‘Las personas no binarias existimos en Bolivia’
No se identifican con el esquema masculino/ femenino y luchan por ser visibles y tener respeto en la sociedad
Cómo prefieres que te llame: ella, él, elle? “Estoy posicionando elle, pero no me hago problema si utilizas cualquiera de los tres pronombres”. Esta es la primera pregunta a Yam Medrano tras empezar la entrevista. Yam es una persona que se identifica como no binaria.
“Nosotros estamos tan acostumbrados a suponer la identidad de otra persona… Por ejemplo, yo te veo con el cabello largo y uñas pintadas, y creo que eres una mujer/ella, pero ¿qué tal si tú no eres ella? Preguntar con qué pronombre te identificas es un principio de respeto, no saben lo feliz que se sienten muchas compañeras, compañeros y compañeres cuando hacen el esfuerzo de respetar su pronombre”, asegura Yam mientras acomoda una polera con el escudo de Bolivia y los colores de la bandera de la comunidad LGTB y la bandera no binaria.
Durante estos meses el término “no binario” se menciona con mayor frecuencia, y no necesariamente porque artistas como Demi Lovato, Elliot Page o Sara Ramírez revelaron que se identifican como no binarios, sino que hay un debate sobre el concepto e importancia de la identidad que rompe con la binariedad de género entre hombre y mujer. Se trata de un tema que desata discusiones inclusive dentro de la misma comunidad LGTB.
“Nosotros cuando nos autodenominamos personas no binarias pasamos por un proceso. En mi caso fueron tres. Al entrar en un sistema binario, como te dicen que solo hay hombre y mujer, yo me autodefinía como lesbiana, pero como mujer tenía que cumplir con ciertos cánones. Luego transmuté y entré en una crisis, sentía que era un chico trans, lo reivindiqué, y como chico tenía que utilizar ropa varonil, ser más musculoso o tenía que cambiar de voz. Yo no encajaba cuando me decían solo ella o cuando me llamaban solo él. Empecé a indagar y me encontré con el tema de las personas no binarias, personas que han sido invisibilizadas por mucho tiempo. Y no es una moda, como critican algunos”, afirma Yam.
En Bolivia no hay cifras sobre la cantidad de personas que se identifican como no binarias. Una de las primeras diferenciaciones que mencionan se refiere al concepto de sexo, masculino y femenino, como descripción de los órganos sexuales, mientras que la identidad se entiende como una construcción social.
“No hay una forma en realidad de ser no binaria, no hay una forma estética porque otra vez estaríamos encasillados. Por ejemplo, muchas compañeras, compañeres que se sienten no binarios adoptan ‘elle’. Todo depende de con cuál te sientas cómo de y cómo quieras reflejarte ante la sociedad o ante tu entorno”, comenta Yam.
Más que la apariencia
Además de la enebefobia o rechazo a las personas no binarias, otro de los conflictos que éstas enfrentan es que son confundidas con personas andróginas, aquellas cuya apariencia tiene rasgos que no corresponden a los de su sexo biológicos.
“La androginia es más estética, muy de tu cuerpo, del físico y tus rasgos corporales. La no binariedad es como tú te sientes, cómo está tu interior y qué es lo que quieres expresar hacia afuera”, menciona Shadé Mamani, integrante del Colectivo Wiñay Wara D.S.G. y coordinadora general de la escuela TODES, un espacio habilitado para la educación de nuevos jóvenes líderes LGTB en la zona Ballivián en la ciudad de El Alto. En el lugar todavía se puede leer escrito en la pizarra “tipos de violencia”: son los títulos de la clase anterior.
“Yo en algún momento me he sentido más conectada con mi lado masculino. Hace seis, siete años pasaba por la calle y me decían ‘joven’, hasta que escuchaban mi voz, porque yo no la fingía, y hace como unos tres años empecé a conectarme más con mi lado femenino”, dice Shadé, quien se identifica como lesbiana y no binaria.
“¿Cómo referirse a una persona no binaria?”, fue la pregunta de un usuario a la Real Academia de la Lengua Española (RAE) a través de Twitter. La respuesta de la RAE no dejó dudas, ni espacios para interpretaciones: “Le recomendamos que pregunte a dicha persona cómo desea ser tratada”.
“Yo tengo otro nombre en mi cédula de identidad con el cual no me identifico, y para que respeten el pronombre que me identifica me costó lágrimas, me costó la familia. Tenés que pelearte para poder ser libre”, relata Yam, que es integrante de La Pesada Subversiva, una colectiva transfeminista y de disidencia sexual de Bolivia, un espacio de “convergencia para las inadaptadas” de intervención callejera con sede en Santa Cruz.
Una perspectiva política
—¿Cómo prefieres que te llame: ella, él, elle?
—Bueno, hoy mis pronombres son ella y elle, no tengo ningún problema con cualquiera, lo importante es que preguntes. Algunas veces sin preguntar me dicen “la señorita” y no me siento cómoda.
Es Lily Honorio, tiene 24 años, se autoidentifica desde hace cuatro años como persona no binaria. Hoy luce cabellos largos, zapatillas deportivas, lleva en el cuello una pañoleta verde —símbolo a favor de la despenalización del aborto— y pertenece a la Red No Binarie Latinoamericana.
“Desde mi perspectiva política, yo me identifico como no binaria porque no me siento cómode con los dos géneros que la sociedad nos impone desde que nacemos, con los estereotipos. Si eres hombre no lloras, te vistes de azul y juegas con autitos; si eres mujer, todo lo contrario: eres débil, tienes que atender a tu esposo y vistes de rosa. No me quiero identificar como mujer, pero tampoco me quiero identificar como hombre, entonces ahí es donde trasciende esa no binariedad dentro de mí y si quiero también puedo fluir”.
Una de las formas de protesta y visibilización de las personas no binarias es el uso del lenguaje inclusivo, aquel que incorpora “x”, “@”, o la terminación “-e”. Aunque la RAE no incorporó estas modificaciones en el lenguaje alegando que “se basa en un esquema binario, sustentado en las categorías biológicas de sexo masculino/femenino. La forma “elle” y las terminaciones en “-e” en voces con flexión “-o/-a” son recursos facticios promovidos en ciertos ámbitos para referirse a quienes no se identifican con ninguno de los géneros del par binario, pero su uso no está generalizado ni asentado”.
Mientras, la cuenta oficial de Larousse Latinoamérica identifica que el lenguaje es también una herramienta política que “comunica sus necesidades por medio de ésta, siendo una de las principales el reconocimiento, la visibilidad”.
“Si deciden utilizar algún morfema de género neutro, nosotros les recomendamos preferir la vocal ‘-e’, por sobre la ‘x’ y el ‘@’. La razón de esto es que, a diferencia de las otras dos posibilidades, la ‘-e’ sí que puede leerse y pronunciarse, mientras que la ‘x’ y el ‘@’ no. Si la razón de todo es incluir, utilizar la ‘x’ y el ‘@’, siendo marcas de género que no pueden realizarse en el habla, excluyen a las personas que no pueden leer. Así que gana la ‘-e’ por ser la más incluyente”, explica la cuenta de Larousse Latam.
“El lenguaje inclusivo es una forma de resistencia. Yo creo que para que realmente la gente se dé cuenta de que hay otras, otros y otres. La sociedad hace al lenguaje y no al revés”, apunta Shadé.
El debate sigue centrado en tratar de aclarar si es necesario utilizar un morfema neutro para ser más inclusivo o si el masculino se mantendrá para referirse a todos. “Yo entiendo muchísimo cuando dicen que es difícil acostumbrarse al lenguaje inclusivo, hasta para nosotros ha sido difícil. Nos dicen que estamos locos, que nos estamos inventando otro género, pero se trata de respetar a las diversidades porque también en Bolivia existen las personas no binarias”, asegura Lily.
El 21 de julio de 2021, Argentina se convirtió en el primer país en Latinoamérica que reconoció en sus documentos de identidad (DNI) a las personas que no se identifican con las categorías femenino o masculino, y permite que usen en cambio la opción “X”, reconociendo el derecho a la identidad de género como una “vivencia interna y subjetiva que no depende ni de las características biológicas, ni de las categorías impuestas de hombre y mujer”.
“En Bolivia falta mucho para llegar al reconocimiento de los derechos de las personas no binarias. En Argentina, hace más de 10 años aprobaron el matrimonio entre personas del mismo sexo —o Uruguay y Brasil—. Acá en nuestro país ni siquiera se reconoce el ejercicio de los derechos de las personas trans, hay que ir avanzando a paso seguro”, asegura Shadé.