Siempre será 1908
Esto es un viaje a 1908, un recorrido por la ciudad de La Paz a principios del siglo pasado cuando 12 changos fundaron un club para siempre, The Strongest
Las piedras de la fuente de la plaza Murillo están desapareciendo una a una. Los lectores de periódico se quejan de que los espectáculos del Teatro Municipal (desde ópera y biógrafo Edison hasta boxeo y lucha romana) son caros. Y malos. En la “Granja de los Manzanos”, hacienda Calacoto, se ponen a la venta ejemplares de toretes Durgau y Holstein, así como vaquitas. El vendedor asegura que sus animalitos están perfectamente aclimatados a la altura. Dice también que no se tarda casi nada en llegar a la hacienda desde el centro, jura que son 30 minutos a coche o a caballo. Una deliciosa cena en el Park Hotel en la avenida principal de la Alameda (futuro Prado) sale a cinco bolivianos el cubierto; con “caviar sur canapé”, de entrada.
El Casino Internacional ha dejado su local en la plaza San Francisco y se ha trasladado a la plaza Murillo. “Solo tendrán ingreso las personas que tienen costumbres de respeto y consideraciones recíprocas y prácticas de roce social”.
Los paceños acuden a las grandes corridas extraordinarias de gala en la Plaza de Toros del barrio de Santa Bárbara. Ha vuelto a la ciudad el primer “espada” del momento, el español Manuel Pomares, más conocido como Troni. El Club de La Paz ha elegido nuevo presidente, es Ventura Farfán (su hermano es el jugador de “foot-ball” más famoso de la urbe); y lleva como tesorero a Abdón Saavedra; futuro vicepresidente de la República, futura calle de Sopocachi.

El monumento a Murillo que se esculpe en Roma cambia de escultor: sale Cantele, entra Biondi. Parecen apellidos de jugadores de la “azzurra”. Los duelos, a las afueras de la ciudad, son el pan nuestro de cada día. En una de las encrucijadas del camino de Obrajes, un joven de buena familia reta a duelo a un osado gacetillero por un artículo publicado en uno de los vespertinos. La sangre no llega al río.
Hoy es 8 de abril de 1908, penúltimo año del primer gobierno de Ismael Montes, el prohombre/caudillo del liberalismo, el terrateniente, el propietario de la hacienda Taraco. Bolivia cambia (carreteras, líneas férreas, escuelas, bancos…), Montes cumple. El jefe de Meteorología y Exploración Agrícola del Ministerio de Colonización y Agricultura, Víctor E. Marchant, anuncia para este octavo día del cuarto mes una mínima de cuatro grados y una máxima de 20. La nubosidad, de cero a diez, será de seis. Dicen que va a llover por la tarde y por la noche.
El mayor general José Manuel Rendón Camacho, héroe de la Guerra del Pacífico, se acaba de suicidar en Iquique a sus 82 años. El Tratado de 1904 con Chile es un doloroso puñal en el corazón de tantos y tantos bolivianos. Nos ahoga, nos hace doler el pecho de angustias. Hasta hoy.
Estamos en el mes de nacimiento de un nuevo equipo “sportivo” en la ciudad; se va a llamar The Strongest Football Club. En estos días se leen anuncios como este en los diarios de la mañana: “Se necesita un pongo, calle Pichincha, casa de la señora Benita, viuda de Daza”. El estudio Fotografía Cordero anuncia la llegada de lentes especiales para retratos de grupo a su taller de la calle Ayacucho, esquina Mercado (al lado de la Botica Boliviana).

No van a tardar en ponerse delante de la cámara unos adolescentes que juran haber fundado un club de “foot-ball” para siempre. Don Julio Cordero no les cree. Lleva tomadas decenas de fotografías de equipos efímeros que han desaparecido, que han caído en el olvido.
—¿Acaso se acuerdan, changos, del club 6 de Agosto, de los Bolivian Rangers? Del club 20 de Octubre y de los Thunders creo que se acuerdan todavía, algunos de ustedes, caballeros, jugaban ahí de infantiles. ¿Cómo dicen que se llaman, ustedes?
— Strong Foot Club. Aunque el Perucho y Cochichi quieren cambiar y que nos llamemos “Los más fuertes”, en inglés pero, para que suene más lindo. “The Strongest” nos llamaremos y nadie se va a olvidar de nosotros en La Paz. Promesa, don Julio.
El que ha tomado la palabra frente al señor Cordero (que compite con Luigi Doménico Gismondi por ser el mejor retratista de la ciudad) es Pepe León López Villamil. Es el mayor de todos, con apenas 18 añitos. Juega en el medio y será el primer presidente. Vivirá 97 años (hasta 1987). Y morirá en abril, después del ocho. Será una leyenda. Las paredes de la ciudad serán pintadas con su rostro. Recordará por siempre a sus once amigos de juventud (todos más jóvenes que él, todos muertos antes que él). Y partirá a la eternidad con el deber cumplido, con aquella promesa hecha al mejor fotógrafo de la ciudad. “Nada de club efímero, hemos llegado a quedarnos en el corazón de los paceños más fuertes, promesa don Julio”.
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Cordero tenía razón. Uno a uno, como las piedras robadas de la fuente de la plaza Murillo, desaparecen todos: los jailones de Nimbles Sport Association, los abogados de The Law Players F.C., los obreros de Workmen F.C., los artesanos de The New Fighter’s, los ingleses y chilenos de la Bolivian Railway F.C.
Nadie recuerda tampoco el primer clásico de La Paz. A patadas y puñetes se agarraban en la plaza de San Pedro (donde ahora está el busto de Sucre) los Bolivian Rangers y los Thunders. Los Rangers fue fundado en 1901 por bolivianos que venían de las minas y los ferrocarriles de Chile, reforzado con ingleses de paso. El mítico gualdinegro (casaca negra con franja amarilla) The Thunders Football Club había nacido en 1904, capitaneado por Max de la Vega, el primer campeón paceño. ¿Por qué un nombre queda en la memoria del pueblo y otros se pierden en las hemerotecas? ¿Por qué en un medio tan proclive a la falta de constancia subsistió esta excepción notable llamada The Strongest? Ni don Pepe lo supo nunca.

Los changos que se han juntado, a ratos en el Prado, a ratos en la plaza Murillo —a la espera de la nueva estatua— son 12, como los apóstoles: Ramón El Gran Pachacha Gonzales (será el primer gran capitán), Armando Perucho Elío (será el primer tesorero), César Andrade (al que perderemos la huella al irse detrás de un circo que pasará por La Paz), Víctor Manuel Franco, Isaac Gonzales, Juan Gonzales Quint, Francisco Cochichi Guachalla (hermano de uno que va a ser presidente efímero del país), José León López Villamil (será el primer presidente), Alberto Requena Crespo (será el primer arquero), Luis Rivera, Alberto Tavel (será el primer “vice”) y Manuel Valle.
Solo faltan dos que han viajado: Hugo Alípaz Solares (empleado de la prestigiosa librería Cervantes) y Adrián Deheza, que ha viajado a Santiago de Chile por motivos de estudio. Casi todos se conocen del Colegio Ayacucho. Se hacen llamar los “gallos” y acostumbran a chocar en plaza Murillo con los “pollos”, los “jai-jai” del Colegio San Calixto; los que fundarán el Nimbles Sport Association un año después (1909). Por copiones, por “monos”.
El segundo clásico que conocerá La Paz será éste precisamente: los gualdinegros de The Strongest versus los blanquinegros de Nimbles (se hicieron mandar las camisetas desde las minas de carbón de Newcastle, norte de Inglaterra). Nadie se acordará de que los muchachos de Nimbles serán los primeros en viajar al extranjero y ganar un “match”. Lo harán en Arequipa un 29 de julio de 1918 contra el Deportivo Arequipa con goles de Gemio, Villarroel, Sarabia y Lugones.
Los fundadores stronguistas son todos hijos del victorioso liberalismo. Años más tarde, se acuñará la famosa leyenda: stronguista, paceño y liberal. Aunque el club que se solidarizará siempre con los raleados clubes obreros, negará cualquier simpatía política (y más cuando el liberalismo empieza a clonarse como pipoca).
Los 12 “discípulos” firman la (desaparecida) acta de fundación de The Strongest Football Club durante la noche del 8 de abril en la casa familiar de los Requena Crespo, en la calle Buenaventura Bueno y Juan de la Riva, en pleno casco viejo de La Paz, muy cerca del antiguo puente Riverilla. Otros dirán, con el paso del tiempo, que fue en la casa de Guachalla. Cuenta la leyenda que las primeras camisetas de “franela” serán cosidas por la madre de Alberto, doña Victoria Crespo. Buenaventura y Victoria, nombres que aparecen desde los inicios del gualdinegro. 12 “apóstoles” para una religión/sentimiento. 30 años después, en 1938, estos chicos serán venerados por la hinchada gualdinegra y pasarán a la historia como la “Guardia Vieja”.
Los primeros colores pensados no son el amarillo y el negro; sino el negro y el verde. El padre de Adrián Deheza, a la postre gerente en Guaqui de la Compañía Recaudadora de Alcoholes, ha traído unas camisetas con esos colores desde Alemania. La simpatía de la mayoría por The Thunders Foot-Ball Club hace cambiar de idea. Los viejos hinchas de “Los Truenos” alentarán por siempre a los stronguistas en recuerdo de su franja horizontal amarilla sobre negro.
Dicen que los jóvenes fundadores celebran el nacimiento en la Confitería París de la plaza Murillo, charlando de “sport” con el pastelero que acaba de ser contratado, recién llegado de Europa. Dicen que luego bajan a la flamante pastelería Amat de la calle Comercio para degustar los helados más suaves y los caramelos (Amat, por supuesto) más ricos de la ciudad. Dicen que todo el día hablan del flamante “foot-ball”, pero también del “Corre Volando”, el ratero más famoso que ha llegado a su “mansión” de San Pedro tras ser detenido por vigésima vez. Sería un veloz “wing” para el nuevo “team”, piensa alguno. ¿Y todavía no han agarrado al que envenenó al párroco Alfredo H. Jordán, el cura de Tiahuanacu?, se pregunta otro gualdinegro.
UN VIAJE A 1908
Estos jóvenes stronguistas son “la nueva bohemia paceña, no la bohemia tuberculosa, sino la bohemia musculosa, ágil, movediza y deportiva, aquella que ha antepuesto a toda otra obligación, la obligación con el compañero, con el amigo, con el socio, con el camarada; la sinceridad en el afecto, la efusión en la ternura y la más estricta solidaridad en toda circunstancia”.
El que no podrá jugar nunca en el nuevo “team” es Irineo Limachi; acaba de fallecer tras ganar la carrera de resistencia entre Tiahuanacu-La Paz. Una pena, hubiese sido un motorcito en el medio, piensa aquel. Mientras tanto, otro vecino, Luis Gutiérrez Cuenca, propone al Concejo Municipal la construcción de una torre Eiffel de 40 metros y ocho pisos en la Plaza del Óvalo (actual plaza Isabel la Católica). Cada loco con su tema.
Los primeros partidos de la institución del oro y de la noche se juegan en el “field” de la avenida 12 de Diciembre (futura avenida Arce), en los terrenos propiedad de la familia Ernst (actual plaza Bolivia). Es la segunda cancha de la ciudad tras aquellos primeros “matches” en la plaza de San Pedro. El “tercer tiempo” se festeja siempre con licores legítimos en El Centenario (antiguo American Club House) donde se juega al palitroque. Los changos stronguistas y sus rivales esporádicos no paran de comentar la sorprendente detención de Otto Krause por intentar matar nada más y nada menos que al mismísimo Arturo Posnansky. Por un quítame unas vetas de estaño en el cantón Ichoca, provincia Inquisivi. Durante los primeros años, los partidos son simplemente de “desafío”. Las señoritas más lindas y cotejadas acuden a las chacras de la 12 de Diciembre, son las “madrinas” de trofeos, medallas, camisolas, pelotas y tragos. El desconocimiento de las reglas y el ímpetu convierte a ratos los “matches” de “foot-ball” en combates abiertos de box.
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Las calles de La Paz en este mes de abril para la gloria son también un campo de batalla. Hay denuncias contra algunos choferes de tranvía por manejar ebrios. Y las pocos señores que transitan en los novedosos automóviles sufren las arremetidas furiosas de los jinetes que todavía van a caballo. Se padece una inusitada crisis de peluqueros. Como lo oyen. La ciudad cuenta con 80.000 almas y solo alberga a 22 peluquerías. Y dicen que solo tres de ellas son decentes. Válgame, Dios. Será más fácil ganarse la vida como “fígaro” que como “player” de “football”. Dichoso mortal el que lograse afeitarse.
El primer “eleven” del club, aprendido de memoria por la hinchada comandada por “El Gran Pablito”, reza así: Alberto Requena de “goalkeeper”; de “backs”, “El Gran Pachacha” y Luis Rivera V.; de “half” Alberto Tavel (primer secretario del club), el presidente López Villamil y Juan González Quint; y de “forwards”, el quinteto temido formado por Víctor Manuel Franco, Armando Elío, Francisco Guachalla (primer capitán y goleador con su habitual “tonguito” o “pajizo” en la cabeza para rematar), Issac Gonzales y César Andrade.
En tres años van a conquistar la primera Copa para las vitrinas del club. Será en 1911, será la Copa que organiza el prefecto Luis Zalles para las fiestas julianas, la primera de la historia del fútbol paceño; será la primera de muchas. Aquellos 12 muchachos no sabían en 1908 qué camino iba a aparecer en el horizonte, solo sabían que The Strongest había aparecido para siempre. Promesa, don Julio.
*Este texto formará parte del libro ‘Cuando el Tigre era joven (la historia del Club The Strongest 1908-1938)’ de Ricardo Bajo Herreras a ser publicado/presentado el 8 de abril de 2023.
Texto: Ricardo Bajo H.
Fotos: Ricardo Bajo, Foto Cordero del libro ‘Rugido centenario’ de Iván Aguilar Murguía y de ‘El libro de Oro de The Strongest’ de Freddy Oporto Lens