Fantasía Boliviana vuelve al escenario tras siete décadas
Con la participación de Música de Maestros, la Compañía Nacional de Danza (CONADANZ) presenta el espectáculo que hizo historia.
Al acercarse un significativo aniversario para la danza escénica boliviana, el Teatro Municipal «Alberto Saavedra Pérez» abre nuevamente sus puertas para conmemorar los 70 años de «Fantasía Boliviana», la primera revista de danza escénica que marcó un hito en la historia cultural del país. Bajo la dirección de la maestra Yolanda Mazuelos Pool, la Compañía Nacional de Danza (CONADANZ) presenta un emotivo homenaje que busca recrear la magia de aquella revolucionaria propuesta artística nacida en 1954.
«Fantasía Boliviana» surgió en un momento seminal de la historia boliviana, cuando el país atravesaba profundas transformaciones tras la Revolución Nacional de 1952. Don Waldo Cerruto, entonces director del Instituto Cinematográfico Boliviano (ICB), concibió un ambicioso proyecto que conjugaría la danza clásica con las expresiones folclóricas tradicionales. A través de una convocatoria pública, reunió a un elenco excepcional que incluía bailarines de la Escuela Nacional de Danza y Ballet Oficial, bajo la dirección de la reconocida maestra Chelita Urquidi.
Lo que comenzó como una propuesta innovadora se convirtió rápidamente en un fenómeno cultural sin precedentes. El espectáculo, que fusionaba la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional, la música autóctona de «Los Cebollitas» —un conjunto formado por voceadores de periódicos— y las interpretaciones del dúo «Las Imillas», conquistó al público paceño con 42 funciones consecutivas a sala llena. El éxito fue tal que la compañía emprendió una gira internacional, llevando la riqueza cultural boliviana a Paraguay, Uruguay y Argentina.
Historia
La maestra Yolanda Pool, quien formó parte del elenco original, asume ahora la dirección de este homenaje que busca tender un puente entre aquella época dorada y las nuevas generaciones de bailarines. El espectáculo contará con la participación especial de figuras históricas como Norah Camacho y Morayma Ibáñez, testigos y protagonistas de aquella primera «Fantasía Boliviana».
La puesta en escena actual, que se presentará los días 6 y 7 de noviembre próximos, recupera elementos emblemáticos del montaje original mientras incorpora una visión contemporánea. La Orquesta Música de Maestros, bajo la dirección de Rolando Encinas, asume el desafío de interpretar el repertorio que originalmente ejecutara la Orquesta Sinfónica Nacional, mientras que los actores Raúl Beltrán y Roberto Espinal recrearán los memorables momentos que antaño protagonizaran Tito Landa y Lucho Espinoza.
Este homenaje no solo representa un acto de memoria histórica, sino que también constituye un reconocimiento a aquellas generaciones pioneras que sentaron las bases de la danza escénica en Bolivia. A través de esta producción, CONADANZ reafirma la vigencia y el valor del legado artístico de «Fantasía Boliviana», una obra que hace siete décadas demostró que la fusión entre la técnica clásica y las raíces folclóricas podía alcanzar los más altos estándares de calidad escénica.
La directora de CONADANZ, la maestra Yolanda Mazuelos Pool, brindó una entrevista exclusiva al suplemento Escape, de La Razón, en la cual brinda los detalles de la nueva puesta en escena del celebrado espectáculo musical.
—¿Cuál es la historia de los inicios de Fantasía Boliviana, allá en los primeros años después de la Revolución Nacional de 1952? ¿A quiénes se les ocurrió la idea y qué los motivaba?
«Fantasía Boliviana» se inició el año 1954, bajo la dirección y producción de Waldo Cerruto, director del Instituto Cinematográfico Boliviano (ICB). Fue una propuesta de Waldo Cerruto, quien pensaba en tener un espectáculo que permitiera mostrar la imagen de Bolivia hacia afuera con un alto nivel, como los espectáculos que había podido ver en el exterior. Era mostrar Bolivia en su proceso revolucionario.
—Usted menciona que hubo cierta tensión inicial cuando don Waldo Cerruto seleccionó bailarines con formación clásica para el elenco original. ¿Cómo se resolvió esta situación?
Según la señora Yolanda Pool y Morayma Ibáñez, doña Chela Urquidi, que tenía su Academia de Danzas Folclóricas, fue convocada para dirigir el elenco. Ella se incorporó al proyecto con sus bailarinas para que integren el elenco del ICB.
Don Waldo Cerruto prefirió convocar mediante la prensa a una audición de bailarines y bailarinas. Allí se presentaron bailarines de la Academia Nacional de Danza y Ballet Oficial que pertenecía al Ministerio de Educación. Todos ellos y ellas tenían una formación de técnica clásica que a don Waldo Cerruto le pareció el grupo apropiado para hacer un trabajo escénico más depurado, con mejor manejo de brazos, pies, cabeza, y realizar pasos de la técnica clásica adecuados para las danzas, por ejemplo, los k’usillos, la diablada y los macheteros. Y la contextura física de estos bailarines era muy atlética, por lo que comentan las bailarinas de esa revista.
—¿Cómo fue la recepción del público dentro y fuera de Bolivia que tuvo Fantasía Boliviana?
En el público local se había generado una importante expectativa, pues comentan que en el paseo de El Prado, a partir del mes de diciembre de 1954, amanecía pintada sobre la avenida «Ya viene, ya llega Fantasía Boliviana». Cabe señalar que todas y todos ensayaban sabiendo que eran el elenco del ICB; no sabían aún que sus ensayos eran para la revista «Fantasía Boliviana». Se enteraron unos días antes de su primera presentación, que fue un ensayo del espectáculo con público invitado: los cadetes del Colegio Militar.
Tuvieron un mes de actuación en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, con funciones de matinée, tanda y noche. Según la prensa, fueron 42 actuaciones. Después viajaron a Cochabamba y Oruro con el mismo éxito. A su retorno del viaje al interior, ingresaron al Cine Teatro Monje Campero y Cine Teatro Tesla, porque no había disponibilidad del Teatro Municipal. En noviembre de 1955 viajaron a Asunción del Paraguay, Montevideo (Uruguay) y Buenos Aires (Argentina) con actuaciones exitosas también, como se encuentra en la prensa de esas ciudades y lo que logramos encontrar en la prensa nacional de esa época.
El año 1956, a su retorno de su gira por los países vecinos, la revista dejó sus actividades artísticas, y el año 1957 el ICB también dejó de funcionar.
—Después de 70 años, ¿qué elementos de las coreografías originales de Fantasía Boliviana considera que han influido en la danza folclórica boliviana actual?
Todo el repertorio de «Fantasía Boliviana» se ha continuado replicando, porque los que fueron bailarines continuaron sus actividades con la Academia privada de Chela Urquidi y formaron a nuevas generaciones en las danzas que habían interpretado. A la fecha, muchas de las danzas continúan vigentes en las agrupaciones que hacen danzas escénicas.
—Como directora del actual homenaje, ¿qué aspectos del montaje original ha decidido mantener y cuáles ha adaptado para el público contemporáneo?
Recrearemos «La Alasita» en nuestra versión, pero bajo la idea propuesta por doña Chelita Urquidi. También interpretaremos La Diablada, en nuestra versión, que era su número éxito y de cierre de «Fantasía Boliviana». La coreografía, señalan, fue hecha por Eduardo Mazuelos, quien fue profesor de muchos de los bailarines de CONADANZ y a quien le debemos mucho por el amor que transmitió por la danza y la responsabilidad que se debe tener en esta actividad.
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—¿Qué diferencias existen ahora en la parte musical, siendo que la Orquesta Sinfónica Nacional fue la intérprete en la década de 1950 y ahora es Música de Maestros? ¿Cómo se sustituye el papel que jugaron el conjunto Los Cebollitas y el dúo Las Imillas?
De la revista «Fantasía Boliviana» tendremos la pieza de obertura que era el Chokolulu, que era interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional, que acompañaba la revista. Esta pieza será interpretada por Música de Maestros con su propia modalidad musical por el trabajo orquestal que realiza el director Rolando Encinas. La música interpretada por Los Cebollitas, quienes, para representar al país, tuvieron el nombre de Sikuris del Altiplano, será interpretada por Música de Maestros, pues tiene un buen grupo de vientistas. Para el dúo Las Imillas, tenemos la dicha de contar con Norah Camacho, segunda voz del dúo, y la participación de Beatriz Méndez, cantante lírica.
—Considerando su experiencia, ¿qué mensaje quisiera transmitir a las nuevas generaciones de bailarines folclóricos bolivianos?
El mensaje es que pensemos que dedicarnos a las artes, en este caso practicar danzas bolivianas en escenario, tiene que llevar el mensaje de unidad en su diversidad, que parece un cliché, pero es necesario recuperar al país, respetando las identidades originarias y mestizas de occidente y de oriente que enriquecen nuestro acervo cultural boliviano. Además, reconocer que hemos tenido una generación de 1954, que fueron los pioneros en la danza folclórica boliviana y ahora continuamos su huella. Esa es la importancia de investigar e identificar a nuestros antecesores.