plaza de comidas improvisada, una mesa cubierta con aguayo se diferencia de las otras porque es hacia donde van todos los visitantes que han comprado o están a punto de adquirir alguna de las alternativas culinarias en las casetas armadas por el GAMEA. Choripán, ají de fideo, trucha criolla, chunchula y chairo acompañan en la jornada de sábado a los tres tipos de llajua que se ofrece al público, que aguardan servidas en ollas o platos de barro.

Victoria Miranda se ha sentado de manera estratégica cerca de la salsa picante mientras disfruta de una trucha criolla, pues le agrada mucho la preparación hecha en batán y con moroqo (piedra esférica que sirve para triturar las especias). Diego del Carpio, responsable de Promoción Turística del GAMEA, cuenta que la llajua era consumida en los señoríos aymaras y también por los incas.

Gabriel Vargas, facilitador de escuelas Manq’a —que ofrece a la población chunchula bien cocida y sin grasa, acompañada de papas y ensalada—, asegura que la gente vivía más tiempo porque consumía ají. Sobre el tema, una investigación de la Academia de Ciencias Médicas de China, publicada en bbc.com, afirma que los individuos que consumen picante en sus comidas una o dos veces a la semana tenían una tasa de mortandad 10% menor a aquellos que consumían picante menos de una vez a la semana.

En cuanto a los beneficios del locoto, se trata de un desintoxicante con vitamina C en mayor cantidad que las frutas cítricas, es además fuente importante de fósforo y potasio. Al momento de comer, poco importan estas características, sino que lo primordial es el sabor que aporta a la comida, ya sea en un choripán, un ají de fideo o una chunchula. Más que por la preparación, Alberto Rodríguez está embelesado por los batanes que son expuestos en la feria. “Desde siempre me gusta la llajua, la jallpa wayk’a o la llajuita tradicional con tomate”, dice y confiesa que le llama la atención la piedra con forma de cerdo que sirve para moler.

Los tres batanes que están delante del escenario se encuentran listos para recibir a gente que asegure preparar una buena llajua. Mezclada entre el público que está delante de ellos, doña Elvira Copa mirá atenta la competencia, pues afirma que esta salsa picante sabe mejor cuando se la muele en piedra, “porque en licuadora no tiene sabor y se hace espuma”.

Foto: José Lavayén, La Razón

En cuanto pican los locotos y pelan los tomates, de inmediato utilizan el moroqo para moler en el batán la preparación, a la que añaden huacataya, quirquiña y un poco de sal. La mayoría alienta a los concursantes; en cambio, otros, de la tercera edad, son severos críticos de la mezcla de cada ingrediente. “Es una llajua muy rica, muy bien unida y tiene un sabor peculiar; no está salada, ni dulce ni picante; la quirquiña y la huacataya están bien molidas”, dice el jurado sobre la llajua ganadora, elaborada por Pablo Patzi.

Esta salsa picante tiene el suficiente poder para trascender desde los señoríos aymaras hasta nuestros tiempos, y también es capaz de vencer con su aroma y sabor a cualquier intento por reemplazarla.

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45 años de canciones con el Papirri

El destacado músico boliviano, Manuel Monroy Chazarreta celebra un año más de hacer arte que celebra la vida y al país.

/ 12 de octubre de 2024 / 23:36

El destacado músico y compositor boliviano Manuel Monroy Chazarreta, más conocido como «El Papirri», celebrará sus 45 años de trayectoria musical con dos conciertos especiales en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, de La Paz, los días 17 y 18 de octubre. Estos eventos marcan el cierre de una gira celebratoria que ha recorrido seis capitales departamentales de Bolivia.

«Este año 2024 cumplo 45 años como compositor de canciones y músicas», comparte Monroy Chazarreta con entusiasmo. «Como guitarrista son más, son 57 años tocando el instrumento». Esta extensa carrera musical comenzó cuando tenía apenas 7 años, estudiando guitarra clásica con su madre, la concertista argentina Anita Chazarreta.

El Papirri ha llevado su música por toda Bolivia y el mundo, con presentaciones en países como Japón, Suiza, Alemania, Brasil, Argentina, Cuba, México, Ecuador, Chile y Uruguay. Su versatilidad como compositor y guitarrista le ha permitido destacar en diversos géneros musicales, desde el folklore hasta la música popular boliviana contemporánea.

45 años de arte

Los conciertos en La Paz prometen ser una experiencia única para los seguidores de El Papirri. «Estos conciertos del jueves y viernes son algo diferentes», explica el artista. «Por recomendación médica no debo saltar, bailar ni agitarme demasiado, tengo cal en las cañerías del corazón, resabios espesos de tanto fricase en la Pando, chairo en el cementerio, chorizos frescos en las Velas».

Para compensar estas limitaciones, Monroy Chazarreta ha preparado un espectáculo especial que contará con la participación de destacados artistas invitados. «Por eso grandes voces interpretarán mis canciones», anuncia. Entre los invitados se encuentran el tenor Mauricio Clavijo, las cantantes Tere Morales y Andrea Camacho, y David Portillo. Estos talentosos vocalistas interpretarán clásicos de El Papirri como «Ingratitud», «Alasita», «Ch’enko Total», «Historia de Maribel» y «Pepino Pandillero».

La banda que acompañará a El Papirri en estos conciertos está conformada por músicos de la nueva generación. «Mi banda 2024 está conformada por Mauricio Segalez, multi instrumentista de la ciudad de El Alto, Mauricio Cardona, baterista virtuoso, Kichu Jimenez en las zampoñas, siempre de buen carácter, y el director musical de la banda, el eximio pianista Luis García», detalla el compositor. «Todos tienen 34 años, son la novísima generación».

Músicos

Además de estas jóvenes promesas, el escenario también contará con la presencia de músicos de larga trayectoria que han acompañado a El Papirri a lo largo de su carrera. «Mis dos bajistas, Bladi Morales -que se inició conmigo- y Raúl Flores darán a luz con sus talentos. Tuve 3 bateristas en estos 45 años, 2 de ellos estarán en escena, mi amigo Vico Guzmán y desde Cochabamba llegará Mauri Cardona», comparte el artista.

El repertorio de los conciertos promete ser un recorrido por lo mejor de la carrera de El Papirri, incluyendo colaboraciones especiales. «Los grupos Norte Potosí, Sobrevigencia y Los Bolitas le darán fuerza y brillo a canciones como ‘Bien le cascaremos’, ‘El Rosendo’, ‘La Guacataya'», adelanta.

A pesar de las limitaciones físicas que enfrenta actualmente, Monroy Chazarreta aclara que estos conciertos no son una despedida. «No me estoy despidiendo. Solo voy a hacer una pausa al escenario y ocuparme de temas de salud siempre postergados», asegura. Esta pausa le permitirá enfocarse en su bienestar personal sin abandonar completamente su pasión por la música.

El Papirri no solo es conocido por su faceta musical, sino también por su labor como gestor cultural y escritor. Recientemente presentó su nuevo libro «Subibaja, crónicas del Papirri volumen 4» en la Feria Internacional del Libro de La Paz. Este volumen recopila sus crónicas escritas entre 2018 y 2023 publicadas en La Razón. «Libro difícil de salir, dos editoriales privadas se animaron y luego se desanimaron», confiesa el autor, revelando las dificultades que enfrentó para publicar esta obra.

45 años

La trayectoria de Manuel Monroy Chazarreta es impresionante y diversa. Además de su carrera musical, ha sido docente en instituciones como la Universidad Pública de El Alto, el Conservatorio Nacional de Música de Bolivia y la Universidad Mayor de San Andrés. También ha desempeñado cargos importantes en el ámbito cultural, como consejero de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y director de Cultura del Gobierno Municipal de La Paz.

Su labor diplomática también merece mención. Manuel Monroy Chazarreta fue designado en julio de 2009 por el entonces presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, como Consejero de la Embajada de Bolivia en Ecuador siendo ascendido por sus logros de gestión el 2015 como Ministro Consejero, cargo que desempeñó hasta octubre de 2016.

A lo largo de su carrera, El Papirri ha recibido numerosos reconocimientos, entre los que destaca la Condecoración Escudo de Armas en el Grado de Servicios Especiales, el mayor reconocimiento del Gobierno Municipal de la Ciudad de La Paz, entregado en 2017. También ha sido reconocido por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia «por sus aportes creativos a la música popular boliviana».

Celebración

Los conciertos del 17 y 18 de octubre en el Teatro Municipal de La Paz prometen ser una celebración de la rica carrera musical de El Papirri y una oportunidad única para que sus seguidores disfruten de sus canciones interpretadas por talentosos artistas. «Los esperamos, precisamos de su apoyo, no fallen, son conciertos únicos», invita Monroy Chazarreta.

Estos eventos no solo marcan un hito en la carrera de El Papirri, sino que también son un testimonio de la vitalidad y diversidad de la música boliviana contemporánea. Con 45 años de trayectoria, Manuel Monroy Chazarreta ha dejado una huella indeleble en la cultura de su país, fusionando tradición e innovación en sus composiciones y contribuyendo al desarrollo de la escena musical boliviana.

Mientras El Papirri se prepara para subir al escenario del Teatro Municipal, sus palabras resuenan con gratitud y expectativa: «Hoy estoy feliz por llegar a La Paz, mi ciudad, y verla hermosa, con el Tata Illimani en brillo de acero y con un cielo de privilegio». Esta celebración de 45 años de música promete ser un evento inolvidable para los amantes de la música boliviana y un merecido homenaje a uno de sus más queridos exponentes.

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Joker: Folie à Deux

El crítico de cine, Pedro Susz, escribe sobre la película que une en la pantalla a Joaquin Phoenix y Lady Gaga.

/ 12 de octubre de 2024 / 23:17

Dos fueron, al parecer, las motivaciones que confluyeron en el impulso a encarar la producción de la secuela focalizada sobre el personaje conocido en estas latitudes como Guasón. De una parte, el apetito de la productora DC Studios y la distribuidora Warner Bros., soñando con reeditar el imprevisto campanazo taquillero de 2019, traducido en una recaudación superior a los mil millones de dólares, de la primera película en la cual el mayor antagonista de Batman asumía el rol protagónico. Y de la otra, el deseo del director Todd Phillips, no obstante haber circulado algunos rumores que aludían a su presunta reticencia a dirigir la rehechura, de ensayar una suerte de vergonzante autocrítica debido a la apropiación, por no decir manipulación, por la ultraderecha norteamericana y muchos otros lugares, de las connotaciones aparejadas a los revoltosos excesos de ese, en cierta medida, patético criminal mimetizado como payaso.

Hayan sido, o no, ciertos los reparos de Phillips, finalmente accedió a poner manos a la obra, aun cuando el resultado, juzgó de manera benevolente parte de la crítica, parecería haber sido hecho con una displicencia absoluta, vista asimismo por incontables recensiones como evidencia de la torpeza absoluta del director para armar un relato mínimamente digerible.

La película arranca con una atrayente secuencia animada, obra del francés Sylvain Chomet, que repasa la trama de la anterior «Joker» y anticipa lo que seguirá algunos años más tarde cuando Arthur Fleck, otrora, en Ciudad Gótica, archienemigo de Batman, permanece internado en Arkham, cárcel/hospital para enfermos mentales, aguardando ser juzgado por cinco homicidios perpetrados con anterioridad, incluyendo el de un burlón presentador televisivo al que asesinó en vivo y directo.

Historia

En realidad, fueron seis los crímenes, pues Fleck asfixió asimismo a su propia madre, pero ello no alcanzó a ser develado por la justicia que deberá decidir si aquel sufre de un desequilibrio mental a causa del cual le resulta inalcanzable discernir entre el bien y el mal, o si en realidad la de Joker es una personalidad fingida, a modo de coartada para encubrir sus fechorías. En el mismo sanatorio se encuentra bajo tratamiento la ex psiquiatra Harley Quinn. Cuando ambos se conocen, nace un alocado romance. A los respectivos trastornos psicóticos compartidos, o «locura de a dos», remite justamente el título original del film: «Joker: Folie à Deux».

No bien baja el telón sobre el prometedor corto animado para dar paso a la historia en sí, las expectativas se diluyen muy pronto a consecuencia de los incontables tropiezos de este obeso despropósito ayuno de emoción y sobrecargado de nihilismo.

Agobiado por la soledad y reducido a un ser esquelético (de hecho, Phoenix debió rebajar más de 25 kilos de peso) debido a las pastillas que le son suministradas para bloquear algún arranque psicótico, merced a su buen comportamiento y a la paciencia con la cual soporta los malos tratos de los guardianes de la prisión, excepto un tal Jackie Sullivan, con el cual mantiene una cuasi relación de amistad, se le da la oportunidad de participar en un curso de musicoterapia, donde entabla la mencionada relación, cada vez más íntima con Lee Quinzel, conocida en el ambiente del espectáculo como Harley Quinn. Esta le confiesa haber visto varias veces su película y sentirse prendada por su forma de actuar.

Fuentes

Si el Joker original copiaba sin disimulo partes de las películas de Martin Scorsese, en particular de «Taxi Driver», tal giro anecdótico en la historia es el pretexto argumental para hacer de «Joker 2» un plagio, desorejado por cierto, de las, en las décadas de los 30′ y 40′, exitosas películas musicales de Hollywood. Y es asimismo la excusa para haber incluido a Lady Gaga en el elenco, si bien en buenas cuentas su presencia acaba malversada puesto que, pese a tener un rol protagónico, sus prolongadas ausencias a lo largo de la trama lo reducen, desde el punto de vista dramático, a un lugar secundario.

Las muy (demasiado) abundantes secuencias del dúo alternan, de a ratos, con las del juicio. Maryanee Stewart, abogada defensora de Arthur, está persuadida de que la mejor estrategia legal para eludir una posible sentencia, podría incluso, dada la gravedad de los cargos, ser a muerte, pasa por argüir que el acusado, debido a los presuntos abusos sufridos en su infancia, es víctima de una insana personalidad, siendo por ende inimputable. En la vereda del frente, el almidonado fiscal acusador Harvey Dent, representante del establishment, insiste en afirmar que Arthur no es un demente, ni tampoco es un tipo común que perdió los estribos al confrontar la hipocresía del entorno social, como sostienen los innumerables fans de aquel, sino un vulgar asesino que no amerita cosa distinta sino ser achicharrado en la silla eléctrica.

Joker

Como las audiencias del proceso, siendo el acusado una celebridad, se transmiten en directo por la televisión, convirtiéndolo en un circo mediático, en las afueras del juzgado hordas de sus fanáticos admiradores hacen saber a gritos su respaldo, sintiéndose plenamente identificados con su arremetida contra el poder. Y los alaridos alcanzan picos máximos cuando finalmente Arthur renuncia a ser representado por la jurisconsulta para asumir su propia defensa acudiendo al tribunal vestido y maquillado como Joker.

No obstante sus dudas y la opción inicial para apelar a su otro yo, el violento ajusticiamiento de otro joven interno en Arkham, a manos de su seudo amigo el policía Jackie, mueve a Arthur a cambiar de estrategia. Pero en el momento cuando se encuentra a punto de confesar sus culpas y pedir ayuda para enfrentar su psicopatía, la explosión de un coche bomba demuele el juzgado y se ve al fiscal con media cara desfigurada en medio de las víctimas del atentado, alusión confusa, como casi todo en la película, a Dos Caras, el antagonista de Batman.

Por su parte, Arthur es rescatado por sus seguidores, pero al encontrarse con Quinn, esta le dice estar enamorada de Joker, y, pese a estar embarazada, no albergar ningún sentimiento hacia él. Otra vez internado en Arkham confronta otras vicisitudes que no es bueno develar. Sin embargo, a diferencia de las ya típicas escenas post créditos, esas finales secuencias dan la impresión de ser el recurso activado por el director para anticipar la pronta llegada de «Joker 3».

Crítica

Narrativamente, «Joker 2» es, adelanté, una desabrida, repetitiva, tediosa y plana copia de los viejos musicales hollywoodenses que se prolonga durante dos horas y veinte minutos, insertando de tanto en tanto, con igual falta de inspiración creativa, toques de humor, romance y thriller policial que el de por sí deslavado guion, cometido por el propio director Phillips, quien, anotado sea de paso, ya cuenta en su filmografía con muchos bodrios, aunque ninguno posiblemente se iguale en desprolijidad a este, acumula mecánicamente sin lograr articular jamás un relato enrumbado hacia alguna parte.

La puesta en imagen es igualmente mediocre, anodina. Los diálogos carecen de sustancia y, para peor, se dicen en un tono y ritmo que tan solo ayudan a subrayar su absoluta vacuidad. Los flashbacks, así como los cameos dedicados a una trabajadora social, a un personaje de escasa estatura y a una atolondrada aspirante a pareja son meros insertos caprichosos para sumar minutos superfluos al metraje. Y si bien la banda sonora no deja de ser atractiva, especialmente para quienes añoran la música de otros tiempos, era materia suficiente para un disco mas no para una película.

Actuaciones

El protagonista Joaquin Phoenix, quien obtuvo un Oscar por su personificación de Joker en la versión de 2019, ofrece en la oportunidad una actuación errática y desganada, cual si él tampoco consiguiera en algún momento encontrarle sentido a la trama y a su propio papel. Lo único que resulta claro es que canta muy mal, aunque ello pudiera ser perdonable en quien aparece metido en el musical por algún indescifrable desvarío del guionista/director. Y Lady Gaga, en su caso se vio obligada a simular ser igualmente desorejada, tan solo pareciera encajar en el reparto por una estrategia de marketing, apuntada a sumar algunos miles de billetes verdes al recuento de ingresos del film.

No obstante, a los productores el tiro les ha salido por la culata. Si el primer «Joker» costó 60 millones de dólares habiendo recaudado, ya recordé, más de mil millones de la misma moneda, «Joker 2» demandó un gasto de 200 millones, es decir cuatro veces más, y viene siendo un verdadero, merecido, por cierto, desastre en la taquilla ya que en su primer fin de semana en cartelera ingresó 38 millones, menos del 50% de lo facturado, en el mismo lapso de tiempo por el capítulo anterior. Así pues, la primera de las dos motivaciones mencionadas al comenzar, que promovieron la resurrección fílmica de Joker, resultó fallida.

¿Y cómo le va a Todd Phillips en su presunto empeño autocrítico de abjurar de las lecturas políticas que alimentó «Joker»? Tampoco sale mejor parado.

Joker en la cultura pop

Cabe recordar que el Joker se convirtió en un masivo ícono de los irritados sectores de la clase media, sobre todo los varones blancos, que, considerándose socialmente discriminados, acusaban al statu quo de haber privilegiado a las mujeres y a los inmigrantes restándoles de tal suerte la oportunidad de ascender en la pirámide social. Y el malestar de esos grupos, mayormente de jóvenes, se ahondó cuando comenzó a circular la versión de que sería prohibida la venta de armas de fuego, por lo cual, a guisa de mostrar su disconformidad, se multiplicaron los casos de matanzas en unidades educativas, supermercados, salones de eventos, salas de concierto, etc.

Horrores justificados por la ultraderecha que mostraba a sus autores como víctimas de un sistema presuntamente «demasiado democrático». La sorprendente entronización, voto mediante, de Trump en el cargo de presidente norteamericano se explica justamente por la expansión de un auditorio que se sentía afín a su airada retórica de rechazo al orden establecido y en favor de un régimen contra la inmigración, la ideología de género (denominación peyorativa del feminismo), las demandas de los grupos LGBTI, la señalada prohibición de portar armas de fuego, las alertas contra el calentamiento global y el cambio climático.

No obstante la vaguedad política de «Joker 2», endosable ya sea a la flaca competencia del realizador o a un deliberado esquivo a enfrentarse con los agresivos militantes de la ultraderecha, cada vez más persuadidos de ser víctimas de una hombría aria que siente ver resquebrajarse sus ínfulas supremacistas, perfectamente sintetizada, con nítido acento imperial, en la consigna trumpista «make America great again» (Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande). Sentimiento simbolizado asimismo en ese errático villano, adorado por las masas, cuya flacidez en la película deja en agua de borrajas tal presunto afán esclarecedor.

En suma: ni fu ni fa, o, mejor, abstenerse.

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Las mujeres jóvenes enfrentan nuevos desafíos en Bolivia

La inclusión de las mujeres en el mundo digital y en el ámbito laboral generan retos inéditos para las nuevas generaciones que deben lidiar con otras formas de violencia.

/ 12 de octubre de 2024 / 23:02

Las mujeres jóvenes en Bolivia enfrentan nuevos desafíos en la era digital, según Georgia Rothe, coordinadora de Género, Diversidad, Equidad e Inclusión de la Fundación Pro Mujer. En una entrevista exclusiva con La Razón, Rothe destaca cómo la tecnología ha transformado el panorama de la igualdad de género, generando tanto oportunidades como nuevas formas de discriminación.

«Ahora, la violencia de género sucede en el espacio digital», advierte Rothe. «Participamos más en la tecnología, usamos internet y redes sociales, lo que expone a las mujeres a nuevas formas de violencia digital. Estas formas de violencia suelen quedar impunes, ya que es más difícil identificar a los culpables en comparación con la violencia doméstica».

Esta violencia digital se suma a los problemas tradicionales que aún persisten en Bolivia. Rothe señala que «la violencia en espacios públicos, como no poder caminar solas de noche, sigue siendo una realidad cotidiana». Además, el acoso sexual en el trabajo «es un problema vigente».

La situación en Bolivia refleja una problemática más amplia en toda Latinoamérica. Rothe explica que «en la región, hay una creciente conciencia social y las mujeres han estado exigiendo sus derechos. Su reclamo es simple: tener una vida digna y participar en condiciones de igualdad».

Datos

Sin embargo, los datos muestran una realidad alarmante. Según Rothe, «la feminización de la pobreza alcanza el 118%, según la CEPAL. Bolivia tiene uno de los índices más altos de violencia contra las mujeres en Latinoamérica». En el ámbito laboral, la situación no mejora: «el 80% de las trabajadoras en Bolivia están en la informalidad, sin derechos, en malas condiciones y sin ganar lo mismo que los hombres. De hecho, es la tasa de informalidad laboral más alta de América Latina».

Frente a estos desafíos, Pro Mujer desarrolla programas innovadores para empoderar a las mujeres. Con más de 34 años de experiencia, Pro Mujer ofrece una amplia gama de servicios. «Trabajamos para que las mujeres logren igualdad de condiciones y mejoren su calidad de vida, desde una perspectiva integral», explica Rothe.

Esta perspectiva integral incluye servicios financieros, educación financiera, salud y bienestar, además de programas para el desarrollo de habilidades. En 2023, Pro Mujer «desarrolló habilidades financieras para más de 84 mil mujeres, ofreció servicios financieros a más de 119 mil mujeres y brindó más de 160 mil servicios de salud» en Bolivia.

Planificación

Un aspecto innovador de Pro Mujer es su enfoque en la planificación familiar y los derechos reproductivos. «Llamamos a esto el derecho a la planificación familiar. Las mujeres deben tener derecho a decidir sobre sus proyectos de vida», señala Rothe. Este enfoque se alinea con la tendencia en el último censo boliviano, que muestra una disminución en la tasa de natalidad, en parte gracias al mayor control de las mujeres sobre sus decisiones reproductivas.

Pro Mujer ha ampliado su alcance más allá de Bolivia, operando en Argentina, México, Málaga y Nicaragua, y con proyectos que han impactado en 21 países de la región. La organización ha creado un laboratorio de conocimiento de género para compartir su experiencia y ayudar a otras empresas y organizaciones a implementar políticas de igualdad de género.

«Si una empresa, institución u organización está interesada en la igualdad de género pero no sabe cómo empezar, una buena opción es aliarse con Pro Mujer y nuestro laboratorio de conocimiento de género», invita Rothe.

«El 71% de las mujeres beneficiadas con nuestro esfuerzo afirman que su calidad de vida ha mejorado gracias a Pro Mujer», destaca Rothe.

Mujeres

Sin embargo, Rothe expresa su preocupación por el futuro de la igualdad de género. «Un temor que tengo es que la igualdad de género se vuelva una moda pasajera», advierte. Llama a mantener el compromiso a largo plazo y a seguir invirtiendo en estos temas.

En este contexto, es importante recordar el significado del Día de la Mujer Boliviana, celebrado el 11 de octubre en honor a Paz Adela Rafaela Zamudio Ribero. Escritora, maestra, poetisa y defensora de los derechos de las mujeres, Zamudio es recordada por su lucha intransigente. Fue la expresidenta Lidia Gueiler Tejada quien, en 1980, instituyó este día mediante un Decreto Supremo.

Zamudio abrió caminos para que más mujeres participaran activamente en la sociedad. Su legado continúa inspirando la lucha por la igualdad de género en Bolivia.

Actualmente, la Constitución Política del Estado reconoce los derechos sociales, económicos y políticos de las mujeres. Se han aprobado leyes importantes como el derecho a la lactancia materna, el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) y la inamovilidad laboral para madres.

En el ámbito político, la representación femenina ha crecido. La presencia de mujeres en la Asamblea Legislativa Plurinacional llegó al 46,9% en la Cámara de Diputados y al 55,5% en la de Senadores, luego de las últimas elecciones nacionales de 2020.

Sin embargo, como subraya Rothe, a pesar de estos avances, persisten desigualdades en áreas como la salud, la educación y el trabajo. Las mujeres y niñas indígenas son especialmente vulnerables a estas desigualdades.

Mientras se conmemora el Día de la Mujer Boliviana y se reconocen los avances logrados, la entrevista con Georgia Rothe destaca la importancia de seguir trabajando por la igualdad de género. Desafíos emergentes como la violencia digital y la desigualdad económica requieren un compromiso sostenido de todos los sectores para garantizar un futuro más equitativo para las mujeres en Bolivia y en toda Latinoamérica.

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La novela total de Mircea Cărtărescu, revisitando Solenoide

El autor reflexiona sobre el arte de novelar, a partir de la genial obra del rumano Mircea Cărtărescu.

Romanian poet and novelist Mircea Cartarescu gives a lecture of his book "Solenoid" during an event in Berlin on October 11, 2019.,Image: 478298457, License: Rights-managed, Restrictions: , Model Release: no

/ 12 de octubre de 2024 / 22:46

El amor por un libro, una novela, se puede ratificar de muchas maneras. La mejor de ellas es afrontar su relectura de manera constante. La otra es profesar su fe a todos los cercanos. Quizá al final tenga que ver con el efecto de retroalimentación que no es otra cosa que imaginar la propia vida a la luz de esa historia. Sus palabras no son sólo palabras que conforman un sentido; son, ante todo, el único motivo por el que hemos llegado a este punto de nuestras vidas en el que un libro parece ser más importante que todo lo que nos rodea. Y su lectura nos implica de tal modo que rastreamos en el libro todas las referencias, signos, señales y mitos de origen que el autor ha vertido en él para complejizar una historia de por sí compleja.

Entonces lo que tenemos es, por un lado, la posibilidad maravillosa de encontrar el mito del libro inagotable. Aquel fantástico objeto que tras cada lectura siempre entrega algo nuevo. Como El Quijote, como Pynchon, como las mejores historias de J. D. Salinger y como el sentido de una prosa que se presenta pausada porque lo que tiene que mostrar es importante.

Pero luego la importancia deja camino a las referencias que la imaginación llevó al cine a través de paradojas y circunstancias que difícilmente podríamos vivir. Así nos acercamos a las películas de Christopher Nolan, o todas las biopics que tratan de científicos, avances nucleares y sobre las vidas atormentadas de pintores que vieron el mundo de forma distorsionada.

Y si la vida es buena, todas las referencias no se agotan porque el libro que sostenemos es un gran vértice que nos lleva en principio a Borges y su mitología autorreferente. Luego atravesamos parte del realismo mágico, pero con un fraseo absolutamente realista, producto del lento proceso de un diario que, como los de Kafka, sirve tanto para interrogarse como para imaginar soluciones a los problemas por los que atraviesa la identidad. Y eso de lejos nos presenta una luz diáfana que podría llamarse Kundera. Aunque no sin todo el arte de la violencia solapada de las canciones pop que van desde Bob Dylan hasta los éxitos grasosos de la radio.

Así que, en cierto modo, cuando leemos no estamos solamente leyendo el libro que sostenemos en las manos: leemos a través de esas páginas la historia de la literatura, una historia que no entiende de fronteras ni lenguajes, porque todo habla del ser humano en mayúsculas y cuando eso sucede, todas las traducciones son posibles.

Por eso «Solenoide» de Mircea Cărtărescu es una novela total, y quizá por ello no sea difícil comprender por qué el autor reconoce que Bucarest es la ciudad más triste del mundo y Rumania, un país sudamericano perdido en Europa. Nuestro Mircea Cărtărescu es un escritor que de lejos parece que ha vivido cien vidas porque lo ha leído todo, y todo lo asimiló al interior de una máquina centrifugadora que restó el bagazo y nos dejó la proteína. Con ello lo que se desea expresar es lo siguiente: todo gran escritor empieza como un imitador, pero al final pasa a ser un simple ladrón que roba todo lo mejor de la estética literaria a los referentes más importantes de todas las tradiciones de lo escrito en materia de ficción.

Así «Solenoide» no es tanto una novela imposible de imaginar por quien ha sido tímido a la hora de afrontar la literatura como una forma de vida, sino que ante todo se levanta como un manifiesto sobre las virtudes de la prosa como herramienta de indagación del mundo interno de cada uno de nosotros, pero que al mismo tiempo es una sonda espacial que recoge todos los latidos del mundo externo. Una novela nos informa del mundo, sin dejar de susurrarnos aquello que sabíamos, pero que por azares de violencia y economía olvidamos en nuestro crecimiento.

Cărtărescu podría parecer un impostor porque lo suyo de lejos no parece tan difícil de realizar, pero es sólo cuando nos acercamos al libro para desmenuzarlo que nos damos cuenta de que su arquitectura es compleja y para nada casual. El libro es lo que debía ser. Desde el principio todo está dispuesto para que el límite sea roto por todos los flancos.

Quiera el cielo y la fortuna que «Solenoide» viva muchas vidas, encontrando a muchos más lectores de los que hasta el momento ya encontró. Porque de alguna manera precipitada el libro es ahora independiente del autor. Tiene una vida que corre paralela a la de Mircea Cărtărescu, que ha escrito desde poesía, cuento y novelas para el gusto de todos los tipos de personas que caminamos sobre la faz de la tierra en pleno resplandor de la modernidad.

Y, sin embargo, no decimos de qué trata «Solenoide» porque su tema es lo de menos, porque son muchos los temas congregados. Está, por supuesto, el diario de un escritor desilusionado y en cierto modo nihilista; que a pesar de ello da clases a unos muchachos que no desean más futuro que el que pueden sostener con la palma de una mano. Pero está el amor, la desilusión y luego la ciudad que se presenta como un personaje más, pero es un personaje brumoso y distante, aunque reconocemos su palpitar casi en cada página.

Luego el amor sexual y el amor romántico por una mujer que después de ser inalcanzable dará nombre a los hijos. Y está también la propia escritura que se hace desde la vida porque aquella que sucede sobre el papel está anulada desde el inicio. El narrador del libro es un fracaso como escritor y «Solenoide» es el testimonio de esa caída. Lo que nos llevaría a una suerte de meditación sobre Camus y el existencialismo, pero el autor nos ahorra esa deriva porque es explícita en el libro. A la par, estamos presentes en una historia de intriga que es mágica y misteriosa como una canción de The Beatles. Y tan potente como un solo industrial ubicado al centro mismo de todas aquellas películas futuristas de principios de siglo que veíamos por televisión en fines de semana de trasnoche.

Así que «Solenoide» es una novela de la totalidad por acumulación. Todos los temas y sus pliegues se hallan en el libro: ahí está para quien desee encontrar la novela de iniciación al modo en que Goethe y Mann la definieron. Y está la novela de intriga y pesquisa como efecto de Conan Doyle y sus personajes. Pero están Borges y Pynchon hermanados como siempre debieron estarlo. Y no sólo está el mundo de la burocracia del colegio que remite a todo Kafka, sino a toda esa literatura que narra el liceo, el colegio y la escuela como territorio original de la primera educación emocional de las personas. Y el erotismo, las sectas secretas, los sueños, la poesía. Y así, cada lector encontrará lo que más necesite, y en su relectura hallará lo que no estaba previsto, porque sin saberlo el modo en que lee el mundo está siendo fortalecido por la lectura del libro que enseña a ver más de lo que en principio hemos aprendido a observar. 

Y finalmente, cuando vemos a «Solenoide» como una gran pintura en el tiempo, nos damos cuenta de que ella resume nuestra vida. Que por alguna magia peculiar el destino está en sus páginas y eso genera un poco de miedo porque es cuando sucede aquello que es raro: dejamos de leer el libro para aceptar que es el libro quien nos lee a nosotros. Desde entonces nada será igual. La literatura habrá contaminado cada rincón de nuestras existencias y será nuestra nueva religión, porque no existirá para el futuro otra forma de vivir.

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La Sustancia

El reconocido crítico de cine, Pedro Susz, analiza la exitosa película protagonizada por Demi Moore.

/ 5 de octubre de 2024 / 23:01

Siete años transcurrieron desde que la directora/guionista Coralie Fargeat conmocionó el ambiente con Revenge, su opera prima, y hace algunos meses volvió a sacudirlo con la presentación en el Festival de Cannes de La Sustancia su segundo largometraje, finalmente galardonado con el premio a mejor guion, aunque podría eventualmente haber conseguido algunos más si el jurado no hubiese temido ser tildado de haber perdido la chaveta por haber osado a laurear una película que no escatima escenas de una extrema visceralidad sangrienta.

En esta atrevida realización inscrita en el género del body horror, o sea horror corporal, Fargeat se propuso entregarnos una ácida, satírica, requisitoria contra la devastadora manipulación por los medios, y con especial acento en los nuevos medios digitales, de los estereotipos de belleza, impregnados de una misoginia patriarcal aplastante y aparejados a un desorbitado pánico de las mujeres en particular, a envejecer y, por ende, a que estas se sientan, temprano en sus vidas, superfluas en un modelo de sociedad que hace de la notoriedad, así sea muy pasajera, el circense objetivo primordial, para alcanzar el cual vale cualquier recurso, sin importar las averías colaterales que traiga consigo. Ejemplo: los irreversibles daños provocadas por los implantes de piel, de silicona, la liposucción y otras intervenciones quirúrgicas propiciadas por la extendida manía de verse siempre como quinceañeras a que son empujadas principalmente ellas.   

Historia

Demi Moore, asume el papel de Elizabeth Sparkle, apellido que en inglés significa centelleante, quien fuera en su momento, en los años 80` del siglo pasado célebre estrella hollywoodense ganadora de un Oscar y del derecho a dejar sus huellas en el Paseo de la Fama, reservado a quiénes la industria considera acreedoras a esa suerte de rastro garante de la inmortalidad. Sin embargo, los años no pasaron en vano y dejada de lado en las selecciones para roles protagónicos, en la actualidad es la conductora de un programa televisivo matutino de fitness.

Cierta mañana al concluir su programa Elizabeth, urgida de acceder al servicio higiénico, advierte que el baño de mujeres se encuentra cerrado. Ingresa entonces al de varones, donde igualmente satisface en ese momento sus necesidades Harvey, prepotente productor del programa, quién habla por su móvil, sin percatarse de la presencia de ella, haciéndole saber a su interlocutor que ya llegó la hora de sustituir a esa “vieja vaca” dice, por una conductora más joven y apetitosa.

Dicho sea de paso, el nombre del inescrupuloso y lascivo productor en cuestión no fue elegido por azar por la directora y asimismo guionista de La Sustancia.  Alude sin disimulo a Harvey Weinstein, ex capitoste de la productora Miramax, recientemente enjuiciado a causa de múltiples acosos y abusos sexuales denunciados por otras tantas aspirantes a la fama y actrices que trabajaron en películas producidas por dicha empresa.  

La Sustancia

El hecho es que Sparkle se siente devastada. Pero poco después de sufrir un accidente de tránsito, recibe un mensaje del enfermero de la clínica donde fue curada, ofreciéndole un novedoso producto, proveniente del mercado ilegal, que supuestamente le permitirá volver a “una mejor versión de sí misma” inyectándose la sustancia, suero reproductivo gracias al cual podrá producir, un avatar de sí misma mucho menos entrada en años y más guapa.

Elizabeth acepta la oferta, procede a inyectarse y de su médula espinal desgarrada nacerá Sue, atrayente, de acuerdo a los cánones instituidos, veinteañera. Pero el tratamiento, irónica referencia, al pedestre lugar común, que hace sinónimos de juventud y belleza, está sujeto a una implacable condición: cada siete días, el dúo deberá proceder a una mutua transfusión de sangre, permitiendo así solo a una de ellas salir alternativamente del lujoso apartamento de Elizabeth a lucirse en la vida pública, mientras la otra permanece desmayada, agonizando, en el piso del baño. Pasado ese estricto lapso de tiempo, de la agonía, la que aguardaba su turno pasa, literalmente, a pudrirse.

Desarrollo

Y ello comienza a acaecer con Elizabeth cuando Sue, quien ya sustituye a su otro yo en el programa televisivo, embelesada por los halagos y la fama, incumple la referida obligación. Peor todavía en el momento en el cual Harvey resuelve encargarle la conducción del show televisivo de gala especial de fin de año, pues en esa instancia la demora se extiende por muchos días, a lo largo de los cuales, el cuerpo de la entonces ya cincuentañera se va gangrenando sin posibilidad de vuelta atrás. Es, obviamente, un guiño del guion a la actual sustitución de los humanos reales por sus réplicas virtuales.  Pero es, de igual manera, la versión actualizada del drama narrado por Robert Stevenson en su novela publicada en 1886 con el título de “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, abordando la historia de un científico, inventor de cierto jarabe cuya ingestión permite desdoblar la persona en su faceta más humana y sus rasgos más siniestros.

No es esa la única fuente de inspiración de Fargeat puesto que, en todos los casos las alusiones a célebres escritos y filmaciones son actualizadas con un giro feminista, apuntando a interpelar la vigencia de las hormas misóginas provocadoras de la delirante manía de ver detenerse el transcurrir de los años, activada por el star system, las burradas de Tik Tok, etc., al punto de haber dado vuelta el alcance disuasivo de la sentencia: las apariencias engañan , convirtiéndola en la receta perfecta, de la cual resultan rehenes con especial énfasis sobre todo las féminas en su intento de sobresalir hoy.

Referencias

Son entonces por cierto inocultables de igual manera las referencias a “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde, al igual que a una larga lista de películas de suspenso y terror, en las cuales abreva Fargeat, entre otras: Vértigo (Alfred Hitchcock/1958), Crímenes del futuro (David Cronenberg/1970), La muerte le sienta bien (Robert Zemeckis/1992), Sueños, misterios y secretos (David Lynch/2001); Pero, ante todo, resaltan  las huellas del cine de Kubrick en una puesta en imagen que hace abundante uso de los lentes gran angulares a fin de distorsionar las perspectivas y crear un clima opresivo al extremo.

Sin la menor duda la interpretación de Demi Moore es uno de los soportes esenciales de La substancia merced a la convicción que imprime en la personificación de Elizabeth, con cuyos altibajos existenciales se sintió claramente identificada puesto que a sus 61 años ha sido hace buen rato dejada de lado por la industria limitándose a ofrecerle papeles de escasa relevancia no obstante mantener intactas sus cualidades interpretativas, así cómo buena parte de sus atractivos físicos, aun cuando en el medio corría la voz de que ello se debía a múltiples, excesivas se juzgaba, operaciones para preservar la perfección física.

Actuaciones en La Sustancia

De igual manera destaca la tarea de Denis Quaid en el rol de Harvey, aun cuando por momentos parezca rozar la sobreactuación debido a los efectos visuales utilizados para subrayar al máximo la pedantería del personaje fotografiado invariablemente recurriendo a encuadres y ángulos que acentúan, al extremo la ridiculización de ese individuo atenido, al pie de la letra a la máxima de que envejecimiento y fealdad son sinónimos.

Tales hincapiés son subrayados por la fotografía de colores saltones de Benjamìn Kracun, la estridencia de los efectos de sonido y la música pegadiza de Raffertie, ingredientes que, a su vez, potencian al máximo el atrevimiento de la directora, quien no duda en explicitar las progresivas deformidades corporales provocadas por la sustancia, ni escatima tampoco escenas bañadas en hectolitros de sangre, ni primeros planos de los órganos en trance de descomposición, o imágenes de desnudo total -incluidas algunas de Moore-, desprovistas de cualquier intención erótica, mas bien enfocadas en el enfrentamiento del espectador con sus prejuicios, alimentados por los agraviantes cánones de la sociedad del espectáculo.

Crítica

Se podría pensar que las innúmeras citas a las antes mencionadas obras literarias y fílmicas derivan en una hechura con escasa sustancia propia. Y en efecto ello se advierte en varios tramos del relato donde el afán de la directora por provocar el sacudimiento, el asco incluso, de la platea, acaba velando en parte la carga cuestionadora de su mirada hacia la manipulación de los colectivos, enredados en las mentirosas premisas del sistema. Solo la inopinable faena del personal, es probable que esta sea el papel cumbre de Moore, debido a la señalada coincidencia entre su autobiografía y el angustiante descenso de su personaje al infierno, y la fuerza misma del tratamiento, invariablemente transgresor, impreso por Fargeat a las situaciones narradas evita el desbarrancamiento total, si bien tampoco escasean las instancias en las cuales ese malabarismo con las pautas coquetea con el sermón aleccionador. 

Lástima empero que la realizadora, por lo demás desentendida de las recetas restrictivas a las que incluso las películas de terror se atienen, no haya podido tomar conciencia de cuan beneficioso hubiese sido evitar tropezar con el ya, hace rato, exasperante yerro de estirar en demasía el metraje de La Sustancia. A los 140 minutos que se toma para desarrollar su historia le salen sobrando cuando menos 25 que podía haberse ahorrado en el tercio intermedio del relato, suerte de meseta narrativa exenta del vigor creativo del resto, con las salvedades apuntadas.

Ficha Técnica de La Sustancia

TITULO ORIGINAL: The Substance –  Dirección: Coralie Fargeat – Guion: Coralie Fargeat – Fotografía: Benjamin Kracun – Montaje: Jerome Eltabet, Coralie Fargeat, Valentin Féron – Diseño: Stanislas Reydellet – Arte: Stéphane Becimol, Arnaud Denis, Gladys Garot, Helena Kacic, Amélie Meseguer, Julie Plumelle, Nathalie Vaïsse – Música: Raffertie – Efectos: Pierre Hugueny, Jean Miel, Adam Brewer, Bryan Jones, Olaf Taittinger, Serafin Bernfeld, Laetitia Quillery, Guillaume Le Gouez, Pierre Procoudine-Gorsky, Anima Rolland, Louis Auger, Téo L’Huillier, Emmanuel Le Courbe, Olivier Blanchet, Pierre D’oncieu, Iskange Philibert – Producción – Tim Bevan, Coralie Fargeat, Eric Fellner, Alexandra Loewy,  Nicolas Royer – Intérpretes: Margaret Qualley, Demi Moore, Dennis Quaid, Hugo Diego Garcia, Alexandra Papoulias Barton. Robin Greer, Oscar Lesage, Yann Bean, Gore Abrams, Joseph Balderrama, Vincent Colombe, Tiffany Hofstetter, Christian Erickson, Oscar Salem, Jiselle Henderkott, Matthew Géczy, Tom Morton, Jordan Ford Silver, Louise Greggory, Gregory Defleur, Pauline Sagetat, Axel Baille – INGLATERRA, FRANCIA/2024

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