Daniel Álvarez Veizaga y el Premio ‘Carlos Guastavino’
Imagen: ANDESMUSIKAKADEMIE NRW
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El músico orureño ganó el tercer lugar en el concurso de composición del festival Sonus, en Denver, EEUU
En más de 30 años de carrera musical como compositor, director de orquesta e investigador he vivido, visto y sentido desde adentro la evolución de la música boliviana, no solo de la contemporánea, sino de la música boliviana en general, llámese barroca, clásica, erudita, popular, etc. El círculo musical académico en Bolivia ha crecido y se ha desarrollado considerablemente de manera muy positiva; no obstante, sigue siendo pequeño, no solamente visto desde afuera, sino también en el contexto mismo de la música boliviana. Del mismo modo, vemos que son pocos los músicos que nos representan en el exterior, ya sean compositores, intérpretes, cantantes, investigadores, directores de orquesta u otros.
A partir de este breve preámbulo, debo comentar que, por circunstancias absolutamente azarosas de la vida, conocí al joven pianista y compositor Daniel Álvarez Veizaga cuando guardábamos un estricto encierro durante los primeros meses de la cuarentena del coronavirus. Días antes yo había publicado, en mi canal de YouTube, mis Dos Canciones Op. 29 y este joven compositor, de quien no sabía casi nada, había realizado un comentario acerca de estas canciones que me pareció muy pertinente. No recuerdo con exactitud de qué modo, pero terminamos conversando largamente a través de una llamada telefónica. Le llamaba la atención, y comparaba con una pieza suya, una de mis canciones, Círculo, en la que parecían estar superpuestas dos estructuras rítmicas tradicionales: un vals y una cueca. Y la comparaba con sus propias búsquedas, en especial con una pieza titulada Ninguna Cueca, en la que realizaba esta misma combinación.
Este fue el inicio de una buena amistad y de sorpresas constantes por los descubrimientos que iban ocurriendo, tanto de mí hacia su música como de él hacia la mía. De esta época resultó premiada una obra suya en el concurso de la Fundación del BCB “Ideas Creativas”. Más adelante, invité a Daniel a participar en mi primer concierto Monográfico Virtual, como pianista, tocando dos de las Meditaciones sobre el Sagrado Amor, que yo siempre consideré las más difíciles obras mías para piano solo.
Fue así que, conocí su proyecto de las Fugas Bolivianas, las cuales, en mi entender son una de las colecciones de música boliviana para piano más importante de las últimas décadas. Este pensamiento ha sido compartido por otros actores de nuestra cultura como la Mtra. Grace Rodríguez Radic, quien realizó la grabación de todas ellas en un nivel de excelencia técnica y expresiva.
En el lapso de un muy corto tiempo se ha dado a conocer en el medio musical boliviano, consiguiendo el respeto de colegas y público aficionado a la música. Ha interactuado desde su rol de pianista con una serie de intérpretes locales, interpretando obras suyas o de otros compositores bolivianos, solo por citar algunos de ellos: Carla Derpic, Grace Rodríguez, Diego Sarmiento, Priscila Rodríguez, Susana Renjel, Giovanna Montaño, Pablo Iturry, Andrés Guzmán, Alejandro Argollo, Luis Alarcón, Fidel Ramírez, etc. Tocó y estrenó obras de Ramiro Soriano Arce, Juan Andrés Palacios, Eduardo Caba, Gabriel Revollo, Canela Palacios y mías. Participó de solista en las Jornadas de Música Contemporánea de Cochabamba (2021), fue invitado por diversos programas radiales, participó en los Festivales de Piano de Totora y en el Festival Encuentros de Santa Cruz (2021), en el I Festival de Música Boliviana del CEM Santa Cruz, etc. Demasiado para tan corto tiempo.
Premio Internacional de Composición ‘Carlos Guastavino’
Hace pocos días recibimos la noticia de que el compositor que nos ocupa en este artículo había sido partícipe del Premio Internacional de Composición “Carlos Guastavino” 2023, habiendo llegado a la final del mismo y obteniendo el tercer lugar.
Se trata, como se puede leer en su sitio web, de un Festival Internacional de Música denominado “Sonus”, el cual es un colectivo de artistas dedicados a la difusión de la música de Carlos Guastavino y a la obra de artistas que respaldan esfuerzos creativos arraigados en el espíritu universal de las tradiciones populares.
Es así que la obra Para (Lluvia), canción quechua, de Daniel Álvarez fue seleccionada finalista y obtuvo el tercer premio entre 80 obras de compositores de todo el mundo, lo cual representa un gran mérito para la obra de este autor orureño. El primer lugar fue para el compositor argentino Fernando Altube y el segundo lugar para el compositor chino Mao Hao.
Lograr la trascendencia artística más allá de nuestras fronteras no ha sido una constante dentro de la cultura nacional, por tal motivo, un logro como éste resulta altamente significativo. Luego del Premio “Reina Elizabeth” de Bélgica, obtenido por Jaime Laredo a finales de los 50, muy pocos músicos bolivianos han logrado distinciones de parecida magnitud.
El concierto llevado a cabo en Denver, Estados Unidos, tuvo como intérpretes de la obra de Álvarez a Andrew Garland, tenor y Alejandro Cremaschi como pianista.
Proyectos futuros
Como no puede ser de otro modo, ni bien se culmina un proyecto, el artista se ve asaltado por otros tantos, se anhelan nuevos desafíos. De desamor es el nuevo reto de Daniel Álvarez Veizaga. Es una colección de siete cuecas para piano, desde el estilo y la mirada de este compositor. La obra ha sido concluida y espera su pronta publicación dentro de la serie de Compositores Bolivianos impulsada por los esposos Jan y María Teresa Rivera de Stahlie.
De desamor consiste en siete cuecas cuyos títulos son: 1. Sin Sol; 2. En el Mal; 3. Aquesta; 4. Hasta; 5. Quedamente 1; 6. Quedamente 2; 7. Esperar. Se trata de una propuesta novedosa en la que Álvarez, sin dejar escapar la esencia de la más tradicional de las danzas bolivianas, las proyecta hacia la modernidad a través de gestos y sonoridades propias de las músicas contemporáneas.
Del mismo modo se encuentra en camino el álbum de cuecas bolivianas que incluirá cuecas de autores como Ramiro Soriano Arce, Nicolás Suárez, Jaime Mendoza Nava y las De desamor. El acceso a la grabación de este álbum a través de las plataformas digitales de música será de gran utilidad para que toda esta música de autores bolivianos se difunda beneficiando, en primer lugar, a nuestra propia música.
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Si de proyectos se trata, con la obra de Daniel Álvarez se anuncia que el primero de diciembre de 2023, junto al destacado tenor Carlos Diego Sarmiento, el sello discográfico argentino Virtuoso Records lanzará el álbum Historias quechuas de la naturaleza y el amor, ciclo de canciones sobre textos quechuas para tenor y piano, una de las cuales es la obra que mereció el tercer premio en el concurso mencionado.
Es indudable que el salto de estas dos últimas décadas dentro de la música boliviana ha sido no solamente cuantitativo sino también cualitativo y trabajos como los de Daniel Álvarez Veizaga resultan muy significativos dentro de este panorama. Por otro lado, resulta interesante apreciar que sus intereses musicales son complejos, pues transitan principalmente dentro de los ritmos y modos de la música boliviana, pero los supera a través del uso de diversos recursos técnicos de la música actual. Un ejemplo de esto puede ser la curiosa combinación y decidido acierto, en el caso de las Fugas Bolivianas, del sometimiento de temas tradicionales a una estructura tan rígida como la fuga, con un resultado fuertemente expresivo, en que la complejidad discursiva de la pieza se ve atenuada por la presencia constante de los temas populares. Las cuecas saltan de la elegancia del propio ritmo a la agresividad de los clusters y armonías disonantes o no tonales. En definitiva, se espera la cristalización de estas búsquedas en nuevas propuestas y, sobre todo, en una mayor motivación hacia las nuevas generaciones de compositores en Bolivia que permitan pensar en una verdadera evolución de nuestra música académica, en el concierto internacional definitivamente globalizado.
Sobre el autor
Gastón Arce Sejas es compositor, director de orquesta e investigador paceño. Fundó la carrera de Música de la Universidad Loyola en 2000. Fundó el Ensamble Contemporáneo del CNM, la Camerata Moderna, la Sinfonietta Loyola, el Ensamble PETRA, el Ensamble TAKY y fue cofundador de la orquesta Virtuosos de Bolivia junto a Eduardo Rodríguez Campadello. Ha sido profesor invitado y conferencista en universidades y conservatorios de Argentina, Alemania, Suecia, España y otros.
Su música consta de más de 70 obras. Ganó el Premio Nacional de Composición «Orlando Alandia Pantoja» (2016) y en 2017 la Orquesta Sinfónica de Venezuela estrenó Gritos de cóndor, mención de Honor del mismo concurso (2012). Es Académico Correspondiente de la Academia Valenciana de la Música y miembro de número del Colegio Latinoamericano de Compositores de Música de Arte (México). Escribió el libro Los Avatares de la Música Contemporánea en Bolivia (2017).
Texto: Gastón Arce Sejas
Fotos: Landesmusikakademie nrw, icba-Sucre, felzy lima y sonus archive