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Cacique Siñani: recomponer la historia

En la esquina de la calle Batallón Colorados, frente a la Plaza del Estudiante de la ciudad de La Paz, hay un lugar que al entrar nos traslada a 10 ambientes: nueve departamentos y el Litoral; no solo por los espacios, pero también por los sentidos: el gusto, el olor y lo visual. Hace 30 años, en este mismo inmueble, el emblemático Café Ciudad empezaba a atender a quienes se convertirían en su público habitual. El local, conocido por estar abierto las 24 horas, devino en un sitio de encuentros diarios para muchos.

Mañana el restaurante Cacique Siñani, antes Café Ciudad, abre oficialmente sus puertas al público con una inauguración a las 19.00. El lugar no solo busca recomponer la historia del espacio que lo precedió y recuperar los orígenes familiares de quienes volvieron simbólica aquella esquina paceña, sino representar la mixtura de Bolivia en sus platos, en sus bebidas y en la disposición de sus ambientes.

En los inicios, la construcción perteneció al señor Max Monje. José Luis Paredes, exalcalde de la ciudad de El Alto, alquiló el subsuelo como garaje. “Mi abuelo le regaló un auto y en vez de usarlo lo alquilaba, después hizo lo mismo con otros autos”, cuenta el ahora dueño José Luis Siñani. Cuando uno de los muros de la Batallón Colorados se cayó, Monje decidió vender el inmueble, que fue comprado por Paredes. El espacio se convirtió, unos meses más tarde, en el primer McDonald’s — no oficial— en Bolivia, por lo que al poco tiempo Paredes decidió construir el Café Ciudad, exactamente tres décadas atrás. Pero la historia de esta esquina se remonta aún más atrás. “Quiero alcanzar el sueño de mi bisabuelo Manuel Rigoberto Paredes Iturri, uno de los más grandes historiadores bolivianos, padre de Antonio Paredes Candia y Rigoberto Paredes Candia”, dice Siñani. “Los orígenes y la historia de mi bisabuelo se ubican en Carabuco, una población al norte del lago Titicaca. En 1801 hubo una revuelta campesina encabezada por uno de los caciques —autoridades políticas indígenas— Siñani. La pelea concluyó con el escape del hijo del cacique, Apolinar, que terminó, además, invirtiendo sus apellidos a Paredes Siñani”. Así es como nace el nombre de este nuevo espacio, como abreviatura o síntesis de una historia familiar. Durante los meses de pandemia, el Café Ciudad cerró sus puertas y el hijo de Paredes junto con Siñani Investments remodelaron el lugar.

Platos

Foto: Ronald Fernández/Cacique Siñani

Foto: Ronald Fernández/Cacique Siñani

Foto: Ronald Fernández/Cacique Siñani

Foto: Ronald Fernández/Cacique Siñani

Un mosaico sensorial

“Empecé a estudiar la geografía arquitectónica del espacio hasta entender que hay una dialéctica oculta.  El café se divide en 10 ambientes: los nueve departamentos y el Litoral, cada uno de ellos decorado con alguna particularidad”. Las paredes negras y las luces en contraste son el elemento en común entre todos los espacios. Tarija, por ejemplo, está llena de fiesta y de luz nocturna. La terraza del lugar rinde homenaje a la ciudad del vino con Cacique Nights y eventos exclusivos. Esta parte del restaurante recibirá los eventos de noche, “como lo hace Tarija cada fin de año para celebrar el inicio de una nueva gestión con sus fiestas”.

Parte de la propuesta es “exportar nuestra cultura a otros continentes, utilizando al restaurante como un catalizador que despierte curiosidad sobre Bolivia”. La gastronomía de autor trabaja con ingredientes nacionales, creando un estilo que apuesta por la creatividad. El Carnaval Oruro, por ejemplo, está elaborado con charque de llama, mote, huevo, galleta de queso, hojas de papa y jalpawaica. El Anticucho Veganoes la opción para quienes no comen carne. Está hecho de zuccinis con champiñones en salsa parrillera, acompañados de semillas salteadas en aceite de huacataya y oca caramelizada con flameado de singani y salsa de maní.

Las bebidas no son la excepción. El café Carabuco Lattees una combinación de espresso, betarraga, leche texturizada y flor de jamaica, “que tiñe la bebida del color de la Catedral”. Pachamamaes un cóctel que mezcla Cocalero de Altura, zumo de tumbo, limón y clara de huevo.

El lugar, además, busca ser una galería cultural de la mano de Casa Galería Persona. Cada dos meses un artista expondrá una propuesta. Los artistas que formarán parte de la agenda cultural cuentan con una producción sostenida. Cacique Siñani se inaugura con la obra de la ceramista Gabriela Benítez, formada en la Academia Hernando Siles. Sus piezas están envueltas por mística local, naturaleza y feminidades. “La idea es que cada dos meses la visita al lugar sea una experiencia totalmente diferente y llena de asombro”, dice el dueño y gestor de Casa Galería, Galo Coca. Esta esquina no solo será un café y restaurante, también “un espacio de pensamiento independiente y autónomo para las artes visuales actuales. Buscamos la reflexión crítica sobre las prácticas del arte de una forma dialógica”.

Cacique Siñani resume la variedad cultural existente en Bolivia y reflejada en su comida, su bebida, su arquitectura y su arte. Este nuevo café y restaurante refleja la miscelánea boliviana.