Graffiti Tour: ruta del arte urbano
El arte de calle es uno de los principales movimientos artísticos del siglo XXI, con gran potencial para el turismo. Los ‘graffitis’ embellecen la ciudad y hacen de las calles más amigables. Este mes abre en La Paz el primer ‘Graffiti Tour’ del país
El turista del siglo XXI ha cambiado, ya no quiere ir a las iglesias o a los museos. El nuevo turista (“millenial”) demanda experiencias.
Quiere patear las ciudades, comer en las calles, dejar una huella positiva en el país que visita y luego —o mejor dicho durante el periplo— subirlo todo a las redes sociales. Por eso, la Asociación de Guías de Turismo de Bolivia junto a la incipiente Asociación de Artistas Callejeros están apurando un nuevo proyecto: el primer “Graffiti Tour” de La Paz que nacerá a finales de este mes.
La primera estación del circuito es la calle Melchor Jiménez —héroe paceño de la Revolución del 16 de julio contra los españoles— en el centro de la ciudad. La popular Jiménez tiene la forma de una curva. Sus paredes están recuperando vida y están siendo invadidas por la selección nacional del arte urbano boliviano: las y los mejores “graffiteros” y “graffiteras” del país.
El reconocido “Huayllas” (Álvaro Álvarez) ha dejado ya su sello con un mural que reivindica la fuerza curativa de la Madre Naturaleza (Pachamamahua). A escasos metros, Diego Magariños (de nombre artístico “Wicked”) rinde tributo a la cultura tiwanacota con una pirámide poderosa y un “marciano” verde de tres ojos. “Es nuestra cultura lo que queremos revalorizar”, dice el “malvado” graffitero paceño.
Unos metros más abajo, “Huayllas” muestra lo mejor que tenemos, la diversidad cultural y natural. Un jaguar (“tigre” en Bolivia) de mirada penetrante, una máscara tacana, un cazador y un mono aullador sorprenden al flâneurantes de doblar la curva. En la esquina con la calle Graneros, un ekeko gigante atrapa bajo el humo verde de su cigarro. Es un homenaje a Federico Alvarado, guía de turismo fallecido durante esta pandemia y padre de “Jodido Diego”, chapa del artista Diego Alvarado.
Hoy domingo, las chicas de La Paz y Cochabamba llegarán a la misma calle para sumar talento y rebeldía. En el Día de la Mujer Boliviana, en homenaje a la gran Adela Zamudio, Hef Colectivo, Cholas Crew (con la capísima Andryw Huara, “La Wasa”), Norka Paz (“Knorke Leaf”) y Val Kolosh contarán la historia en imágenes de libertad desde el lado salvaje y contestatario.
El “Graffiti Tour” acaba de comenzar. Quedan por delante tres horas por el centro, Sopocachi, Alto Obrajes e Irpavi. A pie y en teleférico, caminando y volando por los aires: la experiencia está garantizada. Pablo Patzi, de la Asociación de Guías de Turismo de La Paz, remarca el carácter integral del flamante recorrido: “Hemos convocado y lo seguimos haciendo a agencias, artistas, vecinos, gremiales, restaurantes, Alcaldía, empresas públicas como el Teleférico y empresas privadas que puedan colaborar con financiamiento de pinturas y materiales. Todos son y están bienvenidos a sumarse”.
La segunda estación del paseo son las cercanas calle Linares y Tarija. “Andyno” arriba desde Oruro para dejar su arte abstracto/psicodélico en una pared muy cerca de las Brujas. El estudio de tatuaje Pepe’s adorna y embellece su esquina. A medio camino, en un ejemplo del carácter integral del “tour”, llega una paradita para reponer fuerzas.
El restaurante Moon Light de Emmanuel Monroy alista anticuchos, tripitas, patitas y rellenos. Es la hora de los “street food lovers”. Es la apetitosa comida de la calle pero sin el peligro de terminar con un “gringo” en el Hospital Obrero. Monroy ha encontrado la forma de reinventarse y revalorizar el sabor de las calles de La Paz. El objetivo es único: que la experiencia gastronómica sea pura satisfacción. Sale un anticucho con extra de salsa maní bien picante para llevar y terminar el “Graffiti Tour” pletórico de fuerzas. La tercera, cuarta y quinta parada suben por los cielos. La Línea Celeste aterriza desde El Prado en la Avenida del Poeta.
Es tiempo de apreciar la maestría de uno de los mejores cultores del arte urbano: el japonés Tomoharu “Momo” Suzuki que hace dos años dejó en los muros de la estación de Mi Teleférico un ejemplo de su talento, dedicado a la cooperación nipona y la amistad entre los pueblos boliviano y japonés a través de las figuras de una cholita y una geisha. “Momo”, como los pioneros del “graffiti”, pasó de ser considerado un vándalo a ser solicitado para las mejores galerías del mundo; de las calles a la academia y viceversa. En las paredes cercanas, se pueden apreciar todavía los trabajos que dejó el último encuentro internacional de arte callejero.
“Queremos también iluminar de noche algunas obras con la ayuda de la empresa de electricidad de La Paz, involucrar a la Alcaldía y al Teleférico para que nos presten sus grúas y andamios y hacer murales gigantes verticales, que se vean desde las cabinas. También queremos homenajear a los personajes de La Paz, he arrancado con el “Chupita” Riveros y pronto dibujaré a las cholitas escaladoras y otra Rosita Ríos, esta vez, bien stronguista. Hay que llevar el arte urbano en La Paz al próximo nivel”, dice “Huayllas” que mira desde las alturas de la Línea Verde e imagina un mural gigante con los rostros de la selección de fútbol del 94 en la cancha cercana a la calle 17 de Obrajes.
La cuarta estación vive en la zona Sur: los turistas suman más adrenalina. Junto a la estación de Pata Obrajes, las paredes esperan. Los y las artistas —con un local donde imparten ahora talleres de arte— enseñarán los principios básicos de la escritura del “graffiti” a los alumnos especiales armados de aerosoles. Dar a conocer el trabajo de los hacedores de murales y acompañar las imágenes con un relato propio contado en primera persona es parte de la experiencia. “Tenemos que explotar todas nuestras potencialidades, colaborar para que la ciudad esté más linda y menos gris, que sea un atractivo conservable, somos patrimonio relevante y tenemos que democratizar el espacio público urbano, evitando vicios de poder”, dispara “Huayllas”, un fiel seguidor de la cultura hip hop, inherente a este movimiento artístico e impulsor de los festivales de “graffiti” que también serán beneficiados con estos recorridos.
El “calvario” casi toca su fin, próxima y quinta estación: teleférico de Irpavi. Una galería exhibe cinco de los mejores trabajos de connotados “graffiteros” internacionales como el colombiano Sancho Medina que pasó de las calles de su Cali natal a ser uno de los más respetados diseñadores gráficos de Sudamérica, marcado por la explosión de colores, los retratos, la naturaleza y una gráfica misteriosa. En una pared cercana, los bolivianos “Osek”, “Khespy”, “Huayllas”, “Dems” y la boliviana “Knorke Leaf” acompañan con nuevos diseños.
La sexta estación dibuja el camino de regreso a Sopocachi, vía la parada del Teleférico próxima a la plaza España. La calle Abdón Saavedra, donde viviera el gran maestro Cecilio Guzmán de Rojas, ha visto sumar más “graffitis” en las gradas que suben y bajan hacia el Salar de Gastón Ugalde y la casa museo del muralista Walter Solón Romero. Nada es casualidad. El “Tour” finaliza en el pasaje Gustavo Medinaceli y la calle Boyacá. Allí esperan Simón Bolívar, Diego Armando Maradona, Amy Winehouse, los Beatles, Don Ramón, Salvador Allende, Freddie Mercury y Janis Joplin. Suman y siguen las voces libertarias del arte callejero —uno de los principales movimientos artísticos del siglo XXI— que ha llegado para quedarse, como “La Paz Graffiti Tour”. Y esto recién arranca: el segundo recorrido está ya en gestación y recorrerá el centro, el Cementerio General (escenario del Festival Ñatinta 2017 y 2019), Chualluma —el barrio/destino turístico que cambió su vida con el color gracias a 19 murales— y El Alto que junto a la hoyada serán un gran museo de arte urbano a cielo abierto.