Adulterio
Imagen: Internet
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Un análisis de la trilogía literaria conformada por ‘La Regenta’ de Leopoldo Alas, ‘Anna Karenina’ de León Tolstoi y ‘Madamme Bobary’ de Gustav Flaubert
La trilogía del adulterio está compuesta por La Regenta de Leopoldo Alas, Anna Karenina de León Tolstoi y Madamme Bobary de Gustav Flaubert. Las tres son novelas de larga extensión, en las que dan cuenta de un mundo. Sólo en un caso se utiliza un nombre de ficción para referirse a la realidad. Alas nombra Vetusta a la ciudad donde se desarrollan los acontecimientos, pero se sabe que el lugar que tuvo en mente a la hora de escribir su gran novela fue Oviedo. Dos de las protagonistas comparten el mismo nombre para la protagonista (Anna).
Las tres hacen de los personajes masculinos que son engañados, seres mezquinos, mediocres en sus oficios y con ínfulas de grandeza. Son fácilmente detestados por el lector e incluso se llega a sentir un poco de lástima por ellos. Pero son ellas las verdaderas constructoras del mundo, porque bajo sus deseos cubiertos y visibles, logran al mismo tiempo, describir, analizar y explorar su tiempo y sus circunstancias.
Las ciudades que nos presentan sufren transformaciones sociales y políticas (La Regenta), económicas y desarrollistas (Anna Karenina) y políticas además de científicas (Madamme Bobary). Es conocido el pasaje de los comicios agrícolas de la novela de Flaubert gracias, sobre todo a La orgía perpetua, el ensayo que Mario Vargas Llosa dedicara en su día a la novela que para él lo cambió todo. Y es que en la novela el mundo de la política y sus respuestas frente a la expansión imperial y la demanda de democracia es fantasmal. Su presencia, más que verse, se intuye. Y se presenta en menor medida que en La educación sentimental, donde lo político es el eje sobre el cual se desarrollan sus dos hilos argumentales. En Madamme Bobary, en lugar de ser la política y lo político el centro del debate, se presenta el de la ciencia. Con los avances en medicina inicia la novela y aunque el autor se demora más de una quinta parte del libro en presentar este acontecimiento lo hace con la única finalidad de describir con todo detalle a Charles Bobary, marido de Emma.
Es él quien no puede ser más que un mediocre medico de provincias, y no logra entender los avances de la ciencia y las transformaciones en el orden de la medicina, tratamientos y cirugías. Se resiste a pesar de su juventud en ingresar a la modernidad.
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Por su parte, el mundo militar es de nuevo explorado en la novela de Tolstoi, pero su visión no es tan exhaustiva como en La guerra y la paz, porque los militares aquí son aquellos personajes de carácter y no de destino, que sirven para exponer las reformas políticas y agrícolas que afronta Rusia. La reforma sobre la tenencia, arriendo y uso de la tierra sirven como contrapunto a la intriga de celos, romance y ambición que cubre la vida de Anna Karenina.
En clave de sociología del desarrollo la novela se podría leer como una obra de ficción en la que se ponen ideas que luego serán desarrolladas por Maurice Godelier y Karl Polanyi. Pero, esos debates no le restan fuerza a la novela, hacen, al contrario, un universo más rico intelectual y emocionalmente justificado, porque al leer los debates políticos, económicos, entendemos las motivaciones de los personajes y cómo las fuerzas conservadoras de los ricos sobre los pobres se hacen presentes. Así descubrimos que la protagonista de Tolstoi está motivada por el deseo, por la pasión y por cierto sentido altruista y revolucionario, intentando encontrar razones para que el mundo y la distribución de la riqueza sean diferentes.
Y es aquí cuando La Regenta, Ana Osores, es importante. Primero porque también ella está inconforme con el mundo que le ha tocado por suerte. El mundo de la restauración de la España del siglo XIX. Un tiempo en el que las costumbres, la moral y la identidad estaban marcadas tanto por la riqueza como por el apego a la doctrina católica.
Ana Osores no piensa sino en un modo de entender su mundo repleto de contradicciones, intrigas y apariencias. Está asqueada de ese mundo y pretende romperlo, pero no tiene el poder político para hacerlo, así que instintivamente encuentra que el amor fuera del matrimonio le abre nuevas esperanzas sobre un mundo que resulta más grande y provechoso que el de su ciudad. Este es el debate. No es que el adulterio suceda por las bajas pasiones, sucede porque en principio hay una seducción por el descubrimiento de algo más que aquello que se presenta de manera natural ante los ojos de la protagonista y ese algo más se encarna en dos hombres. Uno rico y viajero que pretende establecer una nueva forma de hacer las cosas y otro, anclado en la figura del magistral. Pero es la contundencia moral y sus dudas y miedos sobre sus propios deseos que hace del magistral el antagonista perfecto. Ambos serán la pareja sobre la cual Alas deposita lo bueno y lo malo, lo antiguo y lo nuevo, lo conservador y lo revolucionario, lo terrenal y lo celestial del mundo que habitan y del cual, cada uno a su manera desean dejar.
Las tres novelas muestran facetas distintas del mundo y del alma humana. Las pasiones no son los únicos motivos para ejercer el adulterio, pero él se presenta como insustituible ante la mirada de propios y extraños.
Las tres protagonistas no son mujeres de su tiempo, son de alguna manera precursoras del porvenir. Por ello, las tres tienen a lo largo de las novelas varias escenas en las que las encontramos leyendo. Se podría decir que mientras los hombres hacen la guerra y se dejan corroer por las intrigas, ellas leen. Leen, en principio, por aburrimiento. Pero luego, por conocer a través de la lectura, un poco mejor los temas sobre los cuales hablan los hombres. Y también leen porque encuentran que es la única manera de conversar intelectualmente con alguien que no les pide que guarden silencio y se dediquen mejor a los besos y al amor.
Otra novela sobre el adulterio que reclama en el acto de lectura un acompañamiento de la pasión. Pasión desmedida y que no guarda silencio es La letra escarlata. Quizá porque es una novela donde los libros y la lectura tienen sentido dado que se tratan de los soportes con los cuales se construirá el nuevo mundo. La novela de Nathaniel Howthorne sirve de contrapunto a las tres anteriores. Primero porque el puritanismo como perspectiva moral no impide que los personajes de la novela salten de las páginas y se los encuentre con más vida que los demás personajes. Además, Hester Prynne (la protagonista) no está narrada desde el punto de vista de un narrador omnisciente que lo conoce todo, sino que está contada por su propia hija. La novela por eso se da el lujo de dudar e ir a tientas en el descubrimiento de la infidelidad y no es tan enfática en algunas apreciaciones. La letra escarlata contiene además por su brevedad frente a las otras tres, rasgos que la hacen más veloz. Las descripciones son medidas y referidas al mundo que se descubre mientras se desarrolla la pasión. En La letra escarlata asistimos a otro tipo de castigo por la infidelidad: el estigma. La letra A que se borda para ser llevada siempre en el pecho.
Texto: Christian J. Kanahuaty
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