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Adda Donato una artista que crea en libertad

La casa donde vivía, su familia y animales fueron los primeros protagonistas de sus dibujos, Adda Donato comenzó a pintar desde muy niña con acuarelas. Su padre, profesor de Artes Plásticas y músico, fue quien le mostró el universo del dibujo. Sin embargo, ningún familiar quería que entregue su vida al arte.

“Estudié para enfermera y trabajaba en ello, pero nunca perdí la ilusión de pintar profesionalmente. Cuando hacíamos campañas de vacunación en el campo llevaba mis tableros, pinturas y hojas para dibujar y eso me daba felicidad”.

Pasaron varios años en esa rutina y dedicar la vida al arte parecía una utopía, pero lo que anhelaba llegó. “El momento indicado llega para todos, era asistente de un médico forense y eso era terrible para mí, por eso decidí estudiar a escondidas de mis familiares en la Escuela de Artes de El Alto, me sentía tan feliz allí y decidí dejar mi vieja vida por el arte”.

La creadora dice ser un alma libre. “Mis padres nunca estuvieron conformes con este cambio, pese a que sabían que era mi sueño, pero la vida te da regalos, en la Escuela Municipal de Artes de El Alto conocí al maestro Ricardo Pérez Alcalá, cuya obra me marcó”.

El reconocido artista era director de la entidad, pero por problemas de salud dejó el cargo. Sin embargo, la artista alteña y otras que destacaban en la escuela tuvieron la oportunidad de seguir aprendiendo, ya que les abrió las puertas de su taller. “Fue muy bueno y generoso, aprendimos mucho del maestro”, recordó.

Esas experiencias le inducen a un desafío, que es dejar en cada pieza que crea su visión del mundo donde el universo andino y lo onírico destacan y se mezclan en total libertad. “Siempre he pensado que el mundo actual está en crisis y todo se torna una necesidad material. Para mi familia aún es difícil entender que vivo y dedico todo al arte porque para ellos la estabilidad está en un trabajo fijo y convencional”.

Adda quiere que su obra cruce fronteras: “He pintado espátula, que es rama del óleo y me fue muy bien. Me cansé de los halagos y ahora mi reto es la acuarela, el acrílico y no me ato a una técnica. Estoy explorando el esgrafiado, que se trabaja sobre un soporte satinado donde pones color y cubres con capa de óleo o pasta negra y rasgas. Tras ello aparecen los colores internos que aplicaste antes y salen formas maravillosas”.