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Andrea Aguayo Rodríguez, heraldo de la India en Bolivia

Pasó de bailar danzas de la India en la plaza Camacho, compitiendo con los fanáticos de K-pop, a presentarse en espectáculos junto a bailarines invitados de Argentina, España e India. Andrea Aguayo Rodríguez tiene 26 años y es la directora de Dil Deewana, escuela de baile   que difunde la cultura de este país.   

Todo comenzó con una canción —Ojos así, de Shakira— que hizo que la curiosidad por los países de Oriente despertara en ella. Después descubrió los videos de música y las películas de Bollywood, como se conoce a la industria cinematográfica de la India. A sus 13 años se hizo parte del grupo de fanáticos del cine indio Dil Deewana o “corazones locos”.

“Nos vestíamos solamente para ver las películas. Después Enrique Soliz, el esposo de una de las integrantes, nos invitó a participar en la feria dominical y, como no sabíamos bailar, lo mejor que podíamos hacer era copiar de los videos”.  

     

Siete años después, luego de pasar por distintos lugares de ensayo, entre casas distritales y plazas, lograron rentar un estudio. “Hemos ahorrado tres años para tener un espacio propio. Y me acuerdo que lo que más queríamos era tener un espejo, los mismos chicos han donado cinco. Podíamos quedarnos todo el tiempo que quisiéramos, era como llegar a casa”.   

A finales de ese mismo año, tras una presentación en Tacna-Perú, Andrea se vio en una reunión con el Embajador de la India para Perú y Bolivia discutiendo planes para tener su apoyo en las diferentes actividades que realiza Dil Deewana. Así comenzaron a llegar artistas de Sudamérica, como Annur Raga (Argentina) y Herlinda González (Perú), de Europa —Sunny Singh, coreógrafo, actor y bailarín indio que reside en Barcelona— y Pragati Sood Anand, profesora de danzas clásicas de la India.  

Su pasión se refleja en sus estudios, pues eligió la carrera de Turismo porque le gusta la aventura y tiene curiosidad por conocer otras culturas. “Es muy curioso cómo sin querer mi carrera se ha enlazado con lo que amo hacer. Cuando llega un maestro de danzas de la India, lo primero que te dice es ‘quiero conocer La Paz’. Les llaman mucho la atención las cholitas, los llevo a comer, les cuento historias sobre el Illimani y siempre quieren saber más para volver después, con su familia”. Así, el tiempo que comparte con los recién llegados sintetiza su amor por la India y su entusiasmo por dar a conocer su ciudad.