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Stephen Hawking ícono de la cultura pop

El físico británico Stephen Hawking —autor de buena parte de los descubrimientos de la astrofísica moderna, como la nueva teoría del espacio-tiempo y la radiación de los agujeros negros— falleció el 14 de marzo en Cambridge a los 76 años. A pesar de ser una eminencia científica en temas complejos, tuvo el reconocimiento de los ciudadanos de a pie y abrazó sin reservas la cultura popular e hizo esporádicas colaboraciones en televisión.

Sus más recientes “actuaciones” las hizo en la popular comedia estadounidense The Big Bang Theory, que narra las vidas de varios científicos, entusiastas de la ciencia-ficción. Desde 2012, Hawking hizo siete cameos en esa serie, en los que mostró su perfil más divertido, siendo el último de ellos al inicio de la última temporada, el pasado octubre.

A lo largo de los años también intervino, mediante su versión animada, en la serie sobre la familia amarilla de Springfield, Los Simpson, que el físico describía como “lo mejor de la televisión estadounidense”. La primera vez fue en el capítulo de 1999 Salvaron el cerebro de Lisa, donde el científico aparecía en una silla de ruedas voladora y le confesaba a Homero que su teoría sobre el universo en forma de donut era intrigante, “quizá tenga que robarla”. “Las palas de helicóptero serían muy útiles”, llegó a decir también sobre la silla voladora con la que contaba su personaje animado.

En la vida real, en su despacho de la ciudad inglesa de Cambridge, Hawking tenía un reloj con la cara de Homero.

A Hawking también se le vio en la serie de animación Futurama, otra creación del productor Matt Groening, donde se apropiaba de la invención de la gravedad.

También apareció jugando al poker en la serie Star Trek: La nueva generación (1993), junto a Albert Einstein e Isaac Newton, en una simulación que hacía el teniente comandante Data.

Su vida fue llevada a la gran pantalla en 2014, con Eddie Redmayne interpretando al científico de joven en La teoría del todo, actuación que le valió al actor un premio Oscar de Hollywood. “Tiene un gran carisma y humor, un ingenio tremendo y un espíritu juguetón”, definió en su momento el actor inglés al físico.

Al enterarse de la muerte del científico, el actor Benedict Cumberbatch, que lo encarnó en 2004 en la película Hawking de la cadena BBC, dijo en un comunicado sentirse “muy afortunado” por haber podido conocer “a un hombre tan grandioso. El actor ensalzó la figura de Hawking como el creador del género editorial de “la ciencia popular”, lo que calificó de hazaña “heroica”. “Consiguió traer las maravillosas complejidades del universo a todos, más allá de los especialistas de este campo”, subrayó.

El ateo y los papas

Su posicionamiento en la cultura popular lo hizo reconocido no solo en programas de Tv y en el cine, sino que grandes personajes del mundo le expresaron su admiración, así como sus seguidores en diversos países. Es más, los organismos científicos del Vaticano despidieron al astrofísico, que a pesar de reconocerse ateo, era miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias y fue recibido por los últimos cuatro pontífices.

La Pontificia Academia de las Ciencias, que dirige el argentino Marcelo Sánchez Sorondo, expresó en Twitter su “profunda tristeza” por la desaparición de su “excepcional miembro” que “fue tan fiel a la academia”. “A los cuatro papas que encontró les dijo que quería avanzar en la relación entre fe y razón científica. Recemos al Señor para que lo acoja en su gloria”.

El Observatorio Vaticano astronómico, conocido como Specola Vaticana,  también se unió a los mensajes de pésame y apreció “la enorme contribución científica que ha dado a la cosmología cuántica” y elogió “el valor que tuvo para afrontar su enfermedad”.

El primer pontífice con el que Hawking se entrevistó fue Pablo VI. Sucedió en 1975, cuando el científico tenía 33 años, durante un encuentro de la Pontifica Academia de Ciencias. Famosa es la imagen de Pablo VI que se arrodilla ante el astrofísico y su silla de ruedas para entregarle la medalla Pío XI por sus estudios de los agujeros negros. También conoció a Juan Pablo II y a Benedicto XVI y la última vez que estuvo en el Vaticano fue en noviembre de 2016 cuando encontró a Francisco.

Amado por sus aportes a la ciencia y su lucha contra una forma atípica de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que ataca a las neuronas motoras encargadas de controlar los movimientos voluntarios, Hawking tomó la enfermedad y la fama con buen humor. “La desventaja de mi celebridad es que no puedo ir a ninguna parte del mundo sin ser reconocido. No es suficiente llevar gafas de sol oscuras y una peluca. La silla de ruedas me delata”, expresó en una entrevista a la Tv israelí en diciembre de 2006.