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BLITZ, clubes de ajedrez al estilo de los años 60

Dos espacios ambientados al estilo de los clubes de juego de los años 60, adornados con materiales de colección de antaño, semejantes al Club Marshall en Nueva York, pero que nacieron en 2020, en medio de la pandemia del coronavirus, acogen la movida del ajedrez, de los juegos de mesa y de la cultura en La Paz.

La serie de Netflix Gambito de Dama — la niña prodigio que juega ajedrez—, el encierro acompañado de horas al lado de los juegos de mesa físicos  y en formato digital fueron algunos de los detonantes para abrir estos espacios.

El origen de este juego es un misterio, aunque se sugiere que se inventó en Asia y con el pasar de los siglos se fue expandiendo a otros territorios, primero India, después China, África, Rusia, Persia, Europa y, finalmente, a América. Parte de su evolución, a pesar del desconocimiento del lugar de nacimiento, está documentado en textos académicos que se remontan al siglo VI d.C., como sucede con el poema persa Kar-Namag i Ardashir i Pabagan. No es hasta el siglo XV cuando el juego se difundió con mayor potencia, sobre todo en Europa, destacando en España e Italia. Las partidas, en ese momento, comenzaron a ser registradas.

Finalmente, en el siglo XVIII se fundaron los primeros clubes para su práctica y las federaciones deportivas. En 1851 se celebró el primer torneo internacional en Londres. Cinco décadas después, las partidas se extendieron a este lado del mundo. En el país, nacieron hace un año dos clubes que recogen toda esta historia y la narran a través de su decoración, de sus eventos y de sus ofertas.

AMBIENTE. Las sedes emulan, con su estilo clásico y formal, el Club Marshall en Nueva York

Así surgió la primera sede de Blitz, la Casa del Ajedrez, ubicada en San Miguel (calle Enrique Peñaranda, edificio Maldonado Tamayo, piso 1, departamento 1A). Nació como un proyecto conjunto de la mano de Typica Café. Un tiempo más tarde, los socios decidieron expandir la oferta a Sopocachi (calle Belisario Salinas, edificio Belisario Salinas oficina 11). El objetivo a largo plazo es expandirse a todo el territorio nacional.

“La propuesta de Blitz es innovar, no solo en el ajedrez y en los juegos de mesa, sino ofrecer un espacio distinto, cultural. Queremos posicionarnos como un club de ajedrez distinto, el primero en su estilo en Bolivia y de los pocos en Latinoamérica”, cuenta Kevin Celis, maestro nacional, parte del proyecto junto a Miguel Cordero y Fabio Arandia, dos grandes aficionados al ajedrez, su juego y su historia.

Las clases de este deporte son el fuerte de Blitz. Las hay para todos los niveles: debutantes, avanzados y expertos, para jugadores desde los cinco años. “Tenemos, además, torneos abiertos y competitivos, incluso las personas pueden obtener su puntaje internacional”. Los interesados pueden anotarse en las lecciones presenciales o ir a jugar para aprender en cancha junto a los especialistas. Para lo venidero, Blitz prevé ampliar la formación con ciclos de conversatorios en torno al ajedrez: grandes organizaciones, psicología del juego, historias, técnicas y evolución, y más.

Diferentes jugadores han movido sus fichas en las sedes de Blitz. Y otros tantos lo harán en sus siguientes torneos. En noviembre se jugará el Primer Torneo Grand Prix a nivel sudamericano.

Gastronomía, cultura y  juegos

En diciembre se inaugurará, por ejemplo, su próxima competencia: el Torneo Online Sudamericano, en el cual participarán los mejores ajedrecistas de la región y grandes leyendas, como Alexei Shirov, el ex número dos del mundo, “a quien se le atribuye haber realizado la mejor jugada de la historia del ajedrez”.

En el mismo mes se festejará el Torneo Navideño, y, un mes más tarde, Pepe Cuenca, maestro español del ajedrez, dará un curso en vivo. Alan Pichot también dictará clases en febrero. Y, aunque el juego es el motor de los clubes, la gastronomía y la cultura acompañan la propuesta.

Cócteles, café, bebidas, sándwiches son parte de las jornadas, que se renuevan cada fin de semana con una agenda cultural variada. “El afán por combinar el ajedrez con la agenda cultural nace con las ganas de crear ‘cooltora’, así con doble o, algo genial. Tener stand up comedy, noches de vinilos, de teatro y de música”, dice Celis.

La gente, en medio de piezas de Dubrovnik —las favoritas del excéntrico Bobby Fisher que jugó en Buenos Aires en 1971—, piezas de la colección de 1920 de House of Staunton, jornadas de juegos de mesa auspiciados por casas oficiales (como La Guarida del Goblin) los viernes, comida y bebida del menú de Typica todos los días, se reúne en algunas de las sedes para llenarse de cultura nacional o pasar un tiempo en dos ambientes que emulan aquellos cuatro grandes, clásicos y remotos clubes de ajedrez: Zurich (1809), Manhattan (1877), San Francisco (1855) y Edimburgo (1822). Bien cuidados todos los flancos del tablero, la jugada perfecta está lista.

FOTOS: BLITZ