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La noticia de un asalto

El día 4 del presente (…), a tres leguas de distancia de Salo, en el punto llamado Huaca Huañuca, fue asaltado por dos bandidos americanos, armados con rifles, revólveres y puñales, el Sr. Carlos Peró, administrador general de Quechisla, con el objeto de expropiarle de la remesa de 15,000 Bs. que llevaba para las oficinas de la Empresa Minera de Aramayo Francke y Cª Lid”.

Con el título “Asalto escandaloso”, el periódico El Chorolque informaba, en su página 3 de la edición del 7 de noviembre de 1908, sobre dos estadounidenses que habían robado la remesa de una empresa minera. Se trataba de Butch Cassidy y Sundance Kid, según el libro Tres razones para morir en Bolivia, escrito por Max Reynaga Farfán, quien explica las causas por las que ambos asaltantes llegaron al país y  por las que fueron ajusticiados.

El texto tiene cartas privadas y estados financieros de la Compañía Minera Aramayo Francke Ltd., telegramas y archivos del juzgado de instrucción que desvelan un poco más de esta historia.

A partir de Butch Cassidy and the Sundance Kid —western de 1969, protagonizado por Paul Newman y Robert Redford, que ganó cuatro premios Oscar—, la imagen de estos ladrones de bancos se hizo popular, hasta convertirlos en leyendas del denominado lejano oeste estadounidense. Desde entonces salieron más filmes —como Butch and Sundance, The Early Days (1979) o Blackthorn (2011)— y documentales, además de numerosos libros e investigaciones.

Varios estudios ponen en entredicho que ambos hubieran muerto en Tupiza. Una teoría indica que los bandidos huyeron a París (Francia), donde fueron asesinados por hombres del empresario minero Carlos Víctor Aramayo. Otra señala que Butch Cassidy huyó a Estados Unidos y vivió en el anonimato. Por su parte, Reynaga muestra documentos que explican tres razones por las que eligieron el país como último refugio.

¿Quiénes eran, en realidad, los bandoleros Butch Cassidy y Sundance Kid? Butch Cassidy era Robert LeRoy Parker, el mayor de 13 hermanos, nacido el 13 de abril de 1866 en Beaver, Utah (EEUU). De acuerdo con una nota publicada en la revista Fuentes y reproducida en el libro, en su adolescencia conoció a Mike Cassidy, un ladrón de ganado, de quien tomó su nuevo apellido. Recibió el apodo de Butch (del inglés butcher) porque trabajó en carnicerías de Wyoming.

El verdadero nombre de Sundance Kid era Harry Alonzo Longabaugh, el menor de cinco hermanos, nacido el año 1867 en Mont Clare, Pensilvania (EEUU); quien, después de trabajar como vaquero en varias comunidades, fue encarcelado en Sundance (un pueblo estadounidense) por haber robado un caballo, lo que le valió el apodo de Sundance Kid.

En 1894, Cassidy fue a prisión por robo de caballos y por ejercer un sistema coercitivo de protección. Al ser liberado  en 1896 se relacionó con otros criminales, con quienes formó la banda The Wild Bunch (El grupo salvaje), también conocida como la Banda de Asaltantes de Trenes o la Pandilla del Hoyo en la Pared, a la que se unió Sundance ese mismo año.

Emboscadas, robos y tiroteos hicieron que estos delincuentes fueran perseguidos por la justicia estadounidense a finales del siglo XIX, en especial por la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton, que siguió los pasos de los forajidos.

Butch, Sundance y su pareja Ethel Place arribaron a Argentina en marzo de 1901, con los nombres de Santiago Ryan, Henry Place y Ethel Place, respectivamente, atraídos por la agricultura y ganadería, además de la cultura de Buenos Aires. Con el resto de un robo anterior, los personajes compraron una hacienda en Cholila (localidad de la provincia Chubut), donde se establecieron como ganaderos respetados por sus vecinos. Su tranquilidad duró poco, ya que la Pinkerton los perseguía y, además, fueron acusados de varios robos. Por ello volvieron a escapar, hasta hallar un nuevo destino.

Se desconoce cómo llegaron al territorio boliviano. Lo cierto es que Sundance y Butch fueron contratados en la mina Concordia, ubicada en el cantón Ichoa, provincia paceña de Inquisivi.

Además de su oscuro pasado, les atribuyeron la autoría de varios atracos, así es que volvieron a emigrar, esta vez a Tupiza, que por entonces era un próspero centro minero y comercial.

En una carta dirigida a un amigo de Concordia, Butch Cassidy asegura que en Santa Cruz había encontrado el pueblo que había estado buscando desde hacía 20 años, “lugar para viejos compañeros como yo. Uno nunca se vuelve demasiado viejo si tiene los ojos azules y la cara roja y parece capaz de formar un niño de ojos azules”. A sus casi 40 años, Cassidy quería “jubilarse” de su actividad delictiva, pero necesitaba dinero para emprender su nuevo negocio, plantea Reynaga.

En 1908, en la región de Tupiza operaban los consorcios Aramayo Francke Ltd., Compañía San Juan del Oro y la Compañía Minera Agropecuaria Oploca de Bolivia, con un “cuantioso poderío económico”, señala el texto. Definitivamente estaban en el lugar indicado, así es que urdieron dos planes: asaltar el Banco Nacional o robar la remesa de la Aramayo Francke. Por esos días llegó a Tupiza el Regimiento Abaroa para resguardar las instituciones, así es que los oficiales se alojaron al justo al frente del banco, lo que frustró su primer plan.

“En la bajada de Huaca-Huañusca, en la última parte fragosa de ella, se nos presentaron de improviso dos yankes con las caras tapadas con pañuelos y listos para hacer fuego al menor movimiento sospechoso que hiciéramos (…), inmediatamente nos exigieron entregar el dinero que llevábamos, a lo que les contesté que podían registrar a nuestras personas y tomar lo que quisieran, pues no estábamos en situación de hacer resistencia alguna”. En una carta del 4 de noviembre de 1908, Carlos Peró, en su calidad de custodio de la remesa, contó lo sucedido a Manuel Aramayo, administrador de la Compañía Aramayo Francke.

Los malhechores planeaban robar 80.000 bolivianos (cerca de $us 800.000 actuales), pero la remesa era de Bs 15.000, lo que los molestó mucho.

Los expedientes del Juzgado de Instrucción de la provincia Sud Chichas muestran las declaraciones de Peró y los otros testigos del asalto. Al ser identificados como los responsables del atraco, Butch Cassidy y Sundance Kid planearon cómo escapar de la región. La primera ruta de escapatoria era salir hacia La Quiaca y luego a Tucumán (Argentina) pero corrían el riesgo de ser atrapados muy rápido.  La segunda alternativa era ir a Uyuni y luego a La Paz, pero el Regimiento Abaroa estaba en apronte. La salida por Quechisla también era difícil porque era muy transitada por caravanas  de la Compañía Aramayo Francke. Por esa razón escogieron la escapatoria por Tomahuayco, Estarca y San Vicente, más de 160 kilómetros y un ascenso desde los 2.850 hasta los 4.538 msnm.

La edición de El Chorolque del 11 de noviembre de 1908 —que está en el libro— relata la captura y muerte de los forajidos. “A horas 6 p.m. (…) llegaron los dos norteamericanos salteadores de la remesa y se alojaron en casa del corregidor, a quien le pidieron auxilios para seguir viaje a Santa Catalina, asegurándole que venían de La Quiaca. El corregidor los alojó en su casa e inmediatamente dio parte del arribo de tales bichos al capitán (Justo P. Concha) (…) El corregidor, con algunos vecinos más, acudió en auxilio y todos rodearon la casa y siguió un combate hasta que cesaron los fuegos del interior (…). Cuando penetraron en el alojamiento de los bandidos, los encontraron muertos a ambos, uno de ellos con un tiro en la frente y otro en el pecho; el otro tenía siete balazos en distintas partes del cuerpo. Requisado el equipaje encontraron la remesa de 15.000 bolivianos”.

En 82 páginas, Reynaga cuenta cómo fue la aventura de Butch Cassidy y Sundance Kid, quienes llegaron a Bolivia para “jubilarse” y tener una vida de ganaderos en Santa Cruz, pero que murieron en San Vicente, sin alcanzar el sueño boliviano.

Fotografías y documentos en 82 páginas

El libro Tres razones para morir en Bolivia tiene, en sus 82 páginas, un resumen de la vida de los míticos bandoleros, además de información de Tupiza y las empresas mineras que residían en el municipio. También cuenta con documentos inéditos del juzgado y de la Compañía Minera Aramayo Francke Ltd. El texto cuesta Bs 60. Para pedidos, contactarse al teléfono 71811941 (Max Reynaga) o al correo max64reynaga@hotmail.com.