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Huarina, tierra de míticas historias, se reabre al turismo

Huarina es conocida por ser la cuna del Mariscal de Zepita y su familia materna, por ser la tierra del misterioso kari kari que roba la grasa a sus víctimas y también por la oferta de sus pescados fritos debido a la cercanía con el lago Titicaca. Sin embargo, este sitio en el altiplano tiene más joyas turísticas cuyos habitantes quieren que las personas conozcan para reactivar el turismo tras el azote de la pandemia.

Juan Machicado Chirinos es vecino del lugar, ubicado en la provincia Omasuyos y a 70 km de la sede de gobierno. Él, como la mayoría de los habitantes de esta localidad, cabalgan entre dos realidades: el mundo rural y el urbano. Es así que durante la cuarentena rígida, que se decretó en el país a causa de la pandemia del COVID19, decidió quedarse en Huarina.

“La mayoría nos quedamos aquí porque no había actividad en la ciudad. Entonces como estábamos aburridos decidimos recorrer Huarina y descubrimos las maravillas que estaban frente a nosotros en nuestro pueblo. Yo descubrí al Homero Simpson de piedra”, agrega Chirinos.

Los vecinos recorrieron los alrededores y en las alturas de los cerros que se hallan en el lugar hallaron senderos en los que las formaciones rocosas son similares a diversos animales y  personajes. “Tenemos una formación similar a una chanchita amamantando a tres cerditos, también hay un sapo gigante y una figura que es igual al dibujo animado de Homero Simpson. Esta piedra llamó la atención de muchas personas y nos hicieron una nota en CNN”, señala Édgar Morales, otro de los pobladores del lugar que también espera que el turismo se reactive en la zona.

Lo que impresiona son las figuras de roca con forma de renacuajo, que tienen una historia ancestral. “Se cree que eran sapos gigantes que salían del lago y que desobedecían al achachila que gobierna las aguas del Titicaca, por eso fue castigado y se petrificaron”, señala Pedro Chambi, quien además añade que se le rinde culto a esta piedra, a la cual le atribuyen prosperidad y buena fortuna para quien crea en ella.

Según el censo nacional de 2012, el municipio de Huarina cuenta con una población de 7.948 habitantes y la mayoría de ellos son profesores rurales jubilados. Esto no es casual tomando en cuenta que las primeras escuelas clandestinas e indigenales se desarrollaron allí. “Hasta aquí venía Abelino Siñani a aprender a leer y escribir. Él caminaba o se venía en un burrito desde Huarisata porque una maestra le enseñaba”, explica Mamani.

Las escuelas clandestinas fueron claves en la historia de Bolivia para lograr la liberación indígena de la opresión de los patrones y terratenientes, quienes no permitían que los indígenas aprendan a leer o escribir, esto sucedió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

También hay dos personas que enorgullecen a los habitantes del lugar y son el actual vicepresidente del país, David Choquehuanca, quien nació en la comunidad Cota Cota, que es parte de esta localidad y el legendario Andrés de Santa Cruz, quien fue el sexto presidente de Bolivia tras su fundación como República.  Al ingresar a Huarina, el primer personaje que recibe a los visitantes es justamente una estatua del Mariscal de Zepita.

“Queda una casa que le perteneció a la madre del Mariscal. Antes era una hacienda con varios espacios, pero ahora solo queda parte de ella. En esta hacienda nació el Mariscal, su padre era español y su madre, una indígena de Peñas, de esa unión nace el Mariscal un 30 de noviembre. Hay una confusión que se difunde en los medios y se dice que nació el 5 de diciembre, pero esa es la fecha de su bautizo en La Paz”, explica Fredy Chalco.

Al acudir a la casa patrimonial se la ve deteriorada y la construcción colonial de adobe macizo es complementada con obras con ladrillo. Cuando este medio visitó el lugar estaba bajo llave y tenía dibujos de Jesucristo ya que allí funciona una iglesia denominada El Nazareno.

Huarina: Los rostros escondidos

La casa patrimonial que perteneció a la madre del Mariscal de Zepita. Foto: Iván Orellana

Las piedras toman formas diversas como de sapo. Foto: Iván Orellana

Huarireños. Foto: Iván Orellana

Las piedras toman formas diversas como de Homero Simpson Foto: Iván Orellana

Las piedras toman formas diversas como de un rostro. Foto: Iván Orellana

MISTICISMO ANDINO

El nombre de Huarina se le atribuye a un ser mitológico andino, el cual se convertía en humano y vicuña. Este misterioso ser era el que protegía a los rebaños de camélidos endémicos que, otrora, habían poblado el sitio. Huari en lengua aymara significa vicuña, de allí nace el nombre.

Tras esta mística que envuelve esta localidad salta la historia de la batalla de Huarina que se desarrolló el 20 de octubre de 1547, un año antes de que se funde La Paz en la localidad de Laja. “Esa batalla tuvo 450 muertos y varios están en una fosa común en el cerro, que está lleno de huesos. Un antropólogo fue con nosotros a este lugar y lo calificó como un complejo funerario. También encontramos  vestigios arqueológicos de alguna cultura precolombina. Además este sitio es una waka  con mucha energía y allí se va a llevar ofrendas. Se dice que los huesos que están allí son de soldados españoles y realistas. De los que seguían a Diego Zenteno y otros a Gonzalo de Pizarro, está documentado en las crónicas de Guamán Poma de Ayala”, explica Mario Mamani.

Las alturas enamoran a los habitantes de Huarina, quienes trabajan colectivamente para adecuar un mirador. Hombres y mujeres con picos y palas remozan una planicie para la llegada de visitantes. Desde esta altura se ve el lago azul.

Tras la dura jornada, las mujeres que trabajaron despliegan awayos y sirven un aptaphi con una serie de cereales, papas y queso de alimentos que se cultivan en la región y son de origen orgánico.

En este mirador hay piedras pequeñas con las que las personas que lo visitan construyen casas para pedir, desde el fondo de su corazón, que se concreten en realidad. Las construcciones improvisadas son rociadas de alcohol y se espera que las buenas energías y los espíritus benévolos que yacen allí materialicen el deseo. Huarina es un sitio donde se cree en la magia, por ello en el centro de la plaza hay tiendas que ofrecen preparados de plantas y medicina natural para hacerle frente  a cualquier mal.

Gustavo Quispe Apaza tiene una tienda en la que ofrece medicina contra el kari kari, un personaje mítico que saca la grasa de sus víctimas, quienes enfermarán hasta morir si no usan la medicina natural. A Quispe se le pregunta de qué está hecha la pócima que vende, pero no dice nada: es un secreto que atesora Huarina.