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En defensa de lo físico

Es posible que peque de ignorante en cuestión de nubes de internet, soy un analfabeto virtual, es cierto, me cuesta mucho aprender lo nuevo de cada día en materia de tecnologías, nunca me llevé bien ni siquiera con los micrófonos, me aburre leer manuales para aprender lo de tarjetas y memorias. Esta defensa puede ser débil, tal vez me salve la sinceridad. El placer de abrir un libro nuevo, de destripar el celofán de un CD recién comprado me sigue conmoviendo. Mi sobrino me dice que soy un decrépito, él paga Bs 40 al mes con un grupo de amigos y baja de alguna nube todas las músicas posibles de “spotty fy” o algo así. “Además en YouTube hay todo tío, hay que ser gil de abril para comprarse ahora un disco”, me reprime con una mueca de terror.

Pero ahí me tienes, sacando de mi discoteca el CD original TXAI de Milton Nacimiento, el disco es de 1990, lo compré en Japón, tiene 15 tracs, el trac 9 me encanta, se llama A tercera margen do rio, abro el cuadernito que acompaña al trabajo, la tapa es hermosa, es una foto de la floresta amazónica (“¡cómo sería esta tapa en LP”, pienso, decrépito), en la contratapa indica que el tema 9 es de Milton y Caetano Veloso, dos grandes de la canción latinoamericana, con razón me gusta tanto. Pongo el trac mientras leo en el cuadernillo que este disco hace parte de la campaña de apoyo a la “Alianza dos Povos da Floresta”, coordinada por la UNI (Unión de las Naciones Indígenas de la Amazonía), indica que la palabra TXAI es de la lengua de los indígenas kaxinatsu, adoptada por los siringueros del Acre para designar a los humanos que respetan la selva; el CD es una obra redonda, conceptual, el trac 1 regala una obertura cantada por indígenas de la Amazonía a contrapunto con Milton, en el trac 3 se escucha música original del pueblo kayapo, son 40 segundos increíbles, con música de pueblos no contactados, el trac 4, Coisas de vida, muestra al mejor Milton con su parceiro histórico, el gran Fernando Brant, ambos crean una música sentida, amor e dom da natureza, dicen; leo en el cuadernito y veo que entre los músicos que tocan está el gran cellista Jaques Morelembau, un renovador de los arreglos orquestales aplicados a la música popular brasileña. En el trac 5 se escuchan 47 segundos de la nación Paiter, que vive en la selva de Rondonia y pertenece al grupo lingüístico tupi.

Sobrino querido, mira todo lo que aprendí sacando de mi discoteca antigua, obsoleta, arcaica y todo lo que quieres este amado CD original, con su cuadernito precioso que además me transporta a aquellos días maravillosos en Japón. En tu famosa nube no encontraría este documento, o tal vez sí pero descuartizado en tracs sin sentido, en canciones aisladas, sin comprender que este trabajo es un todo complejo. “Pero seguro está en YouTube pues”, insiste el k’onana. Es posible, pero nadie me quita el placer y la seguridad de tener este disco en físico, esta obra enterita, este documento inigualable, esta prueba de amor.

Entonces voy a mi arcaica, obsoleta y vetusta biblioteca y agarro un libro entrañable que heredé de mi padre, está fechado en 1966, la publicación es de la municipalidad de La Paz, edición a cargo de Alcira Cardona, directora de Cultura de la época. Lo hojeo emocionado, leo en una nota al final del libro de 482 páginas: “de la presente edición en tres tomos de El Loco, de Arturo Borda, se hicieron 950 ejemplares en rústica, impreso en papel obra de 70 gr.” Me trastorna aún más, tengo el privilegio de ser uno de los 950 ciudadanos que poseen esta edición patrimonial; el hermano de Borda, Héctor, entregó a Alcira Cardona el original salvado de la bohemia total del artista quien muere en 1953 de manera terrible, trágica. Voy leyendo el prólogo escrito por los esposos Mesa Gisbert, me emociona saber que mi padre leyó algún día el libro, lo hojeó con sus dedos valientes, de pronto me encuentro con una subrayada de mi papá que me trastoca, comienzo a leer el libro y la voz del Loco Borda me habla de un atardecer paceño de 1920, subrayo cuidadosamente una prosa encantadora sobre el crepúsculo, recuerdo que Borda fue ignorado en vida, que después de 14 años de su muerte un crítico gringo descubre sus pinturas y las declara geniales y todos los papagayos de la cultura boliviana repiten “era genial, era genial”.

Es posible que el Loco Borda esté en la nube y lo puedas leer en digital. Pero este honor de tener en físico uno de los 950 libros de esta histórica edición no me lo saca nadie. Además, un día de estos va a haber un tremendo corte de luz universal y no sé si la famosa nube cibernética aguantará. En fin, soy un utópico, un naif cojudo, romántico, por eso les invito a la ch’alla de mi tercer libro de crónicas a presentarse en físico el 11 de abril a las 19.00 en el Espacio Patiño de La Paz; el 25 de mayo en el Palacio Portales de Cochabamba, y el 26 de mayo en Sucre , en el Centro Cultural Qaway, de mi amigo el actor Daniel Aguirre. También los invito a tener, en físico, el DVD y CD en vivo, grabado en julio de 2017 del concierto El Retorno del Papirri, un tremendo esfuerzo de registro, edición y mezcla a presentarse el 10 de mayo en el Teatro Municipal de La Paz. Sin motivo es. Como las cosas verdaderas. Seguro que los piratas nos robarán el trabajo, pero sé que todavía hay gentes que valoran el original en físico y que no están en las nubes. Hey dicho.