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Waphuri Galán: el embrujo de la kullawada

/ 4 de junio de 2023 / 06:45

Un recorrido en primera persona del personaje icónico LGBT de la danza folclórica por la entrada de la fiesta de Jesús del Gran Poder.

En la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, aplausos y gritos de las graderías evocan a los Waphuris Galán. Afectos, abrazos no se dejan esperar en el serpenteado recorrido del Gran Poder; toda esta emoción trae a mi memoria las palabras de Edgar Arandia cuando se refiere al Gran Poder, como un Jach’a Katari (Gran Serpiente) que los 8 Km de recorrido, estrangula y asfixia a la ciudad de La Paz, recordando anualmente la conquista de nuestro territorio.

Es como un renovarse para construir un nuevo tiempo, toda esta magia sucede en este espacio paceño; desde la partida en la avenida Calatayud, bajando por la Garita de Lima, hasta ensamblar con la avenida Buenos Aires, el gran brazo popular del Macrodistrito Max Paredes, hasta llegar a la iglesia del Gran Poder. Ahí mi corazón explota de alegría al ver la imagen del Tata del Gran Poder; y le canto a coro con mi bloque Kapu Wara Wara: “Un año más la emoción inunda mi corazón, alisto mi rueca para bailar kullawita. Al ver tu rostro señor, caen lágrimas de amor, un año más por ti, señor Jesús del Gran Poder”.

Waphuri Galán

El Tata del Gran Poder nos espera con sus brazos abiertos; este es uno de los momentos más importantes por el que bailo cada año. El palco de los vecinos y dirigentes del Gran Poder me espera con algarabía; saludo a la directiva del Gran Poder, continúo danzando hasta llegar a las calles Sagárnaga e Illampu. Ya casi termina la zona comercial, la más popular de todas. Fotografías en todo el trayecto, muchas personas con sus hijos se acercan por una fotografía; mientras el flash congela el momento, algunas me cuentan que en su adolescencia su mamá también le había sacado fotos conmigo; ahora querían tener ese recuerdo con sus hijos, como un rito de paso u herencia de generación a generación. Cierro mis ojos mientras las cámaras captan cada movimiento.

Blanco, negro y dorado es el traje que las Whapurhi Galán utilizaron este año en la entrada de Gran Poder.

Continúo por la avenida Pando, que enlaza con la avenida Montes. Es otra zona, ya no es la misma gente popular; el público es más distante. Aquí me debo esforzar para seducir con mi cuerpo danzante a los nuevos espectadores. A pesar del cansancio me sobrepongo por los saludos de la gente. Es un alivio llegar a la Pérez Velasco, el nudo central de nuestra ciudad; allá me espera la imponente Iglesia de San Francisco, en otrora la Iglesia de Indios; era la frontera que separaba los barrios indígenas de los españoles. Esa historia no está superada del todo, ahora las separaciones son sociales y raciales, es una herida que no ha cicatrizado. Voy avanzando hasta llegar a la avenida Camacho. Me espera el imponente Illimani, estoy casi aliviado porque voy llegando al palco oficial y luego al final de la fiesta.

Recorrido

Es una sensación única llegar al palco, aquí es el examen final del baile. Para este momento ensayamos varios meses los Waphuris; es un lugar de encuentros, amigos, fraternos, periodistas, familiares y distintos personajes paceños que hacen de este recorrido un itinerario anual de placer y compromiso. La avenida Simón Bolivar nos expulsa como un embudo, estoy cansado pero me reciclo para recargar mis energías. Estoy feliz, no solamente por haber bailado, sino por reafirmar mi lucha política desde la estética Galán.

David Aruquipa como Whaphuri Galán en diferentes entradas folclóricas.
David Aruquipa como Whaphuri Galán en diferentes entradas folclóricas.

Estética Galan

La construcción de la estética del Waphuri Galán en las fiestas populares de Bolivia es producto de una práctica personal y política; busca dotarle a un personaje festivo un poder de resistencia, transgresión y reivindicación de los derechos humanos. Soy miembro de la Familia Galán, con la que iniciamos distintas intervenciones urbanas, especialmente desde la fiesta.

Antes de adentrarme en el personaje en sí mismo, es importante mirar a otras presencias que antecedieron similar recorrido, desde los años 70; las sensuales chinas morenas, a quienes he tenido la oportunidad de describirlas en el libro La china morena: Memoria histórica travestí (2012), desde los recuerdos y añoranzas de su sensual presencia en las fiestas populares, especialmente en el Carnaval de Oruro y la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder.

Ellas nos relatan en primera persona historias de desprendimiento y valentía de hacer pública su voz y su cuerpo a través de su estética. Toda la transformación política y discursiva, además de la arrogancia y rebeldía con la que el personaje se apropió de una de las danzas más importantes de nuestras fiestas: la morenada.

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En un momento, cuando todo este legado histórico de las chinas morenas estaba tapiado en los baúles de la añoranza; creía que el Waphuri Galán, creado el año 2001, había sido la primera pintura de arco iris en el Carnaval de Oruro y del Gran Poder, la única presencia que se atrevió a visibilizar el poder rosa en la fiesta. Esta arrogancia se difuminó cuando desde  2009 la historia de la china morena, comandada por la Gran Ofelia, Carlos Espinoza, nos permitió analizar en el tiempo la estética y política de la fiesta como un proceso continuo de presencias. Entonces estos antecedentes reforzaron la idea de que la estética está íntimamente vinculada con la realidad, con las dinámicas de la comunidad festiva, que activa una serie de prácticas rituales, organizativas, además de los deseos y placeres.

Nace la historia del Waphuri Galán

Fue durante un ensayo del bloque Chuk’utas de la ciudad de La Paz, en 2001, que estaba preparándose para su participación en tan importante fiesta. El líder del bloque nos recibió con una sonrisa pícara y coqueta, y nos invitó a compartir unos drinks en un local periférico y popular de La Paz. La charola llegó llena de coctelitos de colores. “¡Salud!, ¡salud!”, miradas curiosas del salón hacia nosotros, seguramente queriendo saber quiénes éramos y qué hacíamos allí. De a sorbos, haciendo muecas de placer, terminamos todos los elíxires que pronto serían los culpables de que Alen Justiniano, Arturo Noriega, Carlos Parra y yo “bailemos kullawada”.

Detalle de la máscara tradicional del personaje del Whapurhi.

Fue un matrimonio de larga duración y el inicio de toda una historia de complicidades, rupturas y renovaciones, un pacto festivo para participar en el Carnaval de Oruro. Luego, por invitación de la Kullawada Nuevo Amanecer en la Fastuosa Entrada del Señor Jesús del Gran Poder, personifiquemos o reinventemos al Waphuri, jefe de los hilanderos, personaje tradicional de la danza de la kullawada; tradicionalmente es representado por un solo personaje en la Kullawada antigua.

Lleva una careta de yeso con tres rostros, con rasgos que revelan el mestizaje del baile; nariz excesivamente larga, fálica; chapas rojas en el rostro, ojos grandes y un traje por demás excesivo en adornos; chaquetilla bordada con piedras e hilos dorados y plateados, sombrero alto, una rueca grandiosa, pantalón y sandalias que le dan una apariencia elegante y erguida, muy masculino su baile, representación del patriarca deseado por todas las mujeres, especialmente por la awila, ese personaje travestí, jocoso, quien cargado de una muñeca, baila dando giros constantes al compás de la música, exigiéndole la paternidad del bebé que trae cargado.

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El primer año fuimos cuatro figuras Waphuris, con características propias. Noches de discusiones, hasta peleas nos ha costado crear todos y cada uno de los trajes del Waphuri Galán, que juntos o separados continúa renovándose. 22 años bailando y 22 trajes, cada uno con su propia historia, especialmente los últimos trajes que son una lectura renovada y mística de los sombreros de cuatros rostros mirando a los cuatro puntos cardinales.

Pero cómo no recordar el primer traje, que es el que revela todo el amor por la danza y fue bordado con nuestras propias manos, ensartando cada perla, lentejuela y canutillo en las agujas, acompañados por la música de películas de Pedro Almodóvar, las noches se convertían en fiesta de la familia Galán. Todas ayudaban a bordar, entre risas y la mirada artística de cada uno, que iba inscribiendo el primer traje como nos habíamos imaginado: negro y perla sería el resultado. El primer traje de invocación al Waphuri Galán, manchado por la sangre de nuestros dedos por los pinchazos de aguja; cada puntada, cada apliqué en partes del traje, manos amigas complementarían esta parte de la historia que comenzó hace casi dos décadas, noches selladas por el afecto.

Foto: Yaroslavl Riquelme Williamson, gonzalo laserna, miguel Vargas y rodrigo Barrenechea

22 años

Estos 22 años de vida del Waphuri ya son parte de nuestra historia de activismo reconocida en el país, una herramienta de lucha política que ha permitido abrir nuevos espacios de diálogo con la ciudadanía.  Convertir un personaje altamente masculino como el Waphuri tradicional en un personaje feminizado de la Familia Galán ha sido una gran conquista y motivo de discusiones largas con folcloristas conservadores que año a año amenazaban con no dejarnos bailar, y cada año era mayor la transgresión, incluyendo elementos modernos como el bordado en lentejuelas, el entallado de la chaquetilla, las botas altas de plataforma, utilizando mucho color y adornos, recuperando elementos esenciales de la danza y la cultura, como los pescados de plata, joyas, encajes y otros elementos que hacen de este personaje uno de los más esperados en esta danza.

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Estos elementos dieron discurso, estética y presencia al Waphuri Galán en las fiestas populares del Carnaval de Oruro y la festividad del Señor Jesús del Gran Poder, que en 2019 fue nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, donde partes de esta historia están inscritas en la candidatura.

Fue muy importante la invitación que me hicieron para ser parte del Comité Impulsor de la Candidatura de esta festividad, y es mayor mi felicidad este 2023, por la celebración del centenario de la fiesta mayor de los andes, ahora abrazado por la fraternidad Kullawada Laikas del Gran poder. Por coincidencia histórica se cuenta que en la época colonial los sacerdotes católicos se refieren a todos los practicantes mágico-religiosos indígenas con el término “layqa”, que significa “hechicero” o “brujo”. Entonces, como las constelaciones ordenan el cosmos, nosotros ahora estamos donde deberíamos estar con los Laikas, embrujando con nuestro baile a los espectadores del Gran Poder.

Texto: David Aruquipa Pérez

Fotos: Yaroslavl Riquelme Williamson, gonzalo laserna, miguel Vargas y rodrigo Barrenechea

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‘Te apuesto a que no me das un beso’, el inicio de un viaje de amor

Guido Montaño y David Aruquipa hicieron noticia hace tres años cuando el Estado reconoció su unión libre

Tres años de la primera Unión Civil

Por David Aruquipa Pérez y Guido Montaño Durán

/ 17 de diciembre de 2023 / 07:25

El 18 de diciembre de 2020 el país despertaba con el titular “Bolivia reconoce por primera vez la unión libre entre dos personas del mismo sexo, David Aruquipa Pérez y Guido Montaño Durán son los protagonistas”. Hace tres años, esta historia dio vueltas por el mundo, y Bolivia se colocaba en el mapa de los países que reconocen este derecho, además de dar esperanza a la comunidad LGBTIQ+ que tienen relatos de amor como el nuestro. Somos David y guido y queremos compartir nuestra historia.

En 2009 nos conocimos en el entonces, Ministerio de Culturas, ambos éramos servidores públicos. El lugar de trabajo es difícil para mantener una relación amorosa por el “qué dirán”, situación que puso una distancia feroz en la oficina, aunque ambos sabíamos que teníamos mucho en común, pero no hablábamos de ello, solo de asuntos laborales. De cupido hizo nuestra amiga y colega Rocío Lucero, quien nos acercó poco a poco: una que otra vez almorzamos juntos, pero hasta ahí llegaba nuestro contacto, no se nos pasaba por la cabeza que alguna vez estaríamos juntos.

Soy David. El 10 de junio de 2009 me delegaron como Director General de Patrimonio Cultural a la reunión del Comité Coordinador Regional del Mercosur Cultural, realizada en Asunción del Paraguay. Fueron días de discusión sobre grandes proyectos que hasta hoy se desarrollan. El 12 de junio, como es la rutina diplomática, debería llegar Asuntos Jurídicos para la revisión de los acuerdos técnicos y corroborar con la normativa vigente para la posterior firma del Ministro. Para sorpresa mía, veo ingresar a Guido: teníamos que trabajar juntos por tiempo y materia, nos quedaban pocas horas para concluir el documento. En ese lapso, al conocerlo en el plano profesional y en complicidad por la representación país que estábamos asumiendo, emergió una admiración entre ambos, mucho más cuando el equipo de trabajo eligió a Bolivia para exponer los acuerdos ante el grupo de ministros. Nos tocó presentar. Mi asesor legal tenía un mandato: “cualquier cosa que me olvide me apoyas”. La presentación fue un éxito, aplaudieron el documento y se aprobó su firma.

Soy Guido. El orgullo y la felicidad por el exitoso aporte nos llevó a festejar esa noche en un bar exclusivo al que fuimos custodiados por seguridad local del Mercosur. Era un bar de ambiente conservador, donde parejas heterosexuales bailaban con notorios coqueteos machistas que no se conectaba con nuestras búsquedas. La delegación se fue y nos quedamos juntos en el mismo lugar.

David me hizo un desafío: “Te apuesto a que no me das un beso”. Y como eso para mí no era un desafío, se lo di. De inmediato se acercaron tres paraguayos a decirnos que eso no se podía hacer en ese lugar y que nos teníamos que ir. Les enfrentamos y les dijimos que nos quedamos. Un momento después llegaron los mozos y nos ofrecieron una sala especial para continuar la velada. Aceptamos, pero antes nos volvimos a dar un beso en vista de todos. Esa noche después de esa primera intervención pública de exigibilidad de derechos, imaginamos que podíamos ser una pareja perfecta, que podíamos enfrentar al mundo por nuestra vida en libertad. Toda la noche recorrimos distintos bares, entre copas, afectos y osadía: ninguno tenía miedo, la primera regla para ser libres. Fue allí donde se inició toda esta magia del amor entre los dos.

De una vez, anímense

Este encuentro en Asunción del Paraguay fue justo el 12 de junio, feriado nacional allá por el día de la Paz del Chaco, el fin de la Guerra del Chaco. Teníamos emociones encontradas y pensamos que la magia se había quedado allí… “Lo que pasa en Paraguay se queda en Paraguay”. Días después, ya de regreso en La Paz, el 21 de junio de 2009 se decretó feriado nacional por el Año Nuevo Andino Amazónico, y acordamos ir a Tiwanaku con Guido, pero él tenía las previas de un preste en honor a Tata Santiago. A modo de hacer hora, me reuní con mi hermana Paula Estenssoro, la “Fatal Galán”, a tomar unas cervezas. Ella ya había conocido a Guido y estaba encantada con él. “Tiene que ser tu pareja, es un lindo tipo”. Esa noche, en el trayecto a Tiawanacu empezamos a hablar sobre nuestras familias, sobre lo que nos gusta, lo que nos disgusta… No sentimos el pasar del tiempo. Si bien no estábamos buscando pareja, había señales que nos estaban empujando a estar juntos, voces que nos decían: “De una vez anímense, no sean tontos”. A partir de entonces, es otra historia.

El día que iniciamos una vida juntos

El 6 de agosto de 2009 David se encontraba de viaje con su hijo Alejandro en Iquique, Chile, oportunidad en la que asumí la decisión de trasladarme a su casa, dado que ya habíamos hablado del tema; yo tenía las llaves y lo hice. Así que cuando hablamos por teléfono, él en Chile y yo en su casa, se lo informé. Fue un asalto territorial movido por el amor, sabía que estaba arriesgando reacciones adversas por parte de él, pero debía correr el riesgo. Del teléfono un silencio se apoderó, me dijo que volvería a llamarme y colgó: lo había dejado en shock.

En Iquique estaba con mi hijo en la calle Baquedano en un tranquilo pub, y me enteré de lo que estaba sucediendo en la casa. Tenía que comunicarle a mi hijo que había la posibilidad de que vivamos juntos los tres. A sus 19 años, Alejandro muy maduro me dijo: “Piensa en tu felicidad papá. Guido me parece un gran compañero, además en cualquier momento emprenderé vuelo y te quedarías solo”. Esa bendición filial hizo que nuevamente llame a Guido y le diga que estaba bien, que nos veríamos en casa. Y desde ese momento no nos separamos más.

Un proyecto conjunto: una comunidad afectiva

La pareja ha compartido diferentes viajes, así como las obligaciones de la casa.
La pareja ha compartido diferentes viajes, así como las obligaciones de la casa.

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Desde el inicio del debate sobre el derecho a constituir familias entre personas del mismo sexo en nuestro país dimos varias entrevistas nacionales e internacionales por ser una pareja pública, incidiendo en tener “los mismos derechos con los mismos nombres”. Entonces pensamos en por qué no iniciar un proceso legal para que “se haga justicia con nuestro amor”. Esas fueron nuestras consignas y hacíamos nuestras las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero cuando promulgó la Ley 13/2005 sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en España: “Hoy la sociedad española da una respuesta a un grupo de personas que durante años han sido humilladas, cuyos derechos han sido ignorados, cuya dignidad ha sido ofendida, su identidad negada y su libertad reprimida. Hoy (…) se les devuelve el respeto que merecen, reconoce sus derechos, restaura su dignidad, afirma su identidad y restituye su libertad, (…) su triunfo es el triunfo de todos (…) porque es el triunfo de la libertad”. Pensábamos que el Estado Plurinacional de Bolivia debía tomar este rumbo.

Hacer del caso una causa

El 5 de octubre de 2018, junto a Mónica Baya y Guido Ibarguen, abogados auspiciantes de las organizaciones Comunidad Derechos Humanos y Derechos en Acción respectivamente, nos apersonamos ante el Oficial de Registro Civil de turno en las oficinas del Servicio de Registro Cívico de Bolivia (SERECÍ) de La Paz a fin de solicitar voluntariamente el registro de nuestra unión libre o de hecho como pareja del mismo sexo, con una relación continua, singular y permanente de casi diez años en ese entonces. Una funcionaria del SERECÍ nos interceptó y le explicamos las razones de nuestra presencia ahí y nos indicó que no era posible atender nuestra solicitud y nos pidió retirarnos.

A partir de ese momento se inició un procedimiento administrativo ante el Servicio de Registro Civil (SERECÍ) que resultaría un viacrucis burocrático muy enmarañado para que el 11 de septiembre de 2019, se declare improcedente la solicitud de registro y certificación de la unión libre voluntaria. Esto nos habilitó a presentar una acción de amparo constitucional en contra del Director Nacional del SERECÍ. La justicia constitucional determinó el 3 de julio de 2020 que el SERECÍ vulneró el derecho al debido proceso (en sus componentes de congruencia externa y motivación). Así también estableció que se lesionó el principio de no discriminación e igualdad.

Pero el SERECÍ no cumplía la Resolución y había solicitado al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) la suspensión de los efectos de la de la Resolución que nos favorecía mientras no sea confirmada por el TCP, conforme lo dispone el Código Procesal Constitucional; otra decisión injusta, ya que la Resolución que nos favorecía debía ser cumplida sin esperar su revisión.

Finalmente, comprendiendo su deber legal, la Dirección Nacional del SERECÍ, por Resolución N° 003/2020 de 9 de diciembre, dispuso el Registro de nuestra Unión Libre sin la confirmación del TCP. La decisión se limitaba a nosotros como pareja.  Con esta decisión, la estrategia se amplió y se coordinó con el movimiento LGBTIQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual, queer y otros colectivos no representados en las letras anteriores), para realizar pronunciamientos de organizaciones nacionales e internacionales. La Misión Técnica de la OACNUDH (Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos) en Bolivia alentó constantemente a las autoridades a dar este paso histórico mediante mensajes privados y públicos. Se realizaron campañas en redes sociales, agenda de medios, solicitando al Tribunal Constitucional Plurinacional la confirmación de la Resolución 127/2020 de 3 de julio de 2020 emitida por la Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz.

La Resolución pasó a revisión ante el Tribunal Constitucional Plurinacional, emitiéndose la Sentencia Constitucional Plurinacional 0577/2022-S2, que confirma la Resolución 127/2020 de 3 de julio que consolida la unión libre de David y Guido y de todas las uniones posteriores que hizo el SERECÍ.

La Victoria de una causa

La pareja junto a los abogados Mónica Baya y Guido Ibarguen, quienes hicieron posible la unión civil.
La pareja junto a los abogados Mónica Baya y Guido Ibarguen, quienes hicieron posible la unión civil.

Mónica Baya asegura: “ha sido uno de los desafíos más importantes de litigio estratégico que he asumido como defensora de los derechos humanos por tres razones: la primera, porque implicaba lograr que se aplicase un estándar internacional en materia de derechos humanos por encima de la legislación nacional debido a su incompatibilidad y que la Constitución Política del Estado fuese interpretada a la luz de ese estándar (OC-24/2017 de la Corte IDH); la segunda, porque el sujeto obligado era una instancia de la administración pública como es el Servicio de Registro Cívico, donde no existía la práctica de ejercer el control de convencionalidad ni aplicar el bloque de constitucionalidad; y la tercera, porque se buscaba lograr el registro de la unión libre de una pareja del mismo sexo en un Estado en el que aún en sus instituciones existe discriminación y prejuicios hacia las personas LGBTIQ+.

Esta historia con final feliz fue posible gracias a la consecuencia de nuestra lucha como activistas, a una argumentación sólida basada en el enfoque de derechos humanos y a la tutela brindada por la jurisdicción constitucional del Tribunal Departamental de La Paz, que nos dio la razón y obligó al SERECÍ a cambiar su decisión inicial de rechazar la solicitud. Esta resolución luego fue confirmada por el Tribunal Constitucional Plurinacional, marcando un importante hito para el movimiento LGBTIQ+, pues no solo significó un resultado favorable para el caso concreto, sino que viabilizó el que otras parejas también lograran acceder al registro. No obstante, aún quedan medidas pendientes que el Estado debe cumplir para que las personas LGBTIQ+ sean iguales ante la ley. ¡Larga vida al amor!

Texto: Guido Montaño Durán y David Aruquipa Pérez

Fotos: Magdalena Tola Paño y archivo Aruquipa Montaño

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La China Morena en el MoMA de Nueva York

El activista David Aruquipa presentó su investigación sobre esta figura de la fiesta popular en el MoMA PS1 y la exhibirá en Londres.

La China Morena, en el MoMA

/ 9 de abril de 2023 / 06:38

El inicio de la aventura surge como toda búsqueda académica y política, desde mi activismo como defensor de los derechos LGBTI de Bolivia, que me exigía recopilar datos, memorias, sobre la presencia y aportes de la población LGBTI en Bolivia para dar contenido al discurso político sobre los procesos de discriminación y exclusión a nuestra población. En toda mi actividad de activistas fue vital mi participación cultural en la fiesta popular, especialmente, en el Carnaval de Oruro, donde bailo de waphuri Galán, que es un personaje de la danza de la kullawada  que tiene un carácter afeminado que ha provocado muchos discursos en la fiesta. Entonces, como bailarín y folklorista, me nutrí de memorias e historias que me contaban sobre otras presencias maricas, travestis, homosexuales que habían estado presentes en las fiestas, abriendo espacios de diálogo y reivindicación. Entonces, no éramos los primeros que iniciábamos nuestra presencia en las fiestas, sino que eran las China Morena Travesti que en la década de los 60 y 70 ya estaban abriendo caminos de visibilidad pública.

En 2009 inició con la investigación a profundidad, como un deseo personal y político, que se traduce luego en el libro La China Morena: Memoria histórica travesti, publicado en 2012, donde recojo esa intensa búsqueda, parto de la entrevista a Diego Marangani, que destaca importantísimos elementos que marcan la presencia de las chinas morenas desde el reconocimiento de las personas que fueron creadoras de este personaje, como Carlos Espinoza Ofelia.

Reconstrucción.El artista Luis Arcani reconstruyó en dibujo los vestidos diseñados por Diego Marangani y que su familia quemó.

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

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Destacando el aporte importante de Carlos Espinoza como creador del traje de la China Morena en el Carnaval de Oruro, cuando me entrevisto con él, me detalla la influencia por las vedets y artistas que estaban en boga en ese momento, en la época de los 60 y 70, como Moria Casán, Ninón de Sevilla, María Félix y otras grandes. Esta estética inspiró a Carlos para cambiar los trajes de las cholas morenas, que eran interpretados por hombres heterosexuales hasta ese momento, cambiando a una estética travesti inspirada en la época, utilizando medias red, las botas largas hasta los muslos, los corsés, las mangas anchas tipo mariposa, los cancanes, los volados, para ocultar la masculinidad, utilizando pelucas y peinados bombé, canelones y maquillajes fuertes y profundos para transformarla en un personaje único, bello y seductor, haciendo del estilismo el instrumento que revolucionó y creó a un personaje que se llamaría la china morena. 

Esas historias ya no eran solo historias contadas, sino fotográficas, recortes de periódicos, trajes, pelucas y más. Con todo este material se armó el archivo de la Comunidad Diversidad y se publicó el Libro La China Morena: Memoria histórica travesti. Contamos con 300 fotografías antiguas (años 60, 70 y 80) de las chinas morenas; imágenes de Carlos Espinoza (Ofelia), Víctor Hugo Vidangos (Ninón), Juana Carrasco, Rommy Astro, Lucha Vela, Candy Vizcarra, Tito Fernández, Diego Marangani y Matero Almendro nutren este acervo cultural. Estas fotografías se presentaron en una gran exposición en el Museo Nacional de Etnografía y Folclore en 2012, se hizo un documental, los trajes de la época y la memoria periodística. La misma mostró a estas primeras Chinas Morenas de carne y hueso, con sus presencias sensuales en las fiestas populares; ahora se cuenta con el material para compartir públicamente ese desprendimiento y valentía.

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El proyecto se tradujo en un archivo documental, preparando ahora un Museo Vivo de la Diversidad Sexual de Bolivia, con todo este acervo cultural con el que se cuenta y que se sigue produciendo.

Las fotografías estaban en distintos soportes, muchas de ellas las tenían en cajas de zapatos, en sus álbumes personales, en sobres; muchas de las fotografías estaban rotas o tenían borrados con marcadores aquellos rostros de hombres que seguramente no querían recordar, ya sea en las fotos en blanco y negro o a colores.

Algunas otras fotografías me las dieron amigas o conocidas de las chinas morenas  una vez que vieron publicado el libro, que se publicarán en una segunda edición.

Las fotografías resaltan la importancia que tenía el personaje de la China Morena en las fiestas, y la necesidad de que todos los conjuntos de morenadas, deberían tener “sus” chinas morenas, que en ese entonces todas eran pagadas, todas eran tratadas como estrellas, como las imprescindibles en cada conjunto; contratadas para ir de un lugar a otro, desde el hotel, los pasajes, las ropas, la estadía, ellas tenían todas las atenciones que las grandes vedets populares se merecían. Las fotografías reflejan cómo llegaban a los pueblos donde eran contratadas, cómo las Chinas Morenas encabezaban las fiestas rurales con las autoridades locales, realmente una colección histórica de hechos trascendentales.

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

El aporte de esta memoria histórica

Las Chinas Morenas Travestis aportaron en una época de dictadura, donde la fiesta del Gran Poder se realizaba solamente en el barrio de Chijini; vista como espacio de libertad, de complicidad, donde todos y todas eran parte de esta fiesta, sin condiciones y sin prohibiciones. Pero como el año 1974 se abrió la fiesta, se creó la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, y entró al centro de la ciudad. Coqueteando con el poder, se relaciona con la burguesía, con el poder político. Hugo Banzer Suárez, presidente de facto de entonces, participa de esta entrada y la burguesía chola empieza a constituirse como una institución oficial a través del primer presidente, Lucio Chuquimia. Entonces, las prohibiciones se inician tras el beso mítico que Barbarella le da a Hugo Banzer Suárez en el ingreso del Gran Poder de 1975. Ese beso de la prohibición, el beso de la violación de los derechos, el beso que se convertirá en el detonante de la exclusión de las compañeras travestis. Este beso que Barbarella le da a Hugo Banzer Suárez podría haber sido por un desafío al poder o por un coqueteo de clase al verse de “igual a igual con el presidente”.

Esta lectura es importante porque no solo se refiere a la historia de la estética de la china morena, sino a las persecuciones, a los atropellos, a la violación de los derechos humanos de la población LGBTI. Socialmente, las Chinas en las morenadas, por un lado, eran admiradas; destacando que la gente casi no iba a ver las morenadas por los bailarines, sino a ver a las Chinas Morenas. Eran la atracción, el talismán de los grupos, pero, por otro lado, el poder político, la hegemonía machista y conservadora de la época hacía que sean perseguidas.

Estas fotografías están bañadas de tantas historias, memorias y actos de activismo político muy importante, que trascienden para convertirse en la historia del movimiento LGBTI en Bolivia.

Personajes como Barbarella, Ofelia, Liz, Verónica, Titina, Pocha, Lucha, Diego, Juanita, Candy, Rommy, Ninón y muchas más que seguramente están en la memoria de muchos, han logrado hacer de la cultura un espacio de diálogo y de rupturas, haciendo de la fiesta un espacio de provocación, de transgresión y de liberación. La fiesta es libertad y sus presencias dieron libertad a sus cuerpos, a sus pensamientos, a sus propuestas que por mucho tiempo han sido alimentadas por la creatividad, la provocación, hasta ese momento donde el poder de la época coartó la posibilidad de que estas personas continúen recreando y aportando a la cultura.

Estos aportes desde la cultura popular nos hacen sentir orgullosos como población homosexual y también como reconocimiento al esfuerzo de realizar todo este trabajo en una época de dictadura, represión y violación a los derechos humanos, una época en que estas compañeras trans realmente lucharon y marcaron estas posibilidades de vivir en libertad.

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Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

David Aruquipa Pérez

Es actualmente Secretario Regional Andino LGBTIQ+ para América Latina y el Caribe (ILGA LAC), y ha desempeñado cargos públicos como Director General de Patrimonio Cultural del Ministerio de Culturas (2006–2009), ha sido delegado ante la Unesco, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Mercosur y otros espacios sobre patrimonio cultural. Es Jefe Nacional de Gestión Cultural de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Es autor de La China Morena: Memoria histórica travesti y Memorias Colectivas: Miradas a la historia del Movimiento TLGB en Bolivia. Es archivador de fotografías que documentan la presencia histórica y contemporánea queer en las naciones indígenas y Bolivia, con un enfoque particular en las fiestas populares y el traje de la China Morena.

El MoMA PS1 de Nueva York invitó a Aruquipa a un simposio sobre justicia indígena y migrante el 18 de marzo, evento en el que se presentó esta ponencia.

En Londres, del 14 de abril al 11 de junio,  Auto Italia presentará El beso de Barbarella, la exposición de las fotografías que resguarda Aruquipa Pérez. El 13 se abrirá con una performance de Aruquipa y Luisa Mateo Dupleich Rozo.

Texto: David Aruquipa Pérez

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

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Educación sexual integral

Informe Unesco: La violencia homofóbica y transfóbica en la escuela es un problema mundial.

/ 11 de julio de 2018 / 04:57

El Estado Plurinacional de Bolivia ha logrado avances significativos en legislación y normativas sobre el reconocimiento y protección de los derechos humanos. La Constitución Política del Estado, en su artículo 14, prohíbe y sanciona toda forma de racismo y discriminación fundada en razón de sexo, edad, color, origen, cultura, nacionalidad, idioma, credo, ideología (….) siendo una de las 11 constituciones del mundo que reconocen la no discriminación por orientación sexual e identidad de género (Título II art. 14).

La Ley 045 Contra el Racismo y toda forma de Discriminación, en su artículo 6, establece que es deber del Estado promover políticas educativas de prevención que ataquen las causas estructurales del racismo y toda forma de discriminación, así como promover procesos de formación y educación basados en valores y derechos humanos y respeto a la diversidad.

El Código Niño Niña Adolescente, en el artículo 151, define tipos de violencia que se dan en el sistema educativo y que serán sancionados por discriminación y violencia en razón de género.

La Ley 070 Avelino Siñani–Elizardo Pérez, que insta a trabajar por una “educación de calidad e inclusiva, promueve una sociedad despatriarcalizada, cimentada en la equidad de género, la no diferencia de roles, la no violencia y la vigencia plena de los derechos humanos”.

En ese marco legal vigente, la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación (CBDE), una red articulada de organizaciones, instituciones y activistas de la sociedad civil, con el propósito de fortalecer la participación social en educación y acciones de incidencia y exigibilidad en las políticas educativas por el derecho a la educación, realiza una serie de acciones, una de las más importantes es la Semana de Acción Mundial por el Derecho a la Educación (SAME 2018) que se desarrolla en todo el mundo, y Bolivia se suma a esta acción, en la presente gestión con la agenda “Por una educación inclusiva, equitativa y de calidad: Escuelas sin discriminación ni violencias”.

En este espacio se abrió el abanico de las distintas formas de discriminación y violencia en el sistema educativo, siendo uno de los menos trabajados la discriminación y violencia en razón de orientación sexual e identidad de género en el sistema educativo. Uno de los énfasis ha sido y continuará siendo esta temática en la educación inicial, ya que es la edad donde se generan los cambios en relación al respeto mutuo y la no discriminación en una educación para la diversidad. Allí se discuten las distintas formas de exclusión, discriminación y violencia que desde las familias, la escuela, el trabajo y los entornos sociales deben hacer frente cotidianamente personas trans, lesbianas, gays y bisexuales, presentando una serie de investigaciones, materiales audiovisuales para ampliar el debate sobre el abordaje de la sexualidad integral desde primera infancia hasta la adultez, como un mecanismo de la educación a lo largo de la vida, además porque la sexualidad nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte.

Es de suma importancia que los/as niños/niñas y adolescentes reciban educación en sexualidad integral, consciente y coherente, con información adecuada y bien transmitida, para prevenir violencia escolar por orientación sexual e identidad de género, embarazos adolescentes y posibles suicidios por hostigamiento y censura, lo cual será determinante en la actitud que tendrán frente a su propia sexualidad en el futuro, es un derecho que tienen y un deber de los padres y educadores responderles con honestidad y sin temor.

Para finalizar, somos testigos de las reacciones discriminatorias y reacciones de hostigamiento y violencia de sectores conservadores, que utilizando discursos y actitudes homofóbicas y transfóbicas están satanizando el debate sobre la diversidad sexual, privando de una reflexión necesaria y urgente para una educación inclusiva y equitativa en la diversidad.  

Coincidimos con los informes internacionales de la Unesco, que plantea que la violencia homofóbica y transfóbica en la escuela es un problema mundial, y si no generamos políticas públicas que permitan una convivencia en el respeto y la aceptación, no lograremos una educación inclusiva, y siempre habrá un sector postergado en sus derechos humanos.

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