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El corso de Santa Cruz estrena la declaratoria de Patrimonio del país

Con la recuperación de las tradiciones cruceñas, en el festejo organizado por tres barrios de la capital oriental, y el corso donde brilló la soberana Daniela Saucedo, ayer fue estrenada la declaratoria de que el Carnaval de Santa Cruz es Patrimonio Cultural.

Por la tarde, el festejo fue organizado por la Asociación de Comparsas de las Ciudadelas de Pampa de la Isla, Villa Primero de Mayo y Andrés Ibáñez. Se desarrolló en el cuarto anillo de la ciudad, entre las avenidas Brasil y Tres Pasos al Frente.

Las leyendas de Santa Cruz de antaño, como el duende, el carretón de la otra vida y la viudita formaron parte del espectáculo que brindaron los carnavaleros de los barrios periféricos más poblados de la ciudad de Santa Cruz.

A su paso, las reinas Melissa Vargas (Pampa de la Isla); Lilia Gutiérrez (Villa Primero de Mayo) y Jackeline Loria (Andrés Ibáñez) recogieron aplausos de la población que se dio cita al evento.

El declamador costumbrista, el Camba Calucha, amenizó la fiesta; apegado a su humor, contó chistes picarescos que arrancaron aplausos entre el público.

El 4 de febrero, el presidente Evo Morales promulgó en la capital oriental la Ley 340, que declara al corso de Santa Cruz como Patrimonio Cultural de Bolivia.

Por la noche, la soberana Daniela Saucedo y la comparsa coronadora Bohemios, además de otras agrupaciones, dieron inicio a la fiesta grande de los cruceños, que se realizó entre las avenidas Paraguay y Cristo Redentor.

Daniela I se convirtió en la primera reina del Carnaval declarado Patrimonio Cultural de Bolivia. Apareció con un vestido rojo cargado de detalles dorados que fue diseñado por Quito Velasco y confeccionado por Kenny Gutiérrez. El traje fue denominado “Soy el corazón de mi pueblo”. Para la elaboración se utilizaron 4.000 plumas rojas de avestruz y el mismo número de piezas de faisán.

Después de asistir en la mañana al Carnaval de Oruro, el gobernador Rubén Costas participó del evento. Entre los comparseros del corso se observó a autoridades políticas, empresarios, cívicos, entre otros. Casi 3.000 efectivos, entre policías, gendarmes municipales y guardias privados, dieron seguridad al corso.