El legado de Gloria Serrano por fin verá la luz
Viajes. David Crespo Gastelú y Gloria Serrano recorrían diferentes territorios: Él pintaba mientras ella escribía
Esta intelectual y feminista boliviana rompió con todos los cánones de su época, pero su obra fue invisibilizada
Como un escape egoísta al dolor que me iba a enloquecer (…) huyendo del vacío que dejara la ausencia del compañero que fuera todo para mí, escribí este libro”. Esa es la primera oración, abrumadora, en el libro de Gloria Serrano sobre el artista David Crespo Gastelú, que pronto tendremos en nuestras manos gracias a la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB) y el Museo Nacional de Arte (MNA), que han impulsado una férrea campaña para visibilizar los aportes de esta intelectual, quien durante décadas ha estado subterránea sin alcanzar el reconocimiento que merece.
Rosenda Caballero era su verdadero nombre, pero ella decidió adoptar el seudónimo de Gloria Serrano. Su entorno más cercano —así como quienes habitan el contexto de la plástica boliviana— sabe que esta intelectual fue un engranaje fundamental en la obra y trascendencia del icónico artista indigenista David Crespo Gastelú, quien fue su esposo.
El tiempo se encargó de desvelar el legado que esta mujer fecundó para la cultura boliviana. Hoy la FCBCB y el MNA son artífices de ese acto de justicia: ambas entidades serán las encargadas de salvaguardar el corpus de la obra y la herencia de ambos, Serrano y Crespo Gastelú, gracias a que Ligia Siles Crespo —artista y nieta de ambos— donó dicho patrimonio al MNA. Además, la FCBCB impulsa la publicación de la biografía del indigenista, misma que fue escrita por su esposa Gloria. Esta obra inédita se llama: David Crespo Gastelú, el pintor del altiplano.
Ambas noticias buenas para la cultura del país se concretarán este año: por un lado, en octubre se realizará en el Museo una exposición que hará gala del patrimonio artístico de Crespo Gastelú y luego entrará a imprenta su biografía escrita por Serrano. “Ella ha estado invisibilizada, no cuenta entre las escritoras de su época, pese a que detrás de toda la obra de Crespo Gastelú está su aporte, una escritora que conjuga sus textos con la obra de su esposo”, relata la investigadora del MNA Daniela Franco.
Franco fue parte del equipo del Museo que encaró la inventariación y la puesta en valor del patrimonio de Serrano y de Crespo Gastelú, pero también es autora del estudio introductorio que se publicará junto a la biografía del pintor.
En sus palabras, Serrano es una mujer que tuvo la entereza de desmarcarse de los cánones y roles limitados que se imponían sobre la mujer boliviana en el inicio del siglo pasado. Prosista, biógrafa, feminista y comprometida mujer de izquierda son algunos de los rasgos que introducen al perfil de Gloria Serrano.
LA GRÁFICA
La figura de Serrano
Si vamos al inicio de su historia, advertimos que Serrano fue una figura que nació en un contexto de mucha precarización. Siendo huérfana y criada por monjas, con convicción se aproximó a la cultura y al arte por vocación propia. En esa búsqueda de acercamiento a los escenarios culturales es que llegó a formarse como profesora.
En un intento de consolidar su labor como profesora, conoció al artista y comenzaron a trabajar juntos. Eran una unidad: mientras ella se dedicaba a la narración y la escritura referidas a los lugares donde emprendían investigaciones (además escribía sobre crítica de arte), él representaba con dibujos y cuadros los acercamientos a los sitios y descubrimientos que tenían en tales investigaciones.
Ha escrito dos libros con Crespo Gastelú, Jirones collavinos —del cual no existen más ejemplares para su difusión— y Tierras del Kosko, que se hizo en un viaje a Perú. David hallaba siempre tema para pintar y Gloria escribía.
La restauradora Tatiana Suárez, quien era parte del equipo del museo que encaró la tarea de inventariar el notable patrimonio a ser donado, tuvo en sus manos no solo la obra, sino también la documentación, artículos y misivas que diferentes personajes enviaron a David y Gloria.
“Ella trabajó con grupos que no eran considerados en los círculos privilegiados de la sociedad de entonces. Por ejemplo, tiene un libro que se llama La Navidad minera, donde narra la vida en las minas y cuando campesinos y mineros estaban metidos en la misma olla y carecían de derechos. Era una cronista nata de principios del siglo XX”, expresó Suárez.
Gloria estuvo a la sombra de su marido: a ella siempre le caracterizó su modestia, por ello fue muy cauta y sencilla, dando paso a que sobresalga la imagen de Crespo Gastelú, cuenta Ligia, responsable de la Casa Museo David Crespo Gastelú, donde hasta hoy estuvo resguardado el patrimonio de ambos personajes.
David y Gloria tuvieron a su hija, Ada Crespo Caballero, quien tuvo dos hijas y una de ellas es Ligia, quien vuelca todo su amor por el arte y como nieta absorbe eso. “Yo era su nieta preferida, se dedicó mucho a mí. Yo tomé clases libres en la UMSA de Artes cuando aún estaba en el colegio, y al salir bachiller decidí estudiar Artes Plásticas. Entonces choqué con la negativa de mi padre, pero cuando le conté a mi abuela esa negativa, ella dijo ‘tú vas a estudiar lo que te gusta, sino se las verá conmigo’; una postura muy fuerte para la época tratándose de una mujer”, cuenta Ligia.
La pluma de Gloria Serrano fue fructífera. Ella escribió una biografía muy sentida sobre David Crespo Gastelú, el pintor del Altiplano. También tiene otra obra biográfica sobre Pedro Domingo Murillo, una obra de valiosa rareza, ya que está escrita en primera persona, y en la que relaciona a Murillo con Túpac Katari.
La conservadora Tatiana Suárez también considera que no hay que desmerecer su vida de maestra, porque dentro la documentación hallada está el registro de metodología que Serrano ha desarrollado para la enseñanza, por ejemplo, cuadernos de literatura para escribir. Ella ha formado generaciones.
Además, su vinculación feminista estuvo presente en publicaciones y misivas con varias mujeres de varios países de la región con las que mantenía un férreo compromiso y amistad. En este activismo, el pintor siempre la apoyó. Ciertamente, respaldaba el hecho de que ella accediera a espacios y tareas a los que solo los hombres accedían en esa época. El tema de las cartas era sobre todo el feminismo en diferentes países de Latinoamérica.
El ocaso de una figura
“Cuando murió Crespo Gastelú, ella escribió el libro y después dejó de ver a todo el círculo cercano, se encerró en su dolor. Ella ha usado riguroso luto hasta casi el final de su vida”, relata Ligia, la nieta de Gloria. “Después de la muerte de Crespo Gastelú, Gloria entra en un estado de abandono, ella apunta sobre todo a los grandes personajes que rodeaban la imagen de Crespo Gastelú. Ella escribe a muchos: les pide que, por favor, le ayuden con dinero porque todos sus ahorros se gastaron con el médico para David Crespo”, cuenta Daniela Franco.
Pese a esa situación abrumadora, entre las maravillas documentales que el equipo del MNA encontró, figura una en particular: “Hay un cuaderno de dedicatorias que congrega a los indigenistas de la época, Jenaro Ibáñez, Guzmán de Rojas, Ramón Catari, Gil Coímbra, donde todos ellos la definían como una luchadora, dado que era una mujer de izquierda”, cuenta la investigadora Franco.
Gloria Serrano murió el 26 de septiembre de 1994, a los 89 años de edad. Daniela define claramente: “Lo interesante de esta escritora es que ella y su esposo son escribanos de su tiempo, hablan de figuras de todo lo popular y lo folklórico en lo andino, fiestas, escenarios que ya no existen. Ellos han retratado con su producción escrita y pictórica lo que acontecía en nuestro entorno”.