Cuatro goles y una boda
Imagen: ARCHIVO REVISTA LITORAL, ESTUDIO NÚÑEZ DEL PRADO Y PERIÓDICOS LA RAZÓN Y EL DIARIO
Una foto del cotejo del Archivo Núñez del Prado
Imagen: ARCHIVO REVISTA LITORAL, ESTUDIO NÚÑEZ DEL PRADO Y PERIÓDICOS LA RAZÓN Y EL DIARIO
El 9 de noviembre de 1941 The Strongest logró su victoria más recordada (3 a 1 vs Independiente de Avellaneda). La máxima figura argentina estaba de boda
La gran figura de Independiente de Avellaneda no está en el gran partido. Han pasado cinco días desde que el club The Strongest venciera por tres a uno al campeón argentino y Antonio “El Maestro” Sastre aterriza en el aeropuerto de la ciudad de El Alto en un avión bimotor Douglas de la Panagra procedente de Buenos Aires. Llega con su flamante esposa, una joven porteña. Se han casado el viernes pasado, tiene 27 años de edad.
Su viaje de bodas no será un viaje de bodas. La pareja está de camino a Lima para que Sastre pueda sumarse a la gira de su equipo por el Perú y Chile. ¿Pudo la presencia de Sastre cambiar el resultado en el estadio La Paz? No lo sabremos nunca. Han pasado más de 80 años desde aquel 9 de noviembre de 1941 y todavía se habla de aquel “match” en la ciudad de La Paz. Sastre no era un jugador cualquiera. Era el “hombre orquesta”, era el ídolo de Independiente. Para algunos estudiosos, fue el inventor del fútbol moderno en Sudamérica.
El “Maestro” Sastre —el popular Cuila— lleva 10 años jugando para el “Rojo de Avellaneda”. Ha debutado en 1931. Pasa por todos los puestos (incluso fue arquero) hasta que llega a la posición de “insider” izquierdo. Es el primero que se atreve a dar pausa, a gambetear, crear y marcar goles.
El Independiente que llega a La Paz en noviembre de 1941 no es cualquier equipo. Viene de ser (bi)campeón de la Argentina en las temporadas de 1938 y 1939. Y de lograr la mayor goleada frente a su histórico rival (Racing). Aquel 7 a 0 de noviembre de 1940 todavía no ha sido superado.
Sastre convierte 115 goles en 32 partidos en el 38 y 103 en 34 “matches” en el 39. Un récord goleador que todavía hoy sigue en pie. La AFA (Asociación de Fútbol Argentino) lo considerará muchas décadas después como “el jugador más completo de la historia del fútbol argentino”. Incluso será motivo de un tango famoso, aquel compuesto por otro maestro, don Isabelino Espinosa, que dice así: “Antonio Sastre, jugador completo / gran delantero y gran defensor / todos los puestos del fútbol nuestro / él ocupaba y siempre el mejor”.
El ”Maestro” Sastre también será figura en Brasil, en el Sao Paulo (campeón en el 43, 45 y 46). Todavía hoy un busto suyo da la bienvenida en la entrada del Morumbí. Pelé llegará a decir que Sastre fue mejor que él. Nacido en Lomas de Zamora, panadero en el barrio de Flores y antiguo empleado de una fábrica de jabones, se casa en su mejor momento. Lo hace el primer viernes de noviembre de 1941. El equipo está en receso, a punto de iniciar una gira por Bolivia, Perú y Chile. Pide permiso para perderse el primer partido (en La Paz) y se compromete a viajar directamente a Lima para la etapa peruana y chilena del “tour”. Con él en cancha, Independiente perderá pocos partidos. Por eso, cinco días después de la derrota ante The Strongest, Sastre baja las escalinatas del avión bimotor Douglas de la Panagra en la ciudad de El Alto.
El periodista de El Diario que firma bajo el pseudónimo de “Ele Jota” sube al aeropuerto. Es el único. Fotografía y entrevista al “crack” argentino, vestido con impoluto traje, corbata y sombrero, como manda la moda de la época. Su flamante esposa —una joven porteña— viste un abrigo largo, un sombrero extravagante (no lo era en aquellos tiempos) y una melena rizada de color castaño. Ambos tienen gestos de cariño y complicidad del uno para el otro.
Sastre volverá a La Paz exactamente un año después. Esta vez sí llegará al partido y esta vez Independiente no caerá derrotado. Claro está que el rival no será el club The Strongest sino el club Bolívar, que perderá 3 a 7 con dos goles de Sastre. Pero esa es otra historia.
“Fue grande sorpresa la victoria de The Strongest en la hinchada de mi club y en las esferas deportivas bonaerenses. Consideramos que el nivel del foot-ball boliviano ha progresado enormemente ya que llegamos con nuestros jugadores titulares a excepción del centro half Raúl Osvaldo “El Negro” Leguizamón que está lesionado y sin mi persona. Pensamos que la derrota pudo ser por la fatiga del viaje y tal vez por la altura. Aunque yo en ningún momento he sentido ahora la menor alteración por la altura y creo que no es un factor muy importante en el desarrollo del juego. Lamento mucho no haber estado en el partido de La Paz y espero que el club The Strongest nos ofrezca la revancha”, dice Sastre.
El año 1941 no está siendo bueno para The Strongest. En el mes aniversario del club, abril, don Max de la Vega usa por primera vez el calificativo de “Tigres”. El rival del enfrente, el club Bolívar, sale campeón; van ya tres al hilo (desde el 39). Los gualdinegros están en una mala racha después de su último título en 1938.
Los cotejos amistosos internacionales son otra cosa; traerán las únicas alegrías a la hinchada del oro y el negro, incluso una victoria recordada en una y mil noches de nostalgia stronguista. El flamante “Tigre” jugará en el 41 ocho partidos contra equipos extranjeros que visitan La Paz; ganará seis y perderá dos.
La media docena de triunfos arrancan contra Aurora de Arequipa (2 a 1 en abril) y siguen con Nacional de Asunción (4 a 2, en mayo); Universitario de Deportes de Lima (4 a 0, en julio, por la Copa Presidente Peñaranda); Santiago Wanderers de Valparaíso (4 a 0 en septiembre); y la selección de Jujuy (5 a 2, en octubre). La primera derrota llega a finales de octubre contra los azulgranas del Foot Ball Club Piérola de Arequipa (por 2 a 3). El gualdinegro es conocido desde septiembre de 1931 (cuando derrotara a Almagro FBC de Buenos Aires) como el “Derribador de campeones”. En diciembre caerá también contra Cerro Porteño (por la Copa Nuestra Señora de La Paz, por 2 a 3). Nota mental uno: ¿dónde estará la Copa Presidente Peñaranda?
Estamos ahora en noviembre del 41. Los diarios anuncian repentinamente la llegada del campeón Club Atlético Independiente de Avellaneda. Es el equipo más laureado que ha llegado al país en medio siglo de historia de fútbol boliviano. El “Rojo” va camino de una gira por el Perú (Lima y Arequipa) y Santiago de Chile. Pasa por la ciudad de La Paz y busca rival. Son muchos los equipos que quieren enfrentar al campeón. En un principio se anuncia que el club Bolívar —del gran Mario Alborta— será el elegido para chocar contra los “Diablos Rojos”.
Los periódicos calientan el partido y comienzan a publicar fotografías, palmarés y costo de las transferencias de los grandes jugadores que van a llegar. La lista y los montos apabullan. Arquero Fernando Bello, 29 años. Conocido con el sobrenombre de “Tarzán”. Internacional. Su transferencia costó a Independiente 25.000 pesos argentinos. Ha recibido por concepto de prima 10.000 pesos. Cobra por sueldos y premios un promedio mensual de 800 pesos. Estamos en el inicio del profesionalismo en el fútbol argentino.
Arsenio Erico, “centre forward, 24 años. Transferencia, 50.000 pesos; prima, 10.000 pesos; sueldo y premios, 800 pesos. Vicente De La Mata, “insider” derecho, 23 años. Transferencia, 37.500 pesos. Sabino Coletta, “back” izquierdo, 28 años. Transferencia, 20.000 dólares. Los días siguientes se publican los datos de Manuel Sanguinetti, Celestino Martínez, Juan Maril y José Battagliero.
El periódico El Diario sugiere que el partido del año sea arbitrado por Julio Borelli, a la sazón director de fútbol del Comité Nacional de Deportes y “referee” de amplia trayectoria. Radio Nacional de Bolivia anuncia la transmisión radial del “plato fuerte” de la temporada 1941 mediante sus estaciones C.P. 3 en onda larga y C.P. 2 y C.P. 38 en onda corta. Radio Illimani hace lo propio en la voz del primer gran relator de fútbol, el olvidado “Chalo” Suárez. Finalmente el club elegido por “La Paz Foot Ball Association” (organizadora del “match”) es The Strongest. En un principio, sin refuerzos.
La delegación de Independiente formada por 22 personas sale el cinco de noviembre de Buenos Aires, vía ferrocarril. Se alojarán en el Sucre Palace Hotel del Prado. La organización del partido (visas y alojamiento) tiene un costo de dos mil dólares, al cambio de la época, 120.000 bolivianos. “Para financiar la visita, La Paz Foot Ball Association, ha gestionado un préstamo de dos mil dólares. Si no se obtienen las divisas del Banco Central tendrá que adquirirlos de la bolsa negra”, dice el periódico El Diario. En la ciudad de La Paz está esos días para actuar en el cine Ebro el famoso Trío Calaveras, los “reyes de la canción mexicana”, el conjunto musical que acompaña al mítico Jorge Negrete.
En las prácticas del “Tigre” en el estadio La Paz aparecen los primeros refuerzos. Llega el arquero de Club Always Ready el chileno Horacio Amaral (para ser suplente del titular gualdinegro Vicente Arraya) y su compañero del CAR Rosell. Y se presentan jugadores del club Bolívar como el “back” Rojas, los “halves” Calderón, Terrazas y Martín Saavedra y los delanteros Plaza y Romero. Junto a ellos Ríos y Arce. Nadie quiere perderse el acontecimiento. Finalmente se decide que el plantel titular será de puro stronguista y los refuerzos de otros clubes irán a la banca junto a los suplentes gualdinegros para ingresar a lo largo del encuentro.
El “eleven” titular sonará así: Arraya; los “Albertos” en la zaga, Bautista y Achá; Emilio “Chato” Grájeda, Raúl Balderrama y Carlos Morales al medio; “El Negro” Gamarra, Hugo “Pichín” Viscarra (el único sobreviviente del partido contra Almagro del 31), Serapio Vega, “Pisa” Rodríguez y Zenón González. Reservas: Amaral, Rosell, Ezequiel “El Mudo” Calderón, Remberto López, “Calichín” Morales y Plaza.
El Tren Panamericano que trae al campeón argentino llega a las 19.50 a la Estación Central de los Ferrocarriles de Viacha. Han sido tres largos días de viaje. Son recibidos por miles de aficionados y autoridades del Comité Nacional de Deportes, representantes de la Federación Boliviana de Fútbol y “La Paz Football Association”, amén de instituciones públicas paceñas y el cónsul general de la Argentina, Carlos Alberto Goñi Demarchi. El “Negro” Fernández, el hincha número uno del club The Strongest, también se hace presente como buen anfitrión.
El presidente de la delegación de los “Diablos Rojos”, Antonio Jauregui, dice nada más llegar: “estamos encantados de visitar Bolivia y muy agradecidos por todas las atenciones recibidas. Bolivia es un país maravilloso, necesita de una inmigración beneficiosa para alcanzar el progreso que le corresponde. Independiente ha salido de “jira” para colaborar al incremento del fútbol en Bolivia, Perú y Chile. No perseguimos como finalidad el lucro. Eso de la altura me parece exagerado, les diré que me siento muy bien”.
Los vítores a la Argentina y a Independiente se escuchan en toda la estación de Viacha. Los 17 jugadores y el director técnico (y kinesiólogo) José Cuesta Silva (ex boxeador y jugador de rugby) reciben ramos de flores. El flamante fichaje paraguayo Bienvenido Paranza es el último en incorporarse a la “jira” del “Rojo”. En automóviles particulares y del servicio público son trasladados hacia El Alto para luego bajar al hotel Sucre en pleno Prado paceño. Cuando llegan a la Ceja, los argentinos quedan maravillados por el espectáculo de la Hoyada. El arquero Bello declarará después en el hotel: “La Paz es la ciudad que más me ha gustado de todas las que conocí por sus líneas quebradas”.
La venta de entradas va rumbo a toda vela. Se terminarán y el estadio La Paz (inaugurado hace 11 años en 1930 como “Gran Stadium Presidente Siles”) estará repleto. Una foto panorámica del fotógrafo Muñoz (para el estudio de A. Núñez del Prado de la calle Sucre) quedará como documento para todos los tiempos. La hinchada stronguista/paceña agota las entradas que se venden en el Sucre Palace Hotel, en la sede del club Bolívar de la plaza Pérez Velasco, en la plaza Murillo y en el propio estadio miraflorino. La preferencia está a 25 bolivianos con la media a 12; y la General, a 15 con la media a ocho. Se recaudarán 303.686 bolivianos.
Conocida la ausencia de Sastre, todos quieren ver al paraguayo Arsenio Pastor Erico Martínez, asunceño de abuelos italianos. La FIFA lo reconocerá —décadas después— como el mejor futbolista de toda la historia del Paraguay. Hasta hoy tiene el récord de máximo goleador de toda la primera división argentina con 293 goles. “El saltarín rojo”, por su potencia a la hora de elevarse para los testarazos, atiende a la prensa deportiva de La Paz en el “hall” del hotel Sucre. “Quiero hacer llegar a los stronguistas las expresiones de mi más cordial afecto y saludar a su hinchada que domingo a domingo contribuye al incremento del foot-ball boliviano”.
Al día siguiente, domingo 9 de junio de 1941, el estadio La Paz ofrece un lleno absoluto: 28.000 personas. Hay gente de pie en los pasillos más altos de la General, hay personas sentadas en el edificio superior a los palcos, se ven hinchas del Tigre trepados al obelisco en la curva norte, hay personas sentadas en los muros que dan a la flamante avenida Capitán Hugo Estrada, la de circunvalación del estadio. Incluso una mujer de pollera hace malabarismos para no caerse en lo más alto de un pilar del edificio central de la cancha. Detrás del arco que defiende Bello, en la Sur, se pueden contar más de 80 personas, la mayoría policías, están prácticamente metido dentro del “field” junto a los dos jueces de gol con pantalón largo blanco.
El árbitro, finalmente, no es Borelli Vitterito. El “referee” se apellida Frankenstein, colaborado por Urquizo y Uría, como “linesmen”. Hans Walter Frankenstein. Nada que ver (más allá de su apellido) con el doctor Frankenstein, “el moderno Prometeo” que creara la escritora inglesa Mary Shelley un siglo y medio antes. Hans Frankenstein había llegado a la ciudad de La Paz unos años antes huyendo de la persecución nazi. Era árbitro, era austriaco y era judío. Después de la “Noche de los Cristales Rotos” del 38, un centenar de árbitros judíos austríacos fueron excluidos de toda competición. Hans Walter y su familia terminan en Bolivia acogidos por el gobierno boliviano. Su hermano, Gregorio Frankenstein, llega a pelear como boxeador en La Paz.
Las buenas actuaciones de Frankenstein como “referee” lo llevan a ser designado el colegiado del partido más importante del año. No por nada, el vienés es uno de los mejores árbitros europeos con más de 20 partidos internacionales de selección dirigidos. Frankenstein se había metido a “referee” tras sufrir una grave lesión como arquero. Llega a jugar en el fútbol austríaco y alemán en clubes como el Vienna Cricket and Foot Ball Club, el Wiener AF y en equipos de Frankfurt y Offenbach.
También puede leer: ‘Un pájaro voló’: la memoria sonora que encarna la ausencia
A las 15.30 “herr” Hans Walter Frankenstein da el pitazo inicial entre serpentinas, cohetes y bombardas lanzadas desde las graderías. Antes, en el partido de reserva, Bolívar ha ganado por 3 a 1 a Deportivo Ferroviario. “El aspecto es verdaderamente bello, de un lado completamente llenas las tribunas de preferencia y enfrente la peculiar policromía que produce el contraste de los coloridos trajes de nuestras mujeres de pueblo con las vestimentas usuales del resto de la concurrencia. Reina en el ambiente una ansiedad pocas veces vista, una expectativa que por cierto tiene razón de ser”. Así arrancará la crónica de “Jota Ele” en el Diario al día siguiente.
Las escuadras, finalmente, forman así. The Strongest, dirigido por el emblema del club Froilán Pinilla, con Arraya; Bautista y Achá; Grajeda, Balderrama y Carlos Morales; “Pichín” Viscarra (capitán), Gamarra, Serapio Vega, Rodríguez y González. El ”Tigre” cumple, los 11 son todos stronguistas y posan para la prensa con la vicuña, mascota y amuleto del club.
Independiente salta así: Fernando Bello (capitán); Carlos “Cacho” Aldabe y Sabino Coletta; “Pepe” Battagliero, Toledo y Celestino Martínez; Juan Maril, Vicente De La Matta, Arsenio Erico, Jorge “Campolo” Alcalde y Bienvenido Paranza. En el intercambio de regalos, Bello obsequia a Viscarra un gallerdete (ver foto). Nota mental dos: ¿dónde estará ese hermoso recuerdo?
Desde el palco oficial lo mira todo el mismísimo presidente de la República, el General Enrique Peñaranda del Castillo, nacido en Sorata (La Paz). Lleva año y medio en el cargo y en dos años más será tumbado por el mayor Gualberto Villarroel, nacido en Villa Rivero (Punata, Cochabamba). No sabemos si Peñaranda disfruta a plenitud el partido pues es socio del club Bolívar y desde su llegada al poder es presidente honorario del club celeste. Se alegrará —sin lugar a dudasù cuando tres jugadores de su equipo (Rodolfo Plaza por Gamarra; “Calichín” Morales por Rodríguez; y López por Valderrama) entren al cuarto de hora de iniciado el choque, eso sí, con camisetas gualdinegras.
El primer gol llega en el minuto cuatro. Es un pase de “Pichín” Viscarra para Serapio “Cabecita de Oro” Vega que —con pañuelo blanco anudado en la cabeza— dispara un potente “shoot” contra la valla de un impotente Bello. Rápidamente empata el paraguayo Arsenio Erico, como no podía ser de otra manera. En el espectacular salto del “Hombre de goma”, Grájeda le hace la cama, cae mal y el “crack” se va lesionado. El peruano Alcalde pasará a ser el “centro forward” y en su lugar entrará Coll. Sobre el final de la primera parte, el Tigre se pone delante del “score” de nuevo con gol del “forward” Zenón González.
La segunda arranca igual que la primera, con un gol de Serapio Vega en el minuto uno después de agarrar un rechace de Bello tras disparo de González; es el tercero y último del partido (ver foto). Muchos han llegado a ver a Erico y acaban aplaudiendo a otro goleador de leyenda, el cochabambino de Vinto Serapio Vega Saavedra. “Cabecita de Oro” había llegado ese año al equipo de la calle Colón procedente de Ferroviario tras su paso por The Strongest Catavi, una de las filiales del “Tigre”. No sabemos cuantos goles marcó en los años 40 Serapio Vega, sabemos que saldrá campeón con la oro y negro en 1943, 45 y 46.
En la valla local se luce Vicente Arraya Castro. El “goalkeeper” orureño impide en múltiples ocasiones que las estrellas argentinas acorten el marcador. Es el mejor del “match”, va vestido totalmente de negro. Todavía no le dicen “La Flecha andina”. Faltan tres años para que lo fiche Atlanta de Buenos Aires. Será el arquero indiscutible de la selección boliviana toda esa década de los cuarenta.
Cuando Frankenstein pita el final del “match”, La Paz es una fiesta. La hinchada camina hacia los lugares de diversión de la noche paceña, entre ellos el Lido Grill que acaba de abrir en el Prado. El presidente de la delegación argentina, Antonio Jauregui, comienza a poner excusas: “los muchachos jugaron cansados; faltó Sastre, que es el cerebro del equipo; se lesionó Erico y Alcalde no jugó en su lugar después. De La Matta tuvo que hacer de inter derecho y en su puesto jugó Coll, que no es un “player” experimentado. Nuestro arquero Bello jugó enfermo, lo pudo constatar el presidente de La Paz Foot Ball Association, el doctor Alfredo Mollinedo. Cuando volvamos de Lima queremos revancha”.
El periodista “Ele Jota” es categórico: “The Strongest obtuvo ayer la más grande victoria deportiva para Bolivia. Y obtuvo ese triunfo a base de inteligencia, efectividad de juego, empuje y decisión”. Al día siguiente, en autocarril expreso rumbo al puerto de Guaqui, Independiente abandona La Paz. Toman el vapor “Coya” para atravesar el Lago Titicaca, camino a Puno. En medio de la travesía por el “Lago Sagrado”, los argentinos todavía se preguntan: ¿y si el “Maestro” Sastre no se casaba?
Texto: Ricardo Bajo H.
Fotos: Archivo revista Litoral, estudio Núñez del Prado y periódicos La Razón y El Diario