60 años de Espartaco: Entre las anécdotas y el significado histórico
Fue esta película la que dio las fuerzas para las megaproducciones de Hollywood. A pesar del tiempo, su temática es más actual que nunca
El 7 de octubre se cumplieron 60 años del estreno de la película Espartaco que fue dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas. Para ningún amante del cine es desconocida la importancia de este filme por su extraordinaria representación de tiempos antiguos, además de ser galardonada con cuatro premios Oscar.
El reparto que se escogió fue una gran constelación de estrellas del momento: Kirk Douglas (Espartaco), Laurence Olivier (Craso), Jean Simmons (Varinia), John Gavin (Cayo Julio César), Charles Laughton (Graco), Peter Ustinov (Batiato), Herbert Lom (Tigrano), Woody Strode (Draba) y Tony Curtis (Antonino). Ellos se encargaron de dar vida a los personajes de esta mítica historia que ha roto los lazos del tiempo y es el más popular relato de una rebelión de esclavos.
La película es profusa en anécdotas que son muy conocidas. La más destacada cuenta cómo Douglas, siendo productor de la misma, contrató a Dalton Trumbo, guionista renombrado que ese entonces era perseguido por el macartismo, acusado de comunista y por tener ideas contrarias al establishment.
Otro aspecto fascinante fue cómo Douglas peregrinó con el guion de Espartaco. Cansado de esperar una oportunidad a su idea, el actor se acercó a la United Artists, productora que le contestó que ya tenía en preproducción una película de gladiadores. Finalmente, Douglas logró que Universal se interesara y le otorgara un presupuesto de 12 millones de dólares.
La primera elección para dirigir el filme fue Anthony Mann, que no tenía la aprobación de Douglas y que había sido impuesto por la administración de la Universal. Desde un comienzo director y actor no se llevaron bien, pues Mann criticaba la forma de interpretar de Douglas. Un día, mientras regresaba a su hotel, el actor exclamó: “Necesito un nuevo director. Esto no está funcionando”.
Nombres como Carol Reed y David Lean fueron propuestos, hasta que finalmente por un salario de 150 mil dólares se eligió a Stanley Kubrick como el nuevo director. A pesar del gran éxito que ha gozado la película durante los últimos 60 años, tanto en la taquilla como en otros formatos domésticos, Kubrick siempre afirmó que fue un fracaso personal que no lo llenó completamente.
La producción acordó con Kubrick que él se atribuiría el guion de la película, aunque ésta fuera adaptada de la novela de Howard Fast por el ya mencionado Dalton Trumbo. Kirk Douglas fue uno de los que más se opuso a la idea de excluir a Trumbo. Finalmente el nombre de Trumbo salió en los créditos, algo que hizo justicia para el guionista perseguido.
Al leer el libro Espartaco edición 50 aniversario de Víctor Matllano, llama mucho la atención el capítulo que habla sobre el rodaje de la película en España. Matllano cuenta que una vez terminado el rodaje en Estados Unidos, tanto Kubrick como la producción se dieron cuenta de que en el material rodado había una falta de escenas épicas y planos humanizados. Así que tomaron la decisión de filmar en España, en las localizaciones de Colmenar Viejo, Taracena, Aldea del Fresno y otras más.
La impresionante batalla final se rodó en Colmenar Viejo, donde cada día de filmación se llegó a congregar a más de 5.000 personas. El régimen franquista apoyaba de forma decisiva los rodajes en suelo español y otorgaba facilidades para que parte del ejército apoyara dichos trabajos. Según Matllano, fue fundamental el aporte de los militares para recrear a una legión romana muy realista gracias a la preparación que tenían los soldados españoles. Otro elemento importante fue el lograr la participación de extras que hacían de gladiadores y esclavos rebeldes. En la mayoría de los casos se recurrió a vecinos del lugar, además de los militares.
Kubrick dedicó varias horas a mostrar el mejor realismo posible en batallas y muertes. Según cuenta Matllano, cuando se hizo el travellingsobre los cadáveres de los esclavos apilados tras la gran batalla, el director había ordenado que cada uno de los extras portara un cartel con un número, lo que le permitiría a Kubrick ordenar y pedir una determinada postura.
El rodaje en suelo español fue muy costoso, principalmente por las innovaciones: por ejemplo, se empleó varias plataformas para cámara a pedido de Kubrick. Al usar tantos extras para recrear a legionarios, gladiadores y esclavos diariamente, se necesitaba vestuario para más de 5.000 personas, la solución para los planos grandes fue elaborar ponchos de plástico de 1,60 metros por delante y detrás, a ello se añadió un casco y una lanza. Los esclavos iban de verde y los romanos llevaban el rojo, esta idea creativa salvó el momento y en la producción final es imperceptible por la cantidad de gente.
Siete años después de su estreno fue proyectada nuevamente, con 23 minutos recortados de la versión original a causa de la censura a las escenas de violencia. En 1991 se realizó un reestreno donde se adicionaron los 23 minutos recortados, más otros 14 minutos que habían sido eliminados por la censura antes de la proyección original de 1960. Este nuevo material incluía varias secuencias de batallas violentas, así como una escena en el baño donde el general Craso (Olivier) intenta seducir a su esclavo Antonino (Curtis).
Cuando la película fue restaurada para el reestreno, Laurence Oliver llevaba dos años fallecido, por lo que para el redoblaje se contrató a Anthony Hopkins, quien tuvo que imitar la voz de Olivier, mientras que Tony Curtis pudo doblar su papel. Se debe tener en cuenta lo literario y poético en la película. Los diálogos de los actores dejan correr la historia. Los textos de Curtis en su papel de Antonino muestran un mundo antiguo como si estuviera presente, donde los problemas vitales y esenciales de los hombres de la época antigua siguen siendo los mismos para cualquier persona en la actualidad. Se piensa que la esclavitud es una cosa del pasado, pero es un tema tan actual, que se calcula que 40 millones de personas en este nuevo siglo todavía viven bajo alguna nueva forma de sometimiento que no necesariamente es la de usar cadenas y vivir bajo el látigo.
Más allá de todo lo visto hasta ahora, el significado histórico de Espartaco está vigente. La película refleja que ningún poder opresivo puede estar de pie, todo cambia cuando los oprimidos analizan su situación y deciden ponerle un freno. Esta forma de pensar está más viva que nunca en la actualidad que, a pesar de los años, se refleja en la rebelión de Espartaco.