Ser Tigre
CH’ENKO TOTAL
Cuando la cosa empieza a flaquear, cuando la desesperanza invade, cuando la flojera manda, liwi liwi el espíritu se deshilacha, el examigo ataca, el amor se desvanece, el pesimismo inflama y repite: ¿para qué? Cuando la tristeza profunda irrumpe con un muerto tan vivo como Don Pablo, cuando la angustia de los billetes te hace trastabillar pidiendo descanso, cuando el desaliento no quiere tomar ni sopa, cuando los músicos fallan, ya no quieren tocar, cuando la desunión reina con sus banderas, cuando te tapas los ojos por no ver a la mujer golpeada, cuando la taza de café no consigue calentar, cuando el imbécil insulta en las redes, cuando la peste se lleva gente amiga, es en ese momento de arrastrar piernas, de relamer heridas; que aparece rugiendo lentamente, primero como un gemido de muerto gigante, luego como un andar de olas cósmicas, la sangre late y bulle en volcán marítimo, el corazón se hincha blader inflamado, nace un bosquejo de bostezo con chillido de bisagras encalladas, se transforma en una bocaza que despide chorros de luz; entonces truena el rugido, se matizan las rayas, levanto la cabeza, corro, troto, corro como una estampida aurinegra, derroto la mala leche y renace el Tigre, el Tigre del pueblo rejuvenecido de sus cenizas, corro encendido de negro y amarillo a abrazar a Don Chupa que dice “al Manuelito cómo lo voy a alentar”, y arranca con el grito de guerra en el idioma de los abuelos, con el grito de las piedras místicas aymaras. Don Chupita me empuja con su aliento, sigo corriendo, llego a Miraflores, las sienes laten, las orejas pican, las garras florecen en melodías, crece el lomo, se inflama el pecho, aparezco trotando por la pista de los atletas, se despliegan las piernas, cada vez más extensas estan las braceadas, se escucha en la curva sur un coro mítico: “¡Tigre, Tigre!”. Es un rugido de 5 mil como yo, somos un ejército oro y negro inundando la noche paceña. Un volcán de Tigres me reciben, llega un mareo por la emoción, freno lentamente, calculo el salto, la mirada fija en el objetivo: es una tarima de 3 x 6 que puso algún dirigente ahorrador al borde del precipicio de la curva sur. Huelo el pantallazo, respiro hondo y doy el salto preciso cayendo en la tarima como Tigre baleado, me levanto rugiendo, dos jóvenes Tigres me ayudan con amor, me ponen el micrófono en la bocaza, los colmillos brillan, la mirada se alimenta con las miles de miradas. Entonces, desde las estrellas lo veo, está rozando al lucero, es Don Chupita Riveros levantando el pulgar. Encumbro las garras doradas y brota el bramido:
“¡¡¡Stronguistas!!! ¡¡¡Kaaaaalatakaya Huarikasayaaaaa!!!… ¡¡¡Hurra, hurraaa!!!”, responden 5 mil Tigres… Acomodo los colmillos: “¡¡¡Viva el Strongerrrr…. Que viva, carajo!!!”, vibra la Ultra Sur como vibraron los Tigres Héroes del Chaco, como resucitaron los mártires de Viloco.
Entonces emprendo con el ritmo de la tun tuna gloriosa, mi guitarra alteña se estrena, se ch’alla en esta jornada memorable, suena poderosa la murga de Tigres que acompaña la tun tuna tun tuna, tun tuna, tun tuna… “¡Tigre! ¡Tigre! ¡Tigre! ¡Tigre!”. Me sale del alma una voz nueva, mezcla de voz y rugido, la afinación viene de la tierra, el ánimo de los cielos: “Por suerte soy atigrado, soy stronguista de corazón/ yo llevo el Tigre en las venas y soy paceño de tradición/ Negro y amarillo/ te llevo en el alma/ yo soy gualdinegro, ¡ja jay! orgullo del pueblo/ Garra del Strongest, envidia del frente/ yo soy Gualdinegro, jajay/ Yo gano en la cancha… ¡Tigre! ¡Tigre! ¡Tigre! ¡Tigre!”.
¿Dónde quedó la tristeza?, ¿dónde la amargura?, ¿dónde la traición? ¿El insulto dónde, liwi está? La bocanada de stronguistas me arropa, saltamos rítmicos, marchamos a la gloria, es Cañada Strongest que truena y yo, con la guitarrita alteña ch’allada en guerra, parado en una minitarima que empieza a zarandear, qué importa, que se rompa: están ahí los Tigres para alzarme de nuevo, para resucitarme otra vez. Vuelve el bramido: “24 de diciembre del 2016, todos los stronguistas no lo olvidamos jamás, jamás/ campeones de Bolivia nuestro regalo de Navidad…Soy del Strongest, tengo un grito de guerra, ¡warikasya, kalatakaya Viva!”.
Así fue este 27 de septiembre glorioso en el stadium Hernando Siles en el Día del Hincha Stronguista. Así será siempre, para siempre, no importa ganar o empatar, el Tigre levanta muertos, qué virus ni qué virus, el Tigre es la vitamina cósmica poblada de valores nobles que hacen posible vivir, revivir, amar de la manera más pura, salvaje, sincera, masiva, total.
(*) El Papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta