Point Break: 30 años de vivir en el punto límite
La cinta de Kathryn Bigelow marcó un nuevo camino para el cine de acción de los años 90

CINE
Los años 90 no solo fue la década de las boy y girl bands, del eurodance o del surgimiento del grunge, ni la que buscaba romper con todo lo anterior apostando a un look de modernidad porque el nuevo milenio estaba a la vuelta de la esquina. Esta década buscó que los grandes públicos vuelvan a las salas, pues se competía contra el VHS y la TV por cable, los estudios mostraban que la mayor parte de la audiencia era adolescente y querían volver a atrapar al grupo más adulto.
Comenzando ese último periodo surgió Point Break (Punto Límite), película de 1991 dirigida por Kathryn Bigelow y escrita por W. Peter Iliff. Muchos expertos señalan que el filme tiene vacíos narrativos o que le falten los elementos del cine de la época; sin embargo, Point Break es uno de esos filmes cuya perfección radica en la combinación de talentos que se encuentran en su mejor momento, mientras la directora despliega sus mejores oficios para crear la atmósfera que nos introduce en la trama durante las dos horas que dura toda la película.
En 1986 estuvo a punto de ser producida bajo la dirección de Ridley Scott y con la actuación de Matthew Broderick en el papel del agente Johnny Utah y Charlie Sheen como el líder de la banda de ladrones y surfista excelso Bodhi. Todo se canceló por temas de producción. Cuatro años más tarde, James Cameron resucitaría el proyecto y su entonces esposa Kathryn Bigelow asumiría la dirección.
El estilo de Bigelow, quien en 2010 se convirtió en la primera mujer en ganar el Oscar a la Mejor Dirección, fue importante para hacer una película de acción muy diferente a las del cine de los 80. Al ver el inicio se puede apreciar los planos de las olas, se presenta a los personajes principales (Johnny Utah de espaldas y luego en plena acción; la banda de los expresidentes mostrada a través de planos detalle cortos, que pasan de los torsos trabajados a las armas y luego las máscaras), para darse cuenta de que detrás de la cámara había una persona con una perspectiva distinta, alguien capaz de encontrar la belleza en la acción y capturar la seducción de la adrenalina.
Un elemento importante fue el casting. En el primer proyecto se había pensado en actores como Willem Dafoe, Johnny Depp y Val Kilmer para el papel de Utah. Bigelow desde un inicio pensó en Keanu Reeves: tuvo que pelear para que escojan al actor de 26 años que no era tan conocido.
Para el enemigo íntimo de Utah, el gurú surfista con gusto criminal Bodhi, se necesitaba un actor con características particulares. La directora nuevamente rompió el esquema, pues no escogió a una estrella clásica de acción, sino a Patrick Swayze, actor que protagonizó Dirty Dancing: baile calientey Ghost: la sombra del amor, donde Swayze reflejaba a un galán de carácter duro y determinante. En esas actuaciones Bigelow reconoció la receta perfecta para Bodhi: la igualdad de la destreza física y el carisma imbatible de Patrick, en su forma de actuar era imposible que no caiga bien a gran parte del público.
Los otros coprotagonistas fueron Gary Busey, en el papel del veterano agente Angelo Pappas; Anthony Kiedis, el líder de los Red Hot Chili Peppers en un pequeño papel; Lori Petty, como Tyler Endicott, una chica que le enseña a surfear al joven agente para que sea aceptado en la comunidad surfista. Con el avance de la historia, Tyler y Johnny se enamoran.
La visión de Bigelow queda reflejada en la elaboración del personaje de Tyler, pues se muestra a una joven con personalidad independiente. Además, la chica surfista no tiene el físico de las diosas californianas de la playa, establecido por la serie Baywatch mostrando a Pamela Anderson o Carmen Electra. Además, Bigelow propuso un manejo corporal de los personajes diferente: Reeves, Swayze y Petty sorprendieron por la sensualidad que mostraron sin caer en la sexualidad.
La mirada de Bigelow permitió que el público aceptara y reconociera a una nueva estrella de acción que pueda ser además sex symbol, en el caso de Swayze. Para Reeves fue la oportunidad de posicionarse como una estrella de acción en crecimiento que a la vez puede ser sensible, imagen que se ve en películas como Máxima velocidad, Matrix yJohn Wick.

Los personajes de Utah y Bodhi contaron con un universo muy detallado, y es que Bigelow se dio cuenta de que debía hablar al público joven y adulto a partir de las nuevas subculturas, muy presentes en la sociedad. Vio que la cultura surfer de la California de los 90 estaba en una lucha contra el sistema expresando una filosofía, estética y vocabulario con toques new age. Treinta años después se puede ver que el atractivo que se buscó sigue vigente.
Point Break originalmente se debía llamar Johnny Utahcuando se eligió a Reeves. Cuando Swayze fue escogido, el filme fue llamado Riders on the Storm en honor a la famosa canción de The Doors, pero esta no se relacionaba con lo que la película mostraba. Finalmente, cuando la grabación estaba muy avanzada se escogió el término Point Break, que se usa para nominar el momento en que las tablas de surf se enfrentan a las olas para buscar el punto perfecto para deslizarse. En España, la cinta tituló Le llaman Bodhi, lo que muestra la relevancia que tuvo la actuación de Swayze. El personaje de Bodhi habla sobre la libertad del individuo frente a ese yugo que impone la sociedad, esa norma que direcciona hacia un rol por cumplir, así él y sus compañeros de banda se representan como esos individuos que viven al margen del sistema y se acercan a la naturaleza para poder ser libres alejados del horario de la oficina y de la búsqueda de la felicidad en formato boda-hijos-hipoteca-deuda bancaria. La película muestra villanos atractivos que hacen lo que quieren, canon no muy presente en el Hollywood clásico.
El éxito en taquilla de Point Break fue moderado en su estreno en 1991, al pasar al formato del video doméstico es que se fue convirtiendo en lo que hoy se conoce como un filme de culto de las películas de los 90. Su popularidad radica en que los protagonistas construyeron una química que convierte al enfrentamiento en algo muy cercano a un romance. Por su parte, Bigelow creó excelentes secuencias de acción que son los puntos salientes de la narración.
Han pasado 30 años desde su estreno en el mundo. Al momento de hacer este artículo no quise hablar de cifras o tratar de narrar toda la producción, sino que me enfoqué en el argumento y la intencionalidad de la dirección que mostró cómo puede ser fascinante ver a una persona con la capacidad innata de poder llevar al límite a otra, y eso es lo que se ve en Point Break.
La ola perfecta para surfear es difícil de encontrar según los surfistas, y la combinación de dos estrellas carismáticas junto al talento de una gran directora permitieron reflejar con gran belleza esa búsqueda infinita de la sensación de la adrenalina que en algún momento de la vida busca todo ser humano y en ello radica el éxito y durabilidad de la película.