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Deidad paceña: Illimani

Una de las mayores sensaciones que puede experimentar el ojo humano es la vista de la hoyada paceña con su vigilante montañoso como fondo. Lo dicen los que nacieron en La Paz, los que cruzan por ella hacia otros destinos y aquellos que han llegado para dejarse adoptar como un paceño más, tal el caso del fotógrafo francés Alain Mesili. Y cada 16 de julio, fecha en que se recuerda el aniversario del primer grito libertario en América Latina, en 1809, la conmemoración también involucra un homenaje a ese macizo nevado al que se conoce como el del “poncho blanco”. Como lo hace Mesili siempre que puede.

El Illimani es una sierra de más de ocho kilómetros de longitud y cuatro cumbres que sobrepasan los 6.000 msnm, la cual cuenta con su propia leyenda. Esta dice que el hijo del Dios Wiracocha, Illi, conoció a Mana, la hija desterrada por su propio padre, el temible Furia Keschua. La jovencita disfrutaba mucho de cantar, lo cual enamoró a Illi. Sin embargo, existía una rivalidad entre ambas familias, por lo que Mana le advirtió a su amado que su relación no sería posible. Aún así, Illi confesó a su padre su amor por ella, pero Wiracocha le advirtió a su hijo que su amor solo traería desgracia. Pese a su decepción, Illi, inspirado por el cantar de su amada, decidió casarse con ella. Pero el día de la unión, los habitantes del valle fueron testigos de una gran nevada que cayó sobre la ciudad mientras la hermosa Mana desaparecía sin dejar rastros. Nuevamente el cantar de la joven motivó a Illi a buscarla, quien siguiendo su dulce voz llegó hasta las faldas del nevado. Pero ella había sido convertida en el gigante de 6.000 metros, con el blanco de la nieve como símbolo del vestido que había escogido para la boda.