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Se venden aviones

A journey of wonder (“Un viaje de maravilla”) es la frase que los visitantes ven en el ingreso principal de Embraer, la tercera mayor fabricante de aviones en el mundo y la primera de aeronaves comerciales. Para dar una idea del tamaño de esta factoría —ubicada en São José dos Campos, municipio del estado de São Paulo—, uno de los empleados informa que la fábrica se encuentra en un terreno equivalente a 65 canchas de fútbol, donde hay cerca de 10.000 empleados. Así es la Empresa Brasileña de Aeronáutica S.A. (Embraer), que abrió sus puertas para mostrar cómo es su proceso de producción de aeronaves.

Después de 50 años de existencia (fue creada el 19 de agosto de 1969), Embraer es líder mundial en la fabricación de aviones comerciales de hasta 150 asientos, con presencia en 70 países y alianzas con 120 operadoras; entre ellas, Amaszonas.

El martes 15 de octubre fue una fecha importante para la aerolínea boliviana, ya que su primer avión Embraer E190 inició sus vuelos comerciales entre Santa Cruz y La Paz y recibió —casi al mismo tiempo— la segunda de seis que alquilará para engrosar su flota.

Antes de efectuar el acto protocolar entre las dos empresas es necesario conocer cómo trabaja Embraer. Por ello, los principales ejecutivos de Amaszonas y periodistas bolivianos son conducidos a las instalaciones de la fábrica brasileña. En el primer hangar (un galpón del tamaño de una cancha de fútbol) llama la atención un fuselaje descubierto, un armazón metálico grande que todavía carece de los elementos necesarios para volar.

Enormes estructuras mecánicas —ubicadas en la parte alta del galpón— trasladan los armazones, por ejemplo una cabina desmantelada. Según los guías, los aviones estarán listos para operar en aproximadamente 12 días y medio, aunque antes se deben instalar 60 kilómetros de cableado y el software, y hacer los test de comunicación y navegación, entre otros.

En otro hangar, cuatro aeronaves de United Express, Líneas Aéreas Canarias y Azul (Linhas Aéreas Brasileiras) están en la última fase de construcción. La estructura principal es muy importante; los detalles, también. Por esa razón, mientras que las máquinas acomodan los elementos grandes, unos técnicos instalan y revisan las partes más pequeñas.

Todavía sin las alas, timón y estabilizadores, el fuselaje es conducido a un galpón donde brazos robóticos gigantes dan la primera pintura a la aeronave y luego, para los detalles, especialistas se dedican a estampar los nombres y los logotipos. En la última etapa, en otro hangar, los aviones pasan por un circuito en el que se instalan las salidas de emergencia, los asientos y otros compartimentos, además de los motores y las turbinas, antes de hacer el pesaje final y verificar los últimos detalles. La factoría brasileña es tan grande que incluso tiene su propia pista de aterrizaje, donde se hacen las pruebas de vuelo.

El recorrido termina en el hangar donde está el segundo Embraer E190 de Amaszonas, una nave más larga, con alas más grandes y habilitada para llevar 112 pasajeros. “Hemos desarrollado un plan de negocios para probar que nuestros aviones son eficientes para el mercado boliviano. No hay restricciones en altura o con altas temperaturas, tampoco en distancias para los mercados que Amaszonas busca atender”, asevera Reinaldo Krugner, director de Aviación Comercial de Embraer para América Latina y el Caribe.

“Es el avión adecuado para el momento que vivimos”, comenta Sergio de Urioste, presidente ejecutivo de Amaszonas. Es que además de renovar su flota, la aerolínea planea este año llevar pasajeros desde Bolivia hasta Río de Janeiro y Foz de Iguazú (Brasil), y para mediados de 2020 a Quito (Ecuador), con el fin de completar un circuito turístico que incluye el Salar de Uyuni y Cusco (Perú). Como dice De Urioste, es un sueño hecho realidad para Amaszonas, que comenzó en una fábrica ubicada en la avenida Brigadeiro Faria Lima Nº 2170, en São José dos Campos.