Icono del sitio La Razón

La chura Tarija

En estos días la chura Tarija me convoca, vení a cantar tus coplas Manuelito, dice, estamos en abril, es el Bicentenario de la Batalla de la Tablada, ha llegado el río, los sauces florecen en la costanera, las cajas y los erkes andan ametrallando los atardeceres, los arcos de la Pascua dan la bienvenida florida, las bellas chapacas guiñan con sus flores, “te invito”, dicen y te hacen temblar de emoshon. Claro que voy, le digo al Nils Puerta, portavoz y autoridad cultural del Festival Cultural Abril en Tarija. Las condiciones dan para llegar con el Papirri’s trío, es así que nos encontramos en el aeropuerto alteño, felices, radiantes de partir hacia el sur con Raúl Flores (bass) y “Vico” Guzmán (bata). Si se cae este avión sería infernal, me dice el “Vico”, señalando a monseñor Juárez que duerme al lado, un señor igualito a Víctor Paz se asusta por las sacudidas, mi amigo de colegio Gonzalo “Loco” Chávez dice que estamos yendo a clausurar la inaugurashon por cambio de autoridades en la U Católica, los jugadores del Always dejan su estela de jabón de camerino por los pasillos del avión.

En el aeropuerto sureño nos espera Toto Vaca, cantautor y pintor chapaco, hoy funcionario de la Casa de la Cultura, amablemente nos lleva hasta el teatro. Ya eran las cinco de la tarde, para variar el avión se retrasó, no hubo tiempo de respirar los bellos árboles de la Av. Paz E. esquina Av. Paz Z.

La Casa Dorada donde se encuentra el teatro es agraciada, bien restaurada, entramos directo al tormento de la prueba de sonido, menos mal el sonidista consta de una paciencia de siesta, el asunto se pone tenso pues no alcanzan las cajas directas, ahí nomás sale el Toto y me dice al oído para calmar ánimos: “Dice que en la esquina de la parada del bus, una señora le pregunta al chapaco a qué hora va a pasar el 11. El chapaco le responde, no sé, el 11 voy a estar en Bermejo”… grandes risas que aprueban la buena acústica. Se hacen las 18.30, el trío suena regular, mucho acople, de eso se trata, de que traigas tus coplas, grita del fondo del teatro Erik Ocampo, otro chapaco cantor a quien no veía unos 30 años. El asunto del sonido queda bien nomás, tengo que conseguir a alguien que venda los discos, hay que planchar la camisa, a los tropezones llegamos al hostal que queda a unas cinco cuadras, nos da para tomar una ducha y un vinito patero que gentilmente invita el dueño, un señor Castellanos fan de la Metafísica popular. Y otra vez a salir al teatro corriendo.

A las 20.00 entramos en escena, el teatro está full, y qué quieres, si es gratis, retruca el Toto autor de una zamba emblemática, Tiempo feliz, que la canta toda Tarija. El concierto transcurre con normalidad, yo había tenido nomás canciones que nombran a Tarija, como la Cueca para el Nilo, la Diawadacapotaquitonada o la linda Pa ques decir, canción que nombra las cosas que más me gustan, entre ellas un domingo tarijeño. Los aplausos suenan cariñosos. En la segunda parte me animo a tocar La Telesita, el 180 (gato) y la zamba Criollita santiagueña, todas obras de mi abuelo Andrés Chazarreta a quien le rendimos un merecido homenaje, justo caen al teatro Alvarito Castro, violinista tarijeño, y el bombisto de Yacuiba Nick Vidal, la cosa sonó bien santiagueña.

La Metafísica popular hizo carcajear a los chapacos, sobre todo la que digo con voz de Jaime: “Mal que mal estamos bien” y la otra coyuntural “la consulta previa la haremos después”… A mi amigo cantor Flaquito Urquidi le gustó mucho: “el futuro ya no es como antes”. Después vinieron las firmas de discos, constatando que el libro Crónicas del Papirri volumen I en su versión pirata circuló bien por estas tierras, firmé varios, a cada rato se escuchaba la metafísica “¿me sacas una selfi?”. Luego, llegó la fiesta en casa de un buen guitarrero de nombre Diego que preparó una parrillada express rociada de excelente vino, coplas sentidas, chistes chapacos y como número de fondo la bella zamba del Toto Vaca en coro general: “Tiempo feliz, tiempo de ayer, tiempo de chango y de soñador”…

Al día siguiente, pecamos con un saice humeante en el mercado, nos esperaba San Lorenzo, tierra del valiente libertario Moto Méndez, nos dieron la bienvenida los bellos arcos floridos de la Pascua, en el camino los asadores despachaban humitos deliciosos mientras el “Flaco” descorchaba Terruños con gran velocidad y virtuosismo. Llegamos a la Casa Museo del Moto Méndez, estaba cerrada, era sábado, los burócratas de la universidad que administra el predio no trabajan fin de semana. Varios turistas gauchos desparramados con sus cámaras nos veían con cara de esperanza, para cambiar el ánimo les cantamos a capella y en coro general la cueca Moto Méndez y les invitamos un sábalo crocante con vicolita. Llegamos justito al aeropuerto con despedida de abrazos sonoros.

Lo más lindo es que vuelvo pronto al homenaje y presentación de la Obra Completa del vate chapaco Roberto Echazú que la Biblioteca del Bicentenario organiza en la plaza central, varios cantautores nashonales hemos sido convocados para musicalizar la poesía de este personaje siempre mentado y recordado por estos pagos. Es verdad. Es difícil llegar a Tarija. Pero más difícil es irse.

El papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta