Apuntes sobre ‘Solo n – Réquiem de un cuerpo’
Imagen: Escenalmargen
Imagen: Escenalmargen
Patricia García propone este videoarte en que toma la imagen del Quijote de Solón Romero para perfilar el viaje del artista
1Me permito una digresión para presentar esta obra… Antes que directora, Pati es actriz y, sin lugar a dudas, de las mejores actrices del teatro boliviano contemporáneo. Sin embargo, ¿cómo es su actuación? Siempre hace un mismo papel: un poco de niña, un poco de madre; un poco de fuerte, un poco de tierna; finalmente, como la Dulcinea al final del video, de bella efigie: dice más con su silencio que cuando habla y ese silencio hace que sus intervenciones (pocas o muchas) brillen y uno se quede hipnotizado ante su presencia. ¿Por qué tal rodeo? Porque me parece que esa forma de acercarse a actuar define una poética que aquí se traslada, como un fantasma que se posa sobre todos los elementos de esta obra, a la dirección del videoarte. Solo n – Réquiem de un cuerpo, obra sin historia lineal, que muestra a un Quijote en algunas poses, en algunas travesías, fue presentada el viernes 4 de marzo en el Centro Cultural de España en La Paz). Y es una obra marcada por ciertos ritmos musicales, ciertos tiempos, ciertos silencios, ciertos tonos de color, ciertas formas de grabar, que en resumidas cuentas producen angustia y, al mismo tiempo, deseo… Son el ritmo lento de un caminar hacia la muerte, haciendo digna la vida.
2 ¿Cómo definir, entonces, esa poética, más de la imagen plástica que de la palabra? En primer lugar diría que se trata de un arte que da al espectador el trabajo de llenar un vacío, pero al mismo tiempo, le avisa de la imposibilidad de llenarlo del todo. Poética bien trabajada desde lo visual; Daniela Gandarillas, donde la historia casi no cuenta nada, trabaja una cámara preciosa que busca mostrar todo a partir de reflejos, de desvíos, de forma indirecta. Avisando pues de la dificultad de su obra y su ausencia de causalidad: todo pensamiento tendrá que ser indirecto.
3 Tratando entonces de aceptar el reto de llenar un vacío, señalo que cualquier mirada a esta obra deberá notar en su carácter de homenaje en puesta en abismo. Homenaje al artista boliviano Walter Solón Romero que es a la vez un homenaje a Cervantes, pero al mismo tiempo a cualquier artista y su travesía, su muerte, su cuerpo, que se atreve a subir cualquier montaña, y se atreve con ¡qué dolor de hombro, con qué soledad (remarcada en el título), con qué vejez de vida! El duelo así emerge, duelo personal de Pati, pero duelo de todos nosotros.
4 Una imagen transformada —una sintaxis de la imagen, diría el poeta y teórico Fernando Van de Wyngard— trabajada a lo largo del video se vuelve significativa: en primer lugar, el actor (Alexandro Galvez) pone masquin sobre el suelo, es la búsqueda, obsesiva, sistemática, algo añora: ¿la obra quizás? En segundo lugar, en el exilio, deshace el masquin y lo lleva sobre su cuerpo, los hace uno. Finalmente, en la revelación, nos enteramos de que el patrón con el que se estaba jugado había sido hecho originalmente por Solón: obra y vida, vida y tradición, aquí como en el caso de Pati, uno solo. Peso sobre el cuerpo, pero cuerpo dispuesto a levantarlo. Las frases que marcan el inicio y final de cada parte del video se hacen significativos: “Cuando un hombre pierde la fe tiene que volver al valle de las piedras”, se nos advierte.
5 Para matizar lo anterior se introducen de forma más o menos sistemática imágenes de archivo: el Carnaval donde se caen las graderías y la gente muere, mientras el artista, egoísta, sigue bailando. Imágenes de las dictaduras militares, donde el artista, como cualquiera que quiera hacer, es crucificado. No se trata pues de una romantización de la figura del artista, si vamos a leer la obra como una metáfora, será una metáfora compleja y ambigua: levantar, como Sísifo, la obra, la vida, la muerte; al mismo tiempo, hacerlo sin pensar que el mundo real ha dejado de existir. Mundo que se incendia en el video de García, como también el mismo artista se pone en el mundo y su fuego arde, pero arde para señalar ese fuego más peligroso que el suyo propio.
6 En cada elemento de esta mezcla: la obra de Cervantes, de Solón, de García, hay no solo un respeto esencial por el precedente, sino también una transformación y un trabajo de la propia individualidad: ¿Qué ve Solón en Cervantes para atreverse a traer su obra a nuestra ciudad, a nuestra dictadura, qué lo enamora de la obra del otro? ¿Qué ve García en Solón para atreverse a poner su Quijote en nuestros tiempos? ¿Qué se transforma en el paso del uno al otro? Solo para detenerme un poco en la última pregunta señalo el carácter provocador de la brillante actuación de Luis Bredow: actor que se deja poseer por García, niño/viejo, en pañales (dice Van de Wyngard) pero a la vez poeta, que señala con claridad la potencia del Quijote de Cervantes: vive un mundo de ilusión, pero al mismo tiempo tiene una lucidez de época pocas veces vista y discursea, no solo sobre los sueros mágicos para sanar su hombro, sino que (sin decir palabra) transmite la libertad y el amor. “No es locura contemplar tanta cordura”, se insiste en el video, Bredow el artista, el que se atreve, con los ojos de García, a ver.
7 El color rojo con el que se abre y se termina el video y que atraviesa toda la obra no solo marca, como ya decíamos antes, la presencia fantasmal de la directora: son sus zapatillas, vacías, las que abren el video, al final ella los llena. Sino que marca una pulsión de vida, un deseo, pero al mismo tiempo la soledad de quien se atreve a vivirla: Aitor García, el tercer y último protagonista de la obra, hace bien al representar esa positiva soledad al final del video. La madre lo carga, luciendo sus zapatillas, mientras él está encapuchado de rojo. Pero luego ella desaparece y queda solo, el rojo, lo único que pertenece, será toda esa tradición, esa vida, que con él siempre quedará…
8 Finalizo con un único consejo cuyo carácter valorativo es negativo. Si bien lo que señalaba sobre la mezcla vida-obra parece confirmarse en la sexta parte del video, La revelación, donde hay una ruptura abrupta y radical en el código estético y en la historia tratada, me queda la duda de la razón de esa parte: una especie de making off que hace de antecesor del final, ¿qué se revela aquí más allá de los seres de carne y hueso tras el trabajo?, ¿por qué es parte de esta obra y cómo ha sido pensada esta ruptura? Parece que nada y solo se mancha un diamante que bien prolijo podría ser…
FICHA
Título: Solo n –
Réquiem de un cuerpo
Con: Luis Bredow y Alexandro Galvez,
Aitor García, Iván Canedo y Julieta Alonso.
Investigación: Escenalmagen
Idea original y dirección: Patricia García
Música original:
David Arze
Registro, diseño y edición: Daniela Gandarillas
Registro y edición:
Marcelo Huarachi
Dibujos Quijote:
Walter Solón Romero
Foto fija: Andrea Martínez, Ricardo Carvallo
Iluminación en teatros: Antonio Caba y Diego Ayala
FOTOS: ESCENALMARGEN