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La Paz biodiversa une arte y conservación

Por las calles de Bolognia circula un micro singular: una ranita, un sapo y un colibrí — y muchos “estronguistas”— son parte de la obra que cubre la parte de atrás del vehículo que maneja don Adrián Candia: “Ya hasta me han puesto un nuevo apodo: El sapo”, cuenta entre risas. Fuera del sobrenombre, la pintura le ha ganado el reconocimiento de vecinos y turistas que quieren sacarse fotos con la obra de arte.

Este micro y dos murales en el barrio paceño de la zona Sur son parte de una prueba piloto para un sueño más ambicioso: pintar más murales y tal vez toda una flota de micros con ejemplares de la fauna y flora propias de La Paz. Los impulsores —Omar Miranda, Cecilia Tapia y  la artista Knorke Leaf (Norka Paz)— pertenecen a la iniciativa ciudadana La Paz Biodiversa, que realiza diferentes proyectos de educación y conservación ambiental.

“Lo que queríamos lograr con “Paredes con vida” era que la gente conozca lo que tiene en su patio trasero, por eso decidimos presentarnos al Focuart (Fondo Concursable Municipal de Promoción al Desarrollo, Salvaguarda y Difusión de las Culturas y las Artes, del Gobierno Autónomo Municipal de La  Paz, GAMLP) y utilizar los fondos para realizar estos murales y pinturas junto a los vecinos”, explica Omar, entusiasta activista e investigador paceño cuya familia vivió por varias generaciones en el barrio de Bolognia.

Estratégicamente, decidieron buscar paredes que estuvieran cerca de las entradas al barrio. Y la elección de los animales y plantas fue determinada en un conversatorio entre biólogos, activistas, artistas y habitantes de la zona.

Cuando la invitaron a participar, la artista Knorke Leaf no sabía cuánto aprendería en el proceso del mural que se encuentra en la intersección de las calles 1 y 2 de Bolognia. “Puse especial atención en las dimensiones de las aves, para que la gente preste más atención y pueda ver cuán pequeño es el cachudito, en comparación a la ratonita. También fue muy lindo intentar diferenciar sus cantos”.

Otro de los momentos especiales para la creadora fue ver a Santi, un pequeño de siete años, ayudarla incansablemente a pintar el mural. Al verlos pintando, muchos se acercaron a preguntar de qué se trataba o a felicitarlos. La gente del barrio reaccionó muy bien e incluso comprometió los muros de algunas casas para hacer más obras.

El mural muestra el rostro de una niña arropada debajo de un manto cubierto por luciérnagas —que solían verse en el barrio antes de que se poblara—, por aves y flora nativa. También están retratados insectos y reptiles endémicos del valle de La Paz.

Para el segundo mural invitaron al artista cochabambino Mauricio Montaño, El Puriskiri, quien ya ha trabajado retratando fauna boliviana. Su propuesta se basó en diferentes especies de animales polinizadores, como el murciélago, la mariposa nocturna y el colibrí. La obra se encuentra en la avenida Jorge Carrasco, en una de las paredes del condominio Los Geranios, frente a la Universidad La Salle.

Cada retrato relaciona a los animales con las plantas de las que se alimenta: “El murciélago está junto a su principal fuente de alimento, que son las flores de los cactus y los picaflores, con las k’aralawas, que son plantas que están en flor todo el año”, detalla Omar.

En cada una de las piezas se colocó el nombre común y el científico de cada especie. También se escribieron versos sobre sus funciones en el ecosistema, para que todos aquellos que las vean puedan entender por qué es importante cuidarlas.

Una de las características que notaron Cecilia y Omar, junto a otros vecinos, es que los mensajes que se pintaban en paredes de Bolognia comenzaron a tornarse cada vez más violentos. Pasaron de ser políticos a humillar a personas que trabajan en la zona o incluso a acusarlos de cometer crímenes. Es por eso que Raúl Aramayo, presidente del condominio Los Geranios, no solo dio permiso para que utilizaran uno de los muros, sino que ayudó pintando junto a sus nietos.

“Por una parte recuperamos un espacio, que ahora está bien utilizado. Y por otro lado, esto movió a mucha gente porque al principio estábamos yo, mis nietos y el artista, después nos faltaban brochas y baldes. Por eso queremos que continúe”, narra.

Al lado de las imágenes pintadas por El Puriskiri se lee: “Bolognia viva”, un grafiti realizado por artistas urbanos de la zona que, inspirados, decidieron colaborar con los activistas.

La participación vecinal —y la de algunos especialistas— fue resultado de un proceso que comenzó con un conversatorio. Éste se realizó en diciembre y reunió a los integrantes de La Paz Biodiversa, habitantes de Bolognia, Knorke Leaf, El Puriskiri y a los técnicos de Natural Zone: Melissa Miranda, Kathrin Barbosa y Alejandro Ticlla.

Además de las charlas especializadas, una de las fuentes de inspiración fueron las experiencias de los asistentes con la fauna y flora del lugar. Alguno no reconoció haber visto nunca un búho, pero sí “un duende con cuernos y alas”; otros contaron sus encuentros con pequeñas culebras y un bombero narró cómo su grupo hace un esfuerzo por salvar los panales de abejas que encuentran en lugar de matarlas, lo que generó un voto de aprobación y aplauso por parte de todos.

A partir de estas narraciones los artistas descubrieron qué especies querían retratar y cómo integrarlas a sus propuestas, de forma que las personas se sintieran identificadas tanto en el contenido como en la creación.

La Paz Biodiversa, nacida del interés por el medio ambiente, demuestra que las iniciativas ciudadanas tienen la fuerza para concretar cambios.