Sunday 24 Sep 2023 | Actualizado a 18:20 PM

Waphuri Galán: el embrujo de la kullawada

/ 4 de junio de 2023 / 06:45

Un recorrido en primera persona del personaje icónico LGBT de la danza folclórica por la entrada de la fiesta de Jesús del Gran Poder.

En la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, aplausos y gritos de las graderías evocan a los Waphuris Galán. Afectos, abrazos no se dejan esperar en el serpenteado recorrido del Gran Poder; toda esta emoción trae a mi memoria las palabras de Edgar Arandia cuando se refiere al Gran Poder, como un Jach’a Katari (Gran Serpiente) que los 8 Km de recorrido, estrangula y asfixia a la ciudad de La Paz, recordando anualmente la conquista de nuestro territorio.

Es como un renovarse para construir un nuevo tiempo, toda esta magia sucede en este espacio paceño; desde la partida en la avenida Calatayud, bajando por la Garita de Lima, hasta ensamblar con la avenida Buenos Aires, el gran brazo popular del Macrodistrito Max Paredes, hasta llegar a la iglesia del Gran Poder. Ahí mi corazón explota de alegría al ver la imagen del Tata del Gran Poder; y le canto a coro con mi bloque Kapu Wara Wara: “Un año más la emoción inunda mi corazón, alisto mi rueca para bailar kullawita. Al ver tu rostro señor, caen lágrimas de amor, un año más por ti, señor Jesús del Gran Poder”.

Waphuri Galán

El Tata del Gran Poder nos espera con sus brazos abiertos; este es uno de los momentos más importantes por el que bailo cada año. El palco de los vecinos y dirigentes del Gran Poder me espera con algarabía; saludo a la directiva del Gran Poder, continúo danzando hasta llegar a las calles Sagárnaga e Illampu. Ya casi termina la zona comercial, la más popular de todas. Fotografías en todo el trayecto, muchas personas con sus hijos se acercan por una fotografía; mientras el flash congela el momento, algunas me cuentan que en su adolescencia su mamá también le había sacado fotos conmigo; ahora querían tener ese recuerdo con sus hijos, como un rito de paso u herencia de generación a generación. Cierro mis ojos mientras las cámaras captan cada movimiento.

Blanco, negro y dorado es el traje que las Whapurhi Galán utilizaron este año en la entrada de Gran Poder.

Continúo por la avenida Pando, que enlaza con la avenida Montes. Es otra zona, ya no es la misma gente popular; el público es más distante. Aquí me debo esforzar para seducir con mi cuerpo danzante a los nuevos espectadores. A pesar del cansancio me sobrepongo por los saludos de la gente. Es un alivio llegar a la Pérez Velasco, el nudo central de nuestra ciudad; allá me espera la imponente Iglesia de San Francisco, en otrora la Iglesia de Indios; era la frontera que separaba los barrios indígenas de los españoles. Esa historia no está superada del todo, ahora las separaciones son sociales y raciales, es una herida que no ha cicatrizado. Voy avanzando hasta llegar a la avenida Camacho. Me espera el imponente Illimani, estoy casi aliviado porque voy llegando al palco oficial y luego al final de la fiesta.

Recorrido

Es una sensación única llegar al palco, aquí es el examen final del baile. Para este momento ensayamos varios meses los Waphuris; es un lugar de encuentros, amigos, fraternos, periodistas, familiares y distintos personajes paceños que hacen de este recorrido un itinerario anual de placer y compromiso. La avenida Simón Bolivar nos expulsa como un embudo, estoy cansado pero me reciclo para recargar mis energías. Estoy feliz, no solamente por haber bailado, sino por reafirmar mi lucha política desde la estética Galán.

David Aruquipa como Whaphuri Galán en diferentes entradas folclóricas.
David Aruquipa como Whaphuri Galán en diferentes entradas folclóricas.

Estética Galan

La construcción de la estética del Waphuri Galán en las fiestas populares de Bolivia es producto de una práctica personal y política; busca dotarle a un personaje festivo un poder de resistencia, transgresión y reivindicación de los derechos humanos. Soy miembro de la Familia Galán, con la que iniciamos distintas intervenciones urbanas, especialmente desde la fiesta.

Antes de adentrarme en el personaje en sí mismo, es importante mirar a otras presencias que antecedieron similar recorrido, desde los años 70; las sensuales chinas morenas, a quienes he tenido la oportunidad de describirlas en el libro La china morena: Memoria histórica travestí (2012), desde los recuerdos y añoranzas de su sensual presencia en las fiestas populares, especialmente en el Carnaval de Oruro y la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder.

Ellas nos relatan en primera persona historias de desprendimiento y valentía de hacer pública su voz y su cuerpo a través de su estética. Toda la transformación política y discursiva, además de la arrogancia y rebeldía con la que el personaje se apropió de una de las danzas más importantes de nuestras fiestas: la morenada.

También puede leer: El Gran Poder está cerca, el Tata ya luce su nuevo manto

En un momento, cuando todo este legado histórico de las chinas morenas estaba tapiado en los baúles de la añoranza; creía que el Waphuri Galán, creado el año 2001, había sido la primera pintura de arco iris en el Carnaval de Oruro y del Gran Poder, la única presencia que se atrevió a visibilizar el poder rosa en la fiesta. Esta arrogancia se difuminó cuando desde  2009 la historia de la china morena, comandada por la Gran Ofelia, Carlos Espinoza, nos permitió analizar en el tiempo la estética y política de la fiesta como un proceso continuo de presencias. Entonces estos antecedentes reforzaron la idea de que la estética está íntimamente vinculada con la realidad, con las dinámicas de la comunidad festiva, que activa una serie de prácticas rituales, organizativas, además de los deseos y placeres.

Nace la historia del Waphuri Galán

Fue durante un ensayo del bloque Chuk’utas de la ciudad de La Paz, en 2001, que estaba preparándose para su participación en tan importante fiesta. El líder del bloque nos recibió con una sonrisa pícara y coqueta, y nos invitó a compartir unos drinks en un local periférico y popular de La Paz. La charola llegó llena de coctelitos de colores. “¡Salud!, ¡salud!”, miradas curiosas del salón hacia nosotros, seguramente queriendo saber quiénes éramos y qué hacíamos allí. De a sorbos, haciendo muecas de placer, terminamos todos los elíxires que pronto serían los culpables de que Alen Justiniano, Arturo Noriega, Carlos Parra y yo “bailemos kullawada”.

Detalle de la máscara tradicional del personaje del Whapurhi.

Fue un matrimonio de larga duración y el inicio de toda una historia de complicidades, rupturas y renovaciones, un pacto festivo para participar en el Carnaval de Oruro. Luego, por invitación de la Kullawada Nuevo Amanecer en la Fastuosa Entrada del Señor Jesús del Gran Poder, personifiquemos o reinventemos al Waphuri, jefe de los hilanderos, personaje tradicional de la danza de la kullawada; tradicionalmente es representado por un solo personaje en la Kullawada antigua.

Lleva una careta de yeso con tres rostros, con rasgos que revelan el mestizaje del baile; nariz excesivamente larga, fálica; chapas rojas en el rostro, ojos grandes y un traje por demás excesivo en adornos; chaquetilla bordada con piedras e hilos dorados y plateados, sombrero alto, una rueca grandiosa, pantalón y sandalias que le dan una apariencia elegante y erguida, muy masculino su baile, representación del patriarca deseado por todas las mujeres, especialmente por la awila, ese personaje travestí, jocoso, quien cargado de una muñeca, baila dando giros constantes al compás de la música, exigiéndole la paternidad del bebé que trae cargado.

Puede leer: La CHina Morena en el MoMA de Nueva York

El primer año fuimos cuatro figuras Waphuris, con características propias. Noches de discusiones, hasta peleas nos ha costado crear todos y cada uno de los trajes del Waphuri Galán, que juntos o separados continúa renovándose. 22 años bailando y 22 trajes, cada uno con su propia historia, especialmente los últimos trajes que son una lectura renovada y mística de los sombreros de cuatros rostros mirando a los cuatro puntos cardinales.

Pero cómo no recordar el primer traje, que es el que revela todo el amor por la danza y fue bordado con nuestras propias manos, ensartando cada perla, lentejuela y canutillo en las agujas, acompañados por la música de películas de Pedro Almodóvar, las noches se convertían en fiesta de la familia Galán. Todas ayudaban a bordar, entre risas y la mirada artística de cada uno, que iba inscribiendo el primer traje como nos habíamos imaginado: negro y perla sería el resultado. El primer traje de invocación al Waphuri Galán, manchado por la sangre de nuestros dedos por los pinchazos de aguja; cada puntada, cada apliqué en partes del traje, manos amigas complementarían esta parte de la historia que comenzó hace casi dos décadas, noches selladas por el afecto.

Foto: Yaroslavl Riquelme Williamson, gonzalo laserna, miguel Vargas y rodrigo Barrenechea

22 años

Estos 22 años de vida del Waphuri ya son parte de nuestra historia de activismo reconocida en el país, una herramienta de lucha política que ha permitido abrir nuevos espacios de diálogo con la ciudadanía.  Convertir un personaje altamente masculino como el Waphuri tradicional en un personaje feminizado de la Familia Galán ha sido una gran conquista y motivo de discusiones largas con folcloristas conservadores que año a año amenazaban con no dejarnos bailar, y cada año era mayor la transgresión, incluyendo elementos modernos como el bordado en lentejuelas, el entallado de la chaquetilla, las botas altas de plataforma, utilizando mucho color y adornos, recuperando elementos esenciales de la danza y la cultura, como los pescados de plata, joyas, encajes y otros elementos que hacen de este personaje uno de los más esperados en esta danza.

También puede leer: Walter Solón Romero, una historia plasmada en murales

Estos elementos dieron discurso, estética y presencia al Waphuri Galán en las fiestas populares del Carnaval de Oruro y la festividad del Señor Jesús del Gran Poder, que en 2019 fue nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, donde partes de esta historia están inscritas en la candidatura.

Fue muy importante la invitación que me hicieron para ser parte del Comité Impulsor de la Candidatura de esta festividad, y es mayor mi felicidad este 2023, por la celebración del centenario de la fiesta mayor de los andes, ahora abrazado por la fraternidad Kullawada Laikas del Gran poder. Por coincidencia histórica se cuenta que en la época colonial los sacerdotes católicos se refieren a todos los practicantes mágico-religiosos indígenas con el término “layqa”, que significa “hechicero” o “brujo”. Entonces, como las constelaciones ordenan el cosmos, nosotros ahora estamos donde deberíamos estar con los Laikas, embrujando con nuestro baile a los espectadores del Gran Poder.

Texto: David Aruquipa Pérez

Fotos: Yaroslavl Riquelme Williamson, gonzalo laserna, miguel Vargas y rodrigo Barrenechea

Temas Relacionados

La China Morena en el MoMA de Nueva York

El activista David Aruquipa presentó su investigación sobre esta figura de la fiesta popular en el MoMA PS1 y la exhibirá en Londres.

La China Morena, en el MoMA

/ 9 de abril de 2023 / 06:38

El inicio de la aventura surge como toda búsqueda académica y política, desde mi activismo como defensor de los derechos LGBTI de Bolivia, que me exigía recopilar datos, memorias, sobre la presencia y aportes de la población LGBTI en Bolivia para dar contenido al discurso político sobre los procesos de discriminación y exclusión a nuestra población. En toda mi actividad de activistas fue vital mi participación cultural en la fiesta popular, especialmente, en el Carnaval de Oruro, donde bailo de waphuri Galán, que es un personaje de la danza de la kullawada  que tiene un carácter afeminado que ha provocado muchos discursos en la fiesta. Entonces, como bailarín y folklorista, me nutrí de memorias e historias que me contaban sobre otras presencias maricas, travestis, homosexuales que habían estado presentes en las fiestas, abriendo espacios de diálogo y reivindicación. Entonces, no éramos los primeros que iniciábamos nuestra presencia en las fiestas, sino que eran las China Morena Travesti que en la década de los 60 y 70 ya estaban abriendo caminos de visibilidad pública.

En 2009 inició con la investigación a profundidad, como un deseo personal y político, que se traduce luego en el libro La China Morena: Memoria histórica travesti, publicado en 2012, donde recojo esa intensa búsqueda, parto de la entrevista a Diego Marangani, que destaca importantísimos elementos que marcan la presencia de las chinas morenas desde el reconocimiento de las personas que fueron creadoras de este personaje, como Carlos Espinoza Ofelia.

Reconstrucción.El artista Luis Arcani reconstruyó en dibujo los vestidos diseñados por Diego Marangani y que su familia quemó.

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

.

Destacando el aporte importante de Carlos Espinoza como creador del traje de la China Morena en el Carnaval de Oruro, cuando me entrevisto con él, me detalla la influencia por las vedets y artistas que estaban en boga en ese momento, en la época de los 60 y 70, como Moria Casán, Ninón de Sevilla, María Félix y otras grandes. Esta estética inspiró a Carlos para cambiar los trajes de las cholas morenas, que eran interpretados por hombres heterosexuales hasta ese momento, cambiando a una estética travesti inspirada en la época, utilizando medias red, las botas largas hasta los muslos, los corsés, las mangas anchas tipo mariposa, los cancanes, los volados, para ocultar la masculinidad, utilizando pelucas y peinados bombé, canelones y maquillajes fuertes y profundos para transformarla en un personaje único, bello y seductor, haciendo del estilismo el instrumento que revolucionó y creó a un personaje que se llamaría la china morena. 

Esas historias ya no eran solo historias contadas, sino fotográficas, recortes de periódicos, trajes, pelucas y más. Con todo este material se armó el archivo de la Comunidad Diversidad y se publicó el Libro La China Morena: Memoria histórica travesti. Contamos con 300 fotografías antiguas (años 60, 70 y 80) de las chinas morenas; imágenes de Carlos Espinoza (Ofelia), Víctor Hugo Vidangos (Ninón), Juana Carrasco, Rommy Astro, Lucha Vela, Candy Vizcarra, Tito Fernández, Diego Marangani y Matero Almendro nutren este acervo cultural. Estas fotografías se presentaron en una gran exposición en el Museo Nacional de Etnografía y Folclore en 2012, se hizo un documental, los trajes de la época y la memoria periodística. La misma mostró a estas primeras Chinas Morenas de carne y hueso, con sus presencias sensuales en las fiestas populares; ahora se cuenta con el material para compartir públicamente ese desprendimiento y valentía.

También puede leer: ‘Cacho’ Soria, contar y soñar

El proyecto se tradujo en un archivo documental, preparando ahora un Museo Vivo de la Diversidad Sexual de Bolivia, con todo este acervo cultural con el que se cuenta y que se sigue produciendo.

Las fotografías estaban en distintos soportes, muchas de ellas las tenían en cajas de zapatos, en sus álbumes personales, en sobres; muchas de las fotografías estaban rotas o tenían borrados con marcadores aquellos rostros de hombres que seguramente no querían recordar, ya sea en las fotos en blanco y negro o a colores.

Algunas otras fotografías me las dieron amigas o conocidas de las chinas morenas  una vez que vieron publicado el libro, que se publicarán en una segunda edición.

Las fotografías resaltan la importancia que tenía el personaje de la China Morena en las fiestas, y la necesidad de que todos los conjuntos de morenadas, deberían tener “sus” chinas morenas, que en ese entonces todas eran pagadas, todas eran tratadas como estrellas, como las imprescindibles en cada conjunto; contratadas para ir de un lugar a otro, desde el hotel, los pasajes, las ropas, la estadía, ellas tenían todas las atenciones que las grandes vedets populares se merecían. Las fotografías reflejan cómo llegaban a los pueblos donde eran contratadas, cómo las Chinas Morenas encabezaban las fiestas rurales con las autoridades locales, realmente una colección histórica de hechos trascendentales.

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

El aporte de esta memoria histórica

Las Chinas Morenas Travestis aportaron en una época de dictadura, donde la fiesta del Gran Poder se realizaba solamente en el barrio de Chijini; vista como espacio de libertad, de complicidad, donde todos y todas eran parte de esta fiesta, sin condiciones y sin prohibiciones. Pero como el año 1974 se abrió la fiesta, se creó la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, y entró al centro de la ciudad. Coqueteando con el poder, se relaciona con la burguesía, con el poder político. Hugo Banzer Suárez, presidente de facto de entonces, participa de esta entrada y la burguesía chola empieza a constituirse como una institución oficial a través del primer presidente, Lucio Chuquimia. Entonces, las prohibiciones se inician tras el beso mítico que Barbarella le da a Hugo Banzer Suárez en el ingreso del Gran Poder de 1975. Ese beso de la prohibición, el beso de la violación de los derechos, el beso que se convertirá en el detonante de la exclusión de las compañeras travestis. Este beso que Barbarella le da a Hugo Banzer Suárez podría haber sido por un desafío al poder o por un coqueteo de clase al verse de “igual a igual con el presidente”.

Esta lectura es importante porque no solo se refiere a la historia de la estética de la china morena, sino a las persecuciones, a los atropellos, a la violación de los derechos humanos de la población LGBTI. Socialmente, las Chinas en las morenadas, por un lado, eran admiradas; destacando que la gente casi no iba a ver las morenadas por los bailarines, sino a ver a las Chinas Morenas. Eran la atracción, el talismán de los grupos, pero, por otro lado, el poder político, la hegemonía machista y conservadora de la época hacía que sean perseguidas.

Estas fotografías están bañadas de tantas historias, memorias y actos de activismo político muy importante, que trascienden para convertirse en la historia del movimiento LGBTI en Bolivia.

Personajes como Barbarella, Ofelia, Liz, Verónica, Titina, Pocha, Lucha, Diego, Juanita, Candy, Rommy, Ninón y muchas más que seguramente están en la memoria de muchos, han logrado hacer de la cultura un espacio de diálogo y de rupturas, haciendo de la fiesta un espacio de provocación, de transgresión y de liberación. La fiesta es libertad y sus presencias dieron libertad a sus cuerpos, a sus pensamientos, a sus propuestas que por mucho tiempo han sido alimentadas por la creatividad, la provocación, hasta ese momento donde el poder de la época coartó la posibilidad de que estas personas continúen recreando y aportando a la cultura.

Estos aportes desde la cultura popular nos hacen sentir orgullosos como población homosexual y también como reconocimiento al esfuerzo de realizar todo este trabajo en una época de dictadura, represión y violación a los derechos humanos, una época en que estas compañeras trans realmente lucharon y marcaron estas posibilidades de vivir en libertad.

China-morenada-galan
Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

David Aruquipa Pérez

Es actualmente Secretario Regional Andino LGBTIQ+ para América Latina y el Caribe (ILGA LAC), y ha desempeñado cargos públicos como Director General de Patrimonio Cultural del Ministerio de Culturas (2006–2009), ha sido delegado ante la Unesco, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Mercosur y otros espacios sobre patrimonio cultural. Es Jefe Nacional de Gestión Cultural de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Es autor de La China Morena: Memoria histórica travesti y Memorias Colectivas: Miradas a la historia del Movimiento TLGB en Bolivia. Es archivador de fotografías que documentan la presencia histórica y contemporánea queer en las naciones indígenas y Bolivia, con un enfoque particular en las fiestas populares y el traje de la China Morena.

El MoMA PS1 de Nueva York invitó a Aruquipa a un simposio sobre justicia indígena y migrante el 18 de marzo, evento en el que se presentó esta ponencia.

En Londres, del 14 de abril al 11 de junio,  Auto Italia presentará El beso de Barbarella, la exposición de las fotografías que resguarda Aruquipa Pérez. El 13 se abrirá con una performance de Aruquipa y Luisa Mateo Dupleich Rozo.

Texto: David Aruquipa Pérez

Fotos: Comunidad Diversidad, Archivo Q’iwa

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Educación sexual integral

Informe Unesco: La violencia homofóbica y transfóbica en la escuela es un problema mundial.

/ 11 de julio de 2018 / 04:57

El Estado Plurinacional de Bolivia ha logrado avances significativos en legislación y normativas sobre el reconocimiento y protección de los derechos humanos. La Constitución Política del Estado, en su artículo 14, prohíbe y sanciona toda forma de racismo y discriminación fundada en razón de sexo, edad, color, origen, cultura, nacionalidad, idioma, credo, ideología (….) siendo una de las 11 constituciones del mundo que reconocen la no discriminación por orientación sexual e identidad de género (Título II art. 14).

La Ley 045 Contra el Racismo y toda forma de Discriminación, en su artículo 6, establece que es deber del Estado promover políticas educativas de prevención que ataquen las causas estructurales del racismo y toda forma de discriminación, así como promover procesos de formación y educación basados en valores y derechos humanos y respeto a la diversidad.

El Código Niño Niña Adolescente, en el artículo 151, define tipos de violencia que se dan en el sistema educativo y que serán sancionados por discriminación y violencia en razón de género.

La Ley 070 Avelino Siñani–Elizardo Pérez, que insta a trabajar por una “educación de calidad e inclusiva, promueve una sociedad despatriarcalizada, cimentada en la equidad de género, la no diferencia de roles, la no violencia y la vigencia plena de los derechos humanos”.

En ese marco legal vigente, la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación (CBDE), una red articulada de organizaciones, instituciones y activistas de la sociedad civil, con el propósito de fortalecer la participación social en educación y acciones de incidencia y exigibilidad en las políticas educativas por el derecho a la educación, realiza una serie de acciones, una de las más importantes es la Semana de Acción Mundial por el Derecho a la Educación (SAME 2018) que se desarrolla en todo el mundo, y Bolivia se suma a esta acción, en la presente gestión con la agenda “Por una educación inclusiva, equitativa y de calidad: Escuelas sin discriminación ni violencias”.

En este espacio se abrió el abanico de las distintas formas de discriminación y violencia en el sistema educativo, siendo uno de los menos trabajados la discriminación y violencia en razón de orientación sexual e identidad de género en el sistema educativo. Uno de los énfasis ha sido y continuará siendo esta temática en la educación inicial, ya que es la edad donde se generan los cambios en relación al respeto mutuo y la no discriminación en una educación para la diversidad. Allí se discuten las distintas formas de exclusión, discriminación y violencia que desde las familias, la escuela, el trabajo y los entornos sociales deben hacer frente cotidianamente personas trans, lesbianas, gays y bisexuales, presentando una serie de investigaciones, materiales audiovisuales para ampliar el debate sobre el abordaje de la sexualidad integral desde primera infancia hasta la adultez, como un mecanismo de la educación a lo largo de la vida, además porque la sexualidad nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte.

Es de suma importancia que los/as niños/niñas y adolescentes reciban educación en sexualidad integral, consciente y coherente, con información adecuada y bien transmitida, para prevenir violencia escolar por orientación sexual e identidad de género, embarazos adolescentes y posibles suicidios por hostigamiento y censura, lo cual será determinante en la actitud que tendrán frente a su propia sexualidad en el futuro, es un derecho que tienen y un deber de los padres y educadores responderles con honestidad y sin temor.

Para finalizar, somos testigos de las reacciones discriminatorias y reacciones de hostigamiento y violencia de sectores conservadores, que utilizando discursos y actitudes homofóbicas y transfóbicas están satanizando el debate sobre la diversidad sexual, privando de una reflexión necesaria y urgente para una educación inclusiva y equitativa en la diversidad.  

Coincidimos con los informes internacionales de la Unesco, que plantea que la violencia homofóbica y transfóbica en la escuela es un problema mundial, y si no generamos políticas públicas que permitan una convivencia en el respeto y la aceptación, no lograremos una educación inclusiva, y siempre habrá un sector postergado en sus derechos humanos.

Comparte y opina: