El peligro de creer lo que ves
Historias reales de estafas de jóvenes que aspiran al éxito inmediato, destacan en la oferta de ‘streaming’
En The Dropout (de la plataforma Hulu), Amanda Seyfried interpreta a Elizabeth Holmes, una joven billonaria de la vida real, que en algún momento fue llamada “la próxima Steve Jobs”.
Con apenas 19 años, Elizabeth creó una compañía llamada Theranos (mezcla de las palabras tecnología y diagnóstico) a través de la cual engañó durante 10 años a miles de personas (científicos, políticos, millonarios, abogados) en un proyecto que nunca iba poder existir de verdad.
En la serie, y en el podcast investigativo en el que se basa la historia, Elizabeth es una millenial producto de su época: ambiciosa y arrogante, amante de los gadgets, inteligente y criada en una cultura de soporte donde hasta su mínimo esfuerzo es alabado y premiado. Una anécdota cuenta un ataque de histeria que tuvo cuando era niña tras perder un juego de monopolio. Su hermano dijo: “de verdad me asustó en ese momento”.
Su sueño era ser millonaria a través de una idea. Todas las historias que vio en internet sobre Jobs (Apple), Zuckerberg (Facebook), Jerry Yang y David Filo (Yahoo), Travis Kalanick (Uber) o Jack Dorsey (Twitter) solo alimentaron su deseo de tener el éxito de inmediato, mientras era joven y pudiera demostrar además que como mujer, podía lograr lo que deseara.
La idea existió, y era una muy buena, pero esa necesidad de conseguirlo de inmediato y como fuese fue la perdición de Elizabeth en esta historia.
Esta serie es solo una muestra de una tendencia de historias reales que han estado llenando la programación de las plataformas de streaming recientemente. Como Pam & Tommy (Hulu) por ejemplo, que cuenta la historia por detrás de lo que fue el robo de la cinta íntima de Pamela Anderson (Baywatch) y su marido en ese momento, Tommy Lee (baterista de Mötley Crüe). Esta serie se basa en un artículo investigativo escrito por Amanda Chicago Lewis para la revista Rolling Stone que es casi una obra maestra de giros e imposibles que sin quererlo cambiaron la forma en que internet funciona sobre el contenido privado de las personas. Por detrás, la historia es la moraleja oscura sobre un albañil resentido que creyéndose el instrumento del karma decide vengarse de un mal que le hacen y provoca un mal mayor a las personas equivocadas. Muy superficialmente es el sueño americano visto de forma retorcida por aquellos, la clase baja, que jamás lograrán triunfar, no importa cuánto se esfuercen o hagan lo correcto.
Inventing Anna (Netflix), Bad Vegan (Netflix), We Crashed (AppleTV+), The Girl from Plainville (Hulu) o Super Pumped (Showtime) son algunos títulos que salieron recientemente y que cuentan estas increíbles historias reales de personas que cruzan la línea de lo que pueden, deben o quieren hacer a nombre de alguna idea, idealismo o… amor.
Es irónico, porque muchas de estas historias repiten su origen con The Dropout: un personaje completamente convencido de que el mundo debe rendirse a sus pies y admirar su determinación por conquistarlo. Casi hay un dedo imaginario apuntando a la cultura pop y diciéndole: “tú me dijiste que lo podía lograr y yo hice lo necesario para lograrlo y mira lo que me hacen ahora”.
De estos casos reales en series que están siendo tendencia, llama la atención que la mayoría de los personajes centrales son hombres y mujeres súper jóvenes, desesperados por tratar de ser diferentes, destacar, triunfar y salirse con la suya aun cuando todos los elementos apuntan a que será imposible lograrlo.
Hay una generación entera allá afuera convencida de que toda esa información que le dio internet, de que todas esas ideas revolucionarias (Spotify, PayPal, Zoom, TikTok, OnlyFans, Twitch, Supernova, NFT) y que su propia juventud son ingredientes infalibles para triunfar y obtener un poco de esa inmortalidad que solo se logra cuando cambias el mundo. Cuando todos saben quién eres.
Desde los cuentos que nos leían de niños hemos recibido ideas de que el esfuerzo se premia, los buenos siempre ganan y que al final todos terminaremos viviendo felices para siempre. Eso también parece ser el contexto general con el que cierran las películas, las novelas, las series, los libros, los cómics y hasta las canciones que no son de reggaetón.
Estamos frente a una generación que maneja muy mal el fracaso; que se deprime y desmorona guiada por todas esas series, libros, podcasts y películas donde dicen que deprimirse es parte de la vida y que hasta un día puede convertirse en una exitosa serie. En una actualidad donde la tolerancia y lo políticamente correcto mandan, el choque con la realidad es brutal. Seguramente una razón por la que estas series están saliendo una detrás de otra con estos mismos temas es porque hay una cultura de advertencia que se está queriendo generar: cortar un poco ese sueño envalentonado de los jóvenes con historias que advierten que volar alto puede quemar las alas. O que no está justificado hacer “lo que sea” por un sueño, idea, idealismo… o amor. O simplemente recordarle a todos que no siempre se premia el esfuerzo, no siempre ganan los buenos y no siempre la vida otorga finales felices.