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Cómo enamorarse de los bichos

Para muchos, ver de cerca un insecto o un arácnido significa transportarse a un mundo diferente, con colores vistosos y formas increíbles. Una de las que piensa así es Tiffany Schmidts, quien desde hace un par de años se dedica a la macrofotografía de bichos.

Su afición comenzó sin haberlo planeado, cuando caminaba cerca de un jardín y se dio cuenta de los hermosos detalles de una abeja. En ese momento sacó el lente macro que llevaba consigo, lo ajustó en su cámara fotográfica y retrató a este invertebrado.

“Me llamaron la atención las texturas y la singularidad, porque los insectos parecen de otro mundo. Desde ese momento me empezaron a llamar muchísimo la atención”.

Fotografiar invertebrados es una tarea desafiante, ya que se trata de tomar la imagen de seres muy pequeños, de movimientos impredecibles y que huirán en cuanto se sientan inseguros. A ello, Tiffany agrega que se necesita mucha paciencia y suerte. “Hay algunos que se asustan muy fácil, que apenas ven la cámara se espantan”.

A esta paceña empezó a gustarle la fotografía hace siete años, aunque de manera intermitente. Después de pasar algunos talleres de especialización se dedica ahora a hacer retratos familiares y paisajes. “La fotografía te hace explorar, te hace salir de tu zona de comodidad, te hace ser más consciente de tu entorno y, además, es un espacio para cultivar la meditación”.

Los animales son reacios a que la gente se acerque, peor si una persona los apunta con un lente. Por esa razón, para practicar la macrofotografía, se necesita una cámara réflex —en la que el usuario ve la escena que va a tomar sin ningún retardo— que tenga un teleobjetivo o un buen lente macro.

Como dice Tiffany, es necesario tener mucha paciencia y, además, caminar lentamente y en lo posible no hacer ruido. Como se trata de seres diminutos, el enfoque automático no es un buen aliado, por lo que se recomienda utilizar el enfoque manual. Para ese momento se puede observar la escena con más detalle, así es que se debe buscar una imagen peculiar, por ejemplo, el momento de la caza o de la reproducción.

La regla esencial de la fotografía es la espontaneidad del momento, por ello es mejor no tocar al invertebrado para lograr tomas de lo que está ocurriendo naturalmente, sin interferir en ningún momento.

Su búsqueda de insectos y arácnidos comienza en el jardín de su casa y continúa en lugares donde haya mucha vegetación. Si tiene tiempo, Tiffany sale de la ciudad y se traslada a Coroico, Yolosa, Chulumani, Caranavi o el Parque Nacional Madidi, donde halla bichos de colores diversos y con patrones de comportamiento que la dejan maravillada, como las arañas, que se caracterizan por ser curiosas y juguetonas. Al contrario, lo que más le cuesta obtener son avispas, ya que son muy movedizas y territoriales, por lo que atacan cuando se sienten amenazadas.

Para conseguir lo que quiere suele salir antes del amanecer, porque es el mejor momento para hallar a sus divas, o esperar el atardecer, cuando la luz es más suave y permite obtener un mejor fondo.

A Tiffany le ayuda también que no tiene miedo de estar cerca de los insectos, sino al contrario. “Siempre les he tenido respeto porque forman parte del ecosistema.

Es por eso que con mis fotografías quiero ayudar a naturalizar a estos seres y que la gente no los tema”. Para ver más imágenes de invertebrados paceños puede seguir la cuenta tiffany.schmidts en Instagram.