ENTREVISTA

El actor Ralph Fiennes (Ipswich, Inglaterra, 22 de diciembre de 1962) interpreta en King’s Man: El origen —filme que se estrenará en salas de Bolivia esta semana—al aristócrata duque de Oxford, un exsoldado convertido en pacifista, que comienza a formar una red secreta de espías mientras el mundo tambalea al borde de la guerra, en 1914. El recién llegado Harris Dickinson es su hijo, Conrad, quien contra los deseos de su padre se incorpora al ejército británico.

— ¿Podrías contarnos sobre tu personaje?

— Soy el duque de Oxford. Soy orgullosamente aristocrático y un pacifista, el público lo comprenderá en los primeros cinco minutos. El contexto es un enfoque de la Primera Guerra Mundial. Creo que no revelaré nada si digo que la relación clave en la película es con mi hijo, interpretado por Harris Dickinson. Quiere probarse a sí mismo en la guerra como un joven valiente y tengo una profunda renuencia a ver a mi hijo ir a la guerra. Esa es la premisa y la película está llena de personajes históricos, como el rey de Inglaterra y el kaiser de Alemania, el zar de Rusia y Rasputín. Así que hay un alcance histórico en esta película.

— ¿Cómo su pacifista duque de Oxford se ve involucrado en una red de inteligencia?

— Se revela que, a pesar de mi postura pacifista, estoy empezando a administrar mi propio equipo de espionaje privado. Tengo una gran escena con Harris, donde digo: “Debes entender que el verdadero coraje no es solo correr para pelear, sino que es entender contra quién estás luchando y sus debilidades”. Así que esa es mi forma de tratar de inducirlo: si realmente quieres salir victorioso y derrotar al enemigo, salir corriendo a la batalla no siempre es el camino. Y, en efecto, se revela que yo mismo he estado en guerras cuando era joven y fui condecorado por mi valentía, pero terminé sintiendo ese profundo odio hacia la guerra. Pero luego, a medida que se desarrollan los acontecimientos en la película, finalmente dejé a un lado mis principios pacifistas para vencer al hombre malo.

— ¿Qué fue lo que te atrajo del proyecto?

— Creo que lo que me atrajo fue la tensión emocional, bastante complicada, entre mi hijo y yo. Quiero decir, la película abarca lo que yo llamaría temas recurrentes de acción fantástica y humor pillo Kingsman, pero tiene este tema central que es la tragedia de la Primera Guerra Mundial, y eso realmente no se debe evitar. Es bastante sombrío. Así que creo que es algo diferente a las otras dos películas. Pero el principio de la dinámica entre padre e hijo, que vimos con Colin Firth y Taron Egerton, diría que esa dinámica se traslada a mi relación con Harris.

— ¿Cómo describirías a Matthew Vaughn como director?

— Bueno, él sabe la historia que quiere contar. Está muy al mando de lo que ha imaginado y me gusta su franqueza. Es muy comprensivo. Yo me siento empoderado, porque Matthew te delega el control de la acción. Confía en sus actores y respeta sus elecciones. Lo que me gusta mucho de él es que dice: “Debes decirme si algo no te suena verdadero”. Defenderá su postura si algo que tú dices contradice una visión muy profunda que él tenga, pero definitivamente quiere que los actores sean dueños de sus roles. Creo que realmente quiere que los actores sean creativos e inventivos por sobre lo que él ha escrito, así que creo que todos nos sentimos creativamente habilitados. En estas películas más grandes nunca se sabe si estás entrando a un ámbito en el que no tengas mucha libertad de acción. Pero no siento eso.

— ¿Había una clave específica para entender de dónde viene el duque de Oxford?

— Después de mis primeras conversaciones con Matthew, y después de leer el guion, tuve muy en claro mi personaje. Siento que he conocido gente como el duque de Oxford, un cierto tipo de inglés que ya no existe, con discretos principios caballerescos. Los estadounidenses dirían “vieja escuela”, alguien muy anticuado, posiblemente como de una película de otro tiempo. Pero también me gusta que Matthew no se mantiene al margen de este personaje, en estos tiempos en que todos somos sensibles con relación a la clase y el entorno. Es muy aristocrático y no me refiero a presumido. Simplemente me refiero a alguien formado y criado de cierta manera y que, en realidad, encarna un principio que, como siempre lo he entendido, está obligado a encarnar: atributos de coraje, honor, amabilidad y servicio a los demás, que son una especie de código de conducta aristocrático. Oxford es un hombre decente, diría yo. Muy decente.

— ¿Qué aportó Harris al papel?

— Harris ha sido bendecido con una apariencia atractiva, pero demasiado cabello (risas). No, él es genial. Conrad es básicamente el clásico héroe de esa época. Había un novelista inglés llamado G. A. Henty, que escribió libros sobre jóvenes ingleses llenos de coraje y honor, yendo a pelear en campañas principalmente imperiales. Todos fueron muy buenos y respetables. De alguna manera, para mí, Harris posee una bondad maravillosa y Conrad es un joven bueno, decidido a demostrar que es un soldado que lucha por su país. Hay algo sobre el espíritu y la apariencia de Harris y su forma de ser que es lo que realmente hace que ese tipo de personaje sea real. Presenta una imagen juvenil inmaculada, una juventud valiente. Eso es todo lo que puedo decir.

— ¿Cuál es tu relación con Polly, el personaje de Gemma?

— Gemma Arterton interpreta a Polly, mi ama de llaves, y creo que el público comprenderá que básicamente ha sido una figura materna para mi hijo. Y Djimon Hounsou interpreta una especie de mano derecha para mí, posiblemente guardaespaldas y asistente. Somos un cuarteto, creo. Estamos Conrad, Djimon, Polly y yo y somos una familia. Polly es el ama de llaves, una personalidad de niñera, pero es la mujer de la casa. Está a mi servicio, pero desde el momento en que aparece entendemos que no es para nada servil. Ella dirá lo que piensa y entendemos que quiero que así lo haga, aunque me moleste. Aprecio su honestidad. Matthew creó una familia con integrantes muy fuertes, de coraje e integridad.

— ¿Te entusiasma la acción en esta película?

— Tengo bastante acción. Tengo mucha acción al final de la película y un poco, aquí y allá, por la mitad. Soy bastante dominante con las escenas de riesgo que puedo hacer o se me permita hacer. Siempre me pongo un poco malhumorado si me traen un doble (risas). Pero si tengo que volar por una habitación, a veces tienen que hacerlo.

— ¿Cómo es tu estilo de lucha?

— Es una lucha de espadas bastante antigua, pero se vuelve un poco cruel, enfurecida y vehemente. Hacia el final, para ganar, el juego limpio y caballeresco debe salir por la ventana para derrotar al malo. Pero todo se trata de principios. Cerca del final de la película, tengo un discurso que se hace eco del discurso de Colin Firth que es sobre lo que trata Kingsman. Se trata de proteger la paz y preservar la vida. Kingsman es una agencia de inteligencia independiente, diseñada para liberarse de la burocracia de las organizaciones de espionaje administradas por el Gobierno, con el fin de fomentar los principios de paz y humanidad. Para eso es que está ahí. Se trata de la tradición artúrica de los caballeros que luchan contra el mal y la injusticia.

— ¿Cómo fue actuar frente a Rhys Ifans como Rasputín?

— Rhys es increíble como Rasputín. Abarca mucho terreno, es religioso, mesiánico, sensual, terrenal (risas). Hay drogas, sexo y Dios, todo envuelto detrás de una barba. Pero no, él es genial. Tuve una escena en la que trato de hacer que coma una tarta de Bakewell envenenada y no tengo éxito, de modo que todo conduce a una gran pelea explosiva. Las cosas ingeniosas que él estaba haciendo eran muy entretenidas.

FOTOS: CORTESÍA DE 20TH CENTURY FOX-DISNEY