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El festejo del vino en Camargo

Hace algunos días, la Cancillería boliviana, a través de declaraciones del Viceministro de Comercio Exterior e Integración, Benjamín Blanco, anunciaba que se han formalizado los pasos requeridos para una posible exportación de vinos y singanis a la Unión Europea. Este impulso a la exportación de bodegas nacionales genera una gran curiosidad generalizada por conocer los vinos y singanis que se producen en nuestro país. Con este aliciente, el municipio de Camargo —ubicado en el departamento de Chuquisaca, a 309 km de Sucre y a 162 km de Tarija— celebra la Fiesta de la Tradición, que se llevará a cabo el 2 y 3 de enero, para poder conocer y experimentar la generosidad y tranquilidad del paisaje del Valle de Cinti y su producción vitivinícola. Este festival vitivinícola invita a los visitantes a algunas de las bodegas de la parte norte del valle.

Desde muy temprano en la época colonial, los asentamientos humanos de la zona de frontera del Valle de Cinti establecieron modos de producción ligados en una primera instancia a la ganadería, pero rápidamente consolidando esas fronteras hacia un territorio de naturaleza vitivinícola. Dice Erick Langer, en su libro Economic Change and Rural Resistance in Southern Bolivia (1989): “Cinti, una provincia de angostos y fértiles valles, sin centro urbano importante, fue poblada mayormente por descendientes de indígenas de tierras altas, españoles, chiriguanos y esclavos africanos. Cultivaban uvas, frutas, caña de azúcar que se procesaban en vinos y licores para exportación a los centros mineros del departamento adyacente de Potosí”.

Cinti, a pesar de tener cinco pisos ecológicos, se especializó muy tempranamente en la parte del valle para proveer vinos y singanis a Potosí como un mercado regional cautivo, con vides introducidas por los jesuitas. Esta temprana inserción comercial al sistema de la economía colonial potosina se mantuvo estable hasta el declive de la plata a finales de siglo XVIII.

Bodega ISUMA de San Remo

Sin embargo, incluso con una crisis generalizada durante la independencia, los cinteños continuaron este modo de producción, principalmente por dos razones. La primera es que la mayoría de las haciendas eran propiedad de sucrenses que las seguían manteniendo porque eran una base colindante para acceder a créditos en Sucre y, ergo, continuaban las inversiones mineras a través del sustento del agro. La segunda es que, entrado ya el siglo XX, la región fue de las primeras en establecer una modernización del régimen laboral, particularmente con las acciones de Simón I. Patiño y la fundación de la primera agroempresa de Bolivia, la Sociedad Agrícola, Ganadera e Industrial de Cinti (SAGIC), en la viña de San Pedro Mártir, que también se podrá visitar durante el festival. A comienzos del siglo XX se modernizaron varios métodos de producción en esta hacienda (como el régimen de trabajo, por ejemplo), provocando cambios profundos en la fábrica social del valle, pero no en su naturaleza vitivinícola.

Los vinos y singanis que se transportaban en botijas de piel de cabra eran principalmente de aquellas uvas que todavía hoy se cultivan intensivamente en este valle: la moscatel de Alejandría, la negra criolla o misionera y la más recientemente creada in situ, la vischoqueña. Durante los días de la Fiesta de la Tradición se podrán degustar en las bodegas de ISUMA en San Remo, la Casona de Molina, que también comercializa cepas mendocinas de cabernet y malbec, y en San Pedro, que es hasta el día de hoy la hacienda productora de singani más importante de todo el valle.

Para el siglo XX también cambiaron los patrones de tenencia de tierra, como lo ha demostrado Langer, haciendo que sobre todo al sur de este valle, en las regiones de Villa Abecia y Carreras, predominaran las pequeñas propiedades. Esta composición es la que hoy se entiende en el valle, la de grandes haciendas y pequeñas propiedades, donde se utilizan todavía métodos de reciprocidad laboral andinos.

La bodega SAGIC, en la Casa de Hacienda de Viña de San Pedro, estará abierta al público durante la fiesta

Si bien estas son algunas características históricas de la producción de la región, haciendo hincapié en la producción de vino, los cinteños también cuidaban y cuidan los árboles frutales de su territorio, puesto que comprenden las características que benefician el cultivo de la vid. Por un lado, la alimentan desde las raíces y, por tanto, le otorgan variantes de sabor, pero además los cinteños usan estos árboles dentro de las viñas para sostener las vides.

Estos rasgos particulares de la región la hacen única cuando se compara con otras regiones vitivinícolas de Sudamérica, porque el Valle de Cinti se caracteriza por mantener aspectos productivos y relaciones sociales coloniales y modernas que enaltecen la singularidad de su producción, además que son parte importante de la sostenibilidad de la región.

El llamado sistema mollar, que hace que la vid crezca sobre el apoyo del árbol de molle, produce una vid condimentada que, a la vez, es protegida de los vientos y las lluvias por el propio árbol, como comentó quien en vida fue don Tomás Daroca, experto viticultor de Villa Abecia. El sistema chañar, por su parte, remarca ciertas características de la vid, a la vez que promueve un ecosistema natural.

Un calendario de San Pedro que data del año 2000 decora el laboratorio de singani en SAGIC

La denominación de origen del Valle del Cinti, a la cual los productores pueden acceder a través del Servicio Nacional de Propiedad Intelectual, se apoya sobre este método particular de producción que no se ha reproducido en otros territorios. Por último, el sistema mollar mantiene controladas las plagas sobre las frutas. Los beneficios de continuar con este sistema particular de producción enaltecen a las bodegas del Valle de Cinti y promueven una producción de vinos naturales que tanto se valoran en mercados internacionales hoy.

Además de apoyar la producción vitivinícola del Valle de Cinti, los visitantes a la Fiesta de la Tradición podrán degustar de la cocina local. Cabe mencionar aquí la buena mano en la cocina de Rosita Álvarez Gutiérrez del Gilgal Hostería. Visitar el Valle del Cinti en cualquier época del año es un placer; hacerlo durante los días de la Fiesta de la Tradición es una oportunidad para conocer y apoyar una producción nacional con alto valor agregado por la relación histórica de su gente con su territorio.

Al final, la historia de Cinti es una de cuidado a la calidad de su agua y de sus ríos, al mineral en la tierra roja y a la radiación que golpea a este cañón colorado.

Los recorridos durante la Fiesta de la Tradición permitirán conocer al visitante los distintos procesos que se siguen para obtener el vino

FOTOS: ALEJANDRA FUENTES