El mundo oculto de la Ayahuasca
En Costa Rica se hizo común un ritual de las selvas de Sudamérica para la sanación y para expandir la conciencia.
Ayahuasca es un término poco conocido en Costa Rica, pero que está generando un movimiento. Quienes prueban esta bebida reproducen una experiencia practicada desde hace cientos de años por indígenas del Amazonas, de áreas tropicales y subtropicales de Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador y Brasil. Según el botánico Mario Blanco, director de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), “la ayahuasca es una poción con propiedades alucinógenas que se prepara con al menos dos especies de plantas como ingredientes y que se consume en ciertas tribus sudamericanas”.
Este brebaje es una combinación de dos plantas con presencia de Dimetiltriptamina (DMT) natural, que impulsa a los componentes psicoactivos del cerebro humano. El nombre científico es Banisteriopsis caapi, lo lleva una liana popularmente conocida como yagé que es la primera planta a utilizar. El nombre científico de la segunda es Psychotria viridis, chacruna, que es un arbusto que se utiliza en la bebida.
Según la farmacéutica y coordinadora de la escuela de farmacia de la Universidad Internacional de las Américas (UIA), Melissa Martínez, el DMT también se encuentra en árboles como el de naranja y el de limón. Se trata de una sustancia ilegal en muchos países debido a su manipulación, efectos y aparición en otras drogas.
Los que promueven su consumo afirman que con la combinación de ambas plantas, la bebida posibilita un viaje alucinógeno “medicinal”. Se usa como un camino para obtener la expansión de la conciencia y la sanación física, mental, emocional y espiritual. Según Martínez, la ayahuasca tiene varias aplicaciones: entre otras, “sirve para tratar a los pacientes que consumen drogas, para ayudarlos a salir del problema”. La psicóloga Ariana Orellana, miembro del departamento de Investigación de la UIA, explica que “la ayahuasca afecta o genera impacto, por decirlo de alguna forma, a nivel cerebral, como cualquier otra droga”.
Una técnica de miles de años
El uso de esta bebida como medicina curativa del cuerpo y el espíritu es más común en pueblos indígenas del Cono Sur. La utilizan los chamanes, curanderos o “maestros” desde hace más de 5.000 años. Hoy, cientos de turistas se adentran cada año en los bosques amazónicos para experimentar viajes o encuentros curativos. Inclusive se ofrecen comodidades destinadas solo para extranjeros, con paquetes recreativos en aldeas donde se realiza el llamado ritual de la ayahuasca, que tiene una duración de cuatro a cinco horas, en grupos de hasta 12 personas.
Según Orellana, estas prácticas curativas son atractivas porque “las personas siempre andamos en busca de un sentido de vida, de un porqué, es parte del ser. Necesitamos conocer nuestras raíces, necesitamos conocernos. Muchas de las situaciones a nivel individual se deben de alguna forma a crisis, entonces de ahí que la persona viene y busca una alternativa, en este caso el chamán, que es un ser (que trabaja en lo) espiritual”.
En el país centroamericano ahora funcionan algunos lugares, muchos clandestinos, como hoteles y aldeas indígenas, donde se practican estos rituales y se ingiere ayahuasca. Uno de estos es Rythmia Life Advancement Center que está en la provincia de Guanacaste (noroeste) y aunque en su sitio web no menciona el nombre de la ayahuasca, el “boca a boca” ha funcionado para dar a conocer los servicios que brinda, siendo en la actualidad el lugar más conocido en el país donde se consume esta bebida. El hotel es el destino turístico para aquellas personas que buscan crecimiento personal como fortalecimiento del espíritu y la mente.
Algunos lo describen como “un hotel de desintoxicación” ya que tienen servicios de “limpieza corporal” con bebidas y clases de meditación. Los principales ingresos de este hotel provienen de las ceremonias de la ayahuasca, realizadas por chamanes provenientes de Estados Unidos y algunas veces con chamanes o taitas de Colombia. Costarricenses también han participado en estas ceremonias. Uno de ellos —guardamos su identidad— señala que la principal razón es “experimentar y abrir el tercer ojo” y que le gustaría hacerlo de nuevo para “seguir teniendo experiencias espirituales”.
No es el único sitio. Basta explorar en el buscador, dar un clic y con unos dólares se puede conocer la experiencia. El principal público es de extranjeros, el idioma de las páginas web suele ser el inglés. Está New Life Ayahuasca, ubicado en San Ramón de Alajuela, que según su misión pretende: “Proporcionar opciones de retiro compasivo a aquellos que buscan restablecer el equilibrio en sus vidas a través de la curación personal y espiritual”. Ayahuasca Costa Rica —que se encuentra en Pérez Zeledón de San José— ofrece paquetes con diferentes servicios. “Trabajamos con dos medicinas sagradas principales: ayahuasca y kambo”, señalan en su web, donde se pueden leer los testimonios de personas que han experimentado los servicios en el lugar, en su mayoría, relacionados con la ayahuasca.
Uno de los que vivieron la experiencia es Reinhard Quiel, que se adentró en la selva costarricense para encontrar su “verdadero ser” en el ritual.
“Para realizar la ceremonia se tiene que ir a la Finca Fruición en el Valle del General. En una terraza de madera hay un montón de gente con sus bolsas de dormir. Para iniciar el ritual, el taita da una introducción de lo que va a pasar. Todos cantan junto a instrumentos indígenas y pasan uno por uno para recibir el trago de ayahuasca, solo basta esperar a que llegue el efecto. Después de 20 minutos uno empieza a sentir náuseas y a alucinar y a sentir energías diferentes. En un momento, el taita tomó la guitarra, su esposa el tambor y empezaron a cantar, cuando empecé a escuchar el tambor entré en trance y me dejé llevar por el sonido y la vibración; en algún momento dejé de sentir mi cuerpo y solo me sentía en vibración. Fue una de las sensaciones más impresionantes que jamás vaya a sentir y estoy seguro de que si cualquiera me hubiera visto, hubiera pensado que estaba convulsionando, pero la realidad es que no podía estar más lejos. Fue una sensación que por más que intente describir con palabras, es imposible hacerlo”
Quiel participó en la ceremonia con ayahuasca dos veces, pero volvería a hacerlo cuantas veces sea necesario. Dice que su vida dio una vuelta positiva desde que inició con el acercamiento espiritual y cambió su vida alimenticia.
Droga, alimentación y sanación
La nutricionista Dayana González asegura que no encontró ningún artículo que relacione el consumo de la ayahuasca con desnutrición o alteraciones metabólicas, pero advierte que “se debe tener cuidado si alguna persona padece de alguna enfermedad, como hipertensión o arritmia cardíaca así como personas que tienen algún tratamiento médico”.
El producto, al no tener ningún control de salubridad, implica peligro. “Debe hacerse un análisis de los componentes bioquímicos de la planta a consumir (por un experto en el área) y ver la biodisponibilidad de los mismos (cuando entran en cocción) para estar seguros de que esta planta puede ser consumida sin riesgo”.Gonzales considera que se puede comparar la ayahuasca con el tabaco. Además, hay sustancias que pueden causar desnutrición pero aún no se sabe si esta mezcla podría entrar en esta categoría.
Por su parte, González advierte tener mucho cuidado con estas sustancias. “Es una bebida hecha con plantas que producen alucinaciones, por lo mínimo, la dieta debe estar limitada en alimentos que estimulan el sistema nervioso central, por ejemplo, el café o té”.
De acuerdo con los testimonios de los que han practicado las ceremonias con ayahuasca, el organismo tiene que hacer una “limpia” aproximadamente de un mes antes de ingerir la bebida. Éstos tuvieron que eliminar el consumo de carnes rojas, productos con exceso de grasas y colorantes artificiales y todo alimento que sea fuerte para el estómago, ya que al tomar ayahuasca el cuerpo tiende a expulsar “los males” por medio de vómito o diarrea.
Según la farmacéutica Martínez, esta bebida, por sus componentes, es considerada una droga, es decir que cumple con la función de “ser un alcaloide o producir alteraciones del sistema nervioso central”. Las alucinaciones que produce la ayahuasca se deben a que “altera algunos receptores del sistema nervioso central”. Además puede generar dependencia y perturbaciones en este sistema como efectos secundarios al igual que el resto de las drogas, como el mencionado tabaco.
Orellana advierte que no se debe acudir a un chamán para tratar problemas psicológicos. Según la psicóloga, el ser humano se divide en cinco áreas y para cada una de ellas hay un abordaje apropiado. “El chamán va a orientar, por decirlo de alguna manera, en los aspectos espirituales”. El curandero llegaría a ser como “un parche” que tapa el problema de manera espiritual durante la ceremonia y bebido de la ayahuasca, y podría ayudar a mejorar los síntomas de las personas que la toman, pero realmente no se trata la raíz de la problemática.
“Si a alguien que tiene depresión le dan de tomar ayahuasca, esto va a tener impacto a nivel cerebral. Un elemento muy importante de la depresión es la disminución de serotonina, en el ritual podría subir y la persona podría creer, erróneamente, que se curó. La depresión tiene un elemento químico y por eso se medica para combatirla, pues necesita estabilización. Sea con un medicamento o ayahuasca, esta persona necesitará seguir consumiendo algo para mantener los niveles químicos, pero el malestar interno o la raíz del problema no se trabajaría. Si no se trabaja con las herramientas necesarias y de forma controlada, la ayahusca puede más bien ser el detonante para que la persona empiece a atentar contra su vida o elementos de este tipo”.
Tanto el botánico, como la psicóloga y la farmacéutica advierten que sin estudios científicos que prueben la seguridad de su consumo, no se recomienda su ingestión, pues este preparado actúa directamente sobre el sistema nervioso. Algo que sin duda ignoran los cientos de seguidores de estas ceremonias en Costa Rica.