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Expedición por el medio ambiente

Juan René Quintanilla no podía creer lo que estaba viendo. El domingo 26 de agosto de 1984, él y María Esther Alba subían con sus invitados al Huayna Potosí para casarse por lo religioso. Cuando retornaron 33 años después, los esposos reaccionaron con tristeza al caminar durante un par de horas y no encontrar la nieve que había cuando celebraron sus nupcias. Ese panorama convenció a Juan René para planear la Expedición de Polo a Polo, con la que recorrerá el continente americano para hacer un llamado a la conciencia sobre el cambio climático.

Quintacho —como le suelen decir sus amigos— señala al sacerdote jesuita Gustavo Iturralde como su mentor en la escalada. “Es el deporte más extraño. Primero porque no hay contrincantes; segundo porque nadie te ve ni te aplaude, incluso nadie te cree; pero la satisfacción de decir que me he vencido a mí mismo equivale a 10 medallas de oro”, explica.

En ese trajín subió a todos los nevados de Bolivia por encima de los 6.000 metros sobre el nivel del mar (msnm), entre los que se encuentran el Illimani, el Sajama y el Illampu. Fue instructor de montaña en la Cruz Roja y formó parte del Club Andino Boliviano. “Es tan grande mi pasión que llegué a casarme en una montaña de 6.088 metros de altura y tener mis hijos con nombres de nevados circundantes al Everest. Son Lhotse, Nuptse y Changtse”.

El Land Cruiser modelo 1990 pasa por la ribera de una laguna.

Por recomendación médica dejó de escalar pero continuó sus aventuras con caminatas y “cuando llegó el momento en que quería conocer más, ya no me alcanzaban los pies, entonces decidí moverme con un 4×4”, dice ahora sentado en su Toyota Land Cruiser modelo 1990, que tiene los colores de la bandera boliviana.

Después de 33 años, cuando volvieron él y María Esther al Huayna Potosí, no vieron la nieve que había años atrás, sino rocas, algo de tierra y algunas lagunas. “Ahí me puse muy triste, me amargué”, confiesa el aventurero paceño de 72 años.

“Me agité, me puse mal, pero era por el dolor de saber que el agua que usamos nosotros para beber proviene de estos glaciares, que están muriendo”, reflexiona.

Changtse y su padre estudian el recorrido que harán por toda América.

Un estudio publicado por la revista de la Unión Europea de Geociencias The Cryosphere indica que los glaciares de Bolivia se han reducido en un 43% entre 1984 y 2014, fenómeno que pone en peligro el suministro de agua potable en la región, en especial los lugares que dependen del deshielo para conseguir el líquido.

En 2016, la población paceña sufrió por la escasez de agua potable, lo mismo ocurrió este año en Chuquisaca y Potosí. “Siento que el mundo no está haciendo lo suficiente para resolver este problema y que están poniendo como prioridad intereses económicos en vez de pensar en la vida y en la humanidad”.

Por esa razón, Quintacho vendió todo lo que pudo, modificó su Land Cruiser, estudió con mucho cuidado la geografía del continente americano y creó la Expedición de Polo a Polo, con la intención de recorrer desde La Paz hasta el Estrecho de Magallanes, pasando por poblaciones que pertenecieron a Bolivia antes de la Guerra del Pacífico, con 13.000 kilómetros de travesía.

Juan René y María Esther Alba se detienen donde antes hubo nieve en el Huayna Potosí.

Para la segunda etapa tiene previsto pasar por Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá.

Su intención es reunir durante el viaje libros con al menos 30.000 firmas que llevará a la Cumbre Mundial sobre Acción Climática, programada para septiembre de 2018 en San Francisco (EEUU), organizada como respuesta a que el presidente Donald Trump retiró a su país del Acuerdo de París.

“Quiero ir a ese encuentro para solicitar que no hagan tantas reuniones en las que gastan mucho dinero, sino que lleven a cabo cosas prácticas”. En el caso boliviano, Quintacho propone que las organizaciones nacionales y mundiales ayuden a arborizar el territorio, porque “cuando hay árboles existe humedad, que tarde o temprano se vuelve lluvia en la altura”.

El recorte de periódico que muestra que Quintacho llegó a la cima del Aconcagua.

“No es solo por mí, es por mis hijos y por los hijos de mis hijos. La humanidad tiene que vivir mucho más, todavía no es el fin, todavía hay salvación”, asevera Changtse, el hijo menor de Juan René y María Esther, quien acompañará en la travesía.

Quintacho y Changtse han comenzado su travesía el domingo 17 en La Paz y se prevé que retornen en febrero del próximo año. Días antes, en La Cumbre, ponen sobre el capó del jeep algunos objetos que llevarán al viaje. Se miran y sonríen, tal vez porque están esperanzados con que la expedición ayudará a revertir el deshielo y volverán al Huayna Potosí satisfechos de pisar la nieve que algún día era inmortal.