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El santuario de las Orquídeas

Es inevitable dejar de admirar las casi 300 variedades de orquídeas que crecen en la Chiquitanía boliviana; mucho más si estamos en su santuario. Blancos esponjosos, violetas intensos y pétalos que parecen cubrir a bellas hadas son algunas características de esta flor que ha hecho de Concepción —capital de la provincia Ñuflo de Chávez, en Santa Cruz— su capital.

Una leyenda asiática relata que en la región del Himalaya nació Hoan Lan, una mujer que fue dotada de una infinita belleza y candor, comparable con su vanidad y carácter caprichoso. El desprecio a sus pretendientes fue constante y mortal, pues ellos preferían la muerte a vivir sin tener el cariño de su amada. Ante ello, los dioses decidieron castigarla, por lo que mandaron a un pastor de quien Hoan Lan se enamoró perdidamente, pero en respuesta recibió rechazo. Desesperada, ella fue al Monte Sagrado para que las deidades le ayuden a conquistar el corazón del pastor, pero ellos lo convirtieron en un árbol. La desdichada se quedó junto al arbusto, sin importar que pasara el tiempo. Conmovidos por su dolor, las deidades transformaron a Hoan Lan en una orquídea, que conserva la belleza de la joven.

Además de esta historia, existen muchas otras que cuentan el origen de esta flor, pero todas coinciden en su hermosura. De ello está convencido Napoleón Aguilera, quien destinó gran parte de su propiedad en Concepción a la producción de orquídeas, plantas que hicieron de su municipio un santuario.

Napoleón comenzó el cultivo de orquídeas en los años 80, después de que un grupo de biólogos y personal de la prefectura cruceña llevaran a cabo expediciones en el interior de la Chiquitanía para contabilizar cuántas variedades nativas hay en la región oriental de Bolivia.

Se desconoce cuál es su origen. Unos afirman que se encuentra entre Brasil y Bolivia, otros aseguran que está en el sur del Himalaya o en Madagascar. Sea cual fuere el lugar, Napoleón sostiene que las más esplendorosas crecen en Concepción, lo que causó que sus variedades fueran llevadas al Viejo Continente.

A principios del siglo XVIII, la Orchidaceae (su nombre científico) era muy apreciada entre botánicos y aficionados acaudalados de Europa, pues había muy pocos ejemplares que sobrevivían en ese continente, hasta que el comerciante y horticultor inglés William Cattley consiguió —tal vez sin querer— la primera floración de la planta que simboliza la belleza.

Napoleón afirma que Cattley llegó a la Chiquitanía boliviana en 1820 para recolectar plantas medicinales y raras del continente. Durante el desembarco del cargamento en su país descubrió que alrededor de algunas plantas había orquídeas, las que logró hacer retoñar en Europa, variedad que recibió el nombre científico de Cattleya.

Con excepción de los polos y lugares desérticos, hay más de 30.000 especies conocidas en el mundo, de las que casi tres centenares se encuentran en la Chiquitanía boliviana, según el criador cruceño.

“En Chiquitos hay entre 200 y 300 variedades, desde líticas (que crecen enraizadas sobre piedras recubiertas con musgo), epífitas (se desarrollan cerca de las copas de los árboles y se alimentan de la humedad y el humus que está en las ramas), acuáticas, de curichi (en humedales) de río, hasta subterráneas (que surgen de la tierra en determinada época del año y luego desaparecen)”, explica.

De hecho, la orquídea es símbolo de Concepción. Por ello, cada segunda semana de octubre se organiza un festival en el que más de 5.000 personas disfrutan de danza, pintura y música, además del pueblo que se ha convertido en el santuario de una de las flores más bellas del mundo.