Cuando la llama te llama
Durante 15 minutos, un auquénido se cuela en las reuniones virtuales para distender el ambiente y hacer conocer parte del altiplano boliviano.

Con ocho personas en la reunión de trabajo virtual y más de dos horas de charlas que se vuelven tediosas, de repente aparece, en un nuevo cuadro en la pantalla, Pancho, una robusta llama de color café oscuro. Como si fuera un alivio a la tensión causada por situaciones agobiantes —como la cuarentena por la pandemia del nuevo coronavirus—, estos auquénidos invitan a conocer algunas regiones del altiplano boliviano, a través de CallALlama.
De un día para otro y sin siquiera haberlo planificado, las casas se han transformado en oficinas y las aplicaciones para reuniones a través de video se han convertido en el mecanismo para continuar trabajando o seguir estudiando. Gianpiero Petriglieri y Marissa Shuffler, expertos en salud laboral de Estados Unidos, comentan que participar en reuniones virtuales exige más concentración, ocasiona mayor demanda de energía por la interacción con la cámara y causa estrés por hacerlo en un solo lugar.
“En una reunión virtual no simplemente se mira la pantalla, la pantalla también está observando al usuario y esto convierte esta actividad en una acción bastante estresante para algunas personas”, sostiene el análisis de ambos especialistas, publicado en la Gaceta de la Universidad de Guadalajara (México).
Algunas recomendaciones para aminorar los efectos dañinos de estas sesiones son programar una cantidad reducida de chat, tener descansos entre cada comunicación y no emplear el video en todo momento, con el fin de aminorar la carga de concentración.
Después de un tiempo de charla, con el monitor que más parece un inquisidor para el usuario, de pronto aparece Pancho, Misky, Wayra o Mallku, llamas que quitan durante unos instantes el cansancio de los encuentros virtuales.

“La idea es que no sea una videollamada normal y aburrida, sino que en tu reunión de empresa, con tu familia o amigos participe una llama, como una manera para promocionar el altiplano boliviano”, explica Derren Patterson, quien dirige CallALlama, una propuesta que pretende —mediante estos auquénidos andinos— mostrar los atractivos de su medio ambiente en una entretenida entrega.
“¡Kamisaki!”, se presenta Eti Ramos, una pastora de llamas que vive en el municipio de Tahua, cerca del salar de Uyuni y a los pies del cerro Tunupa, quien hasta antes de la pandemia acompañaba la crianza de auquénidos con caminatas con turistas. “Las llamas, la granja y el turismo son mi vida”, asevera doña Eti.
No obstante, como consecuencia de la cuarentena, ella y otros guías-pastores se quedaron sin ingresos económicos por la falta de visitantes. “En estos tiempos de crisis, en el turismo queríamos encontrar una luz entre las tinieblas, una manera para apoyar a la gente que está dentro de sus casas durante la cuarentena y viajar con nuestros hermanos silenciosos, nuestro animal nacional”, expone Derren, un estadounidense que desde hace varios años radica en Bolivia y que ha guiado por el país tanto a estrellas de cine y príncipes, así como también a mochileros.
En otra reunión aparece una llama blanca y Rodrigo, desde la Isla del Sol, a orillas del lago Titicaca, desde donde cuenta la historia milenaria de los auquénidos y su importancia en el desarrollo de las civilizaciones prehispánicas, no solo como animal de carga y por su carne, sino también porque su excremento sirvió de abono para cosechar alimentos en sitios de gran altitud.

“Cuando miras el cielo en la noche se ve la constelación de Yakana, el espíritu de la llama, que nos da la lluvia y que nos cuida de todo mal”, cuenta Derren acerca de la astronomía andina. Por 15 minutos se utilizan fotografías, videos, explicaciones de los guías y recorrido de las llamas para contar todo lo relacionado con estos animales y el hábitat donde viven.
CallALlama es una propuesta enfocada en encuentros virtuales para extranjeros, para que conozcan Bolivia; aunque también se abrió la posibilidad de tener recorridos de una hora de duración para nacionales por la Isla del Sol, Copacabana y Tahua, lo que ayudará a viajar sin salir de casa y permitirá obtener recursos a los pastores y a los trabajadores de los hoteles La Estancia y Las Olas.
“Los destinos deslumbrantes varían desde la sombra del imponente volcán Tunupa a orillas del salar más grande del mundo en Uyuni, hasta el lugar de nacimiento del imperio inca en un hermoso mirador en la Isla del Sol, en el prístino lago Titicaca”, describe Derren, quien define este nuevo producto turístico como una aventura muy LLAMAtiva».
CONTACTOS.
Para recibir más información, llamar al número 76285738, comunicarse al correo [email protected] o escribir a la página de Facebook Call A Llama.