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Sayuri Loza: obsesión e identidad

El lenguaje es un camino difícil y el tiempo, escaso, para conocer a la historiadora y diseñadora paceña Sayuri Loza, comparados con todo lo que su atuendo dice sobre ella. Cada accesorio, color y textura detonan una historia diferente. Y todo parte de una determinada pieza de vestuario, que concuerda con su estado de ánimo.

“En este caso la chaqueta larga, color vino, es lo que más tenía ganas de usar. Es una mezcla entre un kaftán (traje típico de las mujeres de Medio Oriente) y un kimono. El detalle que tiene en los bordes es un tejido tradicional palestino, que viene siendo utilizado durante siglos. Tiene un aire tradicional, sin perder lo urbano y bohemio, que es lo que me gusta últimamente”. La obsesión actual de Sayuri por la cultura de Cercano y Medio Oriente se manifiesta en su amor por las danzas árabes, las cuales practica en viajes y también en el diseño y creación de prendas para sí misma.

Por otro lado, el sombrero es algo que no puede faltar en su guardarropa. La herencia y la historia de su familia está sintetizada no solo en llevarlos puestos, sino en el conocimiento para fabricarlos artesanalmente. “Les debo mi historia. Mis padres se conocieron gracias a ellos y fue el sustento con el que mi abuela pudo mantener a 12 hijos. Es un legado que he heredado desde mi tatarabuela y soy buena haciéndolos. Además, en la tradición europea, fue uno de los accesorios más vistosos y en la andina, los tocados dicen mucho. Hablan de pertenencia e identidad”.

Las flores de colores que lo adornan son un homenaje a su madre, Remedios Loza. En lugar que cubrirse de luto, Sayuri las utiliza en su cabello, pantalones, blusas o en cualquier otro accesorio para recordarla. “Le encantaban. Como ella, llaman la atención, llenan de vida el ambiente y te dejan pensando en lo linda que es la vida”.

“La ropa es una forma de desnudar mi alma”, sintetiza. Ahora busca no recargar mucho su atuendo, cosa que antes no hubiera dudado en hacer. Utilizar las prendas de colores neutros y con menos adornos, le dan un sentido de equilibrio que admite que tienen que ver con un nuevo estado.

“El tiempo me ha sosegado y estoy sentando cabeza. Sin embargo no voy a perder mi esencia. Todo esto es también un juego para mí”.