Alfaro: Paladín del libro y la lectura
El investigador Carlos Soria Galvarro repasa la Ley 366, de 29 abril de 2013, del Libro y la Lectura
El maestro en la escuela Agustín Aspiazu de La Paz nos pidió que no gastáramos nuestros recreos porque al final íbamos a tener una sorpresa. A la salida, en medio del bullicio atronador y el torbellino de mandiles blancos, distinguimos a un señor de lentes, traje raído y barba oscura con un inmenso bolso de cuero colgado al cuello, ofrecía por unos centavos pequeños libros infantiles con ilustraciones de animales y rondas de chiquillos. Si algo lamenté en la infancia fue el intempestivo retorno de mi familia a Cochabamba a mitad de aquel año, porque así perdí para siempre a un extraordinario profesor de escuela, Ranulfo Fernández, y a su amigo escritor y vendedor de libros, Óscar Alfaro, quien dejó sembrada en muchos la buena semilla de la lectura.
He recordado con emoción esta anécdota infantil, pues la Ley del Libro y la Lectura aprobada el 29 de abril de 2013 (Ley 366) lleva precisamente el nombre de Óscar Alfaro, en justo reconocimiento al poeta y escritor tarijeño.
En el artículo 1º esta ley dice que su objeto es: “… promover el ejercicio del derecho a la lectura y escritura en condiciones de libertad, equidad social y respeto a la diversidad de expresiones culturales…”
Como propuesta no está mal, pero todavía no se hizo una evaluación de los efectos y resultados de este instrumento legal que, entre otros rasgos positivos, alivia las cargas impositivas a la producción y difusión de libros. Recordemos, entretanto, que los objetivos que plantea en su gran mayoría son todavía desafíos a cumplir:
• Generar políticas, planes y acciones dirigidas a la formación de lectores y escritores.
• Promover el hábito de lectura y escritura en la población, a través de la implementación y fortalecimiento de bibliotecas y otros espacios públicos y privados, para la lectura y difusión del libro.
• Fomentar la edición y producción de libros en idiomas oficiales del Estado Plurinacional y su traducción.
• Promover y apoyar la edición de material bibliográfico en formatos apropiados, para la consulta por personas con capacidades diferentes.
• Promover la producción bibliográfica y la industria editorial estatal y privada.
• Promover la participación ciudadana a través de actividades de fomento a la lectura, escritura y el libre acceso a bibliotecas y otros espacios interactivos.
• Fomentar el uso de nuevas herramientas tecnológicas de la información y la comunicación.
• Impulsar el desarrollo de escritura y lectura en idiomas oficiales reconocidos por la Constitución Política del Estado.
• Implementar el Sistema Plurinacional de Archivos y Bibliotecas.
• Crear el Fondo Editorial del Libro y el Comité Plurinacional del Libro y la Lectura.
En el Día Internacional del Libro, propuesto por la Unesco desde 1995 y que cada vez más se está convirtiendo en una fecha de conmemoración universal, las noticias bolivianas en este campo son pocas, pero halagadoras: está en marcha la publicación de los 200 libros para el Bicentenario, se entregan premios de los concursos de novela, literatura infantil y producción literaria en lenguas originarias, y estamos presentes, aunque no con regularidad, en ferias internacionales del libro