Lolo tiene también excelente cafetería, cervezas artesanales y vinos de bodegas nacionales, así como jugos de temporada.
Crónicas gastronómicas
Christian Gutiérrez es un experimentado cocinero tarijeño especializado en pastelería, con estudios en Argentina y pasantías en algunos de los mejores restaurantes de Europa.
En mayo de 2016 se incorporó a Gustu, en la ciudad de La Paz, y desde el 22 de diciembre de 2022 está al frente de su propio emprendimiento llamado Lolo, pastelería de autor, un establecimiento que combina técnicas de alta cocina y productos de primera calidad para crear una experiencia única.
En su carta podemos encontrar delicias como el croissant de masa madre relleno de crema de ron, vainilla y pimienta negra; la tarta de chocolate con caramelo salado y frutos de temporada; la galleta de chocolate con caramelo salado y nueces; el sándwich de pollo, romesco y vegetales; la tarta de queso, puerros y pimentón asado; el sándwich de pastrami con emulsión de ajo y encurtidos, o la tarta de naranja ácida, zanahoria y orégano.
Lolo tiene también excelente cafetería, cervezas artesanales y vinos de bodegas nacionales, así como jugos de temporada.
El nuevo largometraje de Carina Oroza Daroca y Ramiro Fierro, explora las heridas de la dictadura boliviana a través de la mirada íntima de dos generaciones de mujeres.
Chappell Roan: teatralidad y revolución en la música pop
La música de Chappell Roan fusiona pop tradicional con elementos experimentales, destacándose por su estética camp y su apoyo a las diversidades sexuales.
Chappell Roan es una artista de 26 años que ha ascendido rápidamente como una estrella fulgurante en la escena de la música pop. Su recorrido la ha llevado a ganar el Grammy como Mejor Artista Nuevo en 2025. Su música, caracterizada por su fusión de sonidos pop tradicionales con elementos más oscuros y experimentales, ha resonado en una audiencia global, particularmente en el grupo demográfico más joven de la Generación Z. Exploremos ahora las razones multifacéticas detrás del éxito de Roan, la importancia de su música, su impacto en la cultura pop, su llamativo discurso de aceptación en los Premios Grammy y demos una mirada de cerca a su exitosa canción «Pink Pony Club».
El ascenso de Chappell Roan
La artista, nacida el 19 de febrero de 1998 en Willard, Missouri, compuso su primera canción original a los 16 años, titulada «Die Young». Esto derivó en la firma de un contrato con Atlantic Records. La discográfica la despidió en 2020 bajo el argumento de «no generar suficientes ganancias». Esto la lanzó sin más ni más a las aguas turbulentas de la música independiente. No se dio por vencida: insistió, perseveró, aprendió, mejoró y se fortaleció. En 2023 firmó con un nuevo sello, Amusement Records. La condición que impuso fue tajante: «mantener el control creativo de su carrera y poder expresarse plenamente», según señala Rolling Stone.
La niña misuriana de ojos grandes, Kayleigh Rose Amstutz, se llevó a sí misma a través de un periplo musical del que salió renacida y convertida en Chappell Roan, la superestrella. Su nombre artístico es un homenaje a su abuelo, Dennis K. Chappell, quien falleció de cáncer en 2016. Roan viene de su canción favorita, «The Strawberry Roan», una melodía clásica de la música country sobre un caballo color marrón rojizo. Este cambio refleja tanto una conexión personal como el deseo de crear una identidad distinta que se alinee con su personalidad escénica vibrante y extravagante, que sentía que no resonaba con su nombre de nacimiento.
Chappell Roan y su libertad
En entrevistas, Roan ha expresado que nunca sintió una fuerte conexión con su nombre de cuna y prefiere que se dirijan a ella por su nombre artístico. Sostiene que «Chappell Roan» representa un personaje que le permite expresarse plenamente como artista mientras mantiene algunos límites entre su vida pública y privada. Esta separación es particularmente importante en el contexto del intenso escrutinio al que se enfrentan las figuras públicas en la actualidad.
Desde sus inicios, su trabajo mostró los temas que luego definirían su estilo: los desafíos de la adolescencia, la imaginería estadounidense y la sexualidad. Su gran éxito llegó con su álbum debut, «The Rise and Fall of a Midwest Princess» (El Ascenso y Caída de una Princesa del Medio Oeste, 2023), que rápidamente ganó fuerza en las redes sociales, impulsado por su papel como telonera de la gira mundial de Olivia Rodrigo.
La estética de Roan es exagerada y a menudo actúa vestida como drag queen. Su música es enérgica y liberadora, con temas como «Good Luck Babe!» y «Hot To Go». Sus actuaciones, incluida una aparición viral en la serie Tiny Desk de NPR y un paso aclamado por el festival Coachella, aumentaron significativamente su audiencia.
Razones para ganar el Grammy
Varios factores contribuyeron a la victoria de Chappell Roan en el Grammy. Se pueden citar los siguientes:
Innovación musical. La capacidad de Roan para mezclar el pop tradicional con sonidos experimentales crea un estilo único que se destaca en la abarrotada escena pop.
Profundidad lírica. Sus letras mezclan experiencias personales con comentarios políticos y sociales, creando himnos pop que son a la vez vulnerables y poderosos.
Autenticidad. La conexión genuina de Roan con su público, particularmente la comunidad de las diversidades sexuales, ha fomentado una base de seguidores fuerte y leal.
Arte interpretativo. Su estética camp, inspirada en el famoso texto de 1964 escrito por Susan Sontag, y sus actuaciones teatrales han revitalizado la diversión en la música pop, atrayendo a las masas.
Importancia cultural
La música de Chappell Roan es culturalmente significativa por varias razones:
Comentario social. Las canciones de Roan a menudo abordan temas sociales y políticos, lo que hace que su música sea relevante y atractiva.
Renacimiento de la diversión pop. Su música recupera los elementos lúdicos y teatrales del pop de principios de la década de 2010, atrayendo a aquellos que extrañan esa era.
Su actualidad es evidente en su abordaje de temas contemporáneos como las luchas de los artistas emergentes y la necesidad de un trato justo dentro de la industria de la música.
Representación. Es una defensora abierta de la comunidad LGBTQ+, abordando temas de identidad de género, sexualidad y autoaceptación en su música.
Impacto en la cultura pop
El impacto de Chappell Roan en la cultura pop es notable y esto va desde la influencia estética, con sus actuaciones inspiradas en el drag y el camp influyendo en el panorama visual de la música pop de hoy.
Roan explora temas de identidad y autoaceptación, resonando con una generación centrada en la autenticidad y la inclusión. Sus actuaciones teatrales han revitalizado la experiencia de la música pop en vivo, haciendo que sus espectáculos sean eventos muy esperados.
Discurso de aceptación de los premios Grammy
En su discurso de aceptación como Mejor Artista Nuevo en los Premios Grammy de 2025, Chappell Roan pidió un mejor trato para los artistas. «Me dije a mí misma que si alguna vez ganaba un Grammy y me ponía de pie aquí frente a las personas más poderosas de la música, exigiría que las discográficas de la industria, que se benefician con millones de dólares de los artistas, ofrecieran un salario digno y atención médica, especialmente a los artistas en desarrollo», exclamó, provocando una ovación y aplausos de personas como Taylor Swift.
«Cuando me despidieron, no tenía ninguna experiencia laboral en mi haber y, como la mayoría de las personas, me resultó bastante difícil encontrar un trabajo en la pandemia y no podía pagar el seguro de salud. Fue devastador sentirme tan comprometida con mi arte y sentirme tan traicionada por el sistema y deshumanizada. Si mi sello lo hubiera priorizado, podría haber recibido atención», aseveró.
Este discurso resonó ampliamente, abordando cuestiones críticas largamente debatidas dentro de la industria de la música.
«Pink Pony Club»
«Pink Pony Club» es una de las canciones más notables de Chappell Roan, que encarna muchos de los temas y estilos que definen su arte. La canción es una celebración de la feminidad, explorando sus complejidades y ofreciendo una recuperación de la cultura queer. La letra cuenta la historia de las experiencias de una mujer joven en un espacio vibrante e inclusivo, simbolizado por el «Pink Pony Club».
La canción conecta con las generaciones más jóvenes de varias maneras. El «Pink Pony Club» representa un espacio seguro y de aceptación, que atrae a una generación que valora la inclusión y la diversidad. También explora temas de autodescubrimiento e identidad, resonando entre los jóvenes que navegan por sus propias identidades. Así, además celebra la feminidad en todas sus formas, desafiando las normas tradicionales y empoderando a los oyentes para que acepten su verdadero yo.
El premio Grammy de Chappell Roan en 2025 es un reconocimiento de su estilo musical único, profundidad lírica y conexión auténtica con su audiencia. El éxito de Chappell Roan no es solo una historia de éxito personal, sino un reflejo de cambios culturales más amplios que se cristalizan en la música pop.
Pink Pony Club
Sé que querías que me quedara Y escuché que hay un lugar especial Donde los niños y las niñas pueden ser reinas todos los días Estoy teniendo sueños perversos de dejar Tennessee Escucha Santa Mónica, juro que me está llamando No hará que mi mamá se sienta orgullosa, va a causar una escena Ella ve a su niña, sé que va a gritar Dios, ¿qué has hecho? Eres una chica pony rosa Y bailas en el club Oh, mamá, solo me estoy divirtiendo En el escenario con mis tacones Es donde pertenezco al Pink Pony Club Seguiré bailando en el Pink Pony Club Seguiré bailando en West Hollywood Seguiré bailando en el Pink Pony Club, Pink Pony Club
Estoy arriba y las mandíbulas están en el suelo Amantes en el baño y una fila afuera de la puerta Luces negras y una bola de discoteca con espejos Cada noche es otra razón por la que lo dejé todo Agradezco a mis sueños malvados un año desde Tennessee Oh, Santa Mónica, has sido demasiado buena conmigo No hará que mi mamá se sienta orgullosa, va a causar una escena Ella ve a su niña, sé que va a gritar Dios, ¿qué has hecho? Eres una chica pony rosa Y bailas en el club Oh, mamá, solo me estoy divirtiendo En el escenario con mis tacones Es donde pertenezco al Pink Pony Club Seguiré bailando en el Pink Pony Club Seguiré bailando en West Hollywood Seguiré bailando en el Pink Pony Club, Pink Pony Club
No pienses que los he dejado atrás Aún los amo a ustedes y a Tennessee Siempre estás en mi mente Y mamá, cada sábado Puedo escuchar tu acento sureño a mil millas de distancia, diciendo Dios, ¿qué has hecho? Eres una chica pony rosa Y bailas en el club Oh, mamá, solo me estoy divirtiendo En el escenario con mis tacones Es donde pertenezco al Pink Pony Club Seguiré bailando en el Pink Pony Club Seguiré bailando en West Hollywood Seguiré bailando en el Pink Pony Club, Pink Pony Club Seguiré bailando Seguiré bailando
El nuevo largometraje de Carina Oroza Daroca y Ramiro Fierro, explora las heridas de la dictadura boliviana a través de la mirada íntima de dos generaciones de mujeres.
Del escultor cruceño Marcelo Callaú (1946–2004) se ha escrito bastante, pero todavía queda mucho margen para repensar su obra. Nació y creció en Santa Cruz de la Sierra cuando todavía era una aldea, escasamente comunicada con el resto del país. Callaú recuerda cómo se inundaban las calles cuando llovía, la tierra se hacía barro y los niños salían de sus casas a meterse en el agua y hacer flotar unos barcos de madera que él mismo forjaba en la carpintería de su padre.
Marcelo Callaú, una persona de acción
Las anécdotas indican que nuestro artista fue desde niño una persona de acción. Aparentemente, vivió en una familia donde no sufrió privaciones, les iba bien con la carpintería. Callaú creció familiarizado con varios tipos de maderas: la mara, cedro, roble, tarara, cuchi y otras. En diversas entrevistas confesó su admiración por las transformaciones que lograban los carpinteros trabajando con tales maderas, convirtiéndolas en roperos, mesas, sillas, es decir, en objetos utilizables en la vida cotidiana. Este dato es importante, porque luego dominará en su obra la presencia de las formas fácilmente identificables de la realidad, y entre ellas su favorita, la figura humana.
Aquello que admiraba en la carpintería no era todavía arte, no había aún poesía ahí, pero Callaú presintió algo que lo puso en la dirección del arte. Fue su padre Tomás quien le notó madera de artista, y no le dio la espalda a ese potencial: contrató a un tallador llegado de Sucre para que enseñara el oficio del tallado de madera al adolescente Callaú; poco más tarde, Don Tomás inscribió a su hijo en la Escuela de Bellas Artes «Víctor F. Serrano»; con dieciséis años, todavía en el colegio, Callaú fue el más joven de aquellos aprendices del arte. En esa escuela estudiaban también Herminio Pedraza y Tito Kuramotto, quienes con el tiempo serían sus amigos, un poco al modo de hermanos mayores.
Salir y volver
Entre estos tres notables, fue Callaú el que aprendió las bondades del concepto. Para esto tuvo que salir de Santa Cruz, se fue becado a París a la Escuela Superior de Bellas Artes de París (1967-68). En este viaje se vio expuesto a las irradiaciones del Arte universal. Vivía en el Barrio Latino, cerca del Museo Louvre, donde se perdía durante horas para asimilar las etapas de la Historia del Arte. Callaú estaba fascinado con los nuevos lenguajes del arte contemporáneo. Su búsqueda por otras técnicas de escultura lo haría instalarse en Bruselas, para estudiar en la Escuela Superior de La Cambre, pero principalmente para aprender en el taller del escultor Félix Roulin, con quien descubrió la magia del vaciado en bronce.
«Fue de ahí que yo estuve pensando qué era lo que podría hacer al regresar [a Bolivia], porque estaba con el metal, estaba con el bronce, las imágenes, la fotografía, el video… estaba apasionado por todo. Y fue ahí cuando pensé en la madera nuevamente. Cuando vine a Santa Cruz de vacaciones en 1971, lo primero que hice fue ir a la Selva, porque no la conocía». (Callaú: 2021).
La pregunta de qué hacer al volver a Santa Cruz de la Sierra con todo aquel capital de conocimiento adquirido, fue un punto decisivo en la trayectoria de nuestro artista. En la cita anterior Callaú menciona que no conocía la selva, de hecho, no conocía de los pueblos indígenas del oriente boliviano, que lo asombrarían recién en su visita al Museo Americano de Historia Natural (AMNH) en Nueva York.
«Allá vi una enorme exposición sobre el Oriente de Bolivia, y parte del Paraguay y Brasil, todo lo que vendría a ser la Nación Guaraní. Entonces esto para mí fue un shock, porque yo no conocía esto».
Callaú y su viaje personal
A veces hay que ir muy lejos para aprender a ver lo que tenemos más cerca, es uno de los aprendizajes de la vida. Esta experiencia llevó a Callaú a desplazar a la figura humana del centro de atención de su obra escultórica. Había mostrado en sus primeras exposiciones ser un «constructor de relatos breves y vibrantes» (Montes: 1992), también un interpelador que se burlaba del puritanismo, de la falsa moral que condenaba la desnudez del cuerpo. Salir de este terreno conocido que dominaba, fue una dislocación que comenzó con la experimentación con otros materiales cargados simbólicamente en nuestras culturas, como la hoja de coca y la papa, después también con el café. La salida de su zona de confort se completó con el descubrimiento del concepto. Poco tiempo después de retornar al país, comenzó a descentrar de su interés a la figura humana, para poner en primer plano a la materia, pero en otra relación con la realidad.
«Y es así que llego a lo opuesto, del cuerpo a la figura geométrica, y me planteo la geometría. Es como una síntesis de lo que siento, de lo que hay en el ambiente, de lo que respiro y de lo que respira esa materia, esa madera. Entonces trato de hacer una síntesis lo más claro posible. Al entrelazar dos cubos, pienso que se enriquece la forma y se enriquece el concepto». (Callaú: 2001).
Un amigo, el curador Justo Pastor Mellado, amplio conocedor del arte boliviano, me hizo notar los efectos de la doble dislocación que debió experimentar Callaú al retornar a su tierra natal. Lo conversamos en una entrevista virtual que tuvimos allá por el 2021:
Actitud y arte
«Callaú fue un moderno, pero contemporaneizado a la rápida, y dislocado en el bosque. Frente a esa ‘inestabilidad’ abrumadora de lo natural tuvo que inventar una estabilidad regulada por la cultura. Pero es una cultura de la intervención ‘heideggeriana’. Por eso recusa la tecnología propia del escultor de masas para instalar esa actitud Zen, en que prima la poética del ‘hecho a mano’, dando pie a un énfasis que revela la inteligencia de la mano». (Mellado: 2021).
Estas ideas nos devuelven al momento decisorio en la vida de Callaú, con la pregunta de qué hacer cuando retornara a Santa Cruz. Mellado señala que la respuesta fue intervenir, hacer una intervención de aceleración, pero regulada. No podía llegar a Santa Cruz como un apóstol de Duchamp, con la noticia de que el arte retinal, o lo que entra por la vista, ya no era lo que convenía seguir haciéndose. Pero había que intervenir en sentido de expandir un poco la forma de mirar lo que era arte. Trabajará entonces con formas fácilmente reconocibles que se ven en el colegio, como las formas geométricas, y el material será la madera, pero el giro será la elegancia, el minimalismo, y el juego con el ambiente, la luz y las sombras. Lo que Justo Pastor Mellado resalta es la decisión en tal contexto:
«¡Pues a quién se le va a ocurrir ir a hacer escultura de madera al lado de la selva boliviana! Frente a la selva, él se posiciona y ¿qué es lo que hace? El aburrimiento belga: la línea, la abstracción». (Mellado: 2021).
Sensación y razón
Hubiera sido un lujo conversar de estos tópicos con el mismo Callaú en persona, pero él falleció en 2004 en Santa Cruz. Aquel año yo todavía estudiaba Filosofía en la UMSA en La Paz, y no tenía idea de la existencia de Callaú ni de su obra. Fue recién a partir del 2010 en adelante, cuando ya vivía en Santa Cruz, que conocí algo del artista, gracias a las exposiciones de homenaje que organizó la curadora Cecilia Bayá Botti, la principal difusora de la obra de este artista cruceño.
En el libro Marcelo Callaú: emoción y razón (2014), Bayá señala que es cerca de la década de los 80’s cuando se manifiesta un nuevo lenguaje estético en la obra de nuestro artista, citando además la influencia de las corrientes artísticas europeas aun en boga:
«[…] abstracción geométrica (herencia de Malevich) y su economía de formas, el constructivismo (Tatlin) y el cubismo con su peculiar sentido de orden y geometría. Los últimos veinte años están marcados por la construcción de piezas de madera concebidas a partir de inquietudes que provocan la necesidad de perspectiva, de racionalidad, esto lo lleva a la simplificación de formas y la búsqueda de la esencia en la naturaleza del ser y de las cosas». (Bayá: 2014, 11).
Para la curadora, las esculturas de volúmenes geométricos de Callaú tienen que ver con una mayor racionalidad, es decir, una menor priorización de la sensación. Es cierto en tanto que la abstracción es una operación mental que aisla conceptualmente una propiedad o función concreta de un objeto, y pone en segundo plano otras propiedades del mismo objeto. Pero en este ínterin hay un logro más del artista que no se suele mencionar: si antes había conseguido sublimar la figura humana o hacer expresivas estéticamente ciertas partes del cuerpo humano, lo que hace con las esculturas abstractas es darles una vida más real y palpable a las figuras geométricas, les otorga cuerpo, textura, color e incluso aroma, las vuelve menos abstractas y más sensibles.
La exposición «Diálogos con la madera»
Esto último sólo se puede constatar si se visita presencialmente una exposición de esculturas del artista. Es algo que ni las fotografías, ni los relatos ni los recorridos virtuales pueden revelar. Para el caso, la exposición permanente «Diálogos con la madera», homenaje al artista que se muestra en un recinto cultural del Estado en Santa Cruz, es la única opción que existe en el país.
Esta exposición, curada por la mencionada Cecilia Bayá, ofrece un alto impacto visual desde la entrada, no sólo por la peculiaridad de las obras relucientes en madera, sino también por la museografía: un manto ondulante de arena recubre toda la superficie del piso, y es la base sobre la cual están asentadas las diferentes obras, las de gran formato, así como también las miniaturas. El camino para los visitantes está señalado con una hilera de pallets de madera que se extienden hasta el fondo y hacen circular a los visitantes entre las obras, casi como si el todo fuera una gran instalación.
Una manera de síntesis
La muestra es una suerte de síntesis, que aúna obras de las distintas épocas de la producción de Callaú, desde los torsos desnudos, hasta los órganos reproductores del cuerpo humano, pasando por los volúmenes geométricos hasta las miniaturas, e incluso un collage en papel de embalaje. Toda esta variedad unida en un plano de superficie que es la arena, en el vaivén entre lo figurativo y lo abstracto. Cabe enfatizar que al recorrer una sala con las esculturas geométricas de Callaú, se apreciará la importancia del modo de exponer, que es la que realza la abstracción. Ya lo notaba Francisco Montes en 1992:
«Luego el juego de luz y sombra sobre el pedestal, compensará la dramática inspiración, porque las sombras juegan en sus piezas un papel activo. La superposición de luces artificiales y sombras artificiosas a modo de cambiante montaje en el espacio imaginario de las salas les otorga angulares inusitados».
Los volúmenes geométricos en el fondo de la sala, disparan la mente del espectador, esas piezas de madera con hermosas vetas aparentan ser cubos en fuga, no son figuras regulares, podría ser la alusión a un gran barco, o la visión de un piano desde arriba, tal vez una nave extraterrestre… Al mismo tiempo, confunde la levedad que transmiten, posadas en la arena sobre una línea de toda su superficie… La iluminación cenital angulada concienzudamente genera la ilusión óptica del volumen, lo que aparenta ser un cubo, en realidad es una forma bien plana con un espesor alrededor de 10 cm. El efecto que Félix Roulin, el mentor de Callaú, destacó en un breve texto como «la trompe l’oeil», (la ilusión óptica), lo que se creía privilegio de los pintores.
Distracción, desviación de la mirada hacia otra cosa, darle cuerpo a una idea. Callaú será siempre recordado como quien introdujo en Santa Cruz el arte abstracto, y por lo mismo, como uno de los precursores del arte contemporáneo, es decir de una forma de expresión de ideas y sensaciones que depende mucho del contexto, y de la forma en que se presenta como tal.
Potosí era una de las ciudades más ricas y pobladas del mundo durante los siglos XVI y XVII, en el corazón de la América colonial. No solo fue un epicentro de la explotación minera, sino también un crisol de culturas y sabores que dieron forma a una gastronomía única. Beatriz Rossells, antropóloga e historiadora boliviana, explorara este fascinante mundo a través del Libro de cocina de doña Josepha de Escurrechea, un manuscrito de 1776. El texto no solo rescata recetas, sino que también revela las dinámicas sociales y culturales de una época marcada por el mestizaje.
Potosí, en su apogeo, fue una ciudad cosmopolita. Con una población de 160.000 habitantes en 1611, atrajo a españoles, italianos, griegos, franceses, portugueses, indígenas, asiáticos y africanos. Esta confluencia de culturas se reflejó en su gastronomía, donde los sabores europeos se mezclaron con los productos nativos americanos. Rossells destaca que, aunque el esplendor económico de Potosí decayó en el siglo XVIII, la ciudad mantuvo su fastuosidad y despliegues de grandeza a través de fiestas, banquetes y representaciones teatrales callejeras.
«El boato y las demostraciones de grandeza continuaron con fiestas, banquetes y entradas en forma de representaciones teatrales callejeras en las que participaba toda la población, desde las altas autoridades y los azogueros (dueños de ingenios mineros) hasta las autoridades nativas y la población indígena, con sus atavíos propios y sus instrumentos musicales», escribe Rossells.
Doña Josepha de Escurrechea
Doña Josepha de Escurrechea, nacida en Potosí de padres españoles y casada con un miembro de la nobleza local, fue una figura central en la vida social de la ciudad. Su libro de cocina, que data de 1776, es un testimonio invaluable de la gastronomía de la época. Rossells describe a doña Josepha como una mujer que «atendía la vida social de la familia con invitaciones en diferentes horas del día y la tarde, y escribía su libro de cocina».
El recetario de doña Josepha no solo recoge platos de la cocina medieval española, sino que también incorpora influencias de la nobleza española del siglo XVIII, incluyendo recetas de Francisco Martínez Montiño, cocinero mayor del rey Felipe III. «Se trata de un manual del primer ejemplo del maridaje gastronómico entre los dos continentes», señala Rossells.
Potosí y la olla del mestizaje
“La olla es un plato fundamental en la comida española y el más difundido en toda Hispanoamérica, con sus variantes en cada región, aunque aparece una sola receta en el libro de doña Josepha. La que hemos llamado ‘olla del mestizaje’ se presenta como la mayor innovación del menú; además de diversas carnes y garbanzos, repollos, legumbres y hierbas de procedencia europea, se le agrega una gran variedad de productos americanos: papa, maíz, ají, camote, yuca, plátano, oca, chuño. Se trata de una olla convertida en parte de la tierra americana. «, explica Rossells. Este plato es un ejemplo perfecto de cómo la cocina colonial fue un espacio de encuentro y fusión cultural.
Rossells también destaca la importancia de otros platos que han sobrevivido hasta nuestros días, como el mondongo, la guatía, el charquecán, los tamales y las humintas. «Tanto peso han tenido estos platos en el gusto popular que han atravesado el siglo XIX y XX, y continúan vigentes en el siglo XXI, convirtiéndose en un ejemplo de ensamble gastronómico entre los continentes», afirma.
Un arte de la nobleza en Potosí
La repostería ocupaba un lugar destacado en la gastronomía de la nobleza potosina. Rossells describe cómo los banquetes de la época incluían una gran variedad de dulces y pasteles, muchos de los cuales eran elaborados en los conventos. «Los conventos se convierten en especialistas en producir todo tipo de dulces y pasteles», escribe.
«En las recetas de repostería del libro de doña Josepha se emplean camotes y agipas, maní y ayrampo, el chuño en mazamorras, y el maní y pepitas de zapallo para mazapanes y refrescos junto con almendras», detalla Rossells. Uno de los legados más perdurables de este recetario es la empanada, que evolucionó hasta convertirse en la actual empanada boliviana, conocida como «salteña».
La revolución gastronómica en América Latina
Rossells no solo se limita a describir la cocina colonial, sino que también reflexiona sobre el impacto de la colonización en la alimentación de los pueblos indígenas. «Es evidente que los indígenas tuvieron que relegar gran parte de sus costumbres y productos alimenticios por las condiciones laborales y económicas», señala. Sin embargo, la resistencia cultural permitió que muchos de estos productos y técnicas culinarias sobrevivieran.
«La revolución gastronómica más conocida fue la que se produjo en Europa en el marco de la internacionalización y colonización, con la llegada de productos americanos y la transformación de su comida; algunos productos se convirtieron en codiciados e imprescindibles, como el tomate, el cacao, el maní y, principalmente, la papa», puntualizza Rossells. Pero esta revolución también tuvo lugar en América, donde se conformó una cocina mestiza de gran riqueza.
El legado de doña Josepha
El libro de doña Josepha de Escurrechea es más que un recetario; es un documento histórico que nos permite entender cómo la comida fue un vehículo de mestizaje y resistencia cultural. Rossells concluye que «estos proyectos alimenticios están en lucha con la comida llamada ‘basura’, que goza de aparatos de publicidad mundial. Los productos americanos pueden convertirse en grandes atractivos para la industria alimentaria que se encuentra en desarrollo en los países de la región y forma parte del patrimonio cultural».
En un mundo globalizado, donde la comida rápida y procesada amenaza con homogenizar los sabores, el rescate de la cocina tradicional y los productos ancestrales se convierte en un acto de afirmación cultural. El legado de doña Josepha y de la cocina mestiza de Potosí nos recuerda que la comida no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma y la identidad de un pueblo.
Referencias:
Rossells, Beatriz. La olla del mestizaje: Recetas y sociabilidad en el Potosí del siglo XVIII. Nueva Sociedad, 2024.
Rossells, Beatriz. La gastronomía en Potosí y Charcas: siglos XVIII, XIX y XX. Fundación Xavier Albó, La Paz, 2022.
El nuevo largometraje de Carina Oroza Daroca y Ramiro Fierro, explora las heridas de la dictadura boliviana a través de la mirada íntima de dos generaciones de mujeres.
David Lynch ya dejó este mundo, pero su obra está ahí, firme, brillando más y más con el pasar de los años. «Twin Peaks: The Return» (la temporada final de la serie, con 18 capítulos de una hora) no solo fue su último trabajo de gran envergadura en el ámbito audiovisual, sino que además fue su proyecto más ambicioso: en materia narrativa, en magnitud de producción, despliegue territorial, locaciones, elenco, efectos especiales, etc. La suma del todo constituye una obra monumental, con un presupuesto que un cineasta independiente y excéntrico como él probablemente no había conocido en sus proyectos anteriores.
Más allá del debate entre defensores y detractores de esta enorme empresa, cabe destacar el tremendo esfuerzo, pasión y entrega que denota cada plano, cada escena, cada capítulo, por parte de su(s) autor(es). Aquí, más que evaluar o ranquear «The Return» en la filmografía de Lynch, procuramos introducir ideas que permitan abrazar esta rareza de la televisión con una perspectiva contextualizada sobre su temática y su estética dentro de la trayectoria y la época que le tocó vivir a este coloso del séptimo arte.
1. Naked Lynch o Lynch al desnudo: «Twin Peaks» es un fenómeno muy diferente a franquicias como «Star Wars» o «Avengers», excepto por el hecho de que constituye, de igual manera, un «universo extendido», y lo viene haciendo desde que salió la precuela «Fire Walk With Me», antes de que la idea se pusiera de moda. Con «The Return», este universo se expande y se consolida como un auténtico imperio del imaginario lynchiano. Así como hay fans de «Star Wars» que seguramente trataron de levantar piedras mediante la Fuerza, «Twin Peaks» también ha creado fans capaces de inhalar líneas blancas zigzagueantes con la esperanza de entrar a la Black Lodge. Se trata de un show de culto y un territorio donde las obsesiones de su creador se despliegan sin barreras: los dobles se triplican, las cortinas rojas se elevan hasta el infinito, el humo y las luces estroboscópicas invaden la mirada, y la noche impera desatando insospechadas criaturas. En «The Return», a diferencia de la debacle intergaláctica de la franquicia «Star Wars», vemos un cariño, un cuidado meticuloso por el devenir de los personajes que, 25 años después, nos siguen transmitiendo empatía: algunos con una trayectoria crudamente realista, digna de «The Wire» y otros, como se podrán imaginar, no tanto. En «Twin Peaks», con sus picos y sus valles, podemos sumergirnos en el mundo de un Lynch al desnudo: la honestidad y el riesgo que asume al adjudicarse semejante océano de fantasmas sin autocensura ni compromisos son dignos de un verdadero poeta.
2. La pantalla fatal: Como fenómeno televisivo, «Twin Peaks» se adelanta al boom de las series y clausura el mismo 25 años más tarde, dibujando un arco que indica una era dorada de este medio que, quizás la generación X no lo tenía en mente, también había sido transitorio y efímero. La relación de Lynch con la televisión es compleja, marcada por un sentimiento de amor/odio –no olvidar que la primera acción de «Fire Walk With Me» es la bestial destrucción de un televisor, en consonancia con el sabor amargo que dejó a sus autores la injerencia de las cadenas sobre el guion y el aspecto creativo de la serie–. «The Return» no es solo un retorno al (ya) mitológico pueblo fronterizo sino también y, sobre todo, al medio televisivo; se trata casi de una revancha. En ese sentido, no se puede ignorar que este experimento plantea diálogos con varios proyectos del siglo XXI: «Mad Men» en cuanto al exquisito diseño de producción, «Breaking Bad» con respecto al retrato de la crueldad y la violencia, «Game of Thrones», al desplegar una telaraña narrativa diseminada en tiempos y espacios heterogéneos, «The Sopranos», por la mirada «humanista» y onírica del mundo del hampa, e incluso «Stranger Things» o «Dark» por su aproximación desenfadada a lo monstruoso y paranormal.
3. El precio del multiverso: Hoy en día se ha banalizado la idea –cuán peligrosa para una sana vivencia del hecho narrativo– de los famosos multiversos. En lugar de usar esta hipótesis como un comodín para hurgar caprichosamente la relojería del relato, «resucitar» personajes a placer, «rehacer» el presente como si de un trámite se tratara, «The Return» plantea el altísimo costo de una ontología de esa calaña. Convengamos en que, si existieran tales multiversos, el precio que habría que pagar por osar adentrarse en ellos tiene que ser mayor aun que el sufrimiento que produce la fatalidad de la experiencia lineal e irreversible que conocemos: ¿quizás la ominosa consciencia de un sinsentido, de un vacío, de un absurdo (multi)universal donde todo y todos dan igual y, por ende, nada tiene valor? Lynch, a su manera, parece advertir del peligro de ese ardid narrativo, síntoma de un malestar axiológico en la sociedad que no es para tomar a la ligera.
4. De Reagan a Trump, crónica de la pesadilla americana: Si «Blue Velvet» y las primeras temporadas de la serie en cuestión hablaban de una dualidad en la cultura estadounidense –por un lado, las amables casitas y jardines habitados por gente bondadosa y, por otro, el mal hormigueante acosando como una sombra–, el desarrollo posterior de la obra lynchiana escenifica una carretera hacia la perdición de un proyecto de sociedad que se va oscureciendo a velocidades vertiginosas. El Doctor Amp, influencer oriundo de Twin Peaks, encarna la indignación ante un sistema que empobrece, envilece, envenena, engaña, aliena y explota a las masas sonámbulas, mientras ese infame uno por ciento se sigue hinchando los bolsillos a costa de la desaparición de los valores y las bondades prometidas por la utopía reaganiana. Ese parece ser el pozo y esas las aguas puercas que resultaron del experimento neoliberal. Ahora, ¿nos tocará beberlas hasta el fondo y descender o seremos capaces de palearnos –mediante palas doradas– fuera de este charco de heces que nos tiene atrapados en la inmundicia existencial?
5. Al otro lado de la cámara: Además de haber enlistado a una tropa de actores y actrices estelares en el cosmos de su cinematografía junto con nuevos y suculentos fichajes, David Lynch se desafía a sí mismo en su desempeño actoral y da la cara como nunca lo había hecho. Su personaje, Gordon Cole, funciona como una metáfora del propio creador que supervisa, recluta, protege y otorga misiones a sus subalternos con un fin superior que no es sino la obra misma, algo tan misterioso como una rosa azul.
6. Hacer el humor con otro: El viaje del héroe fue y será siempre el núcleo de toda empresa narrativa. La epopeya triunfal y la tragedia desgarradora son los polos dentro de una gama de posibilidades que ofrece una estructura antropológica fundamental: la tendencia innata a contarnos historias. La crisis que se impone sobre la función heroica en la época que vivimos ya fue tratada de manera visionaria en la filmografía de Lynch –basta con analizar el proceso de los protagonistas que va desde «Blue Velvet» (1986) hasta «INLAND EMPIRE» (2006)– y hoy se hace patente en la sucesión de bodrios y aberraciones narrativas que Hollywood pare año tras año en un lento suicidio en tanto que faro del imaginario colectivo. Lynch, para dar cuenta de esta deriva del héroe viril –sin ceder a la «deconstrucción para opas» a lo Disney–, recurre al humor, a su humor: una receta que combina el absurdo kafkiano y esa cándida extrañeza de un Jacques Tati en un contexto marcado por la crueldad y la falta de humanidad. El experimento consolida la primera aproximación «seria» de Lynch a la comedia; el resultado es, como poco, desconcertante.
7. Pinturas negras para el siglo XXI: El final de las grandes guerras trae, a primera vista, un nuevo amanecer, una oportunidad para reencaminar a la especie hacia valores más nobles y luminosos. Lastimosamente, la historia nos prueba una y otra vez que no es así, que ese embrión de una sociedad mejor viene fecundado por un mal latente y de proporciones inconmensurables. Así lo percibió el viejo Goya cuando fue testigo del fin de la carnicería napoleónica y pintó esa ominosa serie de imágenes lacerantes en las paredes de su quinta. En las pinturas negras, el aragonés plasma una sensación de sinsentido universal donde solo el mal parece tener agencia, donde lo heroico solo figura como caricatura deforme y burlesca. Seres contrahechos, sucios, menesterosos, bestiales, casi inhumanos se acumulan y se confunden entre sí en medio de una penumbra espeluznante. Asimismo, en el genocidio atómico llevado a cabo por EEUU con el fin de liquidar el pleito en 1945, Lynch parece descubrir la semilla de una era terminal para el sueño de la razón. El manejo de fuerzas cuánticas, dentro de su mitología personal, ha desencadenado una energía de la que la humanidad no tiene control, tanto en sus implicaciones físicas como espirituales. El famoso capítulo 8, el capítulo negro, da cuenta de esta visión con un nivel experimental inaudito, y añade el nombre de David Lynch en el equipo de los Goyas y los Kafkas; todos productores de una poética tremendamente pesimista sobre la aventura moderna… Una aventura cuyas consecuencias aún no conocemos pero que prometen sucesos de una dimensión insólita en la historia del planeta.
La música de Chappell Roan fusiona pop tradicional con elementos experimentales, destacándose por su estética camp y su apoyo a las diversidades sexuales.
El nuevo largometraje de Carina Oroza Daroca y Ramiro Fierro, explora las heridas de la dictadura boliviana a través de la mirada íntima de dos generaciones de mujeres.
En un hito histórico para la música boliviana, Geronimo Sims, un talentoso cantante de apenas 19 años, se prepara para representar a Bolivia en el prestigioso Festival de Viña del Mar 2025. Será la primera vez que el país participe en la competencia internacional del evento, y Sims, con su canción «Septiembre», busca no solo dejar huella en el escenario de la Quinta Vergara, sino también llevar el nombre de Bolivia a lo más alto del panorama musical latinoamericano.
En una entrevista exclusiva con Escape, de La Razón, Sims compartió su entusiasmo y dedicación hacia este proyecto, que marca un antes y un después en su carrera. «Ser el primer representante boliviano en la competencia internacional de Viña del Mar es muy lindo y un gran orgullo para mí», afirmó el joven artista, quien a sus 19 años ya ha logrado lo que muchos músicos sueñan en toda una vida.
Una vida de perseverancia
Geronimo Sims no es un recién llegado al mundo de la música. Desde los cinco años, comenzó a escribir canciones. A los 16 firmó un contrato con Sony Music, convirtiéndose en el primer artista boliviano de la nueva generación en hacerlo. «La música siempre ha sido lo más importante en mi vida», confesó Sims. «Es mi pasión, mi sueño, y siempre he tenido muy claro lo que quería hacer de mi vida».
Su determinación y talento lo llevaron a trabajar con productores de renombre internacional, como Arturo «Turra» Medina, ganador de un Grammy Latino y conocido por su trabajo con artistas como Carla Morrison, Natalia Lafourcade y Leonel García. Fue en Los Ángeles, en un estudio donde alguna vez grabó Michael Jackson, donde nació «Septiembre», la canción que lo llevará a Viña del Mar. «Es una canción muy llena de esperanza, con un toque de melancolía, pero que habla de reencontrarse», precisó Sims.
Audiovisual
Geronimo Sims en Viña del Mar
Geronimo Sims en Viña del Mar
Un show espectacular
Aunque su presentación en Viña del Mar será breve, por la modalidad del festival, Sims promete un espectáculo inolvidable. «Es un show espectacular el que estamos preparando», aseguró. «Desde lo visual, será una experiencia inmersiva, con pantallas y un cuerpo de baile profesional que se está preparando en Chile», detalló. El joven artista ha estado ensayando sin descanso desde que recibió la noticia de su participación en la cita musical. «No hemos parado ni un solo día con la preparación, baile, canto. Vamos a dar una presentación que lleve no solamente a Bolivia, sino que realmente lleve los valores de los bolivianos, como la perseverancia, el esfuerzo y el sacrificio».
La importancia del apoyo popular
Sims sabe que el apoyo de su país será crucial para su éxito en Viña del Mar. «Lo más importante va a ser la votación», explicó. «El voto del público cuenta como uno más entre los votos del jurado, así que es súper importante que la gente vote». Para asegurarse de que todos los bolivianos sepan cómo apoyarlo, el artista planea subir un tutorial en sus redes sociales con las instrucciones necesarias. «Lo más importante es estar unidos y mostrar que cuando los bolivianos nos unimos, hacemos cosas muy grandes».
Además de la votación, Sims está realizando una gira por los nueve departamentos de Bolivia antes de viajar a Chile. «La gira es gratuita, es para conectar con la gente, para que quienes no me conocen vayan a conocer mi música», dijo. Esta gira no solo es una oportunidad para promocionar su música, sino también para agradecer el apoyo que ha recibido de sus seguidores. «Cada día somos más, hay mucha gente que se suma, y siempre es súper lindo recibir el cariño de la gente».
Fusión de tradición y modernidad
Geronimo Sims define su estilo como pop, pero con una amplia gama de influencias que van desde el folclore tarijeño hasta el rock y las baladas. «Mi música es súper pop, pero me gusta experimentar y traer estilos que tal vez no son pop como tal, acercarlos más hacia el pop», explicó. «Me gusta muchísimo fusionar, combinar y todo, pero lo más importante es que tenemos un proyecto que busca hacer una cara nueva del pop latino».
El artista también destacó la importancia de su equipo en este proyecto. «No solamente soy yo, sino todos los que trabajan conmigo. Tenemos un proyecto hermoso que busca llevar a Bolivia siempre hasta lo más alto, llevar a la música boliviana a lo más grande». Sims cree que Bolivia tiene mucho más que ofrecer al mundo musical más allá del folclore. «Tenemos una cultura súper linda y diversa, pero también tenemos talento y capacidad para competir en todos los géneros, en todas las áreas».
Un futuro prometedor
Con más de 3.2 millones de vistas en YouTube, 2.2 millones de seguidores en TikTok y una creciente base de fans en plataformas como Spotify, Geronimo Sims es un artista que se proyecta en América Latina. Su canción «Septiembre» ya ha alcanzado el número uno en varias listas de reproducción, y su colaboración con la artista boliviana Viudita Moderna, «Lágrimas», fue un éxito rotundo en Radio Disney Bolivia.
Además de su participación en Viña del Mar, Sims tiene grandes planes para 2025, incluyendo el lanzamiento de nuevas canciones y videos. «Se vienen muchas sorpresas», adelantó. «Más canciones, videos y otras novedades que podrán enterarse por todas mis redes y mi sitio web oficial».
Un mensaje de unidad y orgullo nacional
Geronimo Sims no solo va a Viña del Mar como un artista, sino como un representante de la cultura boliviana. «No soy el único boliviano que está yendo, también está Tupay por el lado de la competencia folclórica», recordó. «Los invito a todos a apoyarnos, vamos a dejar a Bolivia en alto, vamos a dejar el nombre de Bolivia en alto y la tricolor en alto».
Con su talento, dedicación y el apoyo de su país, Geronimo Sims está listo para conquistar Viña del Mar y, con ello, abrir nuevas puertas para la música boliviana en el escenario internacional. Como él mismo lo dijo: «Cuando los bolivianos nos unimos, hacemos cosas muy grandes». Y este 2025, en Viña del Mar, Bolivia tendrá la oportunidad de demostrar el punto.