Mr. Herpes Zóster
Imagen: El Papirri
Imagen: El Papirri
CH’ENKO TOTAL
Mr. Herpes Zóster llegó un día a casa con sus garras afiladas, clavó su pezuña en mi pulmón derecho, consiguiendo llagas y ampollas; invadió mi espalda un domingo de ascuas, aprisionó mis nervios, sometió mis movimientos y me postró en cama. Yo no lo conocía a este señor monstruo, nunca antes lo había visto ni en pintura, pero el carajo se entró sin permiso, aprisionando mis brazos, sometiéndome a la congoja. ¿Por qué escribir esto en un suplemento dominguero que se llama nada menos que ESCAPE? Pues porque no tengo nada que escribir, ni por dónde escapar… además, para contarles que teclear es ya todo un logro para este territorio usurpado. Zóster —mezcla de imperio romano/germánico— ha logrado que no retorne al escenario… y eso es demasiado.
Los primeros días creí que se iría pronto, pero no, decidió expandir sus dominios imperiales hasta la tetilla derecha, mandó sus ejércitos del mal agüero a tomar pulmón y costilla. Siempre a la derecha, este virus hitleriano me hizo creer entre sollozos que se largaría rápido, pero nada, pasaron semanas y el concierto en Café Arte Efímera ya lo tenía en la nariz. Mi nariz está bien, sin problema, el problema es que este gil de abril paralizó mi brazo derecho. Hoy mismo, a 17 días de la ocupación, escribo esto solo con la zurda —como siempre—, digo, como nunca, porque mi amigo al que aún no conozco, dueño del Café Efímera, me mandó pasajes y todo. Zóster se percató y espantó a mi guitarra, la espalda de la Sevillana raspaba el plantío de minas de llagas de la costilla generando un sonido hiriente, el colgador de la misma frotaba el pulmón con ampollas encendidas que me hacían arar. Ya son 23 días y nada, sigue el huevón este haciéndome suspender conciertos esenciales y presenciales: el 3 de septiembre con Alberto Plaza en La Paz, el 9 en el Paraninfo de Oruro, el 17 celebrando mi cumpleaños en el Mesón de Cochabamba, el 22 con los Bolitas en la Tirana y Olé.
¡Olé!, gritó el monstruo, haciendo caer todo con sus manotazos, como naipes voladores se derrumbaron los eventos, este gil de abril se adueñó de la mitad de mi cuerpo; la otra mitad está bien, menos mal, mal que mal estamos bien, pero no dan ganas ni de caminar. Zóster, licuadora maldita, azota mis vigores, deglute mis sueños, succiona mi brío, y con su ejército de sicarios ahora ordena no realizar ningún esfuerzo. Lo siento, no podré shempre festejar mi mes aniversario, estoy ocupado… pero de ocupación. Esas épocas de viva la vida pasaron. Ultimadamente Mr. Herpes Zóster somete a mi hígado, lo mastica, lo deglute, este carajo me hace arrodillar de dolor, de dolor de cuerpo, de dolor de nervios, de dolor de alma, cojudo y mierdas, “dejame, dejame de una vez; soltame, soltame que no ves, que me quiero ir, hacia el soool”. Todavía queda media página, mi zurda no da más. Pararé un cachito.
Vuelvo. La comandante Carolina ha organizado el EGAHZ con cuadros conocidos por su lealtad. Soldados revolucionarios de la nación Aciclovir contraatacan con bombas de pastillas y pomadas, recuperando territorio. Bombardean las zonas de fuego, secan las llagas. La comandante hace pactos multilaterales con los cañones de Lidocaína, con tanques de la nación Pregabalina que, con bombas de sueño, fortifican nuestras defensas. El EGAHZ es eficiente en sus líneas, en el día 25 de la guerra mi derecha trata de concertar con la línea enemiga. La negociación es débil, vuelve mi zurda al contraataque, se nota división en nuestras filas, el índice y el pulgar diseñan estrategias tecnócratas, el medio y el anular toman posiciones ultranacionalistas, el meñique quiere salir rajando sin saber que poco importa. La comandante Caro instruye: ¡Unidad, carajo! Si no, no llegamos, faltan 80 caracteres para acabar este manifiesto. Mr. Zóster manda a negociar a su canciller y el EGAHZ (por si acaso Ejército Guerrillero Anti Herpes Zóster) consulta a sus bases, no hay consenso, tampoco censo, solo este menso de Zóster que otra vez nos hace retroceder en un duro ataque derechista y por la espalda, debemos replegarnos: cuarto intermedio.
Día 31. Ojalá pronto acabe la confrontación y, —recuperando mis territorios—, pueda tocar tranquilo el 8 y 9 de octubre en el Teatro Municipal de La Paz. Sigue la guerra, sigue el dolor, pero las costras del desamor van cayendo, mis hojas de otoño riegan la tina de verano en la primavera de este invierno de nunca acabar. ¡Jallalla el EGAHZ!
(*) El Papirri: personaje de la Pérez, también es Manuel Monroy Chazarreta