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Gabriela Coca, lucha contra la trata y tráfico

Tiene 34 años, es madre y tiene un compromiso inquebrantable con la infancia, la adolescencia y las mujeres que han sido víctimas de trata y tráfico con fines de explotación sexual comercial. Desde su unidad lucha cada día en contra de este delito que ‘daña vidas’. Su deber es enfrentar a los delincuentes y mostrarse inflexible en su profesión.

“La pornografía infantil es la que más duele; hay casos que me han afectado, porque es aberrante el daño cometido contra los niños y bebés. En la división analizamos estos materiales y una persona que no ha visto estos casos no puede ni pensar el grado de violencia. Duele y marca, porque piensas en todos los niños”.

Desde el colegio supo que quería enfrentarse al crimen y seguir los pasos de su hermano mayor, quien la inspiró y también lleva el uniforme verde olivo.

“Mi esposo también es policía, lo conocí cuando yo estudiaba. Ser mujer policía no es fácil, porque además del compromiso laboral está la familia, a la que no puedes descuidar, pero gana el sentimiento de ayudar a los otros con este uniforme y con lo que haces”.

Coca trabaja hace 11 años en el tema de Trata y Tráfico, desarrolló su tesis en el tema en la Universidad Policial y en este tiempo ha visto muchas historias: cuando las narra, sus ojos hablan por sí solos.

“Una vez rescatamos a unas adolescentes víctimas de explotación sexual y uno empatiza con ellas. Hicimos lo que pudimos para que tengan una vida normal, lejos de estas redes y de la explotación en lenocinios clandestinos. Una de ellas me brindó mucho cariño, como a una madre, y me llamaba para contarme cómo le estaba yendo en su vida”.

Tras su apariencia firme, su mirada no puede disimular la sensibilidad con la que recuerda los casos de mujeres a las que conoció sometidas al flagelo de la trata.

“Trabajar estos temas es desgastante, el personal policial precisa apoyo psicológico, porque se da mucha energía psíquica”.

Coca, además de ser la más antigua uniformada en abordar este tema en su institución, espera seguir trabajando en esta área, porque dice que no podrá dormir tranquila mientras hayan delincuentes como éstos sueltos en las calles.

“Es mi forma de aportar a mi país, cada delincuente aprehendido es un peligro menos contra la población más vulnerable. No todo está en mis manos, pero busco la manera de ayudar a las víctimas”.