Monday 24 Mar 2025 | Actualizado a 10:43 AM

Moana 2

/ 14 de diciembre de 2024 / 21:36

El destacado crítico de cine, Pedro Susz, escribe sobre la última aventura de la princesa isleña.

Al parecer, los resultados taquilleros conseguidos en 2016 por la versión original de la aventura dibujada y musicalizada de la heroína de origen polinesio que le da título a la película sorprendieron a la productora Disney, al haber ingresado a sus arcas 665 millones de dólares, lo cual supuso una impensada ganancia del 400 % en relación con lo invertido en la producción.

Desde entonces, la posibilidad de una secuela anduvo dando vueltas, hasta que, dos años atrás, se resolvió reflotar la historia a través de una serie de televisión destinada a exhibirse en Disney+ (Disney Plus), la plataforma de streaming puesta en el aire por la empresa del tío Walt en el ínterin. Su destino cambió por razones nunca explicadas, si bien puede atribuirse a la falta de proyectos fílmicos potencialmente llamativos, sobre todo desde el punto de vista de su rentabilidad, que se tenían engavetados.

Así, con un apresuramiento y una impersonalidad puesta en evidencia por Moana 2, de principio a fin, en su descuidado y superficial armado dramático, el material pensado para dar pie a cierto número de entregas sucesivas acabó siendo convertido en un largometraje, comparativamente breve con la duración promedio de los productos fabricados en el presente para la pantalla grande. En definitiva, la narración insume cerca de 100 minutos, sin dejar en ningún momento de parecer un incongruente rejunte de anécdotas a medio hacer. Esto puede sospecharse debido a no haber retrabajado el guion televisivo ni retejido la trama, por ende, de cara al segmento del ecosistema comunicacional hacia el cual finalmente se decidió enrumbar esta secuela.

Moana, su historia

El original exhibía un marcado interés por adentrarse en la cultura y la cosmovisión de los habitantes de Oceanía, ahora últimamente a menudo erróneamente denominada Australasia, continente insular compuesto por 14 países sin fronteras comunes o que son islas, y reducido, en las escasas informaciones difundidas por los medios, a una suerte de exótico paraíso turístico merced a sus atractivas playas, desfiladeros y cascadas, escenarios una y mil veces fotografiados para despertar el apetito de los eventuales viajeros, incitados a tomarse algunos días disfrutando de sus encantos. Pero las aludidas características del escenario elegido para ambientar Moana determinan naturalmente que las relaciones de su población con el inmenso océano tengan un peso especial en los imaginarios colectivos.

Tal vez por ello, se incorporó al trío a cargo de la dirección de Moana 2 a Dana Ledoux Miller, originaria de Samoa, uno de los países de dicho continente.

La secuela comienza a carretear cuando, tres años después de su viaje precedente, Moana, quien deja trascender la trama, luego de varias excursiones solitarias por el océano Pacífico, acaba de enterarse, a través del mensaje de sus ancestros, de una ya antigua maldición de Nalo, dios de las tormentas, quien dispuso aislar las islas y a sus habitantes, impidiendo que puedan mantener las relaciones que fueron alguna vez el nutriente esencial de sus culturas.

Especialmente afectada resultó Motufetu, isla mítica y suerte de eje en torno a la cual se articulaban todas las demás, pero que acabó sumergida con todos sus moradores de la tribu Motui, sin haber podido ser encontrada por tres generaciones sucesivas.

Argumento de Moana 2

Entonces, la protagonista, quien continúa hablando con la voz de la muy expresiva actriz y cantante Auli’i Cravalho, resuelve volver a zarpar, emprendiendo una suerte de renovada peregrinación en procura de dar con las raíces de su civilización. Se despide de su madre Sina y su padre Tui, lanzándose a la aventura acompañada de sus entrañables mascotas, el cerdito Pua y el gallo Hei Hei, así como de un flamante grupo de dudosos marineros: el gruñón granjero Kele, la arquitecta Loto y el avispado guerrero Moni, furibundo admirador del legendario corpulento y petulante semidiós Maui, otra vez con la voz de Dwayne Johnson, quien, al transcurrir el relato, será rescatado de la cárcel donde lo mantiene prisionero la villana bruja Matangi, conocida como “señora murciélago”, volviendo a entrecruzarse así el destino de los dos personajes centrales del original.

Forma asimismo parte de la expedición Simea, la pequeña y en demasía azucarada hermana de Moana, quien cobrará un protagonismo importante buscando concitar la atracción de la platea y pasar a ser el gancho central de la campaña de mercadeo apuntada a los niños de la película y todos los otros productos (juguetes, figuras adhesivas y un largo etcétera) que, de seguro, irán saliendo al mercado.

En el trayecto, como otra de las referencias al capítulo precedente, vuelven asimismo a producirse varios iniciales encontronazos con los Kakamora, pequeños forajidos con forma de coco algo parecidos a los Minions. Sin embargo, en esta oportunidad, acabarán haciéndose cómplices de la caótica aventura.

Dirección

Mencioné antes de pasada al trío a cargo de la dirección de Moana 2. Pues, en efecto, a los dos guionistas y tres autores de la historia se sumaron un número igual de realizadores(as). Sin embargo, al parecer, semejante cantidad de responsables en el armado de la película derivó en una mera acumulación de ideas sueltas o, como reza el adagio popular, “muchas manos en un plato causan mucho arrebato”.

Incluso acaban invisibilizados, en la indigerible mixtura de anécdotas y situaciones sueltas abordadas por una trama inexistente en el sentido preciso del término, los aportes de la ya mencionada realizadora samoana Ledoux Miller, reclutada, supongo, para formar parte del terceto responsable de orquestar la puesta en imagen, presuntamente debido a su conocimiento al detalle de las también colacionadas referencias culturales propias de la particular interacción cotidiana de los habitantes de las islas de Oceanía con ese omnipresente mar que las rodea, ya sea, según el momento del transcurso histórico, distanciándolas o relacionándolas.

Sin duda, si la versión original de 2016 atrajo tanto a los espectadores y obtuvo unánimes críticas positivas, ello se debió a que eludía el recurrente recurso de Disney consistente en trasladar a la pantalla los más que conocidos cuentos de hadas publicados en el viejo continente, centrando, por el contrario, su novedosa mirada en la cosmogonía polinesia que, penosamente, en Moana 2 acaba diluida en los desperdigados avatares de un viaje sin rumbo.

Un periplo

El reiterativo sube y baja del relato, saltando de un episodio al siguiente sin relación con el anterior, mientras se multiplican los gigantescos monstruos, espectros, divinidades y duendes con los cuales va tropezando la protagonista en su periplo hacia la nada, no solo conspira contra la continuidad de la puesta en imagen, sino que, adicionalmente, levanta un infranqueable muro a la factibilidad de que el espectador consiga establecer el más mínimo enlace emocional con alguno de esos seres vagantes en el vacío, asomando de pronto y desapareciendo casi de inmediato.

No bien comienza el viaje en busca de la sumergida Motufetu, el caos se apodera de la narración, brincando de un escenario a otro y de un ingrediente dramático, dejado a medias, a otro distinto que correrá la misma suerte. Es como si los tres encargados de la realización hubiesen conspirado poniéndose de acuerdo en parir la peor película posible. O simplemente se limitaron a seleccionar los trozos preferidos de cada uno, sacados de la historia bocetada para la serie televisiva que no fue, pegándolos al azar, sin afán alguno por armar un largometraje consistente, con el debido acabado de un resultado en condiciones de provocar la inmersión del espectador en los sucesos narrados.

Tratándose de un musical, asimismo se presume que las melodías ameritaban cuando menos tener un nivel relativamente equiparable al de las composiciones aportadas al original por Lin-Manuel Miranda. Pues no. Daría la impresión de que Mark Mancina, señalado en los créditos como el encargado del rubro esta vez, se limitó a consultar un manual en el cual se define el género como un relato donde alternan el drama, la aventura y canciones, a resultas de lo cual optó por insertar a la fuerza en la trama una composición extravagante cada 10 minutos, sin importar si cada uno de tales insertos adiciona el enésimo desvío desconcertante a la inconsistencia del acabado. Y algo similar acontece con los apuntes humorísticos, igualmente sosos.

Personajes

La multiplicación de quebradizos personajes secundarios, sin identidad ni justificación dramática, es otro de los síntomas de la apresurada decisión de convertir una serie para la pantalla chica en una hechura destinada a las salas. Así, uno termina preguntándose qué diablos hacen a bordo de un pequeño bote ese irritable granjero Kele o Pua, el puerco, al igual que buena parte de otras apariciones, semejando intromisiones entrepapeladas de algún otro libreto.

En cuanto a la animación, la secuela mantiene el atractivo visual de lo que ahora pasaría a ser la precuela de una postiza saga, o incluso lo acentúa merced al presupuesto asignado por Disney a la producción. Sin embargo, cualquiera de los grandes estudios cuenta con los recursos suficientes para invertir en las tecnologías utilizadas en la materia y, en consecuencia, el empaque formal en sí mismo no amerita mayores loas, pudiendo ser, como es en la realización comentada, apenas el lujoso envoltorio del paquete cuyo contenido —la historia, la contextura de los personajes, la ingeniosidad de las aventuras y la simbiosis entre la música y aquellas— distan una enormidad de estar a la altura. Por lo demás, en todos esos aspectos, Moana 2 se halla muy por debajo de su menos costosa antecesora.

No deja de ser llamativo que Nalo, el bellaco mayor causante de la tragedia que Moana intentará enmendar, no aparezca en ninguna secuencia, siendo visualmente metaforizado por los amenazantes rayos y las oscuras nubes rondantes en todos los sitios por donde Moana y Maui deambulan. Pero la incógnita es respondida por una escena insertada en los créditos finales, la cual tiene sabor a una amenaza, pues anuncia un próximo tercer viaje de la heroína; vale decir, deja abierta la puerta a estrujar de nuevo las expectativas sembradas por el recuerdo del original.

En conclusión, resulta inútil esperar alguna maravilla cinematográfica. Solo hay lugar para temer otra muy publicitada manipulación de la nostalgia con fines pura y exclusivamente numéricos, es decir, lucrativos, aparte de mantener vigente a una empresa ayuna de proyectos originales atractivos.

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Ecuador: un viaje inolvidable a ‘cuatro mundos’

Con apenas 283 mil km², el país alberga cuatro regiones naturales: las Islas Galápagos, la Amazonía, la costa del Pacífico y la majestuosa región andina.

/ 22 de marzo de 2025 / 23:35

Bajo el lema “Un destino, cuatro mundos”, Ecuador busca posicionarse como uno de los países más privilegiados y diversos de Sudamérica. Esto, gracias a la coexistencia de cuatro regiones naturales que invitan a los viajeros a vivir múltiples experiencias en un solo país. Desde la majestuosa región andina hasta las paradisíacas Islas Galápagos, pasando por la costa del Pacífico y la exuberante Amazonía, este pequeño gran país es un mosaico de biodiversidad y riqueza cultural.

La Embajada de Ecuador en Bolivia, a través de su embajadora Mirian Esparza, destacó que Ecuador ha asumido un compromiso sólido con el desarrollo sostenible, valorando sus recursos naturales, sociales y económicos. “En Ecuador creemos en un futuro para todos. Por eso protegemos los recursos naturales y ejercemos acciones conscientes que promueven la sostenibilidad. Aquí la biodiversidad no es solo un atributo, sino parte de nuestra identidad”, aseveró Esparza.

Ecuador, con apenas 283 mil kilómetros cuadrados, alberga ecosistemas únicos y culturas milenarias que reflejan la fusión entre naturaleza e historia. El visitante puede, en un solo viaje, recorrer volcanes andinos cubiertos de nieve, selvas amazónicas llenas de vida, playas vírgenes del Pacífico y las icónicas Islas Galápagos, consideradas un laboratorio viviente de la evolución.

Galápagos: la joya del Pacífico

A tan solo 1.000 kilómetros de la costa continental, las Islas Galápagos representan uno de los destinos más emblemáticos del mundo. Declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 1978, las islas son un verdadero santuario de biodiversidad. Allí, especies únicas como las iguanas marinas, los piqueros de patas azules y las tortugas gigantes conviven en armonía en un entorno casi inalterado por el ser humano.

Este archipiélago es el lugar ideal para los amantes de la naturaleza y la aventura, ya que ofrece actividades como el buceo con tiburones martillo, snorkel entre lobos marinos y caminatas por paisajes volcánicos. Además, la riqueza marina que rodea las islas convierte a Galápagos en uno de los destinos más codiciados para la investigación científica y el ecoturismo. Estos lugares son famosos por ser donde Charles Darwin realizó las observaciones que lo llevaron a desarrollar su teoría de la evolución por selección natural.

La Amazonía en Ecuador, la selva que respira vida

Otra de las joyas que Ecuador ofrece al mundo es su exuberante Amazonía. Esta región es el hogar de más de 500 especies de aves, una increíble variedad de mamíferos, reptiles y peces de agua dulce, así como de comunidades indígenas que han preservado sus costumbres ancestrales. Aquí, los visitantes pueden sumergirse en un entorno selvático a través de caminatas ecológicas, recorridos en canoa por ríos cristalinos y visitas a reservas naturales que protegen la vida silvestre.

“El turismo en la Amazonía se desarrolla bajo principios de sostenibilidad y respeto por las culturas locales. Es una experiencia transformadora que conecta al visitante con la esencia de la vida en la selva”, puntualizó la embajadora Esparza.

Playas y gastronomía de clase mundial

La costa ecuatoriana es un destino perfecto para quienes buscan relajarse en playas de arena dorada y aguas cálidas. Balnearios como Salinas, Montañita o Puerto López atraen cada año a miles de turistas que disfrutan del sol, el surf y la vibrante vida nocturna. En la costa también es posible avistar ballenas jorobadas entre junio y septiembre, un espectáculo natural que cautiva a viajeros de todas partes del mundo.

Además de sus playas, la región costera de Ecuador es famosa por su gastronomía. Platos como el ceviche, el encocado de pescado y el bolón de verde reflejan la fusión de sabores del mar y la tierra, convirtiéndose en una experiencia culinaria inolvidable.

Los Andes: cultura y paisajes majestuosos

La región andina de Ecuador está llena de contrastes y riqueza cultural. Quito, su capital, es la primera ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, gracias a su bien conservado centro histórico colonial. Sus iglesias barrocas, plazas adoquinadas y museos ofrecen un recorrido por la historia del país.

En la sierra ecuatoriana también destacan destinos como Cuenca, conocida por su arquitectura colonial y su tradición artesanal; y Otavalo, célebre por su mercado indígena, uno de los más grandes de Sudamérica. Además, para los aventureros, la Avenida de los Volcanes ofrece la posibilidad de escalar cumbres icónicas como el Cotopaxi y el Chimborazo, este último considerado el punto más cercano al sol desde el centro de la Tierra debido a la forma elipsoidal del planeta.

La puesta de Ecuador por el turismo responsable y sostenible

La propuesta turística de Ecuador no solo busca deslumbrar con su diversidad, sino también educar sobre la importancia del turismo responsable. Desde la página oficial “Ecuador Travel”, los viajeros pueden acceder a información detallada sobre destinos, tipos de turismo —como el cultural, de aventura y de naturaleza—, actividades recomendadas y sugerencias para minimizar el impacto ambiental durante su visita.

“El turismo que promovemos es consciente y respetuoso, basado en la convivencia armoniosa con el entorno y las comunidades locales”, enfatizó la embajadora Esparza.

Ecuador de puertas abiertas

Ecuador es hoy un ejemplo de cómo un país pequeño puede ofrecer una gran diversidad de experiencias en poco tiempo y espacio. Con una infraestructura turística en constante desarrollo y un enfoque centrado en la sostenibilidad y la hospitalidad, el país sudamericano invita a los turistas bolivianos y del mundo entero a descubrir sus “cuatro mundos”.

“Ecuador es una tierra que celebra la diversidad en todas sus formas: en sus paisajes, su gente, su gastronomía y sus tradiciones. Invitamos a todos a explorar un destino donde cada viaje se convierte en una historia que vale la pena contar”, concluyó Esparza.

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Adiós a George Foreman, leyenda del boxeo e ícono cultural

La leyenda del boxeo falleció el pasado viernes a los 76 años. Nacido en Texas en 1949, ganó el oro olímpico en 1968 y se coronó campeón mundial de peso pesado en 1973 al vencer a Joe Frazier.

/ 22 de marzo de 2025 / 21:57

El mundo del deporte y la cultura popular se vio conmocionado por el fallecimiento de George Foreman, el pasado viernes. El legendario boxeador y empresario estadounidense dejó este mundo a los 76 años. Foreman no solo fue un ícono en el ring, sino que también dejó una huella imborrable en la sociedad gracias a su carisma y espíritu emprendedor.

Foreman nació el 10 de enero de 1949 en Marshall, Texas. Su carrera en el boxeo comenzó a tomar forma cuando ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México en 1968, en la categoría de peso pesado. Este logro lo catapultó a la escena internacional y e hizo de él uno de los boxeadores más prometedores de su época.

Foreman, leyenda del boxeo

En 1973, Foreman se coronó como campeón mundial de peso pesado al derrotar al entonces impresionante Joe Frazier en Kingston, Jamaica. Esta victoria lo estableció como una fuerza dominante en el mundo del boxeo. Sin embargo, su reinado como campeón fue interrumpido en 1974 por Muhammad Ali en la mítica pelea conocida como «Rumble in the Jungle», celebrada en Zaire (actual República Democrática del Congo). Aunque perdió, esta pelea se convirtió en un momento histórico en el boxeo y en la cultura popular.

Durante siete rounds Foreman tuvo a Alí contra las cuerdas, golpeándolo con todo lo que tenía. En el octavo asalto estaba agotado. Alí supo que llegaba su momento y con una combinación brutal noqueó a su rival en un final épico.

Después de una pausa en su carrera, Foreman regresó al boxeo en la década de 1980 y, en un giro inesperado, se convirtió en el campeón mundial de peso pesado más viejo de la historia al derrotar a Michael Moorer en 1994, a la edad de 45 años. Este logro no solo fue un testimonio de su dedicación y perseverancia, sino que también lo convirtió en un modelo a seguir para muchos atletas que buscan prolongar sus carreras.

Legado empresarial

Fuera del ring, Foreman se hizo famoso por su incursión en el mundo empresarial, particularmente con la «George Foreman Grill». Esta parrilla portátil, diseñada para cocinar hamburguesas y otros alimentos de manera rápida y saludable, se convirtió en un fenómeno de ventas. Desde su lanzamiento en 1994, se han vendido más de 100 millones de unidades en todo el mundo, generando una fortuna para Foreman y convirtiéndolo en un referente cultural.

La «George Foreman Grill» no solo fue un éxito comercial, sino que también cambió la forma en que las personas cocinan en casa. Su diseño innovador, que permite drenar la grasa de los alimentos, lo convirtió en un producto favorito entre aquellos que buscan opciones saludables. Además, Foreman se convirtió en un rostro familiar en la televisión, promocionando su producto en anuncios que mostraban su carisma y personalidad.

Impacto cultural

El impacto de George Foreman en la cultura popular trasciende su carrera en el boxeo y su éxito empresarial. Se convirtió en una figura icónica mencionada en programas de televisión, películas y música. Su nombre se ha utilizado como sinónimo de éxito y perseverancia, inspirando a generaciones de atletas y empresarios.

Además, Foreman ha sido un defensor de la salud y el bienestar, utilizando su plataforma para promover estilos de vida más saludables. Su legado también incluye su trabajo como ministro ordenado, dedicándose a ayudar a su comunidad.

Tributos

El fallecimiento de George Foreman ha generado un torrente de tributos de todo el mundo. Figuras del boxeo, empresarios y personalidades de la cultura popular han expresado sus condolencias y han recordado su legado como un hombre que trascendió el deporte para convertirse en un ícono cultural.

«Condolencias a la familia de George Foreman. Su contribución al boxeo y más allá nunca será olvidada», escribió Mike Tyson en la red X.

Su legado no solo se mide por sus logros en el ring o en el mundo empresarial, sino por la inspiración que ha sido para millones de personas. Foreman demostró que, con determinación y perseverancia, es posible superar obstáculos y alcanzar el éxito en múltiples facetas de la vida.

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El trasfondo filosófico de Mickey 17 y la humanidad actual

La película de Bong Joon-ho critica el utilitarismo extremo, los neofascismos modernos y la alienación tecnológica.

/ 22 de marzo de 2025 / 21:44

La última obra del director Bong Joon-ho, Mickey 17, trasciende el entretenimiento para sumergirse en preguntas incómodas sobre la identidad, la ética tecnológica y las estructuras de poder. A través de su protagonista, un clon “prescindible” en una colonia espacial, la película entrelaza ciencia ficción distópica con una reflexión mordaz sobre los dilemas que enfrenta la humanidad en el siglo XXI. 

El núcleo filosófico de Mickey 17 gira en torno a la pregunta clásica: ¿qué nos hace humanos? Mickey Barnes (Robert Pattinson) es un trabajador replicado mediante una impresora 3D cada vez que muere en misiones peligrosas en el planeta Niflheim. Aunque cada clon hereda los recuerdos de su versión anterior, las iteraciones desarrollan personalidades divergentes: Mickey 17 asume un rol sumiso, mientras que Mickey 18 adopta una rebeldía visceral. 

Este planteamiento evoca el paradigma del Barco de Teseo: si reemplazamos cada parte de un objeto, ¿sigue siendo el mismo? La película traslada esta paradoja a la conciencia humana. Como señala la novela original de Edward Ashton, Mickey7, la flexibilidad del cuerpo físico ante la clonación desafía la noción de identidad única. En un mundo donde empresas como Neuralink exploran la integración cerebro-máquina, el film advierte sobre los riesgos de trivializar la individualidad ante avances tecnológicos sin regulación ética. 

La ética de la inmortalidad en Mickey 17

La condición de “prescindible” de Mickey subvierte el valor tradicional de la vida. Al morir y renacer repetidamente, su existencia se reduce a un recurso intercambiable para beneficiar a la élite colonizadora. Esta dinámica refleja una crítica al utilitarismo extremo, donde la vida humana se valora solo por su productividad. 

Sin embargo, la película también explora cómo la proximidad a la muerte define nuestra humanidad. En una escena memorable, Nasha (Naomi Ackie) acompaña a Mickey en sus últimos momentos dentro de una cámara de aislamiento, recordándole que incluso en la repetición, cada vida merece dignidad. Este contraste cuestiona la obsesión contemporánea por la longevidad y el transhumanismo: si la muerte pierde su significado, ¿qué nos impulsa a actuar con compasión? 

Un espejo de los neofascismos modernos 

El líder de la colonia, Kenneth Marshall (Mark Ruffalo), encarna un neofascismo espacial. Su plan para crear un “planeta purificado” mediante eugenesia y exterminio de formas de vida nativas (“creepers”) evoca discursos actuales sobre pureza racial y exclusión. La película dibuja un paralelismo con movimientos políticos que promueven narrativas de superioridad, utilizando a Mickey como instrumento desechable para mantener el statu quo. 

La impresora de clones en Mickey 17 opera como metáfora de la alienación tecnológica. Aunque la colonia depende de esta máquina para prosperar, su uso refleja una desensibilización ante el sufrimiento ajeno. Timo (Steven Yeun), un compañero de tripulación, personifica esta indiferencia al abandonar a Mickey 17 en una grieta, asumiendo que los “creepers” lo devorarán. 

Este tema resuena en debates actuales sobre inteligencia A y automatización. ¿Hasta qué punto normalizamos la explotación de seres humanos —o algoritmos— en nombre del progreso? La película apunta a que, sin un marco ético sólido, la tecnología puede perpetuar jerarquías destructivas. 

Colectivismo versus individualismo

Los habitantes nativos de Niflheim, inicialmente vistos como amenazas, revelan una inteligencia colectiva que contrasta con el egoísmo humano. Al rescatar a Mickey 17, demuestran empatía incluso hacia quienes invaden su territorio. Este giro narrativo desafía la visión antropocéntrica de la superioridad humana. La idea subyacente es que la supervivencia a largo plazo depende de integrarnos —no de imponernos— a los ecosistemas. 

Bong Joon-ho cierra la película con un atisbo de esperanza: la destrucción de la impresora de clones y la caída de Marshall simbolizan un reinicio hacia una sociedad más equitativa. Sin embargo, este optimismo es cauteloso. Al igual que en Parasite, la estructura de poder se derrumba, pero no hay garantías de que lo que surja sea mejor. 

Mickey 17 es una advertencia. Nos recuerda que cada salto tecnológico debe ir acompañado de un debate sobre qué valores definen nuestra humanidad y cómo hilamos nuestro porvenir. Sin esto, un mañana distópico puede ser hechura humana y no un producto de alienígenas.

La película, en última instancia, no ofrece respuestas, sino que invita al espectador a cuestionar: ¿Estamos usando la tecnología para emancipar o para oprimir? ¿Valoramos la vida solo cuando es escasa? Y, sobre todo, ¿qué sacrificios éticos estamos dispuestos a aceptar en nombre del “progreso”?

La dirección de Bong Joon-ho

Bong Joon-ho, el aclamado autor cinematográfico coreano detrás de obras maestras como Parasite y Snowpiercer, sorprende nuevamente con la entrega de Mickey 17. Esta aventura espacial profundiza en su estilo característico de mezclar géneros y reflexiones sociales.

Bong Joon-ho es conocido por su capacidad para fusionar géneros y crear narrativas complejas que desafían las expectativas del público. En Mickey 17, este enfoque innovador se manifiesta en la forma en que aborda temas como la clonación, el colonialismo y la resistencia.

La puesta en escena de Mickey 17 es una de sus características más destacadas. El equipo de producción, liderado por Fiona Crombie, diseñó un entorno espacial que combina elementos futuristas con referencias reconocibles del mundo actual. La impresora humana, por ejemplo, se inspiró en aparatos médicos y máquinas de tejido, creando una sensación de familiaridad dentro de lo desconocido.

La nave espacial, con su arquitectura laberíntica y funcional, refleja la vida precaria de sus ocupantes. Crombie explicó que el diseño buscaba crear un contraste entre la rigidez de la tecnología y la irregularidad del entorno humano. Este enfoque visual no solo realza la narrativa, sino que también invita al espectador a reflexionar sobre cómo la tecnología puede moldear nuestras vidas, ya sea de maneras tanto liberadoras u opresivas.

Cinematografía de Mickey 17

La cinematografía de Mickey 17 gira en torno a transmitir el estado emocional de los personajes y el ambiente desolado del planeta Niflheim. Los paisajes helados y capturados con una paleta de colores fríos y sombríos, evocan una sensación de desesperanza y aislamiento. La llegada de la primavera en el planeta, simbolizada por la luz solar que atraviesa la niebla, sugiere un giro hacia la esperanza y la posibilidad de cambio.

Bong Joon-ho ha mencionado que su uso de la visualidad es intencionalmente universal, permitiendo que la audiencia de diferentes culturas se conecte con la narrativa sin necesidad de diálogos explícitos. En Mickey 17, esta universalidad se logra a través de la combinación de paisajes inhóspitos con momentos de ternura y conexión humana, como la relación entre Mickey y Nasha.

La película no solo es visualmente impresionante, sino que también contribuye significativamente al discurso estético del cine contemporáneo.

En suma, Mickey 17 se erige como un espejo inquietante de nuestra época, donde la filosofía se materializa en imágenes que trascienden el mero entretenimiento. Bong Joon-ho nos enfrenta a nuestros propios dilemas contemporáneos: el valor de la vida en una era de abundancia tecnológica, la tentación de los fascismos revestidos de progreso y la paradoja de sentirnos más solos cuanto más interconectados estamos.

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Abre la Casa Bolivia Mundo, punto de encuentro cultural

Un nuevo espacio cultural en La Paz fue inaugurado por la ONG Red Bolivia Mundo. un nuevo espacio cultural en La Paz, fue inaugurada por la ONG Red Bolivia Mundo, promoviendo diversas expresiones artísticas y actividades de investigación.

/ 22 de marzo de 2025 / 21:32

Música, exposiciones, un estudio para podcast, investigación y más se funden en un nuevo espacio cultural en La Paz: La Casa Bolivia Mundo.  Desde este inmueble de la calle Hermanos Manchego, emblema de la arquitectura de Sopocachi, la ONG Red Bolivia Mundo (RBM) promueve y difunde la diversidad cultural en expresiones como el arte, la literatura, el cine y el patrimonio boliviano.

Chris Krueger, vicepresidente y fundadora de la ONG, con mucha emoción dio la bienvenida a todos los invitados que la noche del 13 de marzo llenaron los espacios de esta casa. Un nuevo peldaño en este sueño se concretaba. En 1996, Krueger fungía como representante para Bolivia en la Fundación Interamericana, una agencia oficial pero apolítica del gobierno de los Estados Unidos fundada en 1961 para apoyar el desarrollo en comunidades y asociaciones de la sociedad civil en los países de América Latina y el Caribe.

Unir a bolivianos por el mundo

“En ese entonces, se estimaba que por el área metropolitana de Washington DC la población boliviana era de entre 100 y 150 mil bolivianos, la mayor concentración en los Estados Unidos.  Existía el Comité Pro Bolivia que contaba con casi 30 grupos de baile que aparecían con todo su colorido y energía en festivales públicos y promovía relaciones solidarias entre los bolivianos del área”, recuerda.

En 2003, la gestora dejó la Fundación y estableció su residencia en La Paz, dividiendo su tiempo entre Washington y su hogar con la esperanza de generar iniciativas de apoyo en las comunidades de origen y destino de los migrantes. 

Indagando por internet detectó unas 250 organizaciones de migrantes bolivianos en 18 países del mundo. Así nació la idea de formar una red virtual entre ellas y en 2008, con al apoyo de Ximena Diez de Medina, se lanzó el sitio www.boliviamundo.org. “Como se puede leer en este sitio, la Red se guía por los ideales de calidad de vida en armonía con la naturaleza y entre los seres humanos, así como la esperanza de formar relaciones de cooperación entre pueblos”, expone.

La Casa, un espacio para la investigación

Como puntales de lanza, la Red ha impulsado dos líneas de investigación. Por un lado están los proyectos de revalorización del patrimonio INsitu. “A través del programa Desde Bolivia para el mundo, buscamos identificar y educar sobre este legado mediante métodos innovadores, reconocidos por la UNESCO, que analizan las relaciones entre el arte, la arquitectura contemporánea, los paisajes habitados y la política detrás de ellos”, dice la investigador Marisabel Villagómez.

En seis años, el proyecto INsitu ha desarrollado conceptualmente, producido y expuesto nacional e internacionalmente 52 intervenciones de artistas contemporaneos sobre paisaje cultural. En los próximos años, el proyecto se enfocará en patrimonios arquitectónicos que impliquen usos y costumbres de culturas vivas.

Por otro lado está el Observatorio de Migración Transnacional, que proporciona información clara, oportuna y especializada sobre la migración transnacional boliviana. “Son varias las actividades que como observatorio hemos estado desarrollando, como el conversatorio sobre temáticas concretas como el voto en el exteriorvo la situación de bolivianos en la Argentina y en Brasil. Por otro lado también hemos estado difundiendo  información sobre los migrantes y su situación, en especial con el tema de las fronteras”, aputa Alfonso Hinojosa, investigador del Proyecto Observatorio Migrante.

Un punto de encuentro

Hoy, la RBM cuenta con este espacio físico para cumplir con sus objetivos la servico de la cultura. “La Casa Bolivia Mundo es un espacio destinado a la expresión artística y cultural, cuyo objetivo principal es promover y difundir diversas manifestaciones culturales, tanto nacionales como internacionales”. explica Boria Patton, administrador de la Casa Bolivia Mundo.

Entre los servicios que ofrecen está  el alquiler o cesión de espacios para actividades de pequeño formato, tales como microteatro, conversatorios, charlas-debate, presentaciones de libros, exhibición y discusión de documentales, entre otros. “También contamos con una sala de producción de podcasts, con equipamiento adecuado para la creación de contenido digital de alta calidad”, agrega.

La casa además ofrece el servicio de hospedaje: cinco habitaciones completamente equipadas para recibir a visitantes, investigadores y artistas de distintas partes del mundo. “Nuestra casa busca consolidarse como un punto de encuentro para artistas, gestores culturales, académicos y la ciudadanía interesada en las artes y la cultura en general”, recalca Patton.

Los interesados en desarrollar actividades como talleres, clases, presentaciones de libros, charlas o cualquier otra propuesta cultural, pueden contactar con la organización para coordinar una reunión al número 67065690. “En este encuentro evaluaremos la viabilidad de la actividad y la disponibilidad de nuestros espacios, asegurando que cada propuesta se alinee con nuestra visión y objetivos”, agrega.

Quienes deseen asistir como público a las actividades de la Casa, podrán informarse a través de las redes sociales oficiales y en breve se contará con un sitio web donde se podrá acceder a toda la información actualizada de la programación. La Casa Bolivia Mundo ya abrió las puertas.

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Raquel Schwartz presenta ‘Jardín Colgante’ en Manzana 1

'Jardín Colgante' es una exposición que combina grandes lienzos, acuarelas y una instalación de papeles japoneses, invitando al espectador a recorrer un espacio íntimo y contemplativo.

/ 15 de marzo de 2025 / 22:35

“Jardín colgante” titula la más reciente exposición de la artista visual Raquel Schwartz (La Paz, 1963), inaugurada hace unas semanas en Manzana 1 Espacio de Arte (Santa Cruz de la Sierra). Conviene atender al título, ya que la alusión al jardín como imagen no es casual. Para quienes tienen uno en casa, y saben lo que es prodigarle múltiples cuidados y seguimiento diario, el jardín es un refugio, un lugar para ecualizar el espíritu contra los desarreglos de la realidad. Epicuro (341 a.C.) en la Antigüedad enseñaba su filosofía de los placeres en el marco de un jardín. El escritor y jardinero inglés John Evelyn escribió en el siglo XVII que “el aire y el genio de los jardines se prestan a los entusiasmos filosóficos”.

En esta nueva invitación de Raquel Schwartz a hacer un recorrido policromático por los cuatro ambientes que contienen la exposición, existe algo de sensación relajada, como estar atravesando transparencias, y de encuentro con un lugar en paz. Es una sensación la que sostiene la coherencia curatorial. La museografía es muy consciente de la mirada de los visitantes, tiene concebida unas secuencias cromáticas que definen el orden de aparición de las pinturas de gran formato colgadas en las paredes. Incluso nos encontraremos con una pieza que fue parte de la instalación “El cielo más puro de América” –uno de los trabajos referenciales del arte contemporáneo en Santa Cruz. 

El arte de Raquel Schwartz

Después de haber conversado con la artista en el podcast de arte “Inalámbricos” (episodio a estrenarse pronto), podemos ensayar algunas relaciones entre las series de pinturas aquí exhibidas y la imagen del jardín. Para Raquel, el montaje de esta exposición estuvo considerado como un paso más de la producción misma de las obras, ya que todo el trabajo que había iniciado en su taller –incluyendo la experimentación con las acuarelas durante la pandemia– finalmente encontraría un cierre a la manera que ella quería en un espacio de exhibición. Es decir, no se trataba de trasladar obras acabadas a una sala de exhibición, sino que las obras en sí terminarían de aparecer cuando estuvieran adecuadamente dispuestas en la sala expositiva.

“El proceso del montaje es de las cosas que más me emocionaba a mí. Significaba desprenderme de alguna manera del taller, de cierto orden de mi taller, transportar las obras, hacerlas llegar y luego el proceso de encontrarle el lenguaje a la obra dentro de un nuevo espacio”. (Schwartz, 2025).

En esencia lo que la llevó a postular esta exposición al programa anual de Manzana 1, fueron trabajos que venía haciendo en papeles desde hace muchos años y que se venían acumulando. Esto daría lugar a una instalación que ella imaginaba como una cascada.

“La sala yo la quería para exponer mis trabajos en papeles japoneses, que hago desde el 2003 o 2005, son papeles que empecé a hacer por invitaciones a participar en Bienales de Caligrafía en Corea”. (Schwartz, 2025).

‘Jardín Colgante’

La exposición combina cuadros de pintura en lienzo, de dimensiones grandes, con acuarelas en pequeño formato y, el plato fuerte, la instalación de papeles japoneses que aparece flotante en el fondo de la sala posterior. En estos papeles, colgados en degradé y animados por una brisa inducida, están reflejadas las búsquedas conocidas de la artista: las texturas, las investigaciones abstractas del color y luego la naturaleza. Cabe mencionar que el papel tradicional japonés, llamado washi, se fabrica a mano desde hace siglos, y son muy adecuados para la restauración de documentos, hojas de libros y otros, debido a sus fibras largas. El papel japonés es de extrema ligereza, resistente, destaca por su absorción, no se decolora ni se vuelve quebradizos con el tiempo. Se trata por tanto de un trampolín simbólico perfecto para el arte contemporáneo, lo que la artista buscó resaltar con la instalación “Jardín colgante”, que da el título a la exposición.

Por otro lado, hay en esta exposición un aroma de taller, como si la artista hubiera querido trasladar algo de la esencia de su lugar de trabajo al espacio de exhibición. El recorrido de la muestra está diseñado de forma que los visitantes acompañen partes del proceso de creación de la artista.

Y es que, en cierta forma, el taller de Raquel es una suerte de jardín dentro de su economía afectiva, que ha transportado simbólicamente con el traslado de estas obras a la sala de Manzana 1. A parte de los papeles que pintó en el transcurso de las últimas décadas, en general las pinturas expuestas son relativamente recientes, y algunas terminadas específicamente para la ocasión.

Cuando Raquel Schwartz aparece con una nueva muestra, siempre hay que estar atentos a los usos que hace del espacio expositivo, porque como ella misma dice, es una artista del espacio, que lo utiliza de una manera constante como soporte de su obra. Valgan estas líneas como un primer intento de aproximación a la muestra.

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