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Luces y sombras de la ciudad

Es precipitado definir la fisonomía de una ciudad y más aún si se trata de un lugar tan plural como La Paz. Sin embargo, dentro de una apreciación personal, son los contrastes tan pronunciados y hasta ilógicos los que captan mi atención”. De esa manera, el estudiante de arquitectura y fotógrafo autodidacta paceño Salvador Saavedra explica su percepción de la sede de gobierno, a través del blanco y negro, que resalta elementos que suelen pasar desapercibidos en la cotidianidad de los colores.

“Sencillamente, al alzar la mirada nos encontramos con un escenario curioso, un manto de texturas conformadas por las viviendas que se posan sobre las montañas, hilos de luz que atraviesan los perfiles de las hondonadas laderas y hasta avenidas serpenteantes que azarosamente sortean su destino por las pendientes hasta llegar a los puntos más altos, para desembocar en una vista agotada por un sinfín de suturas eléctricas”.

Saavedra se inspira en la arquitectura para obtener imágenes singulares. Pueden ser líneas horizontales o verticales de construcciones, círculos de techos o ventanas, o sinuosidades de las avenidas empinadas. En la fotografía no suele existir una planificación que ayude a lograr una imagen en plena acción. Por ello, Salvador recorre la urbe paceña con su cámara hasta encontrar algo que le llame la atención. Producto de esas caminatas ha hallado hilos de luz en lo alto de Niño Kollo (en Alto Tacagua), un obrero que rompe la composición horizontal en el edificio de la Facultad de Arquitectura de la UMSA,  un escenario frecuente de perros, palomas y cables enredados en Villa Victoria o líneas horizontales de gradas en la Plaza de los Héroes que desentonan con la silueta de una mujer joven que habla por el teléfono celular.

“De por sí ya tenemos un escenario abigarrado desde una focal amplia. Acercamos el lente un poco más y encontramos texturas dentro de las texturas, umbrales de piedra que conectan la ciudad con el alma de la gente, gente de altura que atraviesa el horizonte elevado y se alza por encima de nuestras miradas para converger en escenarios duales e  infinitos para luego descansar en planos alzados dentro de lo profundo, es así como veo a La Paz”, afirma Salvador acerca de sus fotografías urbanas.