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‘Fuertes’ Reconstruir la historia

Cada vez que Óscar Salazar Crespo estaba a punto de restarle importancia a algún aspecto secundario de Fuertes —película que escribió y dirigió junto a Franco Traverso Chueca y que se estrenará en cines el 17 de octubre— algún miembro de su equipo aparecía para susurrarle “en los detalles, está Dios”. Al escuchar de otras voces la frase que tanto había repetido, el ánimo y la fuerza volvían a él, permitiéndole ignorar el cansancio. “Todos hicimos de todo en esta producción y, una vez que se internalizó esa actitud, los mismos miembros del equipo no dejaron que yo entre en una zona de confort”.

La trama narra la participación de un contingente de 600 stronguistas —entre jugadores, dirigentes e hinchas— en la Guerra del Chaco. Es por eso que la ambientación —que retrata a Bolivia en la década de 1930— fue uno de los principales retos que se tuvo que superar.

De imprevisto, a un partido de que se concluyera el campeonato de fútbol paceño —cuya final enfrentaría a The Strongest y Bolívar— toda actividad se suspendió por el anuncio de que Bolivia entraba en guerra con Paraguay. Víctor Zalles, presidente del club deportivo atigrado, convocó a una asamblea e instó a los partidarios de su equipo a unirse al ejército y a participar en el conflicto bélico. La historia de amor de Mariano, uno de los jugadores, y Matilde —interpretados por el mexicano Christian Martínez y la boliviana Claudia Arce—, se ve envuelta en este remolino en el que el aporte del contingente atigrado será decisivo para ganar una batalla trascendental, cerca de lo que solía conocerse como Cañada Esperanza y después se renombraría como Cañada Strongest.

La cinta cuenta una historia ficcional que está rodeada por eventos, lugares y personajes históricos. El primer paso de la preproducción fue una investigación histórica minuciosa: “La guerra y el fútbol fueron nuestros principales temas. En la década de 1930, la pasión por el fútbol había crecido mucho, sobre todo gracias al mundial de Uruguay. Los equipos no eran los que conocemos, con excepción de The Strongest y Bolívar (que recién comenzaba). Y estaba de moda que todos los títulos fueran en inglés, es por eso que la instancia que los aglutinaba se llamaba La Paz Fútbol Association”, describe el director, para quien Fuertes es su ópera prima. 

Luego continuaron con los eventos más importantes de la Guerra del Chaco y con la forma en la que transcurría la vida cotidiana en aquella época, aspecto al que le dieron mucha atención. “Luego de identificar los hitos históricos, fuimos determinando qué saltos temporales íbamos a hacer para que no cayera la tensión dramática. Gracias a diferentes ediciones de periódicos pudimos cerrar la línea temporal y dar por concluido el guion”.

Con el aporte de María Del Pilar Groux en la producción general, Fernando Arze Echalar en el casting, Serapio Tola en dirección de arte y Melany Suazo en vestuario, el diseño de producción tomó forma.

El equipo identificó cuatro momentos clave en la cinta, donde la ambientación tendría que utilizar sus mejores recursos: las escenas en el estadio Hernando Siles, la asamblea de The Stronguest, los andenes del tren y las batallas en el Chaco.

En el caso del escenario deportivo, se utilizó el campo Rafael Mendoza Castellón, en Achumani. Se limpió de cualquier cosa que delatara su temporalidad y se le hizo un revestimiento para que se asemejara al antiguo Hernando Siles, que tenía motivos tiwanakotas. “El estadio se inauguró en 1930, pocos años antes de que aconteciera nuestra historia, así que tendría poco uso. Se hicieron intervenciones y crearon tableros, con carteles, como se usaban en aquella época”.

El Club de La Paz fue el escenario para la asamblea de socios e hinchas y su belleza deslumbró a los cineastas. Para las despedidas en el tren tuvieron que trasladarse hasta Guaqui, porque la Estación Central de La Paz alberga ahora una estación de Mi Teleférico que no podía ser omitida. 

“Las llegadas y salidas del tren eran muy importantes en esos tiempos. La estación era un lugar sagrado y temido, de esperanza y muerte. En Guaqui encontramos una locomotora de la época que aún funcionaba así que resolvimos filmar en su estación, con muchos extras bien caracterizados para que se viera bien”.

Equipos expertos en efectos especiales de Argentina y Chile llegaron al país para que las escenas de batallas tuvieran buena calidad, “encontramos hermosas locaciones y, gracias a los equipos extranjeros, logramos que la historia sumara en calidad y verosimilitud. Crear fuego cruzado y explosiones le dio vida a la guerra”. 

El vestuario estuvo a cargo de Melany Suazo, quien trabajó en Zona Sur y otros proyectos junto al director Juan Carlos Valdivia. “Fuertes fue una experiencia intensa. No muy a menudo se puede trabajar en películas de época. Casi todas, si no todas las prendas, se hicieron desde cero. Para ello tuvimos que hacer mucha investigación, en cuanto a materiales, texturas y diseño”, detalla la también directora de arte boliviana, que llegó desde Perú para ser parte de este proyecto.

Uno de los desafíos más interesantes fue la ropa deportiva. Las prendas solían ser incómodas y la tecnología textil aún no estaba muy desarrollada. “Un artesano boliviano logró crear calzados en cuero muy similares, aunque las plantas son sintéticas. Utilizamos las telas con las que se manufacturaban los uniformes a principios de siglo y fue una suerte encontrar en La Paz tiendas que aún venden diferentes telas que se solían usar para estos trajes”.

Toda la experiencia que Óscar Salazar adquirió en la publicidad, donde se deben contar historias en menos de un minuto, sirvió para que su mirada adquiera un gusto por el detalle. Esta obsesión se ve ahora reflejada en un filme que se creó con una premisa clara: calidad antes que todo.