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Con vocación para cambiar el mundo

Era lunes de cine, pero Álex Copa Gorostiaga y su amiga Melvy Vicente llegaron tarde a la función.Decidieron pasear por El Prado para matar el tiempo y combatir el frío de la noche. De pronto, los amigos vieron a una anciana pidiendo limosna en la esquina de la calle Colón mientras la gente salía a borbotones de una iglesia evangélica. Las personas, presurosas, la bordeaban. Los jóvenes quedaron impactados y decidieron comprar de un puesto de venta cercano un vaso de arroz con leche y se sentaron junto a la señora. Comenzaron a hablar y nació el proyecto Cambiar al Mundo Hoy.

Ya pasaron ocho años y son más de 60 las personas o familias beneficiadas por esta causa que se ha convertido en el motor de vida de Álex. “No puedo hacer mis cosas mientras pienso que alguien afuera está pasando hambre”, explica el joven que vive en Ciudad Satélite, El Alto.

Tras el encuentro con la anciana, Álex y Melvy salían cada noche de lunes y llevaban alimentos para compartir con las personas en situación de calle. Luego convocaron a más gente y el 9 de junio de 2012 crearon la agrupación Cambiar al Mundo Hoy, que desde entonces brinda apoyo a quienes más lo necesitan.

En todo este tiempo es mucha la gente que se ha unido al grupo y que también se ha salido; solo Álex permanece desde el inicio. “Si yo paro, quién lo va a hacer. Todo se va a dejar”, se encoje de hombros.

Casos. Los integrantes de este grupo hacen el seguimiento de los casos de personas en necesidad para lograr ayudar de forma más efectiva.

Su rutina consiste en, antes de retornar por la noche a su casa, caminar por El Prado, el Centro y la Ceja de El Alto. Si encuentra a alguna persona que requiere ayuda —sea un anciano, un niño o una madre con su bebé—, se le acerca con algo de comida para averiguar si se trata de una carencia circunstancial o algo más grave. “Frío Cero se llama el recorrido con el que llevamos un café caliente y un sándwich.

Es una herramienta que me ayuda a romper la barrera de la desconfianza. Me siento en el piso y empezamos a charlar para que se les bajen las defensas. Vamos varias veces, distintas personas, para corroborar sus historias. Así podemos identificar el momento en que llegó la crisis y cómo salir de la situación actual”.

Si bien al principio era asistencialismo puro y duro, con el tiempo el activista se dio cuenta de que cambiando el mundo de una persona, se lograba un verdadero avance, pues esta salía adelante sin necesidad de un apoyo constante. Fue así que se estudió cada caso y se brindó conocimientos sobre administración de capital, liderazgo y autoestima, entre otros.

Álex estudia actualmente la carrera de Medicina y aunque casi no tiene tiempo libre, las noches las dedica a ayudar. “Es mi otra personalidad, como Batman”, se ríe. Y es que no le gusta salir en las fotos ni que se hable mucho de su trabajo.

Como una de sus principales herramientas es Facebook, mucha gente lo cuestiona, a veces muy groseramente, cuando pide ayuda para otros. “Trato de no darle mucha importancia a los ataques, seguramente quieren ayudar y están en su derecho de dudar. Si saco estas publicaciones es para que la gente vea que sí se pueden hacer buenas cosas”.

Estos tiempos de coronavirus le han perturbado, pues no ha podido salir a ayudar como siempre. Entonces se puso a tejer redes de solidaridad que ya han logrado apoyar en la cuarentena a 26 familias. “En esta situación no se puede hacer la corroboración y el seguimiento que se debe, pero entre nueve voluntarios estamos logrando que la ayuda llegue”.

Y como todos, Álex sueña: “Mi chaleco es mi uniforme. Y yo sé que va a llegar el día en que lo cuelgue en la pared porque no habrá a nadie más a quién ayudar”.

Fotos: Álex copa