Cuando en algún medio de comunicación se habla de El Alto, por lo general se lo hace en relación con la delincuencia, y cuando se toma la palabra de algún alteño para hablar de temas a nivel nacional, se abre el micrófono a exdirigentes sindicales que hoy no tienen ninguna representatividad. Además, poco espacio mediático se da a las distintas facetas de los habitantes de esta urbe, que rompen con los estereotipos sobre el «ser alteño».

La ciudad de El Alto ha sido estigmatizada por prejuicios sociales aún vigentes; también ha sido homenajeada por la «Guerra del Gas» (2003), y hoy muchos la identifican por las llamativas construcciones denominadas «cholets». Pero El Alto es más que eso, y sus habitantes van construyendo su identidad en torno a las transformaciones sociales, políticas y culturales que atraviesa esta joven urbe de Bolivia. Siendo una ciudad resiliente y la segunda más poblada del país, viene encarando el reto de formar sus propios profesionales por medio de la histórica Universidad Pública de El Alto (UPEA).

Comunicación para transformar

La tarea no es sencilla, pero se la viene encarando, y un aspecto fundamental para cambiar la forma en la que se piensa de El Alto, sea desde esta ciudad o desde otros espacios, es la comunicación. En ese sentido, la carrera Ciencias de la Comunicación Social de la UPEA viene desarrollando un trabajo que no se queda en el «encierro académico», sino que asume las profundas transformaciones sociales, políticas y culturales que atraviesa esta ciudad y Bolivia.

Cabe recordar que la carrera de Comunicación (UPEA) tiene sus antecedentes en el año 2000, en el contexto de una lucha social y de un momento clave para la ciudad de El Alto. Inició como mención dentro de la carrera Ciencias del Desarrollo; sin embargo, fue refundada como carrera el 27 de octubre del año 2002, formando parte de las carreras que dieron vida institucional a la UPEA. Se puede decir que surgió como respuesta a las necesidades educativas de una población creciente, socialmente activa y culturalmente diversa. Desde entonces, la carrera ha crecido considerablemente en términos de matriculación, contando actualmente con alrededor de 1,800 estudiantes, siendo así la que cuenta con más población estudiantil del área social de la UPEA.

UPEA

Uno de los rasgos distintivos de la carrera ha sido y es su relación con los movimientos sociales y la política. Muchos de sus estudiantes y docentes han estado involucrados en luchas y reivindicaciones sociales, lo que ha moldeado de cierta forma el perfil del comunicador que se forma en la UPEA: comprometido, crítico y con una fuerte conciencia de los problemas sociales que afectan a su entorno. A pesar de que el contexto educativo, tecnológico y social haya cambiado, el comunicador formado en la UPEA continúa manteniendo ese rasgo.

En sus primeros años de vida, la carrera se enfocó en brindar una formación centrada en los medios tradicionales como la radio, la televisión y la prensa escrita. Su objetivo inicial era formar profesionales capaces de participar en la estructura mediática del país, con un enfoque en el periodismo. Con la llegada de la era digital y el impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC), el perfil del estudiante y del profesional de la comunicación ha cambiado sustancialmente. Hoy en día, los universitarios ya no estudian solo para trabajar en los medios tradicionales, sino que buscan dominar el mundo digital, las redes sociales y la creación de contenido multimedia.

En ese sentido, el plan de estudio de la carrera fue reformado en el año 2010 para incluir áreas como el periodismo digital, la producción audiovisual, el marketing digital, la comunicación institucional y la gestión de proyectos sociales. Este nuevo enfoque se alinea con las nuevas demandas del mercado laboral, que cada vez exige comunicadores capaces de adaptarse rápidamente a las nuevas tecnologías y a las nuevas formas emergentes de comunicación.

Carrera de Comunicación

A pesar de los avances realizados, la situación actual de la carrera no está exenta de desafíos. Si bien el enfoque académico ha evolucionado, la infraestructura física y tecnológica no ha avanzado al mismo ritmo. La carrera enfrenta limitaciones significativas en términos de acceso a equipos de última generación, como cámaras, computadoras, software de edición y estudios de grabación. Estas carencias llegan a limitar las oportunidades de los estudiantes para adquirir habilidades prácticas.

Así, el futuro de la carrera se presenta con varios retos que deben ser abordados para garantizar que los comunicadores formados en la UPEA sean competitivos y agentes de cambio de una ciudad joven que cada vez tiene más protagonismo. Un punto importante es la inversión en infraestructura, pues los estudiantes necesitan acceso a ambientes adecuados y tecnología moderna para dominar herramientas de edición de video, análisis de datos mediáticos y manejo de contenido multimedia, entre otros. Si se deja de lado este aspecto, la carrera corre el riesgo de quedarse atrás en la formación de comunicadores aptos para las nuevas exigencias laborales.

El mundo de la comunicación está en constante cambio y la carrera debe actualizar sus contenidos y enfoques por medio de un congreso. A pesar de que la malla curricular ya incluye contenidos relacionados con las nuevas tecnologías, es necesario incorporar las últimas tendencias en comunicación digital, periodismo de datos, inteligencia artificial aplicada en medios y las nuevas plataformas de distribución de contenido, considerando las experiencias de otras carreras a nivel nacional e internacional.

El Alto

Aunque la carrera se ha consolidado como una formadora de comunicadores comprometidos con la sociedad, los cambios que atraviesa El Alto y el país obligan a que se generen adaptaciones que den lugar a un trabajo académico de la mano con el compromiso social. La ciudad de El Alto necesita comunicadores que puedan encarar los desafíos de la era digital, que trabajen la imagen de las distintas iniciativas productivas alteñas, que establezcan puentes entre la producción académica y el lenguaje cotidiano, que generen espacios de diálogo, que formen opinión con responsabilidad, que produzcan contenidos de alta calidad, que informen con responsabilidad, que hagan relaciones públicas para abrir oportunidades, etc.

Actualmente, la carrera está en pleno proceso de acreditación, un paso fundamental para garantizar la calidad educativa, lo que permitirá actualizar el plan de estudios. Este proceso debe fortalecer el vínculo entre la producción de conocimiento desde la UPEA y las distintas actividades y facetas de la población de El Alto.

Una ciudad pujante como la alteña necesita profesionales de alto nivel, y el campo de la comunicación no está al margen de este desafío. Por ello, a más de 20 años de la fundación de la carrera de Ciencias de la Comunicación Social de la UPEA, la universidad tiene la obligación de ir de la mano con su pueblo, brindando las herramientas teóricas y metodológicas para consolidar el crecimiento y el posicionamiento de nuestra urbe como una de las más importantes de Bolivia. La comunicación es una fuerza de cambio en El Alto, y esto es algo que debe asumirse desde la formación académica.

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