Es para sorprenderse que en un territorio mediterráneo como Bolivia exista un delfín. Esa rareza benevolente de la naturaleza hace que la aparición de este mamífero en el cauce de un río sea un espectáculo espléndido y conmovedor. Único, de la Amazonía boliviana para el mundo.

Dicho beneficio no puede pasar desapercibido y fue así que, en un trabajo conjunto de especialistas y expertos biólogos que forman parte de la Fundación Omacha, así como de WWF (World Wildlife Fund), la organización no gubernamental Faunagua y el parque Noel Kempff Mercado, se coordinó una expedición, “Inia 2017”, que tuvo una etapa de conteo de delfines en junio, junto a guardaparques y comunarios de poblaciones asentadas en aquella húmeda región del oriente boliviano. El equipo navegó cinco días el río Iténez- Guaporé, en una primera expedición dentro de un área protegida, para contar delfines de río y ver en qué condiciones se encuentra la especie.

Dicha expedición lanzó la cifra de 230 bufeos en 270 kilómetros de río recorrido, es decir aproximadamente un delfín por cada kilómetro. Según los expertos, el número de animales que se observó no ha sido bajo ni alto y más bien resulta una cifra que resulta un número aceptable, ya que no se tiene un parámetro de comparación.  Las entidades involucradas actúan para que la presencia del delfín del río sea salvaguardada, no solo por ser una especie bella e inteligente, sino más aún porque se cobija en el escenario alrededor del Parque Nacional Noel Kempff Mercado, en el departamento de Santa Cruz, donde el hábitat es un regalo para los sentidos.