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ENSEÑAR, APRENDIENDO

Estamos en plena era del conocimiento, pero todavía muchas instituciones están en la era de la información.

El Instituto Técnico Monseñor Josemaría Escrivá de BALAGUER considera que el conocimiento es información en acción. Con sus 29 años de trabajo comprometido en la formación de EDUCADORAS PARVULARIAS Y EDUCADORAS ESPECIALES practica en sus estudiantes la complementariedad de sus clases ayudando a transformar la información en conocimiento.

Uno de los pilares de la humanidad es la pureza, la cual se ha visto en claro peligro por la pandemia del COVID-19; esto ha influido en varios sectores de la sociedad, incluyendo la educación superior que ha sufrido un duro revés, pues la cesantía, falta de oportunidades de empleo y la alta demanda de nuevos profesionales, provocó que muchas carreras de por sí desgastadas por las nuevas exigencias se vean colapsadas.

Nuestra oferta en el campo de la atención de pequeños de la primera infancia y de aquellos niños con capacidades diferentes nos pone en la bandera de las oportunidades, ya que antes, ahora y siempre estos seres indefensos necesitarán de una mano que los oriente y proteja.

No es fácil tomar la responsabilidad de esta labor, quienes deciden comprometerse con estas profesiones son seres que deben estar imbuidos de una naturaleza humana llena de amor por el prójimo, tolerancia ante las frustraciones y valentía para enfrentar cualquier embate que les ponga la vida.

Así se han visto educadoras parvularias socorriendo y salvando la vida a infantes durante la tragedia de las Torres Gemelas en EE.UU., también en enfrentamientos de guerrillas en Colombia y en la lucha de poderes en México. Son seres llenos de valor escogidas con un halo de luz que las promueve en beneficio de la especie humana y sus principios.

Sabemos que siempre se las buscará en guerras, conflictos armados y desastres naturales, ya que estas profesionales serán formadas en nuestra institución como las principales “GUARDIANAS DE LA INFANCIA”. Todos los Gobiernos y Estados deberían priorizar y valorar la labor de las educadoras pues “quien cuida un niño, cuida una nación”.